Amanecía apaciblemente en la ciudad y el departamento de Arjaim era iluminado sutilmente a través de las rendijas de la persiana americana de la habitación, los primeros rayos se colaban hasta llegar a la cara de un joven que se removía despacio, perturbado por esos rayos insolentes que se metían en cada rincón. Apretó los ojos e instintivamente se estiro, su brazo buscaba llegar a alcanzar sus lentes, sin embargo solo alcanzaba sabana, y más colchón… no recordaba que su cama fuera tan ancha.
-Ancha? – murmuro despegando la cara de la almohada y miro con un ojo hasta donde alcanzaba su vista – pero que… - divago incorporándose perezosamente hasta sentarse, las pulcras y suaves sábanas blancas se extendían por todo lo largo y ancho de esa cama, una cama más amplia y firme que ninguna otra que había visto – esta no es… mi habitación – dijo abriendo los ojos un poco más espabilado.
Sus lentes estaban sobre la mesa de noche de todos modos, pero era lo único que allí tenia a la mano, de rodillas se acercó hasta la esquina para tomarlos y ponérselos, así podría observar mejor esa habitación. Todo era monocromático en blanco y negro y uno que otro detalle en variedad de grises como la alfombra y los veladores, que en realidad eran cromados en su base con una pantalla blanca, todo lo blanco era brillante, pero se contrastaba elegantemente con el negro, como la cabecera de madera acolchonada recubierta de cuero sintético, el resto eran detalles de enmarcación, los muebles relucían en una conjunción armónica y disfrutable para la vista.
-Pero dónde estoy? – Se preguntaba sonrojándose sutilmente – parece la casa de un excéntrico millonario – mientras mencionaba esas palabras llego a su mente la imagen de Arjaim
No recordaba absolutamente nada después de llegar al bar y de hablar unas cuantas cosas con ese elegante sujeto que le propuso un nuevo trabajo; se sentía avergonzado torturándose con el pensamiento de que tan vergonzoso fue su irresponsable proceder y todo el mal momento lo que le habrá hecho pasar a su anfitrión. Un poco tarde se dio cuenta de la comodidad cotidiana que llevaba encima y entonces cayo en cuenta que llevaba únicamente unos bóxer para dormir.
-Uh-WAH! - expulso un gritito ahogado al encontrarse en esas condiciones en casa de un desconocido, deja la casa y céntrate en la habitación de un hombre soltero; cual habitación? olvida eso, estaba en la cama semidesnudo ocupando todo el ancho de esa King Size durmiendo desparramadamente como si fuera el dueño – como voy a ver a la cara ahora a Arja…? - sus vacilaciones se vieron interrumpidas por el resonar del timbre que tocaba, alguien llamaba a la puerta.
Arjaim quien trabajaba en la sala acompañando de una taza de café rebajado con leche despego la vista de su portátil al escuchar que llamaban, se disponía a levantarse y ver de quien se trataba cuando el timbre comenzó a sonar como loco, como si un caprichoso niño estuviera jugando con el botón. El azabache rodo los ojos, visiblemente agobiado y camino más rápido a la puerta, aun sin desprender el pestillo, giro la llave en la cerradura y una fuerza se abalanzo sobre él, detenida obviamente por la cadena en tensión de ese cerrojo que aún no había removido.
-Arjaim! Así que estabas aquí? y tienes el valor de abrirme la puerta tan tranquilamente cuando no has contestado ni uno de mis mensajes que te estuve mandando durante toda la noche?! – dijo la voz exasperada al otro lado, prácticamente estaba arañando como un gato enfurecido la puerta
El dueño de casa miro el estante que tenía a un lado dela puerta donde había dejado anoche sus llaves y su cartera, por cierto, también su celular; un poco más adentro en el perchero de la pared su abrigo y el de Shinya
- Lo lamento, había olvidado completamente volver a revisar mi móvil – dijo imperturbable, sin una mínima mueca de emoción, sea cual fuera la que en estas situaciones debería salir a relucir
- Ábreme ahora! – reclamo tras la puerta el visitante – Arjaim!! Es lo menos que puedes hacer después de haberme ignorado tan descaradamente!
