Capitulo dos.
Se levantaron temprano y se alistaron pues irían al colegio de Susi, Mesac preparaba el desayuno para los tres, Susi y Bruno se sentaron a comer un poco de fruta picada en cubitos y jugo de naranja. Cuanto tocaron a la puerta, mientras Mesac lavaba los trastos, Bruno fue a ver quién era.
Era Lorena, que por ciento se lo comía con la mirada y como no, si el rubio era guapísimo y sexy-. Buenos días -saludo muy cortes a la señora-. Buenos días vengo a buscar a Cindy y a Susi -hablo la mujer y aunque se sintió incomodo por lo dicho la invito a pasar ¿Cuántas veces no había escuchado lo mismo de sus vecinas, amigas de su fallecida esposa?- ¡Amor! Tu amiga está aquí -grito Bruno.
Con un ligero sonrojo Mesac salió de la cocina-. Hola, Lorena -saludo algo incómodo- iré por Susi... -técnicamente salió corriendo del lugar. Se supone son una pareja de casados, pero solo es ficción. Ellos nunca acordaron como se tratarían en público.
¿Y si lo besa?
Cuando regreso con Susi tomada de su mano, vio a Bruno y a Lorena hablando de lo lindo en la sala y sintió algo en su pecho que se resume a celos, y eso lo asusto. Una cosa era que encontrara atractivo a su compañero y otra que se enamorara, eso era malo, podía interferir en la operación y no se podía dar el lujo en su primera misión- ¡Papi! -corrió Susi y se sentó en las piernas de este- ¡Buenos días! -saludó a la mujer-. Buenos días, cariño ¿ya están listas?
-Sí, em… ya nos vamos, Bruno
-Que les vaya bien, amor -se levantó del sillón y tomándolo de la barbilla le dio un pequeño beso en los labios-. Nos vemos en la tarde cuando llegue del trabajo. Adiós, princesa -le despeino los cabellos a la menor- ¡Adiós, papi! Mami y yo aremos albóndigas para la cena -Ese comentario los sorprendió a ambos y Mesac se sonrojo a un más de lo que ya estaba por el beso- Uu~ pero si son una linda familia. Querida, te recomendare para pertenecer al Club Hogares de Oro, yo soy la tesorera y hacemos eventos para caridad, pero de eso te hablo luego. Vamos para que la pequeña Susi elija su clase extra. Nos vemos, vecino.
-¡Adiós, papi! -se despidió Susi y Mesac solo balbuceo algo a Bruno que se había quedado de piedra por la forma en la que Susi se refirió a Mesac.
En la escuela Susi eligió atletismo, ya que Mesac le había contado que él en la secundaria llevo esa clase extracurricular.
Era pasada la media noche y Bruno a un no había llegado desde esa mañana. Susi y él lo esperaron para hablarle de la clase de Susi y de todo lo relacionado a la escuela ya que en unos días Susi empezaría a ir. Después de cenar Susi se fue a dormir algo decepcionada por no poderle contar a su padre. Eran las 12:30 y Mesac esperaba a Bruno, y este no llegaba. En esta ocasión, vestía con una bata floreada y se moría de sueño y para matar el aburrimiento estuvo viendo televisión pero solo había comerciales y programas repetidos. Eran cerca de las 2:00 am cuando un ruido lo despertó. Al parecer se quedó dormido en el sofá, Bruno acababa de llegar- ¿Dónde estabas? -pregunto molesto, asustando a Bruno que no lo había visto-. Este yo...
-Tu hija y yo estuvimos esperándote toda la tarde. Susi quería contarte de su clase extra. Dijiste que te daría los nombres ¡Solo eso! ¿Por qué tardaste tanto? ¿Ya comiste? ¿Y porque hueles a alcohol? ¿Bruno Díaz estuviste tomando? ¿Cómo te atreves? Dormirás en el sofá. La comida está en el horno de micro hondas. Si quieres, come, yo iré a la cama, tengo que levantarme temprano, tengo mucha ropa que lavar. Ah, se me olvidaba algo le pasa a la licuadora, revísala mañana. Buenas noches. -Bruno solo se quedó paralizado procesando todo lo que Mesac le había dicho y no pudo evitar reír, el novato parecía una esposa histérica, incluso le ordeno reparar la licuadora. Al parecer esa noche le tocará dormir en el sofá, o de tener perro lo mandarían a dormir con él. Se preguntó dónde quedo el joven que lo trataba con respeto, casi con miedo pues le grito y lo llamo por su nombre como si nada. Al parecer, el novato tenía su carácter, tendrá que ver esa licuadora, pero primero cenará las albóndigas.
