Se fue acomodando poco a poco en la cama, mientras aquel aroma alimentaba los sueños en donde el, estaba totalmente acomodado sobre Eryx, donde este le hablaba de pacientes y de niños que él no conocía, solo sabía que estaba disfrutando de las caricias en su cabello y espalda mientras el pediatra hablaba y hablaba.
Poco a poco el sueño se fue esfumando para su mala suerte, puesto que las caricias en su espalda rosaban en lo pleno, era agradable aquello, era un gusto particular que tenía: sentir los dedos de Eryx por todas las vértebras de su espalda, en especial, el punto medio que tenía a la altura de su vientre, más en la parte trasera.
La dicha era demasiado buena como para perderla, más el día comenzaba a gritarle a través de los rayos de sol, que todo sueño, por muy bello que fuera, tenía que terminar.
Abrió sus ojos y noto que la ventana estaba cerrada, más la luz del sol entraba de igual forma. Pestaño un par de veces antes de notar que las cortinas eran diferentes, puesto que estaba seguro que no las había cambiado en bastante tiempo, aquellas de color mostaza, mas ahora estas eran blancas, un blanco perfecto que se sincronizaba con las mismas sabanas que le envolvían, sabanas con un aroma peligrosamente conocido, un aroma a piel y perfume en una combinación perfecta, peligrosamente perfecta puesto que estaba hecha de una fragancia masculina, más el aroma innato de Eryx, ese que nunca podía olvidar, que le gustaba, que detectaba aun si l otro estuviera acompañado de una mujer a su lado.
Y fue cuando despertó de golpe un día jueves por la mañana a las 9:34 según decía el reloj frente suyo, en un cuarto que no era el suyo pero que conocía de memoria, en una situación que no entendía pero que poco a poco comprendió que había pasado.
Sexo con Eryx… otra vez…
La puerta del cuarto estaba abierta, pudo notar como su ropa estaba acomodada en una silla continua, aunque, inmediatamente su mente le dijo donde la había dejado tirada la noche anterior, cuando los brazos de Eryx le rodearon en esa misma cama, estaba seguro que su camisa la tiro a cualquier lado, no que estaba tan bien colgada en el respaldo del mueble. Recordó cada uno de los besos y las caricias, no fue difícil por ejemplo, recordar las posiciones en que le tuvieron, en las que llamo al otro entre gemidos, en las que su boca busco refugio y piedras contra los labios de Eryx, contra las sabanas, contra la misma almohada. Recordó en detalle todo ello y no sabía si era porque no había estado tan borracho, o porque con todo lo hecho la noche anterior, había eliminado de su cuerpo todo el excedente de Alcohol y ni resaca tenia ahora.
Otra vez, habían estado juntos
Recordó que después de que se vieron, se juntó con Logan para terminar un proyecto y este, le invito una copa…. Una copa que se convirtió en muchas más, en tantas que Logan le reclamo la cobardía, él se respondió con risas y asumiendo su poco valor, hablaron de tantas cosas en relación al pediatra, que Arion, en algún momento, simplemente se puso de pie y se dirigió a la casa del pediatra para decirle lo que sentía, mas Logan había sido muy directo cuando este estaba cruzando la puerta de su casa
-Le dirás algo que sabe desde hace años, ¿y qué? ¿Cambiara algo?... nada, par de idiotas
Se recostó en la cama nuevamente y con las sabanas se cubrió la cabeza por completo, se sumergió en la ropa de la cama para esconderse de todo lo que fuera la realidad, esconderse de una verdad concreta que no le dejaba en la mejor posición de todas.
Había tropezado con la misma piedra o más bien, se había detenido nuevamente contra la misma montaña, contra la misma gran colina que para él era más fácil admirar y querer que simplemente rodear y superar. Eryx era todo lo que él no quería dejar, a pesar de que fuera el segundo, fuera el ultimo, fuera el amigo que como ahora, estaba en su cama después de un sexo sin nombre, de una amanecida sin cariños, de compañías vacías sin necesidad de besos al despertar, de abrazos al levantarse, de caricias en un baño y de sexo nuevamente antes del desayuno. Había tropezado con lo mismo que se prometió no volvería a repetirse, con lo mismo que se juró que no sucedería, porque, no tenía sentido seguirse arrastrando tras aquel que ya había hecho su vida, y que, seguramente si es que sabía lo que sentía, nunca lo tomo en cuenta con la verdad de las cosas.
Se quedó allí pensando, si Eryx en verdad lo sabía, ¿Por qué nunca le dio una señal?
Analizo cada situación, recordó que Eryx siempre evito sus palabras a medio sugerencia, que siempre le dijo que se buscara a alguien, Eryx siempre le respondió sus abrazos con un “debes ser feliz con alguien”
Eryx siempre le estuvo orillando a que se enamorara de alguien más, Eryx siempre supo lo que sentía y a pesar de que pasaran en algún momento una noche juntos, Eryx seguía mirándole y esperando que él se enamorara de alguien más.
Eryx siempre supo que lo amaba, Eryx siempre le rechazo.
Aquello era demasiado doloroso para ser tan temprano, pero demasiado real para asumir que no existía otra verdad que no fuera esa, y que, muy seguramente, él tenía la peor postura del mundo y por sobre todo, tenía la menor fuerza de voluntad y dignidad, puesto que a pesar de los 10 años, a pesar de todas las situaciones, nada en su corazón cambio.
No cambio el que quisiera a Eryx, no cambio que Eryx busco a su pelirroja en muchas camas, no cambio que lo vio pasar de un lecho a otro, no cambio que después de su pena, recurriera a él y nuevamente terminaran juntos en un sexo de olvido. No cambio nada y el tenia gran parte la culpa.
