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White Robe por waka-yukari

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Después de un intento de baño- Steve le había hecho el amor inclusive mientras tomaban un baño- ambos quedaron profundamente dormidos, abrazados el uno al otro en la inmensa cama del cuarto del hotel. Los dos días pasados habían hecho el amor en todo la habitación –era un pent-house, era un hotel exclusivo para noches de bodas y qué cada piso era un pent-house. Era un hotel excesivamente caro- y en partes del hotel y en la playa.

Amanecía y Steve despertó con algo que le causaba cosquillas en el pecho, era el cabello de su amado Tony, sonrió. Aun se sentía tan irreal el que estuvieran casados, que fueran esposos. Besó su frente y se deslizó por la gran cama con sábanas blancas, las cortinas de lino ondeaban por la brisa de la mañana; se asomó por el balcón y vio el amanecer a lo lejos, en el horizonte del mar.

Tony sintió como Steve se levantaba de la cama pero lo dejo ir; rodó por ella pero le era incomodo no estar cerca de su esposo, a los minutos lentamente abrió los ojos y vio a su esposo en el marco de la ventana que estaba abierta de par en par, le miró ahí de pie, con los brazos cruzados sobre su pecho y sin camisa- se le había hecho una costumbre pasear sin camisa- , la vista era maravillosa, el moreno sonrió y con delicadeza se deslizó hasta estar al lado de su esposo, lo rodeo de la cintura y beso la espalda.

-Buenos días, Señor de Rogers- sonrió Steve quién giró su cuerpo para poder tomar la cara del castaño y darle el beso de buenos días.

-Steve, es muy temprano…- se quejó el otro en tono de burla.

-No decías eso hace dos días- le replicó, Tony se separó del rubio y camino por la habitación hasta el conmutador.

-Depredador. ¿Quieres algo de comer? Recuerda que aun tenemos cosas por hacer, quiero disfrutar de estás vacaciones los días que nos quedan antes de regresar a la realidad- hablando de realidad lo había olvidado por completo, Steve se había quedado casi inmóvil al recordad la carta que tenía la orden de la misión a su regreso. Rusia, la fría Rusia, maldición- ¿Rogers? – el moreno ladeo la cabeza.

-Oh sí, lo siento cariño. Un desayuno americano está bien, por mientras tomare un baño para…- el moreno alzo un dedo en señal de que esperara, contestaron al servicio al cuarto, pidió la orden y colgó.

-No, no creas que te salvarás- sonrió ladino, el rubio se sonrojo y sabía a lo que se refería- vamos, tallaré tu espalda- Tony caminó al baño y Steve lo siguió.

-Sí claro, tallarás mi espalda- entró al baño y cerró la puerta detrás de él.

Entre viajes a pequeños lugares de Hawái, fiestas, reuniones con socios de Tony, cenas románticas, compras, idas a la playa, caminatas nocturnas, fogatas en medio de la playa, bailes, clubes, las dos semanas de la luna de miel habían terminado. Ahora estaban aterrizando en Los Angeles, Tony vestía su habitual traje de vestir, sus gafas oscuras y Steve una camisa blanca, una chamarra de cuero, lentes militares y un par de jeans ajustados. Clint les había advertido de la horda de reporteros quienes les esperaban en el aeropuerto, ya que el día de la boda había sido nula la interacción con la prensa y con justa razón: era una ocasión privada. Solo posaron para un par de fotos y los encabezados no se hicieron esperar.

Después de pasar a los reporteros, su chofer los esperaba para llevarlos a casa, Tony revisaba el celular –lo había dejado en casa, intencionalmente- y estaba a punto de explotar con tantos mensajes, correos, llamadas, correos de voz pero aun así pudo notar algo raro en el camino. Miro para todos lados a través de las ventanas polarizados.

-Uhmmm, Stevie…este no es el camino a casa- Steve dejo de leer el libro que tenía en sus manos, se acercó lentamente a Tony y lo recostó sobre su pecho, su espalda estaba pegada al pecho del rubio pero aun así pudo sentir la gran erección apretarse contra él- ¿STEVE?- se sonrojo y brincó sobre el asiento.