***
Al día siguiente, se levantó primero, maldiciendo el haber bebido la noche anterior. La resaca lo estaba matando. Como fue el primero, decidió hacer el desayuno como disculpa. Solo fueron huevos revueltos y algo de jugo y café.
Mesac apareció al poco rato y al parecer lo ignoraba ya que solo tomo su lugar en la mesa y se sirvió jugo. Momento después, Susi también hizo acto de presencia y como si fuera una conspiración contra él, solo le dio los ¨buenos días¨ a Mesac y un beso en la mejilla. Aguantando la risa Bruno también se sentó a la mesa y empezó a comer-. He revisado la licuadora y solo era la goma que se había movido. –hablo Bruno, sin mirar a Mesac siguiéndole el juego de las ignoradas-. Que bien -fue la única respuesta que obtuvo.
Cuando terminaron de comer Mesac llevo los trastos y los empezó a lavar, mientras que Susi fue a lavarse los dientes– ¿Aun sigues molesto? -le susurro en el oído provocando que casi se le callera un plato de las manos– ¿Q...Que haces? -tartamudeo Mesac– ¿No es obvio? Cuando la ¨esposa¨ se enoja el marido tiene que contentarla. ¿Qué quiere? ¿Rosas? ¿Chocolates o una cena? -con voz jodidamente sensual, le hablo– ¡D…Deja de hacer eso! No es gracioso.
––Y quien dijo que lo era. –le tomo de la cintura para darle la vuelta y quedar uno frente el otro. El Toro le llevaba por lo menos unos 20 cm-. Sabes… me gusto ese beso de ayer. –dijo acercándose cada vez más-. Oye… Espe... fue callado por su dedo índice y vio una sonrisa burlona en los labios del mayor. –Vamos, novato. No vayas a llorar, es solo una broma. Para que respetes a tus mayores. –dándose media vuelta, se fue por el pasillo hasta la habitación.
Mesac no sabía ni que pensar. Por un momento, deseo que lo besara con pasión. Pero esa broma fue muy cruel. Con el dorso de su mano limpio unas lágrimas que se escaparon de sus ojos. ¿Por qué le dolió tanto?
Mientras, en la habitación, Bruno no sabía el porqué de sus acciones, estuvo a punto de besarlo y no por una estúpida broma, sino porque así lo deseó. Pero en el momento que vio miedo en sus ojos, decidió no hacerlo. Él amó a su esposa, siempre la amara, pero ese chico tiene algo que lo atrae. ¿Será la extraña combinación de su cabello, ojos y piel? ¿Que con solo soltarse el cabello párese una mujer? ¿La amabilidad con la que trata a su hija? Hasta parece más unida a él. ¿Porque desea saborear esa acanelada piel?
Tan enfrascado estaba en sus pensamientos, que no noto la mirada severa que le dedicaba su pequeña hija- Papá, tenemos que hablar. –le llamo la niña, que inmediato la miró y al ver que no obtenía respuesta siguió hablando-. Estoy enojada. –se quejó asiendo un puchero en sus pálidas mejillas, no muy propio de ella. –¿Quién te enseñó a hacer esto? -imito a la niña, quien lo vio confundida-. Es que Mesac lo hace cuando se equivoca, es muy gracioso. –rió bajito-. Ya veo... Dime Susana, ¿Por qué llamaste ¨mamᨠa Mesac ayer? ¿Y por qué tiene el nombre de tu madre?
–Es que Mesac me dijo que íbamos a fingir ser una familia para capturar a los malos. Y es que él es como una mamá... Sabe cocinar y... Hace los quehaceres y es bueno conmigo. Me gusta cómo se ríe y ambos pensamos que Alonso es guapísimo, y me llevo a la escuela. ¡Cierto! ¡Entre al club de atletismo! Mesac era el mejor cuando estuvo en la escuela, dice que tiene muchas medallas y que me las enseñara.
–¿Quién es Alonso? -preguntó.
–Es el protagonista de ¨Abismo en el Corazón Salvaje¨, el nuevo teledrama... Mesac dice que conoce al co-protagonista... Creo que fue su novio o algo. Se llama Danilo.
–Su ex... -murmuró –¿Por qué atletismo? ¿Te gusta correr?
–Me gustó porque parece que vuelan en vez de correr y Mesac dice que es fantástico sentir que vuelas.
Eran pasadas las 5 de la tarde y Bruno se la paso todo el día solo en casa, ya que Lorena fue por Mesac y Susana para que charlaran con sus amigas. Al parecer, el hijo de Lorena también formaba parte del club de atletismo.
Veía un canal de animales y esperaba que aquel insecto verde devorara a un gusano rojo. Y justo cuando estaba a punto de atacar, aparecieron Mesac y su hija para quitarle el mando del televisor y poder ver ¨Abismo en el Corazón Salvaje¨. Se sentaron a su lado y tomaron de las palomitas que momentos antes él había preparado. Genial, ahora vería un teledrama, en vez del ataque mortal de aquel insecto verde.
