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I'll follow you por LadyBondage

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Notas del capitulo:

Gracias por sus lecturas, comentarios y marcas de favoritos. Iré respondiendo a pasito de tortuga, perdón pero es que tengo otras historias que estoy finalizando y apenas puedo postear aunado a mi cargante trabajo, en fin. Disfruten su día.

 

A leer.

El hombre que lo rompe todo

[1]

 

—Me siento apenado por lo que sucedió hace rato. No sé qué pasó conmigo. —Naruto le dice con un sonrojo visible en ambas mejillas y Sasuke sólo quiere acariciarle el rostro por consecuencia.

—Tranquilízate Naruto. —Le sonríe abiertamente, —no fue nada del otro mundo.

—No hago esto con nadie más, es decir, no quiero que me tomes por alguien fácil. —se apresuró a decir.

—No lo hago. —contesta el Uchiha con voz relajada.

 

Naruto suspira de alivio, sus ojos recorren los alrededores del lugar donde se encuentran. Es una cafetería a los costados de una de las avenidas más céntricas. Sasuke prefirió invitarlo ahí porque tenía reservaciones especiales en la terraza que daba una vista perfecta a toda la urbe.

 

— ¿Te gusta venir aquí a menudo?

—No en realidad, me gusta visitar Akatsuki porque estás tú, y aquí no tienen meseros tan lindos. —repone Sasuke con una sonrisa ladina que a Naruto le provoca un estremecimiento ligero.

— ¿Estás coqueteándome? —coloca los codos sobre la mesa, sus manos se entrelazan y posa su mentón sobre aquel puente para recargarse. No puede dejar de ver esos ojos negros tan exóticos como misteriosos.

—Pensé que era obvio. —Responde mordaz, —te invité aquí porque me gustas, te he abordado en tu trabajo porque me gustas, mi insistencia tiene motivos.

 

Naruto mantiene ese sonrojo cubriéndole todo el rostro, se ve tan apetitoso, tal como una manzana madura.

 

—Por supuesto, pero es que un chico como tú…

— ¿Un chico como yo, qué? —insiste Sasuke.

—No lo sé, me parecía que eras más heterosexual.

— ¿Crees que soy gay? —Sasuke le pregunta y Naruto tose de pura vergüenza, niega con la cabeza de lado a lado. Sasuke parece divertido porque una risa ronca brota de su boca.

—No, es decir… no lo sé. Te gusto, ¿qué puedo pensar con ello? —susurra el menor, pero es tonto que quiera reducir su voz, no hay otras personas a los alrededores.

—Digamos que se me da todo. —responde con un tono pícaro que para Naruto no pasa desapercibido.

— ¿Todo…?

—Vale, sólo hombres y mujeres, no lleves tan lejos tu imaginación.

 

Naruto iba a responder pero el mesero llegó antes de tiempo para tomarles la orden. Él pidió un batido de fresa y Sasuke insistió en que debía probar el pastel de nuez que según él, lo hacían excelente. Así que lo hizo, Sasuke por su parte prefirió un té sin azúcar.

 

— ¿Por qué no ordenaste el pastel de nuez si tan bueno es? —cuestiona con su voz curiosa. Sasuke vuelve a esbozar esa sonrisa pretenciosa.

—No es necesario, tú vas a darme un poco.

 

 

[2]

 

Minato se lleva las manos a la cabeza masajeándose las sienes. Madara había logrado su objetivo; desconcentrarlo. Detestaba a Uchiha con todas sus fuerzas, y no quería más recordatorios de aquellas noches donde tuvo que perder más que el orgullo para poder sufragar su plan. Lamentablemente los Uchiha eran demasiado listos y su astucia los había salvado de ir a prisión incontables veces. Pero no esta vez, él se encargaría de desmantelar a una de las organizaciones delictivas más grandes de todo Japón.

 

El problema consistía ahora en poder tender una trampa. Kakashi había sugerido una infiltración en su corporación como empleado pero Minato no quería arriesgar a su subordinado a hacer tal cosa que le parecía de cierto modo, descabellado.

 

— ¿No piensas ir a casa? —Kakashi entra sin pedir permiso aludiendo su falta de educación o su desinterés. Minato bufa como un toro enjaulado.

—No, deberías irte. Es tarde y…

 

Kakashi no le deja continuar porque de repente se ha acercado tanto a él que sus respiraciones se confunden. El Hatake huele a tabaco y menta. Ese aroma tan delicioso que atrae y envuelve.

 

—Vamos, te llevaré a casa. —sugiere Kakashi con su voz barítono, Minato le sostiene la mirada.

— ¿Qué pretendes?

— ¿Yo? Absolutamente nada, sólo quiero darte un aventón a casa, ¿es que debo tener una segunda intención para todo lo que te ofrezco? —Kakashi inquiere ofendido, Minato levanta una ceja.

—Sí.

—Me tienes en un pésimo concepto, querido. Anda, te llevaré a casa, prometo no meterte mano a menos que tú quieras. —Hatake le guiña un ojo, Minato baja la cabeza, ligeramente sonrojado por su descarado atrevimiento.

 

No tuvo más opción que seguir a Kakashi, él no había traído su auto porque no pensó que saldría tan tarde de la oficina. Sin embargo, mientras ambos amigos iban discutiendo sobre asuntos del trabajo, unos ojos negros observaban todo ello en el más áspero silencio.

 

— ¿Qué hago, señor? —el chofer le pregunta, su mirada a través del retrovisor.

