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Sintomas por Abyss

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Notas del capitulo:

Al fin!! Ya quiero acabar con este fic que realmente no esperaba hacer tan largo ._. Pero bueno, por algo pasan las cosas.

Yo calculo que dos capitulos mas y listo :) ... O tal vez lo termine al siguiente a lo hardcore (?) Quien sabe, todo puede pasar.

Kouki no sabía realmente qué pensar.

Cinco años atrás todo había sido —medianamente—, mucho más fácil. Salir finalmente de la seguridad de su casa y el pequeño pueblo donde vivía para embarcarse en un viaje para completar la pokedex, recibiendo también su primer pokémon de las manos del profesor Serbal. Recorrer la gran región de Sinnoh, conocer gente, enfrentarse a pokémon salvajes… Un camino sencillo, ideales fáciles de seguir —o que al menos ya, a estas alturas, eran fáciles—, lo que obviamente no se esperaba en todo el viaje, era haber tenido la oportunidad de coincidir con alguien tan molesto.

Jun era un caso perdido. Una persona brillante y que irradiaba vida por cada uno de sus poros, una persona que siempre se encontraba corriendo de un lado hacia otro, y que —en su momento—, era tan maldiciento como maleducado al momento de hablar de cualquier persona. Desde el dia que lo conoció, aquella vez que el profesor lo detuvo de meterse en la hierba alta en compañía de la tranquila y silenciosa Hikari, hasta el instante en que lo vio ingresando al Battle Frontier —y descubriendo que la personalidad que tenía, aparentemente, era de familia—, nunca había pensado o siquiera imaginado, que esa clase de persona pudiera llegar a gustarle de alguna manera.

Y ante todo, su primera reacción al darse cuenta de lo que sentia… Fue miedo. Algo que poco a poco se fue incrementando conforme sentía sus nervios aumentar, por como siempre aparecía una sonrisa involuntaria cada que Jun aparecía en escena, cuando escuchaba sus gritos a la distancia para llamar su atención.

Se sentía estúpido por haberse enamorado de él.

Pero mucho más, por no atreverse nunca a decírselo.

—¿Y qué esperas conseguir a estas alturas?

Le había preguntado su padre sin siquiera pestañear, la única persona en el mundo con quien tenía la suficiente confianza como para platicarle la situación, esperando algun consejo, o que le ayudará a ver las cosas desde algún otro punto de vista.

—Incluso en estos momentos estas con Volkner —la tranquila voz de su padre se lo recordó, imperturbable ante la situación, seguro de que su hijo haría lo correcto—. No te dire que debes quedarte con él, si quieres puedes dejarlo en cualquier momento, pero toma en cuenta que no es lo mismo con tu amigo.

Kouki soltó un suspiro antes de tomar un sorbo de su té, la pobre bebida ya fría y abandonada encima de la mesa. El también se encontraba consciente de ese detalle, no importaba que, era demasiado improbable que Jun dejara a alguien como Riley, estuviera o no embarazado, podía apostar lo que fuera a que Jun se quedaría con él.

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Hikari camino mucho más feliz de lo que había estado días atrás, Cynthia la había acompañado una gran parte del camino con dirección a su casa, antes de despedirse para cumplir con su labor de campeón de la región.

—¡Oh mama! —exclamó emocionada cuando finalmente encontró a su madre—. ¡Debiste de haberlo visto, está muy gordo!

La amable mujer rió mientras escuchaba a su única hija hablar sobre el avanzado embarazo que su vecino ya presentaba, algo que agradecia, pues no había tenido la oportunidad de hablar con él cuando se encontró de visita, y nada más había alcanzado a verlo a la distancia.

—¿Y Kouki? —pregunto curiosa la mujer cuando su hija finalmente guardó silencio y tomó lugar a su lado—, ¿no fue con ustedes?

—No, ahora que lo mencionas… —Hikari guardó silencio un momento, sumiéndose en sus pensamientos en búsqueda de las palabras adecuadas—. Tengo tiempo que no se nada de él, ¿crees que le hubiera gustado acompañarnos?

—Yo creo que sí, digo… Se supone que son amigos, ¿No?

—Sí —admitió tras pensárselo otro momento—, tienes razon.

El repentino silencio incomodo lo suficiente a la mujer mayor, que no tardó mucho en mostrar una sonrisa nerviosa y ser la primera en volver a decir algo.

—¿Y como está Cynthia?

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Jun se movió por la casa con mucha mas energia y alegria que días anteriores, tener visitas en la deshabitada isla donde había elegido vivir era algo que le fascinaba, le ayudaba a distraerse de todos los males que le aquejan debido a su lento —pero constante—, aumento de peso. La visita de Cinthya y Hikari —como no podía ser de otra forma—, se encontraba a otro nivel, su simple presencia le había puesto tan feliz, que de no ser por la panza que se cargaba se hubiera lanzado a los brazos de su mejor amiga para estrujarla hasta hacerle tronar los huesos. No importaba que, su mejor amiga era su mejor amiga, y por sobre todas las cosas ya la extrañaba —era difícil dejarle de hablar a alguien que había visto durante casi toda su vida—, así que hablar sin parar de cosas sin sentido mientras Cynthia únicamente los observa con una sonrisa —hasta que finalmente tuvo el valor suficiente como para pedir permiso de tocar su abultado vientre—. Aquel tranquilo ambiente le hizo sentir mucho más tranquilo que meses atrás, algo que agradecia, pues el embarazo no era tan fácil de sobrellevar como lo había estado haciendo parecer.