El de ojos afilados suspiro - está bien, apártate un poco para que pueda abrir el seguro – dijo y enseguida esta persona dejo de empujar y Arja pudo cerrar la puerta y remover el pestillo, después abrió la puerta para ver unos ojos verdes y unas mejillas redondas infladas por el aire contenido en sus mofletes – buenos días, Ezarel – dijo con un poco de humor al ver esa mueca de puchero que le mostraba el conejito enojado
-Arjaim! – el visiblemente más bajito salto a los brazos de un Arjaim desprevenido que igual llego a extender sus extremidades para atraparlo en pleno salto y sentir como ese pequeño cuerpo se aferraba al suyo – pensé que ya no te iba a ver y que me odiabas, porque no me contestaste, me puse horriblemente inquieto, ya no sabía que hacer – mientras frotaba su cara en la suave camiseta ajustada del más alto, la cual enmarcaba muy bien su fornido y agradable cuerpo.
- no te odio, nunca podría – dijo un poco incómodo, ahora se sentía realmente terrible por haber dejado al conejito fuera de sus planes anoche, pero es que le había hablado en el bar de strippers por teléfono y le dijo que tenía planes, de hecho, ya habían hablado sobre que esa noche a pesar de ser fin de semana no quedarían para verse. Se le estaba haciendo difícil satisfacer a un amante tan demandante. Y es que hace ya unos tres meses que estos dos se estaban viendo, no tenían una relación oficial y por mientras se conocían las reglas que acordaron implícitamente consistían en que podían tener otras relaciones con libertad, pero ese no era el caso.
-Lo sabía! Tienes visita!! – exclamo impetuosamente la aturdidor voz de Eza que se separó del pelinegro bruscamente, observo unos zapatos, junto a los del azabache y se escabullo por un costado adentro de la casa de Arja para acercarse al par de abrigos.
- pues… visita, lo que se dice visita, no… es – dijo frotándose la nuca mientras veía a la curiosa criaturita revisando el abrigo del pelinegro – que estas? No puedes hurgar así las cosas de los demás – murmuro un poco desconcertado – ni yo lo he hecho – se le acerco.
- Pues a donde esta!? – dijo después de no hallar nada, empezó a recorrer la casa buscando al intruso, a medida que avanzaba por la casa su indagación crecía, fue tras ver todo el resto del piso cuando se detuvo frente a la puerta de la habitación principal, personal del azabache. Arjaim lo seguía, sin embargo estaba más curioso que preocupado, en realidad si fuera a estar preocupado seria porque al pequeño conejito se le diera por revolear cosas por el aire, eso sí lo pondría de los nervios.
Ezarel inhalo aire ya no quedaba más por revisar, no había error, la persona que había traído a la casa su amante estaba en la alcoba, si es que aún no se había ido; conservaba un pizca de esperanza de que no hubiese nadie pero al abrir la puerta topándose con un muchacho de piel clara, medio agachado, mostrándoles sus nalgas
– AAAAAHH!!! Tuuu – quien hubiera pensando que el aliento que estaba aguantando era para pegar semejante grito que casi hizo caer de boca a Shinya que tan solo estaba poniéndose los pantalones, como cualquier persona que se acaba de levantar, resulta que no fue fácil encontrarlos ya que en la habitación estaba todo tan ordenado, hasta que vio, sobre una banqueta, que estaba debajo de un escritorio pequeño su ropa perfectamente doblada y acomodada, que vergüenza del dio al peli azul después de haber husmeado en los cajones de Arjaim.
-Eh… yo, lo siento mucho me iré ahora – dijo apenado por llevar tan poca ropa y tener cuatro ojos encima, así que termino de subirse el pantalón
- Shinya, deja que te preste otros pantalones, creí que seguías durmiendo – dijo el azabache acercándose
-No hace falta, estos están perfectamente limpios, no te molestes – dijo evidentemente sonrojado – me desperté un momento antes de que sonara el timbre pero… no encontraba mi ropa así que…
- Bueno, es que pensaba darte una muda nueva, y cuando fui por café recordé que tenía unos mails de trabajo pendientes de los distribuidores, pensé que los contestaría de inmediato pero… me quede allí más de lo que esperaba, lo lamento
- No… no tienes por qué disculparte me avergüenza – dijo esquivando la mirada
El pequeño Ezarel no podía creer la escena que veían sus verdes y cristalinos ojos, dos hombres guapos hablando trivialmente, pero uno de ellos sin cubrirse el torso y evidentemente apenado y el otro tan servicial, Arjaim era un chico dulce en la intimidad pero en lo cotidiano era egoísta y egocéntrico, no tenía la habilidad de sentir empatía hacia los que lo rodeaban, cundo quería algo iba y lo tomaba sin preguntar, eso no lo hacia una persona mala sino alguien frio y calculador; pero en dos segundos estaba tan preocupado por Shinya que a Eza le brotaron los celos.