-Maldición… - se mordió los labios mientras se apretaba en las sabanas, mientras ignoraba la hora, las obligaciones, los compromisos, el día laboral y su jefe, mientras olvidaba todo y se acomodaba a su vergüenza y su poca dignidad – Siempre lo supo…
-¿Despierto ya? – abrió los ojos del susto mas no se salió de entre las ropas de la cama, la voz que estaba hablándole muy seguramente era terroríficamente conocida y el no quiso asomarse – sé que estas despierto, he visto cómo te movías bajo la ropa de la cama – apretó los puños y sintió el rostro rojo, de coraje, de vergüenza, de todos los odios en el mundo en un solo momento, de todas las vergüenzas contenidas pegando ahora en sus mejillas, de su hombría hecha añicos por los años de burla… de rechazo – Debemos conversar.
Supo que no tenía mucho sentido quedarse allí escondido, quedarse haciéndose el que estaba dormido o más estúpido aun, hacerse el que no estaba. Poco a poco bajo las ropas de la cama y sabia, no podría hacer nada con su desnudez. Se sentó en la cama y aunque traía la mirada pegada en el blanco de la ropa que cubría su cuerpo, alzo la vista entre su cabello ahora algo largo para verle.
A Eryx.
El aire se detuvo, su cuerpo no importo el no traer una prenda puesta ni mucho menos sentirse como el amante estúpido, como si esto fuera a tener un final distinto a todos los anteriores encuentros, como si algo en todo esto cambiara de la noche a la mañana y los demás encuentros solo estaban en el pasado que ambos compartían.
Eryx lo había sacado de su vida, Eryx siempre supo lo que el sentía por su persona más nunca fue correspondido, este encuentro seguramente no tendría algo diferente a los anteriores y conociendo el desenlace de cada encuentro, ninguno diría nada, solo se vestirían y después de que pasara el desayuno y algo del medio día, comenzarían a preguntarse por sus trabajos, hasta que las sonrisas y las anécdotas reemplazaran todo lo que deberían decirse desde antes de que salieran de la cama.
-Me voy…-fueron las palabras de Arion, saliendo de la cama por lado contrario, poniéndose de pie y caminando hasta alcanzar la silla donde estaba su ropa interior, poniéndosela y siguiendo con el resto de las prendas, y nuevamente, no habían más palabras entre ambos.
-Arion, debemos conversar…-aquellas tres palabras detuvieron los pasos del abogado, y mágicamente se imaginó el discurso que vendría, suspiro y a medio vestir, se giró para ver a Eryx, y sentir un nudo en el estómago…. Caía, lentamente caía en esa fosa sin salida llamada Eryx. Vio como el Pediatra estiraba su mano, y él se acercó hasta el otro – Arion….
-No importa – el arquitecto sonrio levemente, se acercó y beso la cabeza del pediatra – No importa Eryx… en serio… y lo siento por llegar anoche hasta acá…-
Eryx comenzaba a saber que diría el otro, como se disculparía por ambos, como le sonreiría y la situación pasaría de largo para que en algún momento solo fuera un recuerdo, uno que ambos tenían bien marcado. El no había olvidado ninguno de los encuentros con su amigo…. Con su amigo….
-Sí Importa, Arion.
-No, porque fue mi culpa… porque ya sé que lo sabes, y tú ya hiciste tu vida, así que si, es mi culpa, por lo que, todo fue cosa de borrachos, incluso – sonrio- podemos decir que de nuevo estoy borracho, o que lo estás tú, y que es culpa del trago, siempre.
-No -Remarco- No necesito estar ebrio, y tengo muy clara las cosas, tanto como para decirte…
-Que van a llegar tarde a mi boda, par de idiotas – tanto como Eryx como Arion miraron hacia la puerta, para encontrarse a un Logan completamente formal, con su cara de peores amigos y ahora, encaminándose donde estaban esos dos – Alguna vez deberías ponerle seguro a tu puerta Eryx, o al menos comprarte un perro y tu Arion, vístete, te paso a dejar a tu casa para que te cambies… ¿Olvidaron que hoy me caso verdad?
Arion pestaño un par de veces, para asentir y salir corriendo de allí.
Eryx le siguió con la vista, observo posteriormente a Logan y este, de brazos cruzados, le miraba como si esperaba una respuesta.
-No, no alcance a decirle nada gracias a que llegaste
-Lento - Logan no cambio su postura, atento a que Arion llegara mientras miraba al pediatra – te lo dije esta mañana cuando me llamaste, te lo dije cuando me pediste que nos viéramos… Ustedes dos se están viendo las caras y si no hablan ahora, esto no tiene arreglo… ustedes no son unos niños ni yo se los voy a volver a repetir, sigan cogiéndose cuanto quieran, total entre idiotas se entienden.
-Ya hable con ella, después de vernos fui a su casa a hablar pero créeme que no fue necesario – la sonrisa en sus labios, para Logan, no tenía ninguna gracia – En cuanto me vio me dijo que sabía con quién estaba y donde, que me evitara respuestas y que no me apareciera más por allá… y ahora acá, Arion me dice que no tenemos nada de qué hablar.
-No esperes un premio al genio del año, y por Arion, yo me encargo de él…
Logan rompió su postura de seriedad para ahora dirigirse hasta donde estaba el abogado y tomarle del brazo para irlo a dejar a su casa. Todo el camino, Logan solo pronuncio unas cuantas palabras que no tuvieron respuesta por parte del abogado, que le hicieron pensar todo lo que estaba pasando.
“O hablas con Eryx hoy, o le digo que se vaya mañana…. Y despues del rechazo que le diste hoy, sabes que se ira”