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I'll follow you por LadyBondage

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Notas del capitulo:

Y aquí está, la tercera parte.

Errores

[1]

 

Cuando Sasuke nació, toda la familia Uchiha celebró la buena fortuna de Fugaku, el hombre imponente de negocios que tras esa fachada habitaba una bestia voraz que no perdonaba error alguno.

 

Así fue criado y esa educación estricta pasó de generación en generación; la recibió su primogénito y después su segundo vástago.

 

Sin embargo, Sasuke no desarrollo el mismo crecimiento emocional de Itachi, a diferencia del mayor, Sasuke se comportaba como un niño caprichudo cuando no le daban algo que él sentía que merecía o era cruel con los demás niños, Fugaku justificaba el comportamiento de su hijo aludiendo a la edad, después ya no hubo manera de justificarlo.

 

Su comportamiento errático comenzó a atraer problemas. El primero empezó en el bachillerato; Sasuke junto con unos cuantos compañeros organizaron una fiesta masiva donde introdujeron mucha droga y alcohol, el resultado fue catastrófico, una de las hijas del ministro de Japón fue brutalmente violada.

El segundo problema ocurrió durante las vacaciones de verano, Sasuke había robado el auto de Itachi para correrlo en un barrio clandestino donde apostó la mitad de su fideicomiso. Fugaku tuvo que recogerlo en la estación de policía. De aquella noche lo mandó muy lejos de la familia.

 

Él llegó a creer que Sasuke cambiaría su actitud, que la madurez haría mella en su comportamiento. Pero eso no pasó, su hijo cada vez era más insoportable de carácter, su tío Madara lo reprendía incontables veces por su poca capacidad de sometimiento hacia Sasuke. Itachi no fue problema alguno, pero el menor representaba todos los errores del pasado, cada mala acción sellada en el rostro de su hijo.

 

Y si alguna vez creyó que Sasuke se detendría, se equivocó. De toda la lista de barbaries que cometió su hijo, Sai fue el punto de quiebre para Fugaku. Sasuke no solo había enganchado al muchachito a una oleada de violencia y drogas, también lo sedujo y lo utilizó a su antojo. Hasta que se cansó y lo botó, entonces empezaron las verdaderas calamidades.

 

Sai intentó chantajear a Sasuke, Fugaku no supo de qué forma o con que quería extorsionarlo. Pero el jovencito terminó en una barricada, cruelmente mutilado, vejado y asesinado. Sasuke negó todo pero Fugaku no era estúpido, sabia de lo que su hijo era capaz, solo que nunca supo poner límites reales y tal vez por es pagaba día a día su estupidez.

 

 

 

[2]

 

Naruto sonríe mientras sostiene el teléfono móvil contra su oreja. Escucha del otro lado de la línea la voz inigualable de su padre, usa un tono comprensivo cuando hablan y a veces suelta uno que otro chascarrillo que hace reír a Naruto con una inocente soltura.

 

—Pa’, ya te dije que no debes preocuparte por mí —Naruto se acomoda mejor en el sofá, sube las piernas y las enreda mientras lleva a su boca un pedazo de tostada untada con mermelada.

 

 

Minato escucha el breve crujido del pan horneado. Una sonrisa se dibuja en sus labios de melocotón.

 

Te lo digo en serio, hijo. Estoy sobre un pez gordo y no quiero que te confíes demasiado y tampoco que confíes en alguien ajeno a tu círculo de amigos.

—Tranquilo, enfócate en tu trabajo, pa’, y deja que yo me haga cargo del mío. Además ya estoy muy grandecito para cuidarme solo —murmura con la boca llena.

 

Está bien, voy  a confiar en ti como siempre lo he hecho, pero si ves algo sospechoso, no dudes en marcarme y enseguida enviaré a por ti. —susurra preocupado.

 

 

Naruto asiente como si su padre pudiera verlo, da otra pequeña mordida a su tostada, se ensucia las comisuras de los labios con mermelada.

 

 

— ¡Es una promesa! Cualquier cosa irregular que me suceda te mantendré informado.

 

Así me gusta. —apremia Minato.

 

—Pero oye, ¿por qué te preocupa tanto el cómo este yo? Anteriormente jamás estuviste así conmigo. ¿Pasa algo malo?

 

 

Naruto no escucha, pero Minato pasa saliva audiblemente. Sostiene con más fuerza el teléfono desechable, mira a sus costados cerciorándose de que nadie más lo escuche. Está en la azotea del edificio donde vive actualmente, un lugar temporal.

 

 

Ellos son muy peligrosos, y temo que estén cerca de ti. —contesta levemente afligido.

 

—No me pasará nada malo, yo sé cuidarme las espaldas.

 

Eso espero hijo, eso espero.

 

 

 

 

[3]

 

Sakura se cruza de brazos y levanta una ceja delineada perfectamente, su hermoso rostro esboza una mueca desdeñosa hacia el cliente. El hombre frente a ella no hace más que sonreírle con hipocresía.

 

 

— ¿Aun no va a ordenar nada? —le pregunta irritada. Lleva ahí más de media hora sin mediar palabra con ella, y no está del mejor humor para ser falsamente amable.

