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Wonderland, Am I Right? por Jennyloveyaoi

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Notas del capitulo:

♥ Primer capítulo, esper oque sea de su agrado.

Si estar perdido asusta, ¿cuánto puede asustar saber que estas en la nada? Ese tipo de preguntas son las que nunca podremos contestar, también son las que pasaban por la mente de un chico que no paraba de quejarse, estando perdido y sin saber a dónde llegaría.

 

—Hermano, no me agrada esto...— Se quejaba por enésima vez el tercero.

 

—Nadie te manda a haberlo retado sabiendo lo impulsivo que es —le reprochó el mayor.

 

—Por tú culpa es que estamos en esto. Siempre es tu culpa. —El segundo no parecía muy a gusto. —Tss... —Chocó con una rama que casi lo tira al suelo.

 

—Pendiente Arisu —le reprochó el mayor.

 

—Exactamente... ¿En dónde estamos? —preguntó ya cansado Arisu, el segundo hermano.

 

—¿Dónde? No sé, pero me resulta familiar. La madriguera, un pasillo de muchas puertas y luego un bosque... Lo conozco, pero no recuerdo. —El mayor intentaba recordar de donde conocía el lugar.

 

—Hermano... No quiero quedarme hasta que oscurezca. No me gusta —se quejó el segundo y más infantil de los tres—. Sabes que madre estará furiosa si no llegamos.

 

—Malice nos va a sacar... ¿Verdad hermano? —afirmó en forma de pregunta Arisu.

 

—Si solo hubieran estado más pendientes de Arthur. No estaríamos aquí en primer lugar. —Los miró reprochándoles sus actitudes, porque siendo el hermano mayor debía de tomar responsabilidad de sus hermanos cuando su madre no estaba.

 

—Fue Zwane— Se defendió en seguida Arisu, dejándole toda la culpa al tercero.

 

—No me interesa. ¿Se supone que serán cazadores? No lo parecen —comenzó a tener un tic nervioso en su ceja.

 

La situación no era para nada agradable en esos momentos. Tenía un hermano perdido, no podía volver a su casa si faltaba, aunque sea solo uno. Siendo el mayor debía de siempre cuidar de sus hermanos. A veces era casi imposible, Arisu era demasiado, como él le decía, diva. Zwane demasiado infantil y Arthur muy atrevido. Cada vez era uno diferente, pero esta vez se habían pasado. Él sabía dónde estaban, solo no quería espantarlos. "El País De Las Maravillas" era para ellos un tabú, una historia de terror, algo con lo que su madre solía asustarlos, para que se portaran bien y no hicieran maldades. Sus ignorantes hermanos no captarían que de verdad estaban en ese maldito país y justo como su madre siempre les había contado la puerta era nada más y nada menos una madriguera.

 

Malice el hermano mayor, ya era un cazador de alto rango y además era muy querido por sus hermanos menores. Malice tenía cabellera marrón oscura que a veces podía parecer rojiza, su piel era clara, pero sin llegar a ser blanca, tenía unos ojos que eran de un llamativo azul oscuro, casi pareciendo negros a momentos, siendo afilados y cautivadores, era el más alto de entre ellos, su físico era marcado y masculino, él se podía describir como hermoso, en todos los aspectos. No tenía ninguna imperfección y era bueno en absolutamente todo lo que hacía. Estaba vestido con un pantalón estilo militar, una camisa de mangas largas negras cuello abierto y unas botas del mismo color. En su cintura tenía una fila de cuchillos afilados y en sus manos unos guantes con metal.

 

—Ari, no te quedes atrás. —Zwane notó como su hermano se estaba tardando, casi perdiéndolo entre todas las ramas.

