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REPORTERO A DOMICILIO por desire nemesis

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Notas del capitulo:

 

Dijiste que querías ir a un hotel. ¿No es cierto?—preguntó el castaño con su boca pegada al oído del rubio.

 

Joseph cerró los ojos porque nada podía hacer para detener lo que le provocaba ese hombre y volteándose arreció sus labios en torno a los del otro. 

25-A donde nos arrastre el deseo.

 

Dijiste que querías ir a un hotel. ¿No es cierto?—preguntó el castaño con su boca pegada al oído del rubio.

 

Joseph cerró los ojos porque nada podía hacer para detener lo que le provocaba ese hombre y volteándose arreció sus labios en torno a los del otro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los labios de Seto sobre los suyos. Las manos de él sobre su torso y después quitándo el cierre de su pantalón para penetrar entre los boxers. Sus gemidos que volaban por la habitación gracias a las caricias que el otro le prodigaba. Sus piernas flexionándose mientras su espalda se arqueaba. La seductora voz de Seto susurrando lascivas palabras en su oído. Todo eso provocaba que el melado perdiera el control de sus acciones.

 

¿Qué? ¿Ya quieres correrte?—fue la pregunta de Kaiba al ver los entrecerrados ojos de Wheeler que parecían querer llorar mientras su cara mostraba esfuerzo--¡No tenía idea de que fueras tan fácil, aunque viendo como te portaste en ese club nocturno sospecho que no es difícil levantar tu atención—

 

Esas palabras eran duras. Pretendían humillarlo e insultarlo pero su cuerpo reaccionaba de manera diferente al tenerlo sobre él y ver su cuello y hombro mientras él se deleitaba con los suyos. Sus gemidos fueron subiendo de volumen cuanto mas se acercaba al momento del orgasmo. Su mano que estaba agarrotada sobre las sábanas las soltó para ir por él, sus dedos se enredaron en los cabellos de la nuca para arrastrar así su cabeza hacia atrás. Al quedar sus caras enfrentadas vio la expresión de disgusto del otro y como abría la boca para quejarse de semejante osadía pero esto quedó en el pasado cuando las bocas volvieron a unirse en un poderoso y pasional ósculo.

 

El castaño se sintió contrariado por un momento tan solo pues al sentir la lujuria de esos labios el mismo perdió el control. Volviendo en sí luego de unos momentos castigó con rudas caricias la hombría de Joey hasta que este perdió la batalla y bañó su mano con su semilla mientras se agarraba con fuerza de sus brazos y lanzaba un grito de excitación.

 

Así que si te gusta con rudeza. ¿No?—preguntó el ojos azules al que boqueaba ya sin fuerzas luego de venirse en su mano. Después el ojos azules lo volteó y poniendo una pierna entre las del otro rozó con su muslo entre las del otro sobretodo su entrepierna acarició casi superficialmente la nalga de Joey mientras las ropas del millonario los separaban.

 

Un gemido de protesta surgió entonces de entre los labios del otro. Seto miró las manos de Wheeler y las vio apretadas en la almohada, siguió el experimento y vio como el cuerpo del otro de nuevo estaba respondiendo a su toque.

 

De inmediato preguntó--¿Acaso quieres que entre, Wheeler?—

 

Yo… no te diré nada—dijo con esfuerzo el rubio tratando de detener su avance decepcionandolo pero obtuvo una inesperada respuesta.

 

¡Eso no me importa ahora!—dijo el otro sujeto sorprendiéndolo y luego—Esto es más divertido de lo que pensé—y el ojos mieles podía imaginar la sonrisa soberbia del otro mientras lo decía ya que de nuevo no podía ver su rostro.

 

De pronto Wheeler sintió el roce de las ropas del otro en la habitación cuasi tranquila y su cuerpo reaccionó de inmediato con un temblor—No intentes asustarme… yo…--dijo con voz un poco temblorosa.

 

El otro le susurro con su sugerente tono--¿Quién dijo que estoy intentando asustarte?—

 

Un dedo anular pasó por la piel alrededor de su entrada provocándole más estremecimientos. Pasaba cerca de la entrada en círculos pero no entraba y eso que las caderas de Joey inconscientemente intentaran buscarlo y eso hizo sonreír al otro.

 

¡Pídelo perro y te lo haré!—dijo el sádico ojos azules mientras el reportero cerraba los ojos frustrado consigo mismo. La otra mano de Seto tocó de repente su falo con sus largos dedos--¿Acaso quieres que lo deje aquí?—

 

Desearía tener la fuerza de voluntad para decir que sí, para patearlo y hacer que se fuera de su apartamento pero su mente y su cuerpo hacían incoherencias como reaccionar con deseo a las atenciones del ojos azules.


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