 

— ¿Y el otro chico? —responde finalmente Sasuke, la sonrisa de lobo sigue ahí mostrando los dientes blancos impolutos.

 

 

Ella se muestra consternada, internamente piensa a quien se refiere, pero su cerebro se encuentra nublado por el incesante trabajo que tiene encima.

 

 

— ¿Qué chico? —pregunta despacito. Sasuke la mira por debajo de las pestañas.

 

—El rubio que trabaja contigo —dice obvio blanqueando los ojos. Sakura se siente estúpida cuando el nombre de Naruto aparece dentro de la bruma en su cabeza. Frunce el ceño. No tienen muchos clientes ese día así que puede darse el lujo de distraerse con el idiota que tiene sentado en esa mesa.

 

—Hoy es su día de descanso —sonríe triunfal al ver ese rictus firmemente serio en lo que parece una mueca de inconformidad.

 

— ¿Sabes dónde vive? —Sasuke lanza la pregunta con voz silbante.

 

 

Sakura siente unas tremendas ganas de echarlo de ahí. Ha estado casi media hora de su valioso tiempo lidiando con ese adonis para que al final su único motivo sea ver a Naruto. Y no es que le de celos, más bien, es coraje lo que siente. El tipo no sabe valorar el tiempo de los demás, cada que se le acerca para tomar su orden, ese hombre no hace más que echarle una mirada de fastidio y luego mandarla al demonio.

 

 

—No y aunque lo supiera no se lo diría. —ladra refunfuñada, ofendida y agotada. Sin Naruto el trabajo se le hace doblemente exhaustivo.

 

— ¿Ah, no? —Sasuke se pone de pie. Sakura retrocede dos pasos cortos. Es increíblemente alto, y fuerte. Traga saliva nerviosa.

 

—No —afirma ya no tan segura.

 

— ¿Qué pasaría si decido conseguir la dirección por las malas? —pregunta con una sonrisa de medio lado que lo hace ver endemoniadamente atractivo. Sakura mira a sus costados, es una suerte que ningún cliente preste la suficiente atención a lo que está sucediendo.

 

—Ya le dije que aunque lo supiera no se la daría, más nunca afirme lo contrario.

 

—Si lo sabes, y vas a decírmelo ahora —exige, la mesera estaba a punto de darse la vuelta e irse, pero Sasuke no se lo permitió, el tomo del antebrazo y la arrastró hacia los baños de las mujeres. Sakura emitió un leve gritito de sorpresa que fue ignorado por los comensales.

 

—Ya te dije que no sé —susurra intimidada por los ojos carbón de Sasuke.

 

—No te creo absolutamente nada.

 

 

Sasuke le colocó el seguro a la puerta, Sakura sintió un terror recorrerle la espina dorsal. ¿Qué planeaba ese hombre con ella? Si sabía dónde vivía Naruto, pero era su mejor amigo, no iba a traicionar su confianza y menos con un sujeto que actuaba como psicópata.

 

 

—Si no me dices en este momento voy a violarte hasta que me lo digas —sentencia con voz grave.

 

— ¿Q-qué?

 

Apenas gritó cuando Sasuke la tomó de los hombros y la empujó contra los lavabos. Sasuke separó las delgadas piernas, los sollozos de la chica se hacían más audibles, ella peleaba como una fiera, pero su fuerza de mujer no era comparable a la de él.

 

—P-por favor, no.

 

Sasuke quería reírse de su lamentable estado, el maquillaje se le corría por las mejillas a causa de las lágrimas, el bonito uniforme desarreglado, él apenas bajó el zipper de su pantalón y la chica soltó varias palabras inentendibles.

 

 

— ¡Calle 201, departamento 527! —exhaló en un grito de verdadero horror. Sasuke se detuvo.

 

— ¿Ves? No fue tan difícil —toma su mentón entre sus dedos enterrando los dedos en la piel suave de la mesera.

 

 

La respiración de Sakura era irregular, su pecho subía y bajaba erráticamente. Por unos momentos se sintió terriblemente sucia, Sasuke había logrado desabotonar su camisa blanca y desgarrar las medias de nylon. Nunca había estado con otro hombre que no fuera Pain, y hoy, precisamente ese día Sasuke la hizo sentir como una golfa. El Uchiha se apartó acomodándose la ropa.

 

 

— ¿Realmente creías que iba a hacerlo? —se burla él. Sakura se abrazó a si misma evitando mirar a Sasuke. —Una basura como tú nunca podría aspirar a que alguien como yo la toqué, pero fue divertido, ¿no crees? —Sasuke aprieta más el mentón y Sakura aulló de dolor. —Mírame cuando te hablo, perra —murmura entre dientes. Sakura con todo su pesar lo miró, los sollozos se detuvieron, solo las lágrimas se deslizaban copiosamente por sus mejillas hasta perderse en la tela de la camisa.

 

—Eres un…

 

—Dilo y te juro que lo que yo empecé lo terminará un buen amigo mío, y te aseguro que a él le gustan las zorras como tú. —le dice socarrón. Sakura se encoge en sí misma.

 

 

Ella no dice más, Sasuke sale de los baños de damas completamente satisfecho con la información. Su siguiente parada es: Calle 201, departamento 527.

 

 


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