 

Zwane, el segundo hermano, como decían todos los que lo conocían, demasiado infantil. No era tan alto, pero no llegaba a ser de baja estatura, tenía un lindo cabello rubio oscuro, un poco abultado, sus ojos eran azul grisáceos y grandes, siendo su mayor atributo, tenía piel clara y siempre hacia ejercicio por lo que tenía un buen cuerpo, aunque no tanto como Malice. Estaba vestido con un pantalón blanco hasta un poco más abajo de su rodilla y una camisa verdosa sin mangas de cuello en "V".

 

—Tengo sueño... ¡Malice! —intentó llamar la atención al mayor —¡Hermano cárgame! —se quejó Arisu, intentando saltarle encima a su hermano mayor.

 

El tercer hermano era Arisu más conocido como "la más diva" siendo un relajo frecuente entre sus hermanos y siempre pendiente a como se veía. Este era de baja estatura y contextura delgada, pareciendo a veces el menor. Tenía ojos azul verdosos, que como Zwane eran grandes y llamativos. Su piel era la más clara entre ellos, su cabello siendo rubio pálido, lacio y lo mantenía corto en la parte de atrás dejando que unos flequillos cayeran en su rostro. Cuando sonreía se formaba un hoyuelo en la mejilla izquierda, que era uno de sus rasgos más notorios, ya que siempre sonreía. Este vestía con un pantalón negro, camisa de botones blanca y gris y unos zapatos cerrados.

 

—Deja de ser tan infantil —le regañó Zwane.

 

—Lo dices porque quieres que te lleve a ti, siempre haces eso —comenzó a quejarse.

 

—Por favor, cállense la boca los dos. Tenemos que encontrar Arthur ya. —Los fulminó con la mirada—. Hagan algo útil y nos podremos ir antes de que anochezca.

 

—Hermano... Creo que nos están viendo —susurró el segundo mientras miraba nervioso a su alrededor.

 

—Tienes miedo —se burló el tercero.

 

—Ya cállense —los regañó haciendo que dejarán de hablar por unos segundos, para después volver a comenzar.

 

—Mejor sería que nos separáramos —sugirió Zwane.

 

—¡No! Yo no quiero estar solo —comenzó a quejarse Arisu de inmediato.

 

—Eso está fuera de ideas. No conocemos el bosque, nos podemos perder todos. Mejor es mantenerse juntos.

 

—Como digas Mal —ambos respondieron al unísono.

 

Caminaban en silencio, los menores estaban nerviosos mientras el mayor solo miraba a los alrededores cada tanto. Algo no andaba bien, se repetía en su cabeza que si de verdad era "Wonderland" ya debían de haber cambiado de lugar. Más aun así todavía seguían en el bosque... Volteó un poco y se encontró con que sus hermanos que ya se veían cansados, agotados y sin ganas de continuar. Por hermanos tenía un par de vagos/infantiles, cada que los veía se recordaba de dicha desdicha. Aunque no se podía quejar, los quería y daría todo por ellos, eran sus hermanos menores y él tenía su complejo de hermano mayor demasiado elevado. Era solo que al llevarse tantos años encontraba difícil poder comunicarse con ellos bien, en específico con Arthur, el menor de ellos y la razón por la que estaban allí en esos momentos.

 

La madriguera había aparecido cerca del parque en el que sus hermanos siempre jugaban y Arisu había retado al menor a entrar. El siempre impulsivo Ari accedió y desde que entró no se supo más de él. Zwane se preocupó y fue a buscar al mayor, alegando que él si sabría qué hacer. Como castigo el mayor los hizo entrar con él a buscarlo y ahora se arrepentía de tal acto. Había sido una muy mala idea traer a sus hermanos que no sabían cómo defenderse solos, esto solo lo ponía a él en desventaja.

 

—Cuidado —Les advirtió, cuando pasaron cerca de un desnivel.

 

—Zwane, podrías avanzar... ¡Me estoy resbalando! —se quejó Arisu, que ya no había quien lo soportara.

 

—Ya voy. —Los dos estaban de mal humor y eso no ayudaba para nada.

