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I'll follow you por LadyBondage

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Notas del capitulo:

¡Hola chicas! Bonita tarde, aquí la siguiente parte. Espero la disfruten, nos leemos pronto.

 

A leer.

El demonio de ojos rojos

[1]

 

Madara mira cada foto con interés, una sonrisa de lado se aparece en sus facciones masculinas. El hombre que está plasmado infraganti es nada más y nada menos que su antítesis. Y la razón por la cual ha movilizado a todos sus hombres.

 

Minato Namikaze. El sagaz detective del departamento de policía de Konohagakure, el único ser vivo que podía desestabilizar todo su perfecto mundo con un chasquido de dedos. Fugaku le había informado que uno de sus hijos se estaba encargando sobre ello, pero honestamente, lo único que quería era poder hincarle el diente a ese rubio de mirada desafiante. Madara no entendía porque se excitaba tanto con Minato, había algo en él que lo doblegaba y a su vez, le despertaba a la bestia que dormitaba en su interior.

 

 

—No te salvarás de mí, precioso. Cuando menos lo esperes, tu estarás bajo mi poder —acaricia la imagen con dedos firmes, como si el Namikaze pudiera sentirlo.

 

 

 

 

[2]

 

Sakura está distante, lleva días ensimismada en sus labores que poco o nada le importa lo que ocurre a su alrededor. Y eso lo ha notado Naruto y Pain, ninguno hace algo al respecto. Porque ella bien lo dejó claro.

 

Es asunto suyo.

 

Pero esa brecha que impuso en los dos hombres ha creado problemas. Con Pain o pelea, o se ignoran. Y con Naruto pasa casi lo mismo, Sakura lo trata desdeñosa y a veces bastante fría.

 

 

—Orden en la seis —susurra Naruto a sus espaldas y se da la vuelta. Sakura asiente desanimada. Últimamente todo lo hace en automático, y no disfruta su estancia en el restaurante.

 

 

Ya no es la chica bonita de ojos esmeralda que recibe a su clientela con la mirada seductora, se ha convertido en una versión rota de sí misma.

 

 

— ¿No harás nada al respecto? —esa voz es de Konan, una de las socias de Akatsuki, y mejor amiga de Pain. Ella observa todo lo que está sucediendo sin intenciones de involucrarse en el problema.

 

 

Está ahí por asuntos de negocios con Pain, pero más allá de eso, su amigo le pidió que lo ayudara con Sakura, algo andaba mal entre ellos. Y si bien, Konan y él tuvieron temas en el pasado, el presente pintaba bien para los dos, cada quien con sus respectivas parejas.

 

 

—Mírala, es como si nada la importara. Está actuando así desde aquella vez que la encontré llorando en los baños de mujeres.

Oh, Pain recuerda dolorosamente ese cuerpo menudo agazapado debajo de los lavabos, incesantes gimoteos proferían sus bonitos labios de cereza, y esas esmeraldas vidriosas que lo miraron con angustia. Jamás vio tan destrozada a su mujer, ni siquiera cuando perdieron al fruto de ese amor tan extraño entre los dos.

 

 

—Debes hacer algo o la perderás. —dictamina Konan con la mirada puesta sobre la espalda de Sakura quien recibe una orden por parte de dos chicos que están sentados en la mesa seis mirándola embobados. Es tan hermosa.

 

—No quiero perderla pero tampoco puedo obligarla a denunciar. Insiste en que debo dejarlo pasar. —Pain emana un suspiro que deja ir todos sus lamentos. Konan lo conoce demasiado bien.

 

—Está protegiéndote de la ira de los Uchiha.

 

—Encontraré un modo de que ese malnacido me las pague.

 

 

 

 

[3]

 

Sasuke reposa su espalda en la pared, entre sus labios hay un cigarro  echando humo, las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta y la mirada más obscura que de costumbre. A su lado pasan dos colegialas con las faldas dos cuartos por arriba de los muslos exponiendo la piel blanca virginal y sonrosada, ambas lo miran disimuladas pero en realidad lo hacen más con el afán de que él las vea.

 

Y lo consiguen, pero es una mirada ominosa que solo busca intimidar. Las dos chicas se sonrojan hasta la raíz del pelo y cuchichean entre ellas lo guapo que es. Sonríe con el cigarro en la boca, eso es de esperarse, cualquier mortal con sangre en las venas se detiene a mirarlo más de dos veces porque su atractivo físico es innegablemente llamativo.

 

 

— ¡Hola, Sasuke! —llama la voz infantil de su objetivo rubio. Naruto echa andar hacia él con la sonrisa bobalicona surcando sus bonitos labios melocotón. Valía la pena esperarlo afuera del trabajo si con eso se ganaba una pizca del niño trigueño.

 

—Hmp, baja la voz, perdedor. —murmura entre dientes. Naruto de repente curva los labios hacia abajo, la molestia a punto de sobresalir en esas facciones delicadas.

 

—Eres un bastardo amargado —le dice su sol mientras cruza sus delgados brazos sobre su pecho evadiendo su mirada. Hay un mohín que le parece divertido y lindo. En Naruto todo es bonito si es el rubio quien lo expresa.

