Un sobresalto inesperado le hizo abrir los ojos, dejándolo exaltado ante el fuerte tono de su celular, que sonaba y vibraba molestamente sobre su mesa de luz. Extendió rápidamente su diestra para alcanzar su móvil, tanteó con su pulgar la pantalla y lo acercó a su oído.
- ¿Quién habla? -Preguntó con cierta molestia en su tono.
- ¿Tae? -Una suave voz sonó tras el parlante del objeto. Y TaeHyung soltó un leve suspiro tras reconocer su voz, dejando en su rostro una pequeña sonrisa.
- Sí, soy yo Jini.
-¿Pasó algo? -Preguntó con una voz mas calmada a la joven.
- Hay algo que necesitas saber -Comentó mostrando cierta inseguridad.- Tae, lo siento pero no podemos vernos más -Susurró Jini, apretando con cierta fuerza el móvil entre su delicada mano. TaeHyung abrió sus ojos al sentir como su corazón saltaba, ahogándolo con lo escuchado, una fuerte presión en su pecho atoró el aire en su garganta, dejándolo incapaz de decir palabra alguna.
- No en-..tiendo, explícate Jini -Susurró con el ceño fruncido y tragó con fuerza esperando a su respuesta.
- Me iré, dejaré Seúl, he decidido cambiarme de carrera y lo que quiero aquí no está TaeHyung. Sé que es repentino pero -Vaciló comenzando a sentir como los nervios hacían presencia ya.- Son mis sueños, mi futuro y de verdad lo siento, pero ya no te quiero en él. -Suspiró Jini y colgó, no quería dar más explicaciones.
Señores pasajeros, el vuelo a Japón parte en cinco minutos.-Se oyó decir por los parlantes del aeropuerto.
-¿Estás bien preciosa?.-Preguntó un joven de cabellos grises, dejando un casto beso en la cien izquierda de Jini.
- Estoy perfecta NamJoon, no te preocupes. -Susurró volteando a verlo y tomó una de sus manos con una suave sonrisa en el rostro.- Esto tarde o temprano debía pasar.-Asintió con firmeza, presionando entre su mano la diestra de NamJoon-
Sentado en su cama, con los antebrazos sobre sus muslos y la cabeza entre sus hombros,la mente de TaeHyung aún estaba en blanco, no conseguía entender del todo lo que acababa de suceder, las frías palabras que Jini le había dicho simplemente no lo entendía, hacía mucho que no discutían y la noche anterior habían intimado después de semanas sin hacerlo, el tiempo que Jini le dedicaba a la universidad era demasiado y poco les dejaba juntos a ellos dos. Había conocido a Jini en la preparatoria, él tenía 14 años y ella 16 en ese entonces, ambos eran delegados de sus cursos y con el tiempo una fuerte amistad creció entre ellos hasta convertirse en lo que tenían hasta hace unos minutos atrás. Jini había egresado de la preparatoria y hacía un año que estaba estudiando abogacía,sus tiempos dejaron de ser los mismos pero aún así decidieron seguir adelante, era después de todo uno de los inconvenientes que solían tener con la diferencia de edad entre ambos y aún así, tres años juntos, tres años apoyándose el no al otro los acababa de tirar por la borda sin mucha explicación.
Inhaló con fuerza, profundamente mientras apretaba sus dientes, odiaba llorar, jamás lo hacía pero aún así las lágrimas no dejaban de salir, recorriendo fugazmente sus mejillas, haciéndole saber que ellas aún extasían mientras en su pecho aquel dolor asfixiante insistía en ser mas grande.