 

Era medio día y en un abrir y cerrar de ojos se hizo de noche cambiando súbitamente el paisaje. Los arboles llenos de hojas parecían haber perdido sus colores, los pájaros que antes se podían escuchar, ahora no existían, dejando el lugar en completo silencio. Todos dejaron de caminar y analizaron su alrededor, la tensión se podía sentir en el ambiente con el repentino cambio de panorama, tal vez y solo tal vez los menores por fin se habrían dado cuenta de en dónde estaban.

 

—Hermano... ¿Acaso estamos en W? —La voz de Arisu era temblorosa. De niños habían dejado de llamarlo por el nombre completo, por miedo a invocar una entrada, una de las tantas mentiras de su madre.

 

—¿Dónde más el tiempo cambia así? ¿Creías que era Nunca Jamás? —Zwane intentaba sonar molesto, pero se notaba su incomodidad ante el tema.

 

—Sean bienvenidos a... ¡Wonderland! ¡El País de las Maravillas! —Todos dejaron de respirar por un momento al escuchar una voz salir de la nada y luego reírse hasta desaparecer en el aire.

 

Malice, siendo el mayor y más prudente, comenzó a revisar los alrededores con la mirada, intentando encontrar al dueño de la voz. No se sorprendió al no encontrar algún cuerpo, porque se recordaba muy bien lo que su madre le decía cada vez que le relataba su visita. "Una voz siempre dará la bienvenida, eso quiere decir que saben que están presentes. Como en una fiesta, te introducen el lugar." Ella lo decía con una voz calmada, antes de añadir en tono más serio: "Cuando eso pase, deben de prepararse, porque ese país se adapta a sus habitantes."

 

Antes de que pudiera avisar a sus hermanos la tierra tembló, causando que perdieran el balance por unos segundos. Cuando todo se calmó escucharon un grito ahogado que provenía del tercero. Malice comenzó a buscar a su hermano intentando encontrarlo entre la oscuridad, recibiendo un indicio al notar un desnivel bastante prominente cerca de donde estaban. Se acercó con cuidado y se encontró a su hermano sentado en el suelo con una cara de total desagrado.

 

—¿Estás bien? —preguntó al no notar ninguna herida visible.

 

—Eso creo, pero no quiero seguir aquí. Mis piernas están como gelatina —explicó y se quejó a la vez desde donde estaba.

 

—Levántate, mira a tu alrededor, ¿habrá algún pasillo? —Sabía que era una muy mala idea separarse, ahora podría decirse que los estaban obligando a alejarse.

 

—No veo nada, está demasiado oscuro... —Se escuchaba preocupado.

 

—Zwane, no te alejes —No escuchó respuesta del segundo y se volteó de inmediato, encontrándose con el lugar completamente vacío—. ¡Zwane! —lo llamó ahora preocupado de verdad.

 

—¡Mal! —escuchó a lo lejos—. ¡Mal! —Parecía estar buscándolo también.

 

—¿Dónde estás? —preguntó al aire, notando como comenzaba a aparecer la luna entre las nubes, una luna de color azul verdosa y con una sonrisa alegre, que podría parecer espantosa en esos momentos—. Ari, no te muevas —le pidió al menor, este asintió con la cabeza.

 

—¡Sombra! —escuchó la voz del segundo.

 

—¿Sombra? —El primero ahora estaba confundido.

 

Se acercó a dónde provenía la voz y casi se cae en un hoyo, hoyo que resultó ser la sombra de los árboles. A eso se refería, ¿qué debía de hacer? Si buscaba a uno dejaría al otro completamente vulnerable. No tuvo mucho tiempo de pensar, escuchó la voz a lo lejos de Zwane decir algo de una salida y luego no lo volvió a escuchar, el muy idiota se había ido sin pensar en las consecuencias. Por otra parte, no podía llegar a donde Arisu que estaba casi diez pies más abajo de donde él se encontraba, era un milagro que no estuviera herido. Volvió a donde el menor y lo miro seriamente.