-Te tengo una sorpresa- le susurró al mismo tiempo que mordisqueaba el lóbulo de su oreja y la lamía, sintió al otro estremecerse.

-No, estamos…nghh Steve- la mano del rubio se deslizó por el estrecho espacio entre ambos cuerpos, y llegó hasta su ingle, Tony escuchó la cremallera bajar y sus ojos se abrieron como dos platos, su cuerpo comenzó a estremecerse solo ante la idea  de ser tomado por su esposo en la camioneta y que al otro lado de la ventana blindada estuviera su chofer pero antes de poder de terminar su fantasía una venda cubrió sus ojos- ¿qué mier….? ¿Qué pasa? – de pronto la camioneta se detuvo y Steve se separó de él.

-Tranquilo, ven vamos, yo te guiaré- Tony tardo encontrar la mano de Steve y cuando lo hizo se apoyo en él para bajar de la camioneta, con torpeza por haber perdido repentinamente la vista camino por donde su esposo lo guiara- bien, ahora te quitaré la venda ¿listo?- Stark tembló y tragó el nudo de su garganta.

-S…sí- tartamudeo y de repente la luz le molesto en los ojos y frente a él estaba una casa enorme, con jardín, un pórtico con un columpio, un gran árbol –un arce- , era la estampa de una casa america como de los 70’s u 80’s.

-Bienvenido a casa Tony- cuando el castaño cayó en cuenta de lo que pasaba sus ojos se agrandaron y de repente su cara paso a una llena de lagrimas pero eran de felicidad- oh, cariño- Steve lo abrazó- la compré, con mis ahorros, es mi regalo de bodas de mi para ti, Tony- el moreno lo miró con lagrimas pero con una sonrisa-

-No debiste, Steve, te has esforzado mucho por esto, tenemos mi casa, nosotros podíamos...- un dedo lo silencio.

-De ninguna forma, somos una familia ahora, empezaremos una nueva vida, los dos y con los hijos que tengamos- Tony sonrió- además puedes usar tu casa de laboratorio o algo más o no sé, quiero una vida tranquila, sin lujos ¿me explico?- el otro asintió- bien, ahora ¿por qué no la estrenamos?-

-Pero…- Tony miró al estacionamiento y la camioneta ya no estaba ahí y de un golpe se sonrojo- ¡Steve!- el rubio sonrió y cargo a Tony y camino cargándolo hasta la casa, como recién casados- dioses ¿qué he hecho para merecerte? – Ocultó su cara llena de lágrimas,  de nuevo- entre la unión del hombro y la cara del rubio. Lo bajo con cuidado y ambos se besaron- ¿le parece estrenar la habitación principal señor Rogers?- le sugirió Tony.

-Por favor, señor Stark- los dos subieron y se encerraron en el cuarto.

Casi anochecía y seguían metidos en la cama, abrazados y acorrucados pero Tony había sentido algo más, algo pasaba y tenía que averiguar que era.

-Steve ¿está todo bien? Te conozco y algo te pasa- el rubio suspiro, sabía que era un libro para Tony, el cual solo él podía leer, giró su cabeza y su cuerpo, para quedar de costado al contrario de Stark.

-Rusia, en dos semanas- le cayó como balde de agua fría a Tony.

-¿Qué? Pero…-se enderezó de golpe- maldito sea Daniel, por su culpa, ¿por qué te siguen mandando a misiones? ¿No tiene a otros coroneles o más gente?...no eres un activo, no…- Steve lo abrazo.

-Tranquilo, lo sé pero al parecer está será la última o una de las últimas…- Tony giro lentamente la cabeza y lo miro horrorizado.

-¿ULTIMAS?- Steve se mordió el labio inferior- tienes una vida nueva, tienes que hablar con tu superior, tu desempeño es detrás de un escritorio o de misiones locales no internacionales… ¿cuánto tiempo?-

Tardó en contestar.

-¡Steve!-

-Dos meses- susurró y el alma de Tony casi salió de su cuerpo, se levantó de la cama, tomo la ropa de la maleta y se metió al baño. Steve tenía que dejar que lo asimilara.