La puerta que se encontraba frente a él sonó, sacándolo inmediatamente de sus pensamientos sin siquiera darse cuenta.-¿Cariño estás ahí?.-Preguntó una cariñosa y maternal voz-
-¿Qué sucede mamá? -Preguntó comenzando a limpiar con una de sus mangas de su suéter todas las lagrimas posibles-
-Me alegra saber que estabas vivo, entré y todo estaba apagado así que pensé que no estabas en casa. Vine mas tarde porque había pasado del trabajo al mercado pero por lo visto ni cuenta te habías dado -El picaportes giró y rápidamente TaeHyung se tumbó sobre su cama boca abajo, abrazándose a la almohada con fuerza al sentir como la cama se hundía con el peso de su madre.-
-¿Cómo estuvo tu día cariño? -TaeHyung sintió una suave mano acariciar sus cabellos-
-Normal, lo de siempre, tengo examen la semana próxima así que tendré que estudiar en estos días. Por cierto ¿Trajiste mas chupachups? Se me acabó el último esta mañana y el kiosko de siempre estaba cerrado. -Un suave sus'piro salió de sus labios, definitivamente las caricias de su madre siempre eran las únicas que lograban tranquilizarlo cuando estaba mal-
-Oh..Valla, definitivamente no traje nada de eso, pensé que te quedaban, además sabes que no me gusta que consumas tanta azúcar TaeHyng, te dará diabetes si sigues con eso. -Frunció levemente su ceño, retirando su mano de los castaños cabellos del menor-
-Qué pesada eres con eso, no me pasará nada, sería peor que consumiera cigarrillo o alcohol-Asintió ganándose sobre sus codos y girándose para poder ver a su madre con el ceño fruncido, le molestaba que insistiera tanto con su pequeña adición, los consumía desde pequeño, amaba esos chupetines, pero no cualquier otro, solo sus deliciosos chupachups.- Hm..Para serte honesto hoy me siento un poco raro y no sabes lo feliz que me haría el comerme uno en estos momentos -Su madre entrecerró los ojos al ver el pequeño puchero que su hijo le mostraba, sabía a donde iría esa conversación.
-Bien, iré por ellos si después me cuentas lo que ha sucedido ¿Ok?. No hay trato si no -Sentenció poniéndose de pie, con las manos sobre su estrecha cintura, que pese a haber dado a luz a TaeHyung ella gozaba de una bella figura, pues se cuidaba mucho y en su hogar no se consumía carne tampoco, TaeHyung y ella eran unos estrictos vegetarianos desde que su padre había muerto en un accidente automovilístico años atrás, ya no tenían razones para hacerlo después de todo.
-Prepararé algo mientras tanto, ya es hora de comer -Finalmente se paró de su cama y con rapidez se acercó a su mamá tras sus espaldas, la cual estaba lista frente a la puerta para salir de ahí.
- Muchas gracias mamá -Susurró un tanto ahogado contra uno de los pequeños omóplatos de su madre, ejerciendo una leve presión con sus brazos bajo el adoben de esta en un cálido abrazo. Después de todo si bien TaeHyung amaba a Jini, él sabía perfectamente que la mujer de su vida era su mamá, eran muy unidos, siempre lo habían sido sobre todo desde que su padre había muerto. En ese entonces su padre la golpeaba y siempre discutían porque ella consentía mucho a TaeHyng, diciéndole que si seguía así él jamás se haría hombre de verdad y así empezaban una de las miles de discusiones que tenían todo el tiempo, TaeHyung odiaba ver a su padre arrastrando por toda la casa de los cabellos a su dulce madre, tomaba demasiado y las cosas siempre terminaban así, en un caos total hasta que murió en ese accidente y finalmente la paz llegó a sus vidas, desde ese entonces TaeHyung y su madre siempre fueron el uno para el otro.
-No tardo Tae, así que espero llegar y que la cocina siga intacta porque últimamente has andado demasiado distraído y quemas hasta el agua cariño -TaeHyung frunció el ceño y soltó una suave risa entre dientes soltándola, ella siempre conseguía hacerlo reír cuando se deprimía y tenía mas ganas de morirse que de respirar.- Bien, cuidado con los condimentos hijo.
Y tras ello bajaron las escaleras juntos y su madre buscó una pequeña bolsa de compras y se dispuso a salir por la puerta principal camino al mercado que tenían a unas tres cuadras de casa, estaba obscuro y no habían estrellas en el cielo por culpa de las nubes, al parecer una tormenta se acercaba así que debía apurarse.
Una vez que salió del mercado con el pedido de TaeHyung y algunas cosillas mas que había olvidado parpadeó sorprendida, no había nada de luz en las calles del barrio, las cuales estaban sumergidas en una profunda obscuridad ya que era tarde y no todas las casas tenían las luces encendidas tampoco. Despreocupada como siempre se echó a andar, solo eran tres cuadras y era su barrio después de todo.