 

—Ari debe de haber una forma de bajar más adelante, necesito que no te asustes y sigas caminando, yo seguiré la misma dirección y en algún punto nos vamos a encontrar, solo no te desvíes —le explicó al rubio pálido que ahora estaba excepcionalmente callado—. Y toma —añadió tirando una cuchilla cerca de sus pies—. Por si algo pasa, esperemos que no lo necesites. —El chico asintió con la cabeza, levantándose lentamente y luego el mayor le dedicó una suave sonrisa, intentando así calmar al otro. No le agradaba esa idea, pero no podían quedarse quietos, los podían encontrar—. También cuidado con las sombras, algunas son una especie de hoyos, Arisu se cayó por uno.

 

Luego comenzó a caminar, perdiendo poco a poco de vista a su hermano mientras se adentraba entre los árboles, que cada vez parecían más grandes y con ojos... Y con vida.

 

_____

Mala idea, eso había sido ese acto de impulso que tuvo en aquel momento. Una muy mala idea que lo había dejado perdido en Wonderland. Eso era lo que se repetía una y otra vez el cuarto hermano que había comenzado a correr cuando de la nada todo se volvió oscuro, como ya muy entrada la noche. Solo esperaba que sus hermanos se sintieran culpables por su pérdida, porque dudaba mucho que ellos solos se hubieran metido en la madriguera para buscarlo.

 

Arthur, era el cuarto y último hermano. Un extrovertido joven impulsivo que no salía bien de un problema para ya estar de cara en otro. De los cuatro, él era el que más se asemejaba a su madre, su estatura era baja, el más bajo de todos. Tenía enormes ojos azul profundo como los de su progenitora, acompañados por dorado cabello que caía hasta mitad de su cuello con pequeñas ondulaciones, su piel era levemente bronceada y tersa. Vestía con un pantalón verde oscuro, una camisa de mangas largas y cuello abierto color gris clara y va a negros. Su mirada se notaba asustada y se estaba comenzando a cansar de correr, pero podía sentir que alguien lo observaba y eso solo ayudaba a sacar fuerzas de donde ya no existían para seguir corriendo.

 

Llevaba no se sabe cuántas horas en ese lugar, tenía hambre y sueño, pero en esos momentos no podía pensar en ello. Solo podía pensar en que si lograba volver a su hogar les daría una paliza a sus hermanos y no volvería a hablar con ellos, tal vez también le jugaría unas bromas como por ejemplo cortar una camisa súper cara de marca a Arisu mientras no estaba pendiente o echarle coco rallado a la comida de Zwane. Entonces fingir no saber nada y echarles la culpa a ellos mismos.

 

Sus piernas por fin dejaron de funcionar debido al cansancio y se cayó de cara directo en el suelo, que estaba lleno de hojas secas y una que otra piedra. Su respiración estaba agitada y no encontraba fuerzas para levantarse, así que se quedó en esa posición por un tiempo, intentando recuperar el aire e ignorar el dolor en su rodilla, por haberse caído.

 

Se hubiera dormido de no ser por unos pasos que escuchó acercarse. Pasos lentos y calmados, que sabían a donde se dirigían. Pasos que podrían pasar desapercibidos sino fuera por el silencio absoluto que había en esos momentos, pasos que antes de que lo supiera ya estaban justo detrás de él y que antes de que se pudiera mover dejaron de escucharse, para ser cambiados por unos aplausos lentos y forzados. Cuando se volteó completamente, pudo observar a un ser que podría llamar hermoso... De no ser por esos ojos que brillaban de una forma desconocida.

 

—Ya era hora de que pararas, me estaba cansando de seguirte. —La persona sonrió levemente, mostrando unos dientes perfectamente alineados—. Por fin nos conocemos Alice. —Al decir el nombre de su madre pudo notar el odio impregnado en cada palabra.

 

—¿Q-Quién...? —Su voz salió temblorosa y llena de miedo, se maldijo mentalmente por eso.