 

—Ya cálmate, tonto. ¿Quieres ir a tomar algo? —propone expulsando el humo de su tabaco, Naruto tose frenéticamente alejándose un poco de Sasuke.

 

—Es dañino para tus pulmones —toma entre sus dedos el cilindro para arrojarlo a la calzada, donde lo pisa insistente hasta deshacerse de ese enemigo cancerígeno.

 

—De algo me tendré que morir —dice divertido. Naruto suspira profusamente.

 

—Pero no hoy, así que no fumes mientras yo esté presente. —pide en tono seco, a Sasuke le agrada la preocupación sincera de Naruto a pesar de lo poco que se conocen. —Por favor. —musita con esa vocecita de pajarito que le prende muchísimo.

 

—Está bien —Sasuke acepta porque es Naruto quien lo pide, es su rubia obsesión quien lo mira con esos ojitos añiles y naricita respingona. Entonces atraído por esa piel acariciada por el sol, toma el rostro ajeno entre sus manos deleitándose por la tersidad de sus mejillas.

 

 

Naruto cierra los ojos ante el frio contacto que regalan las manos de Sasuke. Envueltos en una burbuja que respira chocolate y vainilla, Naruto se acerca al rostro del mayor y Sasuke hace lo mismo, con sumo cuidado los labios se juntan, es curioso, cuando ese toque por fin llega: una corriente electrifica todo su cuerpo, Naruto se siente bien, es algodón de azúcar, y néctar de durazno.

 

Sasuke pide permiso para entrometer a su lengua insidiosa que busca incitar a la otra a seguirla en un ósculo agresivo. Naruto cede mareado por el aroma de Sasuke, sus lenguas se encuentran y juguetean deliciosamente ensalivándose.

 

Su rubio sabe a cerezas. Sasuke a tabaco. El beso continuo más profundo, Sasuke desliza el brazo izquierdo alrededor de la estrecha cintura de Naruto asiéndolo a su cuerpo. El aire es sofocante, caliente como una brisa de verano, finalmente se alejan con un hilo de saliva uniéndolos.

 

Y Sasuke ve esas mejillas arreboladas, la cercanía le da una mejor visión de su sol; tiene los labios henchidos y brillantes.

 

 

 

 

[4]

 

—Alguien lo busca, detective —Shizune le dice asomando su cabeza por la rendija de la puerta. Minato distraídamente asiente.

 

—Hazle pasar. —sigue leyendo el informe que minutos antes Kakashi dejó sobre su escritorio, son algunos nombres de hombres importantes del bajo mundo que recientemente fueron monitoreados por actividades ilícitas aun sin comprobar, entre ellos el nombre del imponente Madara Uchiha relucía en todo su esplendor.

 

—Qué bonita es tu oficina —una voz atronadora arguye apagando todos los futuros sonidos que podrían interrumpirlo. Minato levanta la cabeza, y ahí en medio de su oficina está el líder de los Uchiha, con esos ojos negros atenazándole todo el cuerpo, Minato no puede moverse, el pelinegro emana un poder increíble sobre él, es esa mirada pesada la que le impide siquiera ponerse de pie.

 

— ¿Qué haces aquí? —su voz sale sin titubeos. Madara sonríe con pulcritud.

 

—Vine a saludar, ¿es eso malo, cariño?

 

Las cejas rubias y parejas se juntan en medio de la frente, Minato sale del hechizo del Uchiha, logra pararse lacónicamente.

 

—Largo de aquí Uchiha.

 

— ¿Por qué tan agresivo, rubio? Hace bastante tiempo fuiste demasiado solicito conmigo, y ahora estás esquivo. Creo que debo recordarte algunas cosillas que olvidaste sobre mí.

 

 

Minato se sonroja violentamente, Madara ha ganado terreno acercando su cuerpo caliente al suyo. Las palabras del Uchiha lo calan por dentro, eso fue hace muchos años y formó parte de una misión.

 

 

—Voy sobre ti y toda tu familia. —farfulla amenazante la voz dura de Minato. Madara se echa a reír abiertamente mostrando los colmillos de león.

 

—Lo dudo cariño, no tienes pruebas y sin ellas estás atado de manos. Lo que me recuerda a aquella noche en la que te tuve atado a mi cama, como desearía repetir esa fogosa sesión de sexo. Eres ardiente y sabes usar esa boquita para algo mejor que andar vociferando sandeces —es turno de Madara para amedrentar, pero él va más en serio. Y Minato lo sabe.

 

 

Hace años tuvo que fingirse ser un prostituto de lujo para conseguir información de los Uchiha y sus movimientos, lamentablemente sirvió para nada. Solo lograron atrapar a algunos miembros poco importantes de otras familias pero los Uchiha no cayeron en la trampa.

 

 

—Esta vez no fallaré. —Minato sonríe ampliamente y Madara se arroba con ese gesto sugerente.

 

—Tal vez yo te lleve dos pasos adelante, cariño, y tal vez seas tú quien dentro de poco venga a rogarme de rodillas. 

 

 


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