De nuevo las dos semanas pasaron y ahora Tony se encontraba despidiendo a Steve en el aeropuerto; el rubio lo tomó de la cara y lo beso profundamente. Stark lo dejo abordar, habían sido dos semanas tensas y casi sin dirigirse la palabra pero el último fin de semana trataron de contentarse. En esas dos semanas ambos se encargaron de decorar la casa, comprar muebles y reparar algunos defectos.

Vio como despegaba el avió y al verlo desaparecer dio la media vuelta y camino, triste hasta su coche, al subir dio la orden.

-A la base- y el chofer arranco.

Un día y medio después. Rusia.

Steve había llegado al medio día a Rusia, se había alojado en el departamento que le habían designado y reviso cada uno de los detalles del archivo. Tenía que recuperar unos planos que eran de desarrollo ruso y que ponían en riesgo la paz mundial. Steve espero la noche para ir cerca del lugar donde estaba la base de operaciones.

Aparco la pick up que le habían prestado para moverse, antes de llegar a la base había un bar, bajo y de fondo pudo observar un bosque, iluminado solo por la luna. Tomó un par de respiraciones y entró, había estudiado el idioma aunque su pronunciación no era buena.

La campana repiqueo en la entrada y todo se quedo en silencio y lo siguieron con la mirada hasta que llegó a la barra y pidió una cerveza, el bar tender se la entregó y comenzó a inspeccionar el lugar. Unos minutos después todo volvió a la normalidad, de rato escucho a lo lejos una conversación entre alemán y ruso, puso atención y entendió algo acerca de una entrega de mercancía. Y bingo. Tomó la cerveza y caminó lento para acercarse más cuando de pronto sintió una mano sobre su hombro. Se quedo quito y miro por el rabillo de su ojo.

Un joven, de cabello castaño debajo de sus orejas, ojos de color verdusco lo detenía.

-Llevó años esperando por ti- susurró- estoy de tu lado y créeme que no quieres dar un paso más- Steve se giro para mirarlo directamente a los ojos y se quedó sin aliento.

-¿Quién eres?- el joven camino para sacarlo de en medio del lugar y llevarlo a la barra.

-Bucky, es todo lo que tienes que saber- hasta ese momento no se habían mirado directamente, la primera mirada Bucky tenía los ojos en otro lado- vámonos, debemos salir de aquí, empiezan a sospechar- el cerebro de Steve no funcionaba, solo asintió y lo siguió.

Una vez afuera Bucky se presentó formalmente.

-Llevo tres años esperando por esto, al fin llegaron los refuerzos que tanto pedí…- Steve no decía nada, no podía- ¿te comieron la lengua los rusos? – el rubio negó.

-Mi nombre es Steve Rogers- extendió la mano y Bucky pudo ver el brillo de su anillo de bodas. Bucky tardó en extender la mano, estaba molesto, no tenían abandonado y a su suerte. Solo. Hasta ahora.

-Bienvenido, Steve- cuando ambos estrecharon la mano, los dos se dieron cuenta de lo que ocurrió, la descarga eléctrica llevaba placer por todo sus cuerpos. Los dos jadearon y se miraron.

-Bucky…- el castaño jadeo y se sonrojo, era un omega y hacía tiempo que él mismo tenía que encargarse de su celo y tomar supresores y ahora su compañero de trabajo era un alfa y su pareja.

Tragó la saliva que se formo en su boca al oler a Steve- ¿estás casado…con tu pareja destinada?...- Steve asintió pero el dolor que vio en los ojos de Bucky y la decepción lo impulsaron a tomarlo de la cara y besarlo. Se miraron con deseo y lujuria-Tómame…- susurró Bucky, su cuerpo no podía más, tantos años sin su alfa y ahora lo tenía frente a él, musculoso, alto, rubio, ojos como el cielo. Su erección se hizo notar y sus feromonas llenaron las fosas nasales del rubio. El alfa gruño.

-Ven, vamos a mi casa- antes de poder pensar algo, ambos estaban cerrando la puerta del departamento de Steve, besándose con desenfreno y deshaciéndose de la ropa.

Steve lo tiro sobre la cama, lo beso y gruño.

-Bucky, mío…sólo mío…- el castaño asintió, aliviado de que su turno al fin llegaba pero sus lagrimas rodaron al ver de nuevo el anillo de Steve en su dedo.

-Sólo tuyo…-


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