 

—Querida... Mi nombre no es de importancia —sonaba tranquilo al decir esas palabras, pero podía sentir el peligro en toda su presencia.

 

—Soy un chico. —Frunció el entrecejo al notar que le había dicho "querida". Eso sería lo último que le faltaba, que lo confundieran por mujer.

 

—¿En serio? —se escuchaba sorprendido—. Pensé que eras mujer después de todo, tienes el título de ella. —Otra vez captó el odio en su voz al mencionarla.

 

—Soy Arthur Britter, no Alice —le respondió, mientras se levantaba lentamente.

 

—Oh, que pérdida, te hubieras visto bien en un traje rosado —comentó burlón—, pero bueno, como dice la ley si se presentan debes presentarte. Yo soy Psycho Mad, hijo primero del sombrero loco Mad Hatter —se presentó, haciendo una leve reverencia y quitándose su sombrero como saludo.

 

—Mad... —El chico comenzó a pensar en las veces que su madre les contaba de ese interesante personaje.

 

Ella no solía decir mucho de él, si se recordaba que ella mencionaba que era un hombre atractivo y fuerte contra el que ella se enfrentó. Después paraba de contar, parecía irse en un viaje, sonrojarse y comenzar a reír como una joven enamorada. Eso siempre le pareció extraño, pero ahora que veía al hijo de dicho hombre, no dudaba de la reacción de su madre. Para ser su hijo era muy atractivo, debía admitir. Su cabello negro y largo, ojos de un brillante color ámbar, sonrisa perfecta, alto, fuerte, de porte serio, la forma en que se recostaba de su bastón de caoba era muy intrigante, parecía que estuviera listo para atacar con ella... Entonces se recordó de las advertencias de su madre. "Deben tener cuidado de su bastón, en realidad es una espada el no dudará nunca en usarla." Comenzó a alejarse mientras su cuerpo se tensaba, tal vez ya no era tan atractivo, ahora lo veía como una fiera lista para atacar.

 

—Podemos hacerlo de dos formas, sin peleas acompáñame hacia la reina o tendré que dejarte inconsciente y arrastrar tu cuerpo hasta ella —le ofreció con simpleza.

 

—Que pasaría... —Tragó saliva antes de continuar—. ¿Si no quisiera ir hacia la reina?

 

—Tendría que buscar la manera de que llegaras, pero tranquilo las otras Alicias estarán allá también —añadió despreocupado.

 

—¿Otras? —preguntó confundido.

 

—Si quieres saber acompáñame —le sugirió observándolo detenidamente.

 

—No... —No logró terminar de hablar el joven rubio.

 

La distancia que él se había asegurado fuera considerable desapareció de entre ellos en un pestañear. Sus ojos estaban abiertos en asombro al sentir sus labios calientes contras los l

del más alto. ¿Por qué lo estaba besando?

 

Pudo sentir como rodeaban su cintura con una mano y la otra viajaba a la parte de atrás de su cuello. No podía moverse de ninguna manera, por el asombro y por el agarre firme del pelinegro. Después de eso sintió como el otro sonreía entre sus labios y todo se volvió oscuro, había quedado inconsciente.

 

—Eso fue muy fácil. Esperaba más pelea del niño bonito —se quejó el mayor de los Mad cogiendo el cuerpo del chico en sus brazos—. Es demasiado ligero, pareciera una muñeca de trapos —comentó frunciendo el entrecejo ante el peso del chico.

 

Sin más se encaminó hacia el castillo, esperando que las reinas estuvieran de buen humor y no le hicieran nada al chico en sus manos, era demasiado inocente a sus ojos para ser una Alice. "Un momento", se recordó las palabras del chico, "su nombre era Arthur".

 

Continuará.

Notas finales:

El orden de edades de los hermanos es: 

  1. Malice
  2. Zwane
  3. Arisu
  4. Arthur

Espero que les haya gustado y quisiera saber sus opiniones acerca del capítulo. 


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