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Las etapas de un rompimiento por Elle Trancy

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Notas del capitulo:

Advertencia: La cuarta etapa tardaré en subirla ya que perdi ese archivo y tendré que volverlo a escribir.

 

Disfruten la lectura!

En ocasiones hay personas que se saltan las dos primeras etapas, o las omiten por un momento para pasar por este etapa primero, para luego regresar a “negación” y pasar por “neutral”.

 

 

Se dice que en esta etapa los amigos juegan un papel muy, pero muy importante, ya que, a su vez; Esta etapa es cruelmente llamada “La etapa de los amigos hijos de puta”. Consiste en una típica escena donde vas caminando por la calle y tu amigo o amiga te dice; Mira ahí viene tu ex. Entonces el corazón comienza a latir rápido y te empeñas en poner tu mejor (En ocasiones peor) cara hasta que te das cuenta que sólo era una cruel broma de tu acompañante. Haciendo tus ilusiones añicos.

 

A su vez “Pánico” se refiere a quedarse solo. Obviamente esto es casi imposible ya que quedarse solo en un mundo con más de siete mil millones de habitantes es realmente difícil. Lo máximo que se podría definir es “Sentirse solo”.

Porque no hay nada más desesperante que sentirse solo...

 

 

Y aquello era lo que sentía Sasuke en esos momentos, pánico. Porque cuando despertó, no había maraña de cabellos rubios, pelirrojos o azabaches a su lado. No había nada.

 

 

Se despertó sobresaltado después de un extraño sueño, el cual solo recordaba un exquisito olor a frambuesa y vainilla. Pero no fue aquello la causa de su pánico. Sino el despertarse extrañamente preocupado por su edad.

 

 

¿Por qué?

 

 

Pues ni el mismo podría responder aquello sin: Titubear, mentir o huir de allí. Simplemente era una pregunta de esas  que no tienen respuesta. Claro que, podría irse por la tangente y echarle la culpa a su hermano o a su primo Obito por meterle tonterías en la cabeza como: “Si no te casas antes de los treinta serás un viejo verde con dinero y alguna astuta mujer te quitara todo y luego te asesinara”

 

 

Aquello era un trauma de por vida, ¿Por qué a veces los familiares se empeñan en meterte pánico innecesario en la cabeza?

 

 

Y de nuevo le echaría la culpa a una tercera persona: Gaara. Porque si bien recordaba, éste, le había “obligado” indirectamente a “huir” de Tokio y a su vez; de sus obligaciones, para seguirlo hasta NY. Donde el Sabaku estudiaba y trabajaba gracias a sus hermanos quienes residían en el país desde hace tiempo.

 

 

Supo que Gaara se había establecido sin preámbulos en América gracias a sus contactos, ya que, a diferencia de él, Gaara no tenía los bastos e interminables recursos que el Uchiha tenía, como Sub-director y próximo heredero de Uchiha Company.

 

Se supone que su estadía en NY sería el tiempo que tardaría en convencer a Gaara de que volviera con él a Japón, y una vez allí, fijarlo en su empresa y pagarle los estudios. Así mataba dos pájaros de un solo tiro: Tenia a Gaara cerca – Lo cual le permitía vigilarlo – y no descuidaría la empresa que su retirado padre le había encargado junto con su hermano mayor, Itachi.

 

 

 

Pero aquello se salió de control. Porque Sasuke no contaba con una competencia para con el pelirrojo. Una competencia llamado: Sai.

 

 

 

Restregó sus ojos y miró a un lado, saliendo de sus pensamientos, el reloj de pared marcaba las ocho con cinco de la mañana.

 

 

Se había saltado la primera clase... Pero aquello ya no le importaba.

 

 

 

Después de una ducha caliente, un café y un corto recorrido en taxi hasta la Universidad, llegó.

 

 

Encontrándose con mucha gente alborotada, llevando de aquí para allá confites y arreglos. Frunció el ceño preguntándose qué carajos pasaba allí. Fue entonces cuando dio con la mirada aguamarina de Gaara. El pelirrojo estaba con Sai cuando aquello sucedió, le dijo un par de palabras al oído y mirando a ambos lados – Como si estuviese a punto de cruzar una autopista concurrida sin semáforos – se acercó a él.

 

 

 

- Eh, Sasuke... ¿Tienes un momento? – Le pregunto mientras metía las manos en sus bolsillos del pantalón y cargaba todo el peso de su cuerpo sobre una extremidad.

 

 

¿Qué? ¿Ya te cansaste del pintor y necesitas a un verdadero hombre que te de duro en la cama? – Pensó, en cambio sólo asintió.

 

El pelirrojo volvió a ver a varios lados antes de romper el silencio entre Sasuke y él.