 

Madara esboza una sonrisa sinuosa.

 

—Síguelos. —da la orden empleando el tono ácido con el que todos le conocen. Su chofer asiente y redirige la vista al camino, enciende el motor, este emite un plácido ronroneo y luego se encamina a la dirección del otro auto.

 

 

 

[3]

 

— ¿Qué haces aquí? —es lo primero que Sasuke pregunta cuando abre la puerta de su apartamento y ve cómodamente sentado a Itachi, leyendo el periódico que recogió por la mañana.

—Padre me pidió que viniera a darte un recado. —Itachi levanta la cabeza mirando fijamente a los ojos a su hermano menor.

 

Sasuke cierra la puerta de un sonoro portazo, quería descansar un rato no tener que lidiar con su meticuloso hermano.

 

— ¿Sobre qué? —pregunta lacónico. Itachi sonríe de oreja a oreja, deja el periódico sobre la barra del minibar.

—Estamos de mal humor, eh. —se acomoda mejor sobre la silla alta.

—Ya dime que es, te encanta mantener en misterio todo lo que pasa.

—Bueno ya, tienes razón. En realidad padre quiere saber cómo va tu supuesto —hace comillas en la última palabra. —con el hijo de Namikaze.

Sasuke se desanuda la corbata en un elegante movimiento de muñeca, toma un vaso y el whisky importado que ha traído de Irlanda en uno de sus viajes, vierte un poco del contenido. Itachi impaciente lo sigue con la mirada.

 

—He salido con él esta tarde. —le dice al mayor. Itachi aprieta los labios hasta forjar una suave línea recta.

—Sasuke, este no es un juego de niños. Padre y tío Madara quieren algo concreto no tus saliditas de enamorados. —vocifera cansado del poco interés que muestra su hermano.

 

Sasuke bebe un pequeño sorbo del líquido obscuro.

 

—Yo voy a mi ritmo, nunca he fallado así que no tienen de qué preocuparse.

—Claro que tenemos de qué preocuparnos. Yo te conozco, sé de lo que eres capaz, no quieras mentirme a mí, soy tu hermano Sasuke, y la última vez…

— ¡Al carajo con eso! —Sasuke azota el vaso de cristal contra la barra, el vidrio se resquebraja en su mano, algunas esquirlas se entierran sobre su piel. Itachi contiene el aliento.

 

Ese es el chico al que todos los Uchiha temen, el verdadero Sasuke.

 

—Yo no hice nada malo. —habla el menor entre dientes apaciguando su ira. Esos ojos negros parecen teñirse de un carmesí sanguinolento. Itachi se pone de pie e intenta acercarse a Sasuke pero este se aleja con la mano herida, borbotones de sangre manchan la bien pulida madera.

—Yo no dije eso, Sasuke. Es sólo que… lo de Sai.

—Olvídalo de una vez, Sai pertenece al pasado. No hables más de alguien que ya está muerto.

 

Sasuke se encamina al lavabo de la cocina, abre el grifo y mete la mano bajo el chorro de agua fría, la sangre se diluye con la corriente cristalina. Sai llega nuevamente a torturarlo, se posa a su lado y sonríe tristemente.

 

Qué malo eres, Sasuke… ya me olvidaste. —le susurra al oído, Sasuke puede sentir su cuerpo frio sobre el suyo. Sus pálidas manos acariciándole los brazos.

— ¡Largo de aquí!

 

Itachi cierra el grifo, toma una toalla para enredarla en la mano lastimada.

 

—Vamos, Sasuke déjame ayudarte.

 

Sasuke mira a su alrededor; Sai ya no está por ninguna parte.

 

 

 

[4]

 

—Tenemos que hablar. —Sakura se estremece cuando esa voz tan reconocible para ella se adhiere bajo su piel, Pain está detrás suyo intentando lo que otras noches; acercarse.

— ¿Sobre qué? —pregunta haciéndose la desentendida. Pain suspira fuertemente, Sakura se muere por decirle todo lo que pasa por su cabeza pero no puede, algo se lo impide.

—Voy a interponer una demanda contra ese malnacido. —dice completamente seguro.

 

Sakura entonces es capaz de darse la vuelta para mirarlo a los ojos. Pain la sostiene de los hombros para tranquilizarla, no se había dado cuenta que estaba temblando como una hoja.

—No podemos, él es peligroso. —empieza a decir con la voz ronca y el miedo latente en sus ojos.

— ¿Por qué te haría daño? Sakura, debes de dejarle de tener miedo, yo voy a protegerte. —abraza ese cuerpo menudo, Sakura llora nuevamente, casi como todas las noches, a veces consciente, otras en medio de sus pesadillas.

 

Pain ya no soporta la situación que se está manejando en medio de ellos. Sakura ha dejado una muralla tan alta que le es difícil sobrepasar.

 

—Creo que debemos terminar. —él dice cabizbajo, Sakura se aparta violentamente del reciente calor que su cuerpo le propicia, lo mira a los ojos buscando una respuesta.

 

El dueño de Akatsuki no puede afrontar esa mirada verde, se siente tan estúpido ahora.

 

— ¿Qué? ¿Por qué?

—Te engañé,  me líe con Konan anoche, lo siento tanto…

 

Sakura ya no siente el piso bajo sus pies, el mareo repentino abruma todo sentido intacto, y por dentro algo se le esta quebrando pedazo a pedazo.

 

 

 

 


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