- A ustedes, no les importa que estén delante de mi, verdad? – Dijo la vocesita tierna de Ezarel – vengo a ver a MI amante y me encuentro con esto – los orbes verdes se clavaron en Shinya – porque te trata tan cordialmente a ti que eres un DESCONOCIDO!?? – de sus grandes ojos bellos empezaban a caer lagrimas contenidas
-Amantes?? – la confusión de Shinya aumentaba junto a una sensación de culpabilidad pero… esto no podía ser así, y es que al despertarse en esa situación rápidamente su instinto de supervivencia lo hizo revisar su cuerpo a toques y no había notado nada raro en sus partes sensibles, quiero decir, hablando de su integridad física estaba intacto, solo un dolor en la cabeza que indicaba lo bestia que había sido para beber alcohol la madrugada anterior - no, si nosotros no hicimos nada como eso, verdad Arjaim? – busco la mirada del ojinegro para respaldar su respuesta pero abrió de par en par los ojos cuando el azabache se rascaba la mejilla un poco avergonzado – Arja?...
- lo que paso fue que… esto
-no hicieron nada?! – el más pequeño camino con paso firme y una mirada enojada, se paro enfrentado a Shinya y estiro los brazos agarrándole la cara, el mayor apretó los ojos sin saber que esperar - Todos esos chupetones, que tienes en la piel, son tan descarados, Arjaim, cómo pudiste – dijo exponiendo el cuello del otro
Shinya abrió los ojos sorprendido – que tengo marcas?? – exclamo apenas enterándose y busco un espejo dejando con las manos vacías a Ezarel que seguís viendo con expresión de reproche a un Arjaim sin recursos para excusarse
El joven con lentes entro al baño privado que incluía esa habitación y su sorpresa fue grande al ver su cuello, la clavícula y su hombro con unas marcas de besos que aún estaban rozagantes y frescos – QUEEEE?!Que paso anoche? – grito desde el baño
-Arjaim eres horrible!! – dijo enojado y lloroso el conejito
- pero, nosotros no estamos saliendo, no tenemos nada anoche, solo fue una noche de copas y… - Shinya trataba de explicarlo todo asomándose cubriéndose el cuello con ambas manos
- Lo sabía, lo sabía! LO SUPE TODO EL TIEMPO! Apagaste tu celular porque estabas en una cita, por eso me colgaste la llamada, por eso no respondiste los mensajes, por eso estabas en ese club de desnudistas!!! – grito desahogándose y camino, casi corrió hasta las puerta del baño donde estaba Shinya y lo empujo apartándolo y encerrándose en ese servicio.
- ay! – Shinya se sobo el brazo tras recibir un codazo del más chico – eso no puede ser… Arjaim no vas a decir nada? - le pareció haber oído que el cerrojo cliqueaba – oye? –pregunto tratando de abrir desde fuera, mientras Arjaim se llevaba la mano a la cara – se ha encerrado!
- Es tan temprano para esto – murmuro agobiado frotándose la frente, luego arreglo sus lentes mejor- Ezarel, que piensas que haces? Perdona pero estas exagerando un poco… y como supiste que estaba en un cabaret? A ver, explícate – dijo acercándose al lado de Shin para hablar a través de la puerta – Solo fueron unos besuqueos…
- nos… nos besuqueamos!? – pregunto erizado y sonrojado Shinya
- un poco nada más y no me mires así, parecía estabas muy a gusto – le lanzo una mirada - no pude seguir porque tu jefa me timbro a la casa y me interrumpió; Dijo:- “Vi por las cámaras que te retiraste al mismo tiempo que Shinya, no creí que avanzaras tan rápido en tu capricho de llevártelo a tu negocio, pero más vale que cuides de él, que no me entere yo… BLA, BLA, BLA y más BLA” –movió su mano simulando un muñeco que abría y cerraba la boca – y entonces me di cuenta que no estaba cuidándote de mí mismo! – esta vez se puso colorado de las mejillas, tapando de nuevo su rostros con una mano
Shinya también se enrojeció y un silencio incomodo se creaba.
-Estúpidos, sigo aquí!!! Saben? Ya me enoje! ahora voy a llamar a mi ex para que venga a buscarme y no me vas a ver el pelo nunca más en la vida Arjaim. Desgraciado! me escuchaste? – vocifero volviendo a tener la voz entre cortada por el llanto al final – es increíble, lo único que hacen es pensar en ustedes mismos mientras se me rompe el corazón, le voy a decir a mi ex que te golpee! – murmuro marcando en su celular