 

 

- Oye, creo... creo que se me ha quedado algunas cosas en tu casa que de verdad necesito... – Confesó al fin mientras se rascaba la nuca y fijaba su mirada en el suelo, tal vez en algún chicle pegado por allí.

 

 

- ¿Irás a buscarlo tú?

 

 

- ¡No! – Se apresuró a responder. – N-no... Mandaré a un amigo, y... te agradecería que borres mi número ¿Ya?

 

 

 

Golpe bajo para el Uchiha, ¡Le había pedido que borrara su número! ¿Con que descaro hacia eso? No es que Sasuke fuera a atesorar cada cosa que tuvo parte en la relación, como por ejemplo el Play Station o el condón que utilizo la primera vez que lo hicieron (El cual aún tenía guardado por ahí) ¡Claro que no! Sin embargo, eso Gaara no lo sabía. Y es por eso que Sasuke decidió contraatacar, ya que ni siquiera estaba en la “Friendzone” podía lanzarle todos los “misiles” que le diera la gana.

 

 

- Tranquilo Sabaku – Sabía que el ojiverde odiaba que él le llamase así – he decidido botar ese teléfono, olía mucho a ti.

 

 

 

Gaara esbozó una sonrisa como respuesta y barrio su labio inferior con la lengua mientras cambiaba todo el peso de su cuerpo a la otra pierna.

 

- Entonces tendrás que botar tu departamento entero...Uchiha - ¿Era su impresión o había afincado el acento en su apellido? ¡No, claro que no! Sólo había arrastrado un poco su apellido por el suelo y limpiado la suela de sus zapatos con él. Además  ¿Botar su departamento? Había formas más fáciles de hacer las cosas, no hay nada que un bote de desinfectante y varitas aromáticas no pudiera lograr.

 

 

 

Gaara se dio la vuelta dado por zanjado el tema. Volvió con Sai y ambos se alejaron caminando de allí.

 

 

 

Ahora si lo odiaba, y aquello le hacía sentir, en una extraña forma: Asustado.

 

¿Podría él realmente llegar a odiar a Gaara? Por dios... ¡Después de todo lo que habían pasado! ¿Podría llegar a desear su muerte?

 

El pánico recorrió su espalda en forma de escalofrió. Nunca se hubiera podido imaginar que en algún momento podría llegar a odiar a ese chico. En su sub-consiente el rostro de Gaara no era un rostro de alguien a quien quisiera odiar…

                                                 

No quería odiarlo, no podía.

No iba a hacerlo.

 

Por más que le doliera, no iba a odiar a Gaara por mas asustado que estuviera de aceptar que de verdad todo había terminado.

 

Ahora más que nunca tenía miedo. Diez años de relación no podían pasar por debajo de la mesa tan fácilmente…

Alguien tocó su hombro.

 

 

Irritado, molesto, crispado y muy, muy impaciente se dio la vuelta, mostrando así su peor semblante, el cual cambio en seguida al darse de lleno con unas enormes cejas y unos ojos tan grandes que, tuvo que parpadear varias veces para asegurarse que aquel chico no estaba utilizando “Circle Lenses”*.

 

 

 

- ¿Sasuke Uchiha? – Pregunto aquel manojo de... de lo que sea que fuera ese chico.

 

 

El Uchiha asintió, aun sintiéndose intimidado por esas cejas, ¿Era posible esconder algún arma bajo ellas?

 

 

 

- La directora Tsunade y el profesor Kakashi han seleccionado a una serie de alumnos para... – El chico paro para sacar una hoja de su mono, la leyó en vos baja y prosiguió – Ajá, para dirigir la excursión que se realizará el día...

 

 

- Espera – Interrumpió el Uchiha al verse más enredado que el cabello de Rapunzel en las mañanas. - ¿Dirigir qué? Yo no me he apuntado en nada.

 

 

- Pe -pero ¡Es obligatorio! Fue seleccionado un estudiante de cada facultad, y en idioma lo escogieron.

 

 

 

Sasuke dejo salir un gran suspiro y tomo la hoja que le estaban tendiendo.

 

 

- Bien. – Dicho esto se dio la vuelta y se encamino a clases, ignorando que el chico se despedía energéticamente gritando que su nombre era “Rock Lee” y algo más sobre la “flor de la juventud...” o quien sabe...

 

 

Poco después – informado por su profesor Iruka – supo que aquel día eran los preparativos para la famosa excursión, la cual, veía en extremo innecesaria. ¿Qué acaso eso no se hacía hasta secundaria?

 

 

- Dans les verbes français doit être placé de telle sorte que ...

 

 

 

Además, ¿Quién iba a ir a recoger las famosas pertenencias de Gaara a su casa? ¿Quién se creía para mandar a cualquiera? ¡¿Es que acaso no tenía ni el valor de ir a su casa?!

