El lobo disfrazado de cordero
[1]
El timbre repica una vez, no necesita hacerlo más ocasiones. Naruto corre a la puerta, no le gusta hacer esperar a las personas. Al abrir se encuentra con unos ojos brunos que emanan elegancia. Lo reconoce, no tiene idea de lo que ese hombre hace ahí parado con esa sonrisa de comercial.
—Disculpe, ¿qué hace aquí? ¿Quién le dio mi dirección? —acribilla con preguntas, el tono de su voz expide incertidumbre. Sasuke ladea la cabeza, su pequeño zorrito está nervioso.
—Una amiga tuya —responde tajando cualquier indicio de explicación. Posa su mano en un costado de la puerta.
Esa sonrisa que intimida lo sigue a donde mira. Naruto pasa saliva.
— ¿U-una amiga? —Naruto balbucea, trata de recordar qué amiga podría haber dado información tan personal. Ese cliente suyo es demasiado insistente, no esperó que indagara más información sobre él pero al parecer se equivocó. — ¿Qué se le ofrece? —el rubio exhala un suspiro. El aliento de chocolate golpea la nariz de Sasuke. Naruto esta tan expuesto ante él, tan jodidamente hermoso.
—Puede parecer muy extraño pero de verdad quiero conocerte. Desde que te vi en ese restaurante no he dejado de pensar en ti, y siempre que intento iniciar algún tipo de conversación contigo, tú me rechazas. —dice Sasuke con voz de trueno que asusta al menor.
— ¿Y era necesario conseguir mi dirección para ello? —el rubio se cruza de brazos a la altura del pecho. Sasuke disimuladamente le echa una mirada crítica. Naruto viste muy ligero con un chándal naranja y la camiseta larga de lana blanca, su cabello es un matiz amarillo que va a todas las direcciones.
—Si —se sincera Sasuke. Naruto frunce los labios, no puede despreciar los intentos escabrosos del azabache. Resignado, decide hacerlo pasar.
—Estaba por servirme una taza de café, ¿te apetecería?
[2]
Pain abraza con fuerza el cuerpo menudo de su amante, la pelirrosa entre hipidos le pide que no la suelte nunca. El mayor por vez primera se siente inmune a una mujer, tantos años acorazado en su carácter infranqueable y de repente una chiquilla con la mirada esmeralda era capaz de desarmarlo.
— ¿Qué ha pasado? —él pregunta conciso. Sakura se arremolina más a su cuerpo fornido. Él acaricia los hombros y la espalda para dar un consuelo que ella pide en medio de su llanto.
—Solo fue un mal día —Sakura se aparta para mirarlo. Sus ojos están enrojecidos a causa de las lágrimas, la nariz le escuece y los labios le tiemblan. Pain no cree nada de lo que ella dice, ha tenido malos días, pero nunca ha llorado a lágrima viva por tal motivo.
—Dime la verdad —sentencia duramente. Sakura se estremece. Pain solo le habla así cuando está enojado y ahora lo está.
—Solo fue un mal día.
Ella se aleja de Pain completamente pero él no se lo permite.
—Dime, ¿qué paso? No lo preguntaré otra vez. —Pain es lapidario, no le permite soltarle una mentira. Él puede detectarlas incluso las más insulsas.
Y Sakura no puede más, le dice todo lo que pasó esa tarde tocando varios puntos hasta llegar al cliente de cabello negro, aquel que la humilló en los baños y amenazó con hacerle daño. Conforme va narrando su historia, Pain aprieta los puños conteniendo la ira que se acrecienta en su interior.
Sasuke llegó muy lejos, se metió con la persona equivocada.
[3]
Minato tiene una taza de café en las manos, camina presto directo a su oficina. Kakashi a su lado sonríe libidinoso. Su mejor amigo y colega nunca deja de lado sus intenciones brabuconas con él, por alguna razón Kakashi siempre intenta meterle mano para provocarlo.
—Eres cruel, Minato. Anoche te llamé y no respondiste —alega Hatake azotando la puerta, Minato vira los ojos. Deja la taza sobre el escritorio con cuidado de no situarla en los escritos que yacen esparcidos en la mesa.
—Kakashi deja de atosigarme. Tenemos trabajo que hacer.
Kakashi suspira profundamente. Minato le da la espalda, está revisando unos documentos mientras él lo admira desde su distancia.
Su jefe, maestro, y amigo es el hombre más guapo que ha visto, sus cabellos dorados y la piel besada por el sol le dan un aire picaresco. Es atractivo y posee ojos de mar. Le gusta mucho aunque Minato crea que solo se trata de una broma.
—Es inevitable, eres tan sexy que no puedo contenerme. —Minato se gira sobre sus talones regalándole una mirada cansina a su subordinado.
No puede con Hatake, debe reconocer lo apuesto que es. No se considera gay pero vaya, Kakashi es un regalo de los dioses para cualquier género. Es igual de alto que él pero mucho más masculino, y no es que Minato sea precisamente femenino, pero su rostro en forma de corazón y su nariz clásica solo lo hacen ver más llamativo para hombres viriles como su amigo de cabellos grises.
—Ya para, tenemos trabajo encima. ¿Tienes los informes?
—Mah, qué más da. Algún día caerás. Y sip, tengo los informes y te aviso de una vez, ese Uchiha te está escabullendo rápido, pero apuesto a que mi buen rayo amarillo podrá detenerlo antes de que nos aseste otro golpe.
—Eso no pasará, Madara Uchiha está en mis manos. Y con él caerá toda su estirpe. —declara el rubio muy seguro de sus palabras.
—Ojala, porque la última vez tuvimos que recoger un cuerpo terriblemente mutilado y estoy seguro que eso fue obra de Sasuke, el más consentido de esa familia.
[4]
Sasuke sonríe como nunca antes lo había hecho, Naruto a su lado es divertido, posee facetas de niño. Habla con rapidez y hace aspavientos con las manos para intentar explicarse cuando él no logra comprender a dónde quiere llegar.
Tiene la sonrisa bonita de dientes blanquísimo y la nariz respingona siempre lo señala. Naruto al principio mostró la timidez que es común en cualquier persona desconfiada, pero después se desenvolvió como jamás lo había hecho nadie con él, y le gustó.
—Ahora ya no estás asustado con mi presencia, eso me agrada.
Naruto le dirige la mirada azulina cargada de añoranza.
—Si me asustaste con esa actitud de todopoderoso pero tampoco eres un tipo amenazante. Además soy cinta negra en Aikido. —dice con mucho orgullo su sol de mediodía.
— ¿Y crees que me intimidas con eso? —Sasuke le muestra la sonrisa burlona que parece irritarlo. Le complace ver ese rostro descompuesto en mil gestos. No sabía que una persona podía tener tantas caretas en menos de una hora. Naruto es todo un misterio que le encantaría seguir descubriendo.
—Estoy seguro de que soy más fuerte que tú.
— ¿Tú? ¿Más fuerte que yo? —inquiere Sasuke entre carcajadas. Naruto frunce el ceño.
—No te rías de mí, bastardo engreído.
—Lo siento perdedor, pero es que si vieras tu expresión también te reirías de ti mismo.
Naruto le da un golpe juguetón contra el hombro derecho, Sasuke no se queja, ese ligero toque es un buen paso para él. No fue tan difícil ganar la confianza de Naruto, y no será difícil enamorarlo.
Porque un Uchiha siempre obtiene lo que quiere, y Naruto no es ni será la excepción.