5-Misión
Muy bien ya estoy aquí así que puedes explicarme de que se trata ese negocio tuyo—dijo la rubia con su largo pelo suelto y en ropa de calle.
Seto la miró con el ceño fruncido pues aun le disgustaba lo que había pasado en la fiesta—No te equivoques. No es mi negocio. Es algo que planeo hacer para mantener a raya a una persona que amenaza alterar mi vida. A eso no le llamo negocio—
Pues si voy a cobrarte por ello yo si lo llamo negocio—añadió la melada.
¡Ahora si te pareces a tu hermano!—dijo el millonario de mal humor.
¡Gracias!—le respondió “ella” con una gran sonrisa.
Necesito que te acerques a Pegasus, quiero que encuentres su punto débil o bien que descubras como planea apropiarse de mi empresa—dijo el empresario mirando por la ventana y sorprendiendo la cara asombrada de “la chica”--¿Acaso eso es mucho pedir para ti?—
¡Por supuesto!—dijo la chica—Si me atraparan podría considerarse espionaje industrial. Por más que solo intentes proteger tus intereses es así como lo verán—
Yo pensé que podrías hacerlo sin que te atraparan. Veo que la hermana del perro carece de determinación. Te tenía en mejor concepto—alegó Kaiba sorprendiendo de nuevo a la chica.
¿Perro? ¿Hablas…?—preguntó empezando a alterarse.
¿De quien más sino del perro callejero de tu hermano? Es un cobarde. ¿Por qué tu serías distinta?—preguntó Seto separándose de la ventana con las manos tomadas por la espalda.
¿Coba…?—ya a Wheeler se le subía la sangre a la cabeza, podía aceptar muchas cosas viniendo de ese riquillo con cierta filosofía pero… ¿Llamarlo cobarde a él? ¿A él que se había jugado el todo por el todo en más de una ocasión para llegar a una historia?
Si, cobarde—reafirmó Seto—Un hombre que se escuda en su hermana para llevar a cabo su trabajo solo puede ser llamado así—añadió ahora con un repentino desprecio.
Entonces Joseph tuvo ganas de gritar la verdad a la vez que se sentía sorprendido por la forma de actuar de alguien quien minutos antes le estaba ofreciendo espiar a su enemigo. Seto Kaiba tenía al parecer una extraña moralidad. Estaba tan inmerso en su pensamiento que de improviso se dio cuenta de que el otro estaba a centímetros de él y lo que hizo y le dijo a continuación lo turbaron en extremo.
Un hermano que se respete no debería poner en peligro a su bella hermanita—dijo el castaño pasando una mano por la mejilla de ella suavemente y con una mirada incitadora, por un momento el rubio se hundió en su mirada marina pero luego con sobresalto se dio cuenta de lo que pasaba y se puso en guardia dando un paso para atrás.
¡Oye! ¿A ti no te gustaban los chicos?—preguntó el reportero algo ansioso por la situación en la que estaba metido. Se había sentido seguro de estar con Kaiba a solas por ese hecho pero parecía de pronto que todo era diferente. Una duda crecía en su interior—Takayama lo mencionó el otro día—le recordó suspicaz. El otro sonrió confiado dándole mala espina.
Eso dice él. Yo tal vez le hice creer eso pues no dejaba de invitarme a fiestas donde las mujeres intentaban atraparme pues soy un buen prospecto de marido—dijo el castaño haciendo que la sangre abandonara la cabeza del rubio. ¿En que lío se había metido?--¿Y bien que contestas?—preguntó el ojos azules ahora con su boca cerca de la de ella de improviso.
Joseph pegó un salto y se alejó pero estuvo de pronto entre la pared y el CEO. Sin duda era una buena oportunidad pero meterse en la empresa de Pegasus no sería fácil. Las exigencias serían muchas y la seguridad alta y así lo expresó.
Eso no sería problema. Tengo todo preparado. Mañana mismo puedes entrar a la empresa—dijo el tipo con sonrisa de gato que se ha comido el ratón.