Descubrió que ¨Alonso¨ en verdad era guapo y todo un galán de telenovela, y supo que el tal ¨Enrique¨ era Danilo, el ex del novato. Por más que deseo e imploro que hubiera una falla eléctrica o que el televisor fallara, tuvo que ver la novela y pobre de María Cristina, esa doña Josefa era toda una malota y Lourdes una puta...
Decidieron pedir algo para comer y después se fueron a la cama. Esta vez Bruno si durmió con Mesac.
------
-Este es a quien le apodan "El chivo"... -señalaba Bruno al sujeto de la fotografía, un hombre robusto con barba -Se cree que es el que entrega la droga a una de las madres, que es esta... -Señaló a una mujer que no pasaba de los 30 años-. Ella reparte la droga a las demás amas de casa... Que se sospecha son cinco mujeres más.
Después de que llevaron a Susi a su primer día de clases, regresaron a casa y el toro le mostró a Mesac toda la información necesaria, o almenos con la que contaban. José Antonio Velázquez, alias "El chivo", un hombre de 40 años buscado por narco tráfico de drogas. La teoría indicaba que una de las señoras de padres de familia en donde estudia Susi, es quien vende las drogas. Así que el plan es el siguiente: Mesac, mejor dicho "Cindy", se ganaría un lugar en dicha asociación de padres para averiguar cuál era la madre que vendía las sustancias. Se haria su amiga y cómplice. Le comentaría que están pasando por una situación complicada con Bruno, así ganaría su empatia. Luego que tiene problemas de dinero, ella le comentaría sobre las ventas ilegales y ¡Pam! La atraparían, y con ella al chivo.
O algo así...
Eran las 3:00 pm y Bruno fue por Susi a la escuela. Él acababa de salir de tomar una ducha y justo se secaba él cabello cuando él timbre de la puerta sono y fue a abrir pero no se percató de que estaba solo en boxesr y con una toalla en los hombros, hasta que vio la expresión de sorpresa de Lorena. ¡Mierda! La habia cagado. Se mostró ante Lorena como Mesac y no como Cindy.
-¿Cindy? -preguntó Lorena al ver a un joven casi desnudo frente a ella. Haciendo que su mente trabajara a mil, o solo lo primero que se le paso por la cabeza.
-Hola, soy Sadrac ¿Busca a mi hermana, cierto? -dijo con una sonrisa coqueta haciendo que la mujer se sonrojara un poco.
-Ah, sí... si... yo... este... Cindy, buscar... -balbuceo Lorena sintiéndose estúpida-. Quiero decir. Si, vine por Cindy. Bueno, yo vengo por ella en un rato. Hasta luego, Sadrac -se despidió con un guiño. Ahora quien se sentía estúpido era él, como rayos se le olvido.
Bruno se enojaría.
Mesac daba vueltas en toda la casa, se encontraba desesperado fue un error el que Lorena lo viera como hombre, puede que ponga en riesgo la misión, su primer misión y ya la habia cagado. Su vestido amarillo se movía junto con él, flotando en el aire. Lo peor era como rayos se lo diría a Bruno. En estos últimos tres días, después de la escena en la cocina, no se habían llevado muy bien.
Resoplo.
Realmente nunca se llevaron bien, el estar uno junto al otro resultaba incómodo.
Su teléfono móvil sono asustándole, lo tomó y vio que era su hermano.
¡Genial!
-¡Sadrac, la he cagado! -grito desesperado apenas respondió. -Hola, hermano... ¿Qué hiciste?
-Necesito tu ayuda. Verás, ya te habia contado sobre la misión en la que estoy, pues una vecina me vio como hombre y no como mujer, y le dije que era tu...
-¿Y qué dijo tu compañero?
-No lo sabe. Eso fue hace unos minutos, él fue por Susi a la escuela.
-¿Y quieres que vaya para salvar tu culo, eh?
-¿Podrías?
-Sí, estoy por allá en unas horas, solo dame la dirección.
-¡Gracias! ¡Te amo!
Te amo resonó en la cabeza de Bruno. Cuando abrió la puerta, escucho que Mesac hablaba por teléfono, no escucho bien la conversación pero supo que hablaba con un hombre.
-¡Mesac! -gritó Susi apenas entro a la casa abrazándolo por la espalda, justo después de colgar-. Hola, Susi ¿Cómo te fue en la escuela? -dijo dándose la vuelta para abrazarla-. Muy bien. Solo que tengo mucha tarea -se quejó la pequeña-. Yo también odiaba eso de la escuela. Anda. Cámbiate él uniforme y lávate las manos mientras sirvo la comida.