- Disculpe. ¿Tendrá hora por si a caso? -Aquella inesperada voz le aceleró el pulso, pues no había pasado frente a nadie aún. Hasta que de un estrecho callejón aparecieron tres hombres, a los cuales a penas se les podía ver el rostro, pero se notaba bajo la tenue luz de la luna como dos de ellos tenían un aspecto intimidante, con los cabellos desarreglados y barbas sin ser atendidas durante días.-
-So..-on las once y vente caballeros -El tono de su voz definitivamente acababa de delatarla.-
-¿Tan linda, tan tarde y sin acompañante? -Cuestionó uno de ellos parándose frente a ella con las manos en los bolsillos de su descuidada y sucia sudadera. Serri dió un leve sobresalto ante esto, no era una persona pre juiciosa pero esos hombres definitivamente no le inspiraban confianza.
Apretó con fuerza las manijas de la bolsa que llevaba con compras entre su diestra y decidió no contestar, pasando por al lado de estos con la cabeza agachada, pues verlos definitivamente la intimidaba más.
-Que zorra tan mal educada resultaste ser preciosa. -Entreabrió los labios, quedándose estática y sin habla al sentir como alguien había nalgueado descaradamente su trasero.-
-Esta noche mis amigos y yo tenemos tiempo, así que para ti las lecciones serán gratis -Sin enterarse en qué momento y cómo Serri se encontraba en el suelo, uno de ello la había empujado sin delicadeza alguna, una de sus rodillas había comenzando a sangrar, lo notó porque le ardía y como pudo alzo su cabeza con el pulso a mil, dejando notar en su rostro lo asustada que estaba.
-Au..-ún me que-..da algo de dinero, pueden tomar mi celular también pe..-ero por favor acabemos y -Vaciló, su cabeza no cooperaba en formular las oraciones.- Díganme en que les puedo ayudar.-Tragó con fuerza, preparándose para gritar en cualquier momento mientras apretaba con fuerza sus delicados puños, definitivamente era presa del terror.-
-¿Ayudarnos?.-Preguntó el más alto de ellos, pasándose descaradamente la lengua entre sus labios mientras la observaba desde arriba.
- Definitivamente hoy nos vas a ayudar zorrita -La tomó con fuerza de una de sus muñecas y rápidamente los otros pegaron un grueso pedazo de cinta a su boca, dejándola sin habla alguna. La arrastraron hasta el fondo de ese callejón con dificultad, Serri e movía demasiado y había comenzando a lazar patadas y arañazos como podía. Uno de ellos se sentó contra la sucia y húmeda pared de aquel oloriento lugar, colocando a Serri sobre su regazo, dándole la espalda donde finalmente le ataron sus manos. Este desprendió los botones de su pequeña camisa blanca e introdujo su diestra, comenzando a apretujar con fuerza tras remover su brasier a uno de sus senos.
Las lagrimas recorrían su delicado rostro,esto no podía estar pasando, se arrepentía de no haber ido con TaeHyung o haber llamado a su novio para que la pasara a buscar, seguía sin caer frente a la realidad. Cerró sus ojos intentando zafarse de alguna manera, y se desesperó al sentir lo que estaba por venir cuando uno de ellos levantó su falda.
- ¡Quédate quieta zorra! -Le gritó el mas robusto voltéandole el rostro tras golpearla.Se inclinó y bajo lo que quedaba de su falda acarició su zona íntima, arrancándole finalmente y con brusquedad su ropa interior, a lo que ella encogió por reflejo sus piernas y cerró sus ojos intentando tranquilizarse, sin ser capaz de dejar las lágrimas, su mejilla ardía, ya no tenía fuerzas, su pecho subía y bajaba respirando con dificultad. Se sentía asqueada, su corazón latía demasiado rápido como para seguir luchando, se llevaba sus pocas energías, todo estaba muy obscuro y tenía cabellos pegados en su rostro, dificultándole aún más la situación. Definitivamente esa noche ya no habían esperanzas para ella.
