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Las etapas de un rompimiento por Elle Trancy

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Notas del capitulo:

ESTE NO ES EL FINAL. Es una especie de Extra de como todo sucedio antes de llegar al primer capitulo que ya todos leyeron. 

Un agradecimiento a todas/os los que siguen este fic y a esta autora tan irresponsable. 

 

y un agradecimientos especial a Glax, que sin su presión constante esto no hubiese sido posible♥

 

Le había conocido en el peor momento de su vida.

 

Era una época donde pasaba por reales problemas emocionales, psicológicos y morales consigo mismo y con todo aquel le rodeara. Era un adolescente ¿Qué peor castigo de la vida? Las hormonas en un total descontrol, y las neuronas tomándose vacaciones. Con un modelo de persona a quien superar, o al menos seguir. Con unos padres estrictos y conservadores. ¿Cómo podría superar y afrontar todo si apenas llegaba los catorce años?

 

Itachi había sido su modelo –impuesto por su padre, claro está- desde que tenía uso de memoria. Pero eso no quería decir que el mayor estuviera de acuerdo con aquello.  Su único hermano le repetía una y otra vez que tenía que conseguir su propio camino en la vida. No ser nunca la sombra de alguien. No ser el seguidor de nadie. Nunca.

 

Era demasiada presión. Y él demasiado joven…

 

En las tardes en las que nadie estaba en casa, el dejaba la pila de libros y las tantas actividades a las que era obligado a participar y perfeccionar con el fin de ser el hijo segundo prodigio  y corría, escapaba a alguna parte lejos. A veces tomaba un bus o un taxi, lo que viera primero y se iba hasta donde su corazón liberara la presión de tener que ser como se le había impuesto.

 

Un día llegó a un parque no muy lejos puesto que solo tuvo que correr unas cuantas cuadras para encontrarse con aquel lugar. Allí, sólo, se sentó en un banco y soltó un suspiro.

 

Se sentía bien. Se sentía genial estar allí.

 

Tomo aire una vez más y miro al cielo exhalando largamente de nuevo. Fue cuando algo le dio en la pierna…

 

-         Oye tú – Le llamó un chico que no pasaría de los trece, haciendo que su curiosidad se despertara al notar como se expresaba, con una serenidad tan antinatural. Era complicado explicar cómo un niño, casi de su edad, podía tener tanta calma en su semblante. A pesar de jugar, la emoción no atravesaba sus facciones. No asomaba placer alguno.

No se inmutaba. - ¿Me vas a pasar el balón? – preguntó aquel chico pelirrojo, de haber tenido cejas tendría una estaría rozando su coronilla.

 

Sasuke solo se levantó e intento patear el balón. Sin embargo, concentrado en aquellos ojos aguamarina tan profundos, tan inexpresivos, tan vacíos, pero tan llenos a la vez; El joven Sasuke falló el balón y dada la intensidad de la patada fue a parar al suelo. Primero su trasero, luego su espalda y por ultimo su cabeza.

 

Enseguida escucho las risas de todos los niños en aquel parque tranquilo. Todos reían y lo señalaban sin preguntarse si aquel chico se había roto algo. Algo más que su dignidad, por supuesto.

 

Se cubrió la cara con ambas manos esperando que en cualquier momento la tierra se abriera y de allí emergieran manos, cascos o garras y lo arrastraran dentro y nunca le dejaran salir…

 

Pareció una eternidad la espera.

 

Pero en cambio sintió el toque. Era fría, suave y gentil. Un solo toque en sus manos para que se descubriera la cara estaba lleno de tantas emociones que tuvo que apretar los dientes para no llorar. Ahora no solo por el golpe tan tremendo que se había dado en tantas partes del cuerpo a la vez sino ahora por el sentimiento que le provocaba aquel simple toque.

 

-         Ven. – Le ordenó con la misma calma con la que le había reconocido la primera vez.

 

El pelinegro se quitó las manos de la cara aun con las carcajadas de los alrededores resonando en su cabeza.