—¿Te paso algo bueno durante el dia?

La agradable voz de Riley llegó a sus oídos, ignorando por completo que había ignorado por completo el sonido de la puerta siendo abierta y cerrada —una ventaja de vivir en aquella isla, es que no tenía que preocuparse por extraños entrando a su casa—. El guardián del aura se acercó sin prisa alguna hacia su novio —quien continuó con lo que se encontraba haciendo sin preocuparse en lo más mínimo—, hasta que se encontró lo suficientemente cerca como para abrazarlo por la espalda, y depositar un beso en su mejilla.

—¡Hikari y Cynthia vinieron a visitarme! —exclamó con felicidad mientras sentía como su novio lo soltaba para tomar asiento en el comedor, dispuesto a descansar un momento.

—¿En verdad? —preguntó con una sonrisa el mayor, cualquier cosa que hiciera feliz a su novio, siempre y cuando no fuera dañino, también lo hacía feliz a él—. Esa es una buena noticia, ¿alguna novedad que te hayan contado?

—Al parecer Cynthia está planeando hacer un viaje hacia la región de Teselia —empezó a contar el menor, sin la necesidad de girarse ya que estaba más que seguro de que la atención de Riley se encontraba puesta totalmente en lo que decía—. Creo que tiene una casa de campo o algo asi, y parece tener toda la intención de llevar consigo a Hikari, pero ella no parece muy segura de ir…

Riley sonrió mientras se dedicaba a escuchar pacientemente, sin saber si dar o no su opinión en algunas partes de la plática, aunque por supuesto, Jun no necesitaba que él dijera algo para continuar hablando. No fue hasta que un plato lleno de una sencilla cena fue puesto en la mesa frente a su persona, que finalmente reaccionó.

—¿No vas a comer conmigo?. —cuestiono curioso mientras se recargaba en Jun quien se había parado a su lado.

—Comí con Hikari y Cynthia mientras estuvieron aquí —explico con una sonrisa Jun mientras acariciaba unos cuantos mechones del cabello de su novio, un gesto que al mayor le parecía íntimo y lleno de un inocente amor—. Comí lo suficiente y te guarde una parte.

—¿Estás seguro de que no me despertaras a las tres de la mañana exigiendo comida? —soltó con falsa preocupación Riley, solo para sentir como Jun le daba un suave golpe en la parte posterior de la cabeza y hacía un puchero.

—¡Riley! —grito abochornado y con un tono que demostraba una leve molestia—. Ya no he hecho eso desde que pase el quinto mes.

El mayor, por supuesto, decidió comenzar a cenar.

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Kouki camino nervioso por Canalave city, todavía tuvieron que pasar como tres meses —tal vez más, tal vez menos, realmente no los había contado—, cuando finalmente decidió dar el gran paso de ir a visitar a Riley y Jun a la isla hierro para desearles lo mejor.

Solo para enterarse que el rubio ya se encontraba pasando los días en casa de Byron, debido a que el dia marcado para dar a luz ya se encontraba lo suficientemente cerca, que el miedo de que rompiera fuente mientras se encontraban en la deshabitada isla no permitía a Riley conciliar el sueño. Una información que conocía gracias a Hikari, quien era la persona a la cual le pedía noticias por el rubio, pues era menos vergonzoso que tener que preguntarle a alguien más —ya sea Palmer o la madre del rubio—.

—¿Jun?

Pregunto sorprendido y a pocos pasos de llegar a la casa del líder de gimnasio. Ahi, saliendo a paso tranquilo y con ayuda de Riley —quien cargaba con una abultada pañalera—, se encontraba el rubio, quien parecía estar respirando de una forma curiosa mientras se sostenía de Riley en busca de equilibrio. Tardó menos de cinco minutos en posicionarse junto a ellos y ofrecer ayuda.

—Gracias. —fue la respuesta de Riley cuando le quito la pañalera para que fuera capaz de sostener mejor al embarazado.

—Hola Kouki —saludo Jun en un tono ligeramente ahogado, y con obvias señales de estar cuidando su respiración—. Nos atrapas justamente, cuando ya vamos de camino al hospital.

El de boina parpadeo varias veces antes de comenzar a caminar junto a ellos que ya habían comenzado a emprender el camino antes mencionado.

—¿Ya vas a dar a luz? —pregunto sorprendido, pero mentalmente se golpeó a sí mismo, era más que obvio que si, si la pañalera lo decía todo.

—Así es —respondió Jun con un intento de sonrisa, con toda la intención de no preocupar a las dos personas que caminaban con el—. Creo que mis contracciones empezaron, hace como… Una hora, pero solo la última, fue la que finalmente me asusto.

Kouki escuchó en silencio mientras asentía, él hospital realmente no estaba tan lejos por lo que facilmente iban a poder llegar caminando en poco tiempo, pero no pudo evitar tragar saliva cuando presenció el momento justo donde Jun se detuvo a causa de una contracción, lo que hizo que ya no pudiera con la curiosidad.

—¿Va a ser natural?

—El doctor dijo que nos diría cuando se llegara el momento. —fue la rápida respuesta que le proporcionó Riley quien rápidamente se ofreció a cargar a Jun, quien simplemente se negó y aseguró que aún podía caminar.

—¿Necesitan que llame a alguien? —pregunto una vez más cuando finalmente pudieron continuar avanzando.

—A mi mama


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