Eran las doce ya pasadas y su madre no llegaba, la comida estaba fría, había llamado a su celular sin obtener respuesta alguna, ella siempre contestaba así estuviera con su novio en medio de lo que sea. Se paró del sofá y tomó su traje de agua, la lluvia hacía veinte minutos atrás había comenzado sin detenerse. Cerró la puerta con llave y se echó a andar camino al mercado que usaban prácticamente de almacén. Achinó sus ojos, intentando divisar si era lo que el pensaba y apuró el paso, a lo lejos se veían luces y demasiada gente para su gusto. Cuando llegó lo primero que sintió fue un fuerte e inesperado abrazo, una de sus vecinas, la mejor amiga de su madre lloraba, no entendía que acababa de pasar, mucha gente, policías que tomaban nota y dentro de uno de los móviles dos personas encapuchadas y esposados. Bajó su rostro tomando a la mujer por sus hombros para poder mirarla, definitivamente todo era confuso.
- ¿Qué sucedió? ¿No has visto a mi mamá?. La ando buscando Yeon. -Preguntó a la mujer que ahora miraba hacia el suelo,no conseguía detener sus lágrimas.
- A Serri -Tragó alzando la cabeza y tomando delicadamente entre sus manos el rostro del mas joven.- Le acaban de arrebatar su vida, hijo. Ya no está con nosotros.-Y TaeHyung se quedó sordo, dejó de escuchar todo lo que le rodeaba, no entendía qué era lo que acababa de decir esa mujer, solo podía observar sobre su hombro, como una de las envolturas de las golosinas que él tanto amaba era golpeada contra el piso una y otra vez por las gruesas gotas que caían sobre ella.
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-Quedan algunas de sus pertenencias por recoger aún, pero aquí están las necesarias por mientras.-Estiró una de sus manos entregándole una pesada valija a la jóven, la cual fácilmente se deslizó por el piso gracias a las ruedillas. La mujer de elegante uniforme negro se volteó a caminar hasta una puerta blanca que yacía tras ellas y al salir por los hombros traía consigo a un pálido joven de cabellos castaños con la mirada puesta en el suelo.- Hay que asegurarse de que coma todas sus comidas, porque de no ser así pasa días sin hacerlo. -La mujer suspiró y con un suave empujoncito hizo que TaeHyung se adelantase a la salida.
- Muchas gracias, estaremos en contacto por cualquier cosa que suceda.-La mujer le estrechó la mano para despedir a la joven y ter ver como salían por la puerta se volteó para seguir con sus obligaciones.
Tras la muerte de su madre TaeHyung no había vuelto al colegio, no comía y había dejado de hablar, estaba totalmente aislado del mundo y contra su voluntad había sido enviado por la justicia a un hogar temporalmente hasta que los papeles estuvieran listos, su media hermana por ser el único familiar directo de TaeHyung debía hacerse cargo del él hasta que cumpliera la mayoría de edad. Jessica era la media hermana de TaeHyung, la cual había nacido en el anterior matrimonio de su padre antes de conocer a Serri, ella tenía veintitrés años y dirigía una pequeña empresa de maquillaje que recién acababa de comenzar. Prácticamente no había tenido contacto con TaeHyun en su vida, por lo que eran completos desconocidos pero la situación, de hacía ya un mes y medio atrás había vuelto a unir sus vidas.
-Cualquier cosa que necesites puedes pedirle a Julia mientras yo no esté en casa ¿Si? -Le sonrió a TaeHyung tras dejarlo pasar por la puerta gris, con refinadas decoraciones donde los esperaba una señora de cabellos rubios, completamente empapados de tintura al parecer, ya que en el centro de su cabeza se veían como las raíces negras delataban el fraudulento color.
-Si. Gracias Jessica -Le sonrió débilmente a la joven y dejó que la ama de llaves cargara con su equipaje. Horas mas tarde TaeHyung ya estaba instalado en su nueva habitación, había echo un largo recorrido junto a Julia quien le enseñó parte de la bella mansión en donde comenzaría su nueva vida. Cerró el grifo de agua caliente y con una toalla comenzó a secar sus cabellos, colocó otra en su cintura y una vez completamente seco se vistió. Ya limpio se dirigió hasta el escritorio el cual había dejado a medias tras irse a duchar, había humedad horas atrás y el viaje hasta su nuevo hogar lo había echo transpirar en frío de los nervios. Tomó un par de libros que se encontraban en la esquina de este y cuidadosamente comenzó a ponerlos en el estante que yacía frente a sus ojos, sobre el gran escritorio de algarrobo fino que ordenaba.