 

-         No soy tan malo para los deportes como crees – Fue lo primero que se le ocurrió decir una vez vio a ese chico tan cerca de su rostro. Desde allí su corazón saltó al verle ahora desde aquel ángulo, luego, sin más, se paralizo al ver como una sonrisa inocente se dibujaba al escuchar un comentario tan fuera de lugar. Él también, casi sin darse cuenta, sonrío.

 

Una mano le fue tendida y él, aunque dudoso. No tardó en corresponder.

 

-         Me llamo Sabaku no Gaara.

 

-         Uchiha Sasuke – Correspondió aún sin dejar de mirarle a los ojos.

 

Ni el mismo pensaría que aquello sería el inicio de una amistad confusa. Sin embargo, honesta por donde le vieras.


Los años poco a poco pasaron. Aunque para Sasuke, cada hora al lado de Gaara era minutos, casi no le alcanzaba el tiempo para compartir a su lado. Solo quería poder comprender tanta inexpresividad, quería comprender tanta pureza, tanta hermosura. Pero por sobre todo; Quería comprender por qué quería pasar cada rato de su vida a su lado.

 

Era su amigo, le apreciaba. ¿Eso quería decir que también debía soñar con él?

 

Y así creció el joven Sasuke. Hasta que un día por fin descubrió por si solo que lo que sentía por ese pelirrojo era más que aprecio por una amistad.

 

De verdad lo quería. Y lo supo el día que Gaara soplo las velas de su cumpleaños número diecisiete y después de pedir su deseo, al primero que abrazo fue a él.

 

Era correspondido.

 

 

-         ¿Qué deseaste? – le pregunto con el corazón latiéndote en la garganta.

 

Gaara miro al suelo con un sonrojo evidente en las mejillas.

 

-         Sólo que jamás te separes de mí.

 

Era correspondido, y no lo podía creer.

 

Aquella noche, después de los abrazos, las felicitaciones y los buenos deseos para el pelirrojo; Fueron al balcón.

 

Era una noche preciosa a los ojos de ambos. Había luna creciente y el viento soplaba frio.

 

Sasuke pasó su brazo por la cintura del taheño mientras se mordía el labio.

 

-         ¿Desde cuándo? – Pregunto Sasuke.

-          

Gaara tardó en contestar. Veía el cielo mientras asimilaba y reflexionaba la pregunta. Sabía a lo que se refería.

 

-         Creo que desde que te conocí, creo…

 

Sasuke sonrió y le hizo mirarle a la cara con un gentil gesto con la mano en su mentón.

 

Fue allí que aun con el corazón en la garganta, atorado de emociones, le besó. Dulce, tierno, único. Justo como un primer beso tenía que ser. ..

 

 

 

 

Las primeras veinte o cuarenta veces en las que hicieron el amor, Gaara no dejaba de mostrarse tímido. Cerraba los ojos con fuerza y se coloraba casi hasta lo imposible. Aunque poco a poco fue perdiendo la vergüenza, la inseguridad que Sasuke a veces le transmitía al ser tan cerrado sentimentalmente hablando no le permitía avanzar grandes zancos como debería de haber sido en aquel entonces. Si algo en aquella relación fallaba era la manera tan poco expresiva de Gaara de sentir emociones, reflejarlas y la falta de tacto de Sasuke además de un desinterés tan palpable cada día conforme el pasar de los años.

 

 

Un día, mientras el pelinegro tomaba una ducha, llegó un mensaje: Una foto.

“Para que te inspires siempre que pienses en mi” Dictaba la fotografía de una rubia en babydoll.

 

Aunque algo dentro de él cambió, Gaara tomó aire y dejó el celular justo dónde y cómo su pareja lo había dejado.

 

-         Calma – Se dijo a sí mismo. Tomó aire y exhalo. Acto seguido se dio la vuelta en la cama y fingió que se había quedado dormido. Para cuando llego Sasuke pudo ver por el reflejo de la ventana que éste fruncía el ceño, enarcaba una ceja y tras una serie de golpeteos en la pantalla de su celular, lo dejaba de lado y se acostaba para luego, gentilmente, abrazarlo.

