Sentí como humo empezó a meterse en mi boca, desperté abriendo mis ojos de par en par y tosiendo como un energumeno. Vi a Levi expulsando el humo de su boca a poca distancia de la mía, todavia sin vestirse, sosteniendo un cigarrillo entre sus largos dedos.
-¡IMBÉCIL!- grité y de un salto me abalancé sobre el. Me cogió de la muñeca, me la retorció y acabé arrodillado ante el, y cuando digo ante el me refiero ante su miembro. Un sonrojo se torno en mis mejillas. A saber que pensaba su mente lujuriosa.
-Pideme perdón...- me miró con una pequeña sonrisa pícara.-...o me lo vas a pagar.
-¡NUNCA!- grité con dolor porque seguía retorciendo mi muñeca.
-¿Ah no? ¿Seguro?- dijo y me retorcio más el brazo. Empecé a soltar fuertes gemidos, como si estuvieramos haciendolo con los ojos entrecerrados y la boca de par en par, y me miró con cara de espanto. A pesar del dolor que sentía, mi interior se partía de risa al verlo así.
-Mierda callate.- dijo y me soltó tirandome al suelo.
-Te rendiste.- no recibí respuesta de su parte. Antes de que diese otra calada, le arrebate el cigarro y la di por el. Tosí y tosí soltando el humo. El me quito el cigarro, lo rompió en mi pedazos y me agarro de los hombros con fuerza.
-Vuelve a hacer algo así, y te decapito.
-¿Por qué? ¿A caso te importa lo que haga o lo que me pase?-
-Callate, no eres más que un niño mocoso.- dijo indignado evitando mi pregunta. Me cabreé mucho cuando me llamó niño.
-Si soy un niño, entonces, ¿por qué te fijas en un niño?- pregunté desafiante, y me miró con cara rara, lo que provocó en mi un sonrojo tímido.
Ambos empezamos a vestirnos.
-Imbécil, parece que no recuerdas lo que te dije hace unos días, nunca me fijé en ti, y nunca voy a tener nada más contigo.
-¿A sí?- le pregunté algo apenado. Él terminó de ponerse su uniforme y salió de la habitación sin siquiera responderme.
Tonto, tonto, tontooooo. Vas a caer a mis pies.
Pateé su cama de rabia y me hice daño en e pie.
Tras pasar el día entrenando muy duro llegó la noche, en el comedor enseguida la poca ración de cena que siempre servían, y en aquella especie de terraza apoyé mia brazos en una de las vayas.
Sentí una presencía a mi lado, y de pronto me agarró el brazo. Era Mikasa. La miré y sonreí nerviosamente.
-Eren...- me nombró.
-D...dime.- contesté tímido por la cercanía de ambos.
-Eren.- repitió sonriendo. Puso mis manos en mi cuello y lo acaricio. Trage saliva, y esta, ¿que queria?
-¿S..si?- pregunté cerrando los ojos y llevando mi mano a la nuca. Sin decir nada más ella me cogió del cuello de la camisa y me acercó bruscamente a ella. ¿Iba a besarme?
Note que mis labios se posaron en algo, pero la verdad no se en que. Abrí mis ojos y vi la mano de Levi entre medias de nuestros labios. ¿Cuando había llegado?
Nos separo a ambos de su manos y se sacó un pañuelo de tela de uno de sus bolsillos limpiandosela.
-Soldados, no hay tiempo para esto en la Legión de Reconocimiento.- dijo sin mirar a ninguno de los dos. Le miré con asco.
-Capitán, pero es que yo amo a Jaeger.- dijo mientras ejercia el saludo poniendose firme hacia el. Noté como Levi quedó paralizado, mirandola de par en par, tirando el pañuelo al suelo.
Mikasa me amaba... pero yo a ella no. Yo no amo a nadie... no. Porque lo que siento hacia mi capitán no es amor ¿no? Levi ignoró lo que la pelinegra dijo y se giró.
