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Mr. Lonlely por Kunay_dlz

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I have nobody to call my own

 

 

 

Fue inesperado. Fue tan rápido y sin aviso que al caer en cuenta de lo que sentía fue como si todo mi castillo se me derrumbara encima… fue como despertar de una pesadilla y enfrentarme a algo peor.

Encontré pensamientos inapropiados hacia una persona en particular, una persona a la que me había dedicado a hacer su vida un infierno; le amenazaba a cada momento, amenazaba con robar a su madre, matar a su padre y convertirlo en un aprendiz malvado… en ese hijo que jamás tuve.

Me encontré pensando en él, en su salud, en sus sonrisas confianzudas y su mirada perspicaz.

Me encontré mirando el cielo y compararlo con el azul de su mirada.

Me encontré contemplando la noche y compararla con su pelo.

Me encontré negando mis sentimientos, tan intensos y tan fuera de lugar.

Me encontré enamorado de Daniel.

 

Esa fue una batalla en la casi pierdo mi cordura.

 

Luego me enfrenté a él mismo, a ese chico apenas sobreviviendo la adolescencia, le dije cómo me sentía. No me creyó. No esperaba menos en realidad. Pasaron días y cada que nos veíamos le comentaba de mi ‘cambio’, poco a poco, al fin aceptó la idea que yo no era tan malvado como solía serlo. Pasó más tiempo, luego de pláticas placenteras y cómodos momentos, aceptó una cita conmigo. Valla que me esforcé, no quería asustarlo a la primera, pero tampoco quería que se sintiera extraño con todo lo que puedo ofrecerle.

 

Esa fue otra batalla en la que mi paciencia estuvo a prueba constantemente.

 

Por fin me dijo que sí. Luego de un largo y bien planeado cortejo, aceptó ser mi pareja, sus miradas eran diferentes, sus reacciones a mi alrededor me hicieron notar que él me correspondía. Hubo diferencias claro que sí, había cierta brecha de edad y era lo que más malos entendidos nos trajo, sin embargo, lo superamos. Cuando vimos que nuestra relación avanzaba y se consolidaba, cuando la mayoría de nuestros secretos fueron entendidos y perdonados, decidimos dar la noticia a su familia y amigos.

Fue amenaza tras amenaza, teorías sobre algún plan malvado que me esté dando resultado, incluso probaron ‘lavado de cerebro’ donde privaba a Daniel de su voluntad y tan solo obedecía lo que yo ordenaba. Fue bastante duro el tratar de convencerlos. Maddie estaba preocupada, Jack estaba enfadado, Jazmine estaba tratando de descifrar mi supuesto ‘plan’, Samantha y Foley estuvieron cuestionando sin piedad a Daniel y hubo una que otra discusión.

 

Una batalla más en la que llegué a preguntarme su sus sospechas harían dudar a Daniel.

 

Pasó más tiempo, esa vez estuvimos siendo vigilados, cuando hacía un ‘movimiento sospechoso’ no era de extrañar que me tuvieran apuntando varias armas, no era raro escuchar amenazas y no faltabas las preguntas hacia Daniel sobre lo sano de nuestra relación. Claro que él no les tomaba en cuenta, estaba empezando a catalogar como ridícula las acciones de su familia y amigos. Me enorgullecía saber que su pensamiento no era tan fácil de manipular.

Esos ‘arranques’ de sus amigos atrajeron la atención. Los ciudadanos de Amity Park empezaron a hablar, empezaron a dar a notar su desconcierto ante mi relación con alguien que es mucho menor que yo. Dejé el cargo como Mayor de la ciudad, mi vida privada no tiene por qué ser de su incumbencia, Daniel estuvo preocupado, se sentía culpable de mi renuncia al poder, aunque hacía tiempo que ya no lo ansiaba.

 

Fue una batalla más… contra toda una ciudad.

 

No importaba lo maduro que Daniel actuara, él seguía siendo quien más ‘atención’ se llevó en todo esto. En su escuela, los ataques de brabucones aumentaron, y los comentarios despectivos no faltaron. Estuve a punto de ‘dejar todo por la paz’ de él más que anda, pero son una de esas miradas que tanto llamaron mi atención me dijo que si me rendía ahora que jamás me lo perdonaría, que tomaría todo lo vivido juntos como algo despreciable y que patearía mi existencia hasta que Clockwork se cansara de mirar.

No entendí muy bien la última referencia, sé quién es el Maestro del Tiempo más no entiendo qué tan cercana es su interacción con Daniel.

Se llegó el cumpleaños dieciocho de Daniel, se mudó conmigo a Wisconsin, y celebramos de una manera tan especial que sigo pensando fue un sueño… el inicio de un perfecto, del que no querría despertar jamás. Ah, cómo disfruté de ese sueño, atesoré cada momento, cada roce de piel, cada risa y hermosas sonrisas que Daniel me brindaba. Él era mi mundo, él era a quien rogaba en mi corazón nunca se arrepintiera de estar a mi lado.

Maldito tiempo, maldita rutina y mandita ceguera… luego de un par de años de ensueño di por sentado el amor de Daniel. Los detalles fueron cesando, las sorpresas escasas, el tiempo que pasábamos juntos tan solo bebiendo del otro fueron descendiendo.

Pensé que debía trabajar más, incrementar mi fortuna… para ‘asegurar’ el futuro de Daniel, de nuestro futuro, de una posible familia.

Las reuniones de las empresas asociadas, la empresa principal, el departamento de investigación y desarrollo tecnológico, posibles socios… inversionistas… todo ellos carcomía mi tiempo. Era mi secretaria quien enviaba regalos de disculpa a Daniel cada que cancelaba una cena u otra cita, confié en mi secretaria para que las flores y regalos intercedieran por mí ante Daniel.

Fui un idiota.

Él estaba cambiando, su actitud, sus sonrisas escasa y ese atrevimiento que me cautivó se fueron apagando con cada y lo único en que podía pensar era que más tarde lo arreglaría.

Fui un idiota.

Hace una semana que no veía a Daniel, no recordaba que hubiera dicho tendría algún evento o viaje con su familia, ni mi secretaria sabía nada de él, sin noticias y con temor, llamé su celular y no me contestó, busqué indicios de su paradero en la mansión, y al entrar a la sala que era para su entretenimiento el tiempo se congeló… junto a una fotografía de él estaba un sobre con lo que parecía una carta de despedida.

Leí esas líneas como si fue una sentencia de muerte. Cada palabra, cada error remarcado me golpeaba la cara con tanta fuerza que terminé en el suelo, aferrándome a la carta que contenía parte del dolor de Daniel… que contenía un poco de su soledad… que contenía sus últimas palabras de despedida.

Hace una semana que se fue y yo apenas me estoy dando cuenta de su ausencia.

No lo merezco.

No lo merezco.

Daniel.

 

 

Fin.

Notas finales:

Gracias por leer,

 

Agradecimientos especiales a:

YaoiMania x3

Aria


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