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REPORTERO A DOMICILIO por desire nemesis

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Notas del capitulo:

 

Sus gemidos volaban por la habitación sin que él pudiera controlarlos mientras la mano acariciaba con movimiento envolvente el creciente falo. Los ojos de Wheeler estaban cerrados mientras su cuerpo sentía espasmos al contacto rústico de esa mano que lo llenaba de desesperación. Sus caderas se batían en la cama buscando contener el incontenible placer que sentía. Podía ver su rostro de ojos azules y enmarcado en cabello castaño mientras se aproximaba el clímax.

21-Hablemos de ella.

 

Sus gemidos volaban por la habitación sin que él pudiera controlarlos mientras la mano acariciaba con movimiento envolvente el creciente falo. Los ojos de Wheeler estaban cerrados mientras su cuerpo sentía espasmos al contacto rústico de esa mano que lo llenaba de desesperación. Sus caderas se batían en la cama buscando contener el incontenible placer que sentía. Podía ver su rostro de ojos azules y enmarcado en cabello castaño mientras se aproximaba el clímax.

 

Un último movimiento puso fin a su desfogue matutino y quedó respirando agitadamente sobre la cama. Después de un momento que utilizó para normalizar su respiración miró la mano embebida en su semilla. Todo eso era una locura, pensó antes de erguirse en la cama donde solo estaba él con su imaginación. Se agarró la cabeza con la mano limpia y se preguntó por enésima vez “¿Qué estaba haciendo?” antes de mirar de nuevo la prueba de que se había estado masturbando pensando en Seto Kaiba.

 

Debía frenar tal locura antes de que se fuera tarde. Debería haber una manera y debía encontrarla pronto antes que se volviera loco o alguien se diera una maldita cuenta de lo que le pasaba, se dijo mientras caminaba hacia la ducha para tomar su ducha matutina antes de presentarse a su primer día en el diario en semanas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Y que estuviste haciendo?—preguntó Sofía de asuntos sociales.

 

Me fui de parranda—le respondió Joseph lo más fresco. Sabía que ella no lo creería si se lo decía así de directo y que solo quería un chisme que difundir en la oficina.

 

¡No inventes!—gritó ella con su chillona voz mientras él sonreía sin mirarla buscando enfocar solo su pantalla.

 

¡Seto Kaiba, ah!—gritó la pelirroja toda excitada al ver a uno de los ex solteros más populares de Japón, pues ya era bien sabido su compromiso en los medios sociales.

 

Al rubio se le heló la sangre y miró hacia el lado opuesto en que estaba ella para confirmar.

 

¡Ahí estaba! Parado con un elegante traje gris claro con corbata azul y sus ojos fijos en la figura del melado. Joseph no pudo menos que sentir un estremecimiento al pasar la imagen que imaginara más temprano tras sus ojos.

 

Aún en su estado sabía como tratar al otro por lo que le dijo--¿Qué? ¿Se te perdió algo aquí o qué?—

 

¡Joey!—le dijo su compañera.

 

¡Tu vienes conmigo!—le dijo el ojos azules y sin vacilación lo agarró del brazo para pasar a arrastrarlo.

 

¡Oye! ¿Qué haces? ¡Que es mi trabajo! ¡Oye idiota! ¡Que no puedo irme hasta…!—reclamó el melado.

 

¡Eso ya esta hablado con tu editor!—le dijo el que lo arrastraba fuera de la oficina ante atónitas miradas y murmullos.

 

¿Hablado con…?—dijo con pasmo Wheeler mientras era arrastrado.

 

 

 

 

 

 

 

Si, lo llamo para decirle que él se presentó en el edificio—dijo el editor al teléfono—Gracias señor. Es un placer serle de ayuda—

 

 

 

 

 

 

¿Señor?—preguntó Claude a Pegasus luego de que su jefe cortara su llamada con una sonrisa en su rostro.

 

Todo va como esperaba, Claude. Esos dos son tan fáciles de prever como la bolsa. ¡Jajajaja! Tan pronto liberé al pajarito el galán acudió en su búsqueda. Pero no sabe que tras su pichoncito se encuentra un gavilán. ¡Jajajajaja! Solo imagina la cara de ese niño engreído cuando se entere de que esta yendo tras un cornejo y no un gorrión—disfrutaba el pelilargo en su mansión—Trae el Perignon de la cava. Hoy tengo mucho que celebrar. ¡Que juego más divertido es este!—

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Qué rayos quieres Kaiba?—preguntó el ojos mieles mientras encendía un cigarrillo con manos más tranquilas de las que hubiera esperado. Estaban en la sala de juntas del diario. El dinero movía montañas, después de todo.

 

¡Tú sabes lo que quiero!—dijo el engreído muy serio.

 

¡Josephine!—casi suspiró el melado.

 

¡Exacto! ¿Dónde está  ella y porque no contesta mis llamadas? ¡Quiero que me lo digas todo, perro!—contestó Kaiba.

 

 

 

 

Notas finales:

 

¿Se atreverá Joey a decirle?

¿O todo quedará en la nada?

Más emoción en un par de días, creo.

 

¡Mata ne y gracias por sus hermosos revs!

n.n


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