 

El primer error del pelirrojo fue callar.

 

 

Y el primer error de Sasuke, fue subestimar a Gaara.

 

 

Poco después, luego de varias escenas bastante parecidas a la primera, fue cuando decidió partir.  Indirectamente Gaara hacia su declaración de guerra, una guerra silenciosa porque si bien él no era de dar indicios de mucha emoción, tampoco era de quienes podrían hablar abiertamente de algo que, siendo sinceros, le lastimaba muchísimo.

 

Se excusó, mintiendo, dando como razón de su partida que deseaba estudiar en América. Donde los estudios eran mejor, donde los profesionales eran más que profesionales. Dónde, además, podría disfrutar del amor fraternal que a veces le hacía tanta falta por la partida de sus hermanos al continente extranjero.

 

Sasuke consintió. Y no sólo eso, sino que se encargó que el pelirrojo viajara con todas las comodidades hasta llegar a su destino: La gran America del norte.

 

Pocas semanas fueron suficientes para que el chico rudo Uchiha se diera cuenta que algo le faltaba. Las largas noches, aquel incomodo vacío, aquella almohada fría.

 

No importaba con cuantas personas estuviera, cuántas mujeres metiera en su habitación o cuanta persona estuviera a su alrededor. Sasuke siempre volvía a lo mismo. Solo. Dónde a pesar de tanto ruido no había puesto para sentirse acompañado. Fue entonces que se dio cuenta de lo que le faltaba en realidad.

 

 

-         Me voy.

Su hermano se carcajeo y volvió la vista de nuevo a su periódico.

 

-         Es en serio, me voy. Voy a buscarlo. – sus palabras tomaron fuerza a medida que las pronunciaba. Tomó una maleta del cuarto/closet y la abrió sobre la encimera. Acto seguido subió a su cuarto y tomo algunas prendas y zapatos que considero que serían suficientes para el poco tiempo que tenía planeado pasar lejos.

 

 

-         Sasuke, por favor, tienes responsabilidades aquí con Namizake Pro. No puedes tomar una maleta e irte. – Dijo con parsimonia su hermano mayor mientras sin cambiar su semblante tomaba de su taza.

 

-         Claro que puedo. Sólo mírame. – Cerró la cremallera del equipaje  y tomo su teléfono celular para marcar a su piloto privado.

 

Tras unos cuantos minutos de hablar con el joven que le prestaba el servicio tomo sus cosas y se dispuso a salir. Pero la voz de Itachi lo detuvo justo en la puerta de la cocina. Desde allí podía ver su Porsche.

 

-         Te vas a arrepentir de haber ido, Sasuke.

 

-         ¡Tú no…! – quiso interrumpir pero no se le permitió.

 

-         …De verdad deseo equivocarme, pero después de todo este tiempo, conociendo a Gaara. Sé que no se fue para volver. Se fue para alejarse de ti.

 

-         ¿Y tú qué sabes sobre Gaara? – interrogo Sasuke,  receloso de la respuesta.

 

Los ojos de Itachi se tornaron de un rojizo que destello por unos segundos en el momento en el que la mirada de los hermanos se encontró.

 

-         Más de lo que tú piensas…

 

Y así, sin más, se marchó. Sin dejarse amedrentar por los comentarios de su hermano quien siempre, desde el momento en el que tenía memoria; Había sido su Némesis. Su meta inalcanzable.

 

Y ahora que decidía prescindir de aquella absurda meta, se le cruzaba una vez más en el camino dejando la duda plantada en lo más profundo de su mente.

 

¿Gaara se había ido…por su culpa?

Notas finales:

Esta es la primera parte del Extra, eso es obvio. Se me hizo muy largo y decidi hacerlo en dos partes xD 

(No. No quiero terminar este fic :C)


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