-¡TODOS VAYAN A SUS HABITACIONES! ¿OYERON?- gritó furioso y se fue de allí. Cuando todos desalojaron el lugar me agaché a coger el pañuelo y guardarmelo en un bolsillo. Después fui a mi habitación.
-Levi.- dije tras cerrar la puerta tras de mi al entrar a la habitación. No me respondió.
-¿Qué te paso antes? ¿Acaso estabas... celoso?- le pregunté con maldaz mientras me desnudaba y quedé en ropa interior. Tampoco contesto, y se tumbó boca abajo ignorandome por completo.
Maldito... Apreté mis puños. Me metí en la cama y boca arriba me puse a mirar el blanco techo.
-Capitán, ¿por qué derrepente quieres alejarte de mi?- pregunté dolido entre mis reflexiones
-¿Desde cuando te importo?- me preguntó y sentí como si en el pecho una flecha me clavasen.
-S...solo es curiosidad.- respondí triste.
-Erwin tiene pensado dejarte a cargo a otra persona, dice que no deberiamos vernos, dice que te maltrato demasiado...- me dijo seco. Salté de la cama y corrí a tirarme sobre el.
-¡Eres tonto, me has preocupado tanto por solo eso!
-No lo entiendes, Er...- le interrumpí.
-Si lo entiendo, imbécil, y voy a hablar con Erwin.- Le giré la cabeza a un lado y aproximé mis labios a los suyos pero este se alejó.
Triste, y sin entender nada me bajé y fui a tumbarme a mi cama de nuevo. No entendía su comportamiento a pesar de que le dije que todo estaría bien.
En silencio empecé a llorar, no entendía ni porqué, no entiendo mis sentimientos. ¿Qué siento por Levi? ¿Por qué me hace esto? ¿Y por qué duele tanto? Ahora mi corazón viste de un negro luto, que irónico ¿verdad?, no ha muerto nadie.
Al día siguiente Levi no estaba, pero fue a despertarme un tipo moreno alto corpulento y de ojos azules.
-Hola Eren, soy Erland Smith, hermano de Erwin, y a partir de hoy estas bajo mi custodia.- dijo mirandome desde arriba. Pegué un bote y le saludé tímido. De pronto me puse rojo al recordar que seguía en ropa interior y me vestí deprisa.
Acabó el día, fue muy duro el entrenamiento de hoy, y de Levi no sabía nada, quería olvidarme de el, a parte, ahora compartía habitación con Erland.
Abrí la puerta de la habitación para ir de nuevo a dormir y quedé con la boca abierta de par en par. Erland estaba sentado en una de las camas sin camiseta y encima de el y sin camiseta también, se encontraba Hanji.
Ambos se fundían en un lento beso y no se percataron de mi presencia. Carraspeé un par de veces y ambos se asustaron. Algo cortados se separararon, y Hanji salió corriendo de allí. Tras hablar un rato con Erland de lo ocurrido me metí en la cama y me quedé dormido.
Estaba a cuatro patas, atras de mi estaba mi capitán agarrandome fuerte de la cintura con una de sus manos, y con la otra tirandome fuerte del pelo, a la vez que el violento choque de su miembro en mi trasero hacia sonarse vulgarmente. Soltaba ahogados gemidos, estaba tan excitado, mi cuerpo entero ardía, se barnizaba en sudor. -Ahh Levi... t...te amo...- dije entre gemidos, desesperado.
De pronto me desperté agitado revolviendome en aquella pequeña cama. Todo había sido un sueño, pero, ¿por que dije que le amaba en aquel sueño?
Miré mi entrepierna y estaba muy crecida. No puede ser, acababa de tener un sueño caliente con Levi, con un hombre, me tapé la cara de vergüenza.
Había pasado un día sin el, y ya lo echaba tanto de menos. Mi mundo se derrumba y ni siquiera sé porque. La semana en aquel "campamento" pasó y ni siquiera mis ojos pudieron ver ni un centímetro de su presencia.