 

 

Por supuesto, Sasuke dedujo rápidamente que Gaara no se resistiría a sus “encantos” y acabaría en la cama con él, de una u otra forma. ¡Claro! Eso era...

 

 

Se carcajeo solo.

 

- Seigneur Uchiha, a une blague à raconter la classe?

 

Y como Sasuke sabía los secretos de Gaara en la cama, sería fácil hacerlo caer... Entonces se dio cuenta que allí estaba la solución, no para volver con el pelirrojo, no, ya aquello – Y aún más después de lo sucedido hace unas pocas horas – no le importaba, pero si para al menos para pagarle con la misma moneda al idiota que se lo “arrebato”.

 

 

 

- Seigneur Uchiha!!

 

 

 

Cuando cayó en cuenta la clase entera lo veía a él. Y el profesor de francés le exigía una explicación.

 

 

 

- No. – Se limitó a decir sin saber ni de lo que le estaban hablando.

 

 

 

 

Para cuando regreso a casa estaba agotado, no físicamente, sino psicológica y emocionalmente. Y más cuando antes de entrar a la oficina de la directora se había topado cara a cara con Sai, quien le devolvió una sonrisa tan falsa como su... como su pene.

 

 

Y sí, es que a Sasuke Uchiha le encantaba jactarse de que tenía un pene grande.

 

 

 

Además de que Tsunade – la directora – había sido tajante con su decisión, Sasuke debía ayudar con la dirección de lo que la loca – y sí, se atrevía a decirlo – directora planeaba ¡Quien sabe para qué!

 

 

Se dejó caer en el sofá frente a la pantalla plana, dejó salir un pesado suspiro y cerró los ojos lo que pareció tres segundos. Sin embargo, cuando los volvió a abrir ya había anochecido y el timbre del departamento no dejaba de sonar molestamente.

 

 

Comprendió que había sido aquello lo que le había despertado.

 

 

 

Con desidia y algo de irritación se levantó del sofá estirando sus entumecidos músculos, haciendo que le sonaran dos o tres huesos por la acción. Arrastro su cuerpo hasta la puerta y sin ver por el ojo espía abrió.

 

 

 

No sabría definir un sentimiento exacto para transmitir lo que en ese momento sintió. Fue como si un rayo le hubiese caído, o un balde de agua helada, pero a la vez caliente y al mismo tiempo que pellizcaban su ingle. Todo por perderse en aquel mar azul que se presentaba ante él.

Aquel rostro era como un amanecer en la playa, una piel teñida por el contraste con aquel cabello rubio, tan resplandeciente como él sol, y el azul del mar tintando unas orbes grandes y profundas como el océano mismo.

 

 

 

- ¿Sasuke Uchiha? – Preguntó más con un tono incrédulo que con uno interrogativo.

 

 

El aludido asintió lentamente sin dejar de mirar esos ojos. Maldición, era lo más azul que había visto en su jodida vida.

 

 

- Vengo por las cosas de Gaara...

 

 

Aquella última palabra fue la concluyente de tanto hipnotizo.

 

 

- Ah... ¿Así que tú eres su amiguito? – Preguntó el azabache cruzándose de brazos mientras apoyaba su hombro derecho en el marco de la puerta.

 

 

- Somos algo así como viejos compañeros de clase...

 

 

- Ya. – Dijo el Uchiha antes de decidir abrir la reja que los separaba. El chico entró sin dejar de mirarle a los ojos - ¿Te dijo dónde estaba lo que necesita, o pretendes hurgar en mis cosas?

 

 

El rubio sonrío de medio lado. – Me dijo que está en una caja bajo la cama.

 

- ¿Pretendes que lo busque yo?

 

- Sólo si te molesta que yo lo haga...

 

- No me molesta, segunda puerta a la derecha.

 

 

El rubio entro al cuarto y Sasuke se dejó caer de nuevo en el sofá. Todo seguía oscuro, y claro que no se iba a  molestar en encender una luz. Si el rubiecito ese iba a servir de intermediario entre Gaara y él, ¡Bien! Pero que con su apoyo no contaran.

 

 

Se las pondría bien difícil ya que no podría darse el lujo de ponérsela difícil a Gaara directamente.

 

 

Pasaron unos pocos minutos cuando escucho al rubio salir de la habitación.

 

 

- ¿Lo has conseguido?

 

 

- Sí... supongo que es esto. – Dijo dando unas palmaditas a la caja en el suelo. Acto seguido se pasó por al frente de Sasuke y se sentó en la silla contigua.

 

 

El azabache iba a protestar, justo cuando el otro habló. En un tono tan bajo y suave que apenas entendió lo que dijo.

 

 

- Siento que Gaara sea tan gillipollas… a veces…

 

 

Aquello lo dejo fuera de base.

 

 

- ¿Por qué te disculpas por él?