-No puede ser que siempre sea lo mismo contigo Cuco. ¡Siempre! ¡Esto es el colmo! -Gritaba molesto, intentando acelerar el paso mientras que con su diestra sujetaba la toalla que cubría su cintura.- ¿¡Jessica, Julia!? ¿¡Donde están!? No quiero que el Cuco ande merodeando dentro de la casa. Ya me he cansado de pedírselos. -Suspiró molesto, Cuco siempre hacía de las suyas por que era el regalón de Julia y Jessica, siempre haciendo travesuras, pero sobre todo, siempre haciéndoselas a él.
-Cuco, una vez que te encuentre juro que no pisarás la casa en dí.. -Sus palabras quedaron sin terminar ante el espasmo que le causó ver a un completo desconocido de cuclillas que sostenía en sus manos sus bóxers sucios, mientras acariciaba al enorme perro marrón clarito, un Golden de casi un año de edad, mientras que en su otra mano sostenía los bóxers por los cuales había salido a perseguir a Cuco, pues no le agradaba para nada la idea de que este los dejase tirados por algún rincón de la casa y alguien más los encontrara.Cuco dejó de lados las caricias que el castaño le ofrecía y se abalanzó sobre su amo en un fuerte impulso, el cual lo dejó sobre el suelo, aplastándolo con sus peludas patas y este, se puso morado, morado de la vergüenza al sentir como la toalla se calló de su cintura y comenzaba a ser llevada por Cuco, a quien sabe qué lugar de la casa.
-Oh..Dios.-Taehyung palideció ante la desnudez de aquel desconocido, pestañeó inconscientemente un par de veces y se volteó tras tirarle los bóxer sobre la cabeza, comenzando a apretujar entre sus manos el borde de su playera preso de los nervios, pues hacía un tiempo que había dejado de socializar y se sentía incapaz de hacerlo nuevamente, menos frente a un desconocido como el que tenía atrás, quien se atrevía a andar desnudo por la casa como si no habituaran mujeres en ella.
-¿No tienes una toalla o algo así por aquí cerca? -Preguntó el muchacho de cabellos negros ya con su ropa interior puesta. TaeHyung sin capaz de decirle algo simplemente asintió y se dirigió al baño, le entregó una enorme toallón rojo al llegar.- Y también. ¿Se puede saber quien eres? ¿Hablas o no puedes hacerlo? -Preguntó el mas alto tras colocarse la toalla con el entrecejo fruncido, no terminaba de comprender que demonios hacía un niñato al que jamás había visto en su casa.
-Soy TaeHyung, hermano de Jessica. -Soltó en seco, palabras sonaron frías, pues a TaeHyung le molestó el tono de este hombre, entrecerró un poco los ojos y hundió las manos en los bolsillos de sus anchos pantalones para después voltearse y continuar con lo que hacía.
-Valla, tu hermana algo me había dicho semanas atrás pero lo había olvidado, recién vengo llegando a Corea. -Se acercó al menor y le extendió una de sus manos, con una suave sonrisa en su rostro.- Es un gusto TaeHyung, mi nombre es Ho..-Y sus palabras se detuvieron al ver como el castaño volteó en dirección al baño.-
-No me interesa saber tu 'apodo', ya tienes a tu nombre escrito en la frente. Pervertido -Volteó a mirar al mas alto, con una sonrisa de ironía que se estrechaba entre sus pequeños labios rosados y entró al baño, encerrándose de de un solo portazo en aquel lugar de nuevo. El joven de cabellos obscuros quedó con la boca abierta al ver como el mas bajo había desaparecido. ¿Pervertido? ¿Lo llamó pervertido? No podía creerlo, que niñato más irrespetuoso. Y totalmente molesto volteó para salir de aquella habitación, la cual se suponía que estaba sin uso pero él lo había olvidado. Ese mocoso no se quedaría en su casa, se rehusaba a compartir un mismo techo con él.