29-Iluso.
Los labios de Kaiba eran abrasivos como su mirada y el toque de sus manos en la piel desnuda de sus caderas era como hielo sobre la carne. Esa combinación hacia que el melado no pudiera contenerse ni pensar con propiedad. Las lenguas peleaban con intensidad mientras una de las manos del castaño aferraba la nuca del otro. Sus entrepiernas se rozaban haciendo que ambos jadearan mientras sus cuerpos se crispaban porque la excitación subía.
Las manos de Joseph se crispaban en los hombros del más alto—Kaiba no hagas esto… no tiene objeto… te arrepentirás desp… ¡aghhh!—decía intentando que el ojos azules volviera en sí de su frenético accionar desde que entrara en su apartamento pero la sensación de su miembro ingresando en su propio cuerpo borró toda palabra que pudiera decir mientras su cuerpo se arqueaba y de su boca salía ese grito intenso.
Las embestidas no se hicieron esperar, la mente de Joey se obnubilaba mientras oía la agitada respiración de Seto en su oído. Las embestidas eran acompañadas por jadeos indecorosos que llenaban la habitación satisfaciendo el oscuro deseo del ojos azules de ver bajo él al otro, suplicante, rogando, sumiso.
La expresión del otro mientras era poseído por él hasta ahora lograba un extraño efecto en su mente. Esa corriente eléctrica que se extendía por todo su cuerpo. Esa incesante sensación de poder. Ver al melado en esa condición le provocaba todo eso.
Pero más que nada había algo que asustaba a Kaiba. Si, el gran Kaiba estaba asustado de sus reacciones al ver a ese tipo con ese bastardo. Ver a Wheeler con Tadasuki no debió haberlo afectado al punto de proponerse tal acto. Era concebible que ambos se conocieran si se proponían ser cuñados. Lo malo era la furia que había despertado en él al verlos juntos. Era casi la misma furia que había sentido al ver al bastardo junto a Serenity y eso no estaba bien. Además eso le hacía pensar también en lo que había sentido aquella vez al ver al melado siendo besado por aquel tipo.
El castaño empujaba cada vez mas apuradamente mientras la cama crujía y el rubio gemía bajo él con sus piernas abiertas y a cada lado de su torso. Joey ahora tenía las manos agarradas de la almohada mientras hundía un lado de su cara en esta. Tenía la sensación de estarse ahogando, de ser azotado por una infernal tempestad, estaba contra las cuerdas y pronto soltaría su último aliento.
El ojos azules lo hizo por acto reflejo cuando sintió su semilla subir. Su cuerpo actuó solo y sin conciencia y mordió el hombro del otro sin misericordia y mientras el dolor y el placer se mezclaban en el cuerpo de Joey su semilla afloró.
Despertó al tiempo. Con seis llamadas perdidas en su celular y mas nadie en su apartamento. Las sábanas aun guardaban restos de la batalla librada junto con los aromas de sexo y de él.
Sé tocó la frente con la palma mientras se sentaba incómodamente con la espalda apoyada en el respaldo. Esto no podía seguir así, se dijo.
Habían pasado unos días y no había recibido respuestas. Kaiba no quería hacerlo pero debería ir a ese lugar. Aunque lo prefería a aquel otro, se dijo mientras ingresaba en uno de los elevadores de la torre del diario.
Estaba frustrado y enojado pues Wheeler no se dignaba a contestar sus llamados y él no había logrado todavía dar con Serenity. Necesitaba verla. Aunque no era una necesidad que estuviera del todo clara porque él estaba en si confuso mientras a su alrededor se hablaba constantemente de los planes de la boda. Desire era caprichosa e insaciable y él estaba con pocos animos de seguirle el juego es por eso que día a día buscaba más excusas para no verla. Es así que sin pensarlo mucho se detuvo ante el diario y ahora estaba en el ascensor camino de ver a ese tipo para que le dijera de una vez por todas donde encontrar a Serenity.
El ascensor estaría básicamente en silencio si no fuera por una alegre jovencita que no hacía más que conversar emocionada con su acompañante, un hombre adulto.
¡Cuando me vea onii san se pondrá muy feliz!—decía ella.
¿Hace mucho que no se ven, cierto?—preguntó el hombre que tal vez era un pariente lejano o un empleado del diario que la conducía con ese sujeto. El caso que a Kaiba le empezaba a atacar los nervios la irrelevante conversación.
Si. ¿Es verdad que mi hermano se está convirtiendo en una estrella?—preguntó ella.
¡Lo hace muy bien!—contestó el hombre mientras Seto exigía que se callaran con la mente.
¡Uy! ¡Onii san será muy famoso! ¡Joseph Wheeler el gran reportero! ¡La estrella del diario “La ciudad”!—dijo ella con aspavientos y eso no pudo menos que captar la atención del millonario que agarró su brazo con brava tenacidad haciendo que ella lo mirara.
¿Joseph Wheeler?—preguntó sin poder del todo que ella dijera ese nombre.
¡Eh, si! ¿Conoce a mi hermano?—preguntó ella entrando un poco en confianza a pesar de que el castaño se viera algo fiero.
¿Cuál es tu nombre?—preguntó el ojos azules sin hacer caso a su pregunta.
¿Mi nombre? ¡Yo soy Serenity Wheeler pero mi onii san me dice Sere!—le contestó ella mientras las puertas del elevador se abrían y todos salían—¡Encantada de conocerlo señor! Tengo que bajarme aquí—dijo mientras salía del elevador y una opresión se hacía presente en el ojos azules.
Las palabras de pronto volaron en su mente. “Soy Serenity Wheeler” “¡Me has tomado por iluso toda la semana!” La cara de la chica que recién había conocido y la de la supuesta Serenity se intercalaron en su mente para luego dar paso a otra.
Recordaba ahora la primera vez que la vio en la fiesta. Su desespero porque aquel viejo no manoseara su parte delantera. Luego los besos en la casa de Pegasus y su frenesí porque no arrimaran sus cuerpos.
Ahora se daba cuenta de todo. Wheeler no lo había tomado por iluso toda la semana. Había sido desde el principio. Todo el tiempo Serenity había sido Joseph. La sensación de la terrible humillación llenó al millonario.