 

 

El rubio vaciló un momento antes de responder – Porque no te mereces eso... – Respondió al fin.

 

 

 

- ¿Cómo sabes lo que me merezco o no?

 

 

- Se quién eres. Uchiha Sasuke, tu apellido lo dice todo. Sé que tu hermano Itachi te está buscando y sé que mi padre está frustrado porque no puede cerrar el contrato con la compañía de tu padre.

 

 

Sasuke a medida que el otro hablaba se enderezaba en el asiento, interesando por lo que oía.

 

 

- ¿Y se supone que tú eres...? – Fue lo único que su ego le permitió decir.

 

 

La sonrisa del rubio destello por los tres segundos en los que se dibujó en el rostro del chico, poco a poco fue desapareciendo hasta quedar una línea seria en sus labios.

 

 

- Namizake Naruto.

 

 

- Empresas Namizake... ya sabía que había escuchado ese nombre en algún lado...

 

 

Naruto dejó salir un suspiro, como si estuviese realmente cansado.

 

 

- Sí, y tú deberías volver a Tokio.

 

- Ese no es tu problema.

 

 

Naruto se levantó del sofá y caminó hacia la caja.

 

 

- Aunque no lo creas, si lo es. – Tomó la caja y camino hacia la entrada. Después de escuchar la reja cerrarse pudo darse el lujo de mirar hacia atrás, solo para asegurarse que el otro ya se había marchado.

 

 

 

No había nadie, y volvía a estar solo. Una vez más sintió pánico de quedarse sólo...

 

 

 

.

 

 

.

 

 

.

 

 

.

Para cuando llegó el día siguiente a la Universidad todo estaba más calmado. Pero la hoja que cejas – Así le había apodado “cariñosamente” a Rock Lee – le había entregado decía todo lo contrario.

 

 

Supuestamente hoy abría una reunión en la sala de Audiovisuales con los famosos seleccionados que dirigirían la famosa excusión.

 

 

Se encogió de hombros y se pasó por la cafetería. Luego de pedir capuchino se sentó a una mesa que daba al hermoso paisaje de la Universidad. Grandes árboles frondosos se imponían sobre el campus, donde en el medio una fuente decente corría riachuelos de agua. De vez en cuando se veía una que otra ardilla buscar comida por allí.

 

 

La cafetería estaba casi vacía, por lo tanto, el silencio era contundente. Le dio otro sorbo a su trago y volvió a ver a un curioso pajarito de plumaje amarillento y azul.

 

 

Amarillo y azul...

 

 

Bebió otro sorbo sin recordar donde había visto antes una combinación similar.

 

 

 

- Se supone que debiste haber estado en Audiovisuales – Esa voz lo sacó de sus cavilaciones.

 

 

Sin siquiera voltear a ver al recién y molesto llegado respondió con su mejor tono frustrado. – Se supone que ese no es tú problema.

 

 

Escuchó una risita.

 

 

- Es bastante curioso, porque en realidad si es mi problema. – Sasuke se enderezó y dejó de mirar al pajarito para encontrarse con un amarillo y azul más intenso. Lo miró incrédulo de que eso se atreviera a hablarle así. No. En realidad el solo hecho de hablarle. – Porque he sido yo el que ha tenido que perderse la clase por ir obligado a la reunión donde tu debiste estar.

 

 

 

Sasuke enarco una ceja y volvió a tomar de su vaso.

 

Naruto suspiro y se sentó al frente de él.

 

 

 

- No te he...

 

 

- No tienes por qué pagar conmigo lo que Gaara te hizo – Interrumpió el rubio.

 

 

- No te he invitado a sentarte. – Retomo Sasuke, haciendo caso omiso a las palabras de Naruto.

 

 

- En serio deberías volver a Tokio. – Prosiguió como Sasuke, haciendo caso omiso a las palabras del otro.

 

 

 

- Tsk – Chistó - ¿Y quién lo dice? – Interrogo retando a Naruto a inflarse en superioridad.

 

 

Naruto guardó silencio un momento y observando hacia el campus respondió.

 

 

- A diferencia de ti, yo no cuento con el dinero de mi padre. No porque él no me lo permita, sino porque yo no quiero depender de él, jamás he trabajado para tener techo y comida, pero no quiero ser el típico niño rico al que sus padres le dan todo. Por esa razón estoy estudiando aquí, y por esa razón te pido que vayas a Tokio.

 

 

- Eso no tiene sentido. – Respondió Sasuke.

 

- Ya pronto lo tendrá. – Dicho esto se levantó y marchó de allí.

 

 

 

 

 

 

 

Aquellas palabras quedaron resonando en su mente hasta la hora en la que sus ojos se cerraron y Morfeo lo atrapó en sus brazos.

Notas finales:

Gracias por el apoyo♥


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