44-La verdadera cara de papá.
El cuchillo iba a hundirse en el estómago de Kaiba, con desesperación lo observaba sintiendo que nada podía hacer al respecto cuando una mano lo haló de repente llevándolo hacia un lado. Antes de que supiera que pasaba se topó con los ojos de Wheeler que lo miraban desde la penumbra con una mirada intensa. Sintió que Claude aflojaba su cuerpo y se alejaba un poco de él y lo miró pero este miraba a Joey.
Aprovechando su sorpresa Seto le tiró un gancho que le dio en plena mandíbula y una vez caído le pegó en la sien por las dudas. Si no lo mataba le haría muy difícil despertar pronto.
Con el pelinegro tendido el castaño volvió su atención al rubio con la idea de irse lo más pronto de ahí y al observar su rostro del reportero su corazón se congeló. Un hilillo de sangre bajaba de la comisura de su boca a la barbilla mientras permanecía arrodillado donde antes estaba. Entonces al bajar la mirada el empresario logró ver el arma clavada en el estómago del melado. Un sudor frío recorrió su cuerpo mientras lo veía y de inmediato corrió a su lado gritando su nombre mientras el ojos mieles se desvanecía cayendo al piso.
Sin tiempo que perder Kaiba cargó el cuerpo desmayado de Wheeler por la mansión atrayendo a varias miradas de empleados cuando llegó a la planta baja. Pegasus que había mandado por él y Claude se había levantado de la mesa al oír que no habían logrado ubicarlos y su hija por si acaso siguió a su padre.
Estaban en el hall ambos cuando Seto apareció cargando al herido y al pasar este por el lado del billonario sorprendido una mirada de furia fue dirigida al pelilargo mientras con espanto la joven ojou veía el cuerpo que cargaba su prometido.
Joseph a esas alturas estaba cubierto con su sangre que manaba sin parar de la herida abierta haciendo más espectacular, si cabe, la visión de ambos apareciendo en el hall de la mansión.
Fue evidente entonces para Desire que su padre había secuestrado al periodista y de alguna forma este estaba herido. Aunque todo era confuso, era también claro ahora que su padre escondía muchas cosas que ella no hubiera querido saber. Estaba viendo con ojos diferentes a su padre y este lo notó cuando la miró. La sonrisa desapareció de su rostro y dirigiéndose a uno de sus sirvientes ordenó que Kaiba y sus acompañantes fueran detenidos antes de salir de su propiedad.
Maximilliam Pegasus ya no escondería su verdadero ser a su hija.
En su poderoso BMW estaba Seto sentado. En el asiento del acompañante iba Wheeler inconsciente. Frente a ellos el camino de acceso a la mansión con la alta verja al final custodiada por altos muros y un par de empleados de seguridad. No había tiempo para pensarlo, se dijo mientras hacía rugir el auto con disgusto cada vez que pisaba el acelerador. Con una mirada decidida en sus azules orbes el millonario pisó una última vez el acelerador soltando el freno en esta ocasión. Los caballos comenzaron su galope invisible hacia la alta verja que tenían que traspasar mientras los empleados de seguridad.
Todo estaba negro pero era extrañamente pacífico, pensó Joey mientras miraba la nada. Se sentía muy cansado y, aunque no sabía porqué, no le importaba. Estaba tranquilo y en paz como nunca en su vida se había sentido.
De pronto empezó a escuchar una molesta voz que interrumpía su paz.
¡Wheeler!
¡Wheeler!
Una y otra vez dicha voz repetía su apellido molestándolo al grado de querer callarla.
¿Por qué rayos no te callas?—preguntó abriendo sus melados ojos--¡Eres molesto!—dijo al de ojos azules que estaba extrañamente… ¿Arriba?
Su garganta estaba rasposa. ¿Qué estaba pasando? Intentó incorporarse y Seto lo detuvo con una mano sobre el pecho.
¡Tú quédate quieto perro! ¡Rayos! ¿Acaso tienes hormigas en el trasero?—preguntó algo fastidiado Seto.
¿Tú que me dices? ¿No eras el que me llamaba tan molestamente?—preguntó el rubio entonces se dio cuenta de la mascarilla en su cara--¿Qué demonios es esto?—y luego recordó los sucesos. Mirando a Kaiba se dio cuenta de que estaban en algún hospital y que el otro tenía una vendita en su sien--¿Qué rayos está pasando?—
FIN DEL CAP