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El extraño relato de mi última vida por Daphne Michaelis

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Notas del capitulo:

Bueno, solo ayer publiqué la primera parte xD sabía que me iría pésimo :'v, además no esperé casi nada para subir el siguiente.

Aun así les doy muchas gracias a los que le dieron una oportunidad y lo leyeron nwn. Tal vez lo sigan si les gusta la continuacion (? ;u; no?...

Bueno u.u Bay... *se va lentamente dejando el segundo capitulo*

Lunes 27 de Mayo, 1889. 06:30 am.


-¿Señorita?- Escuché una voz elegante. La misma voz que había oido en mis sueños.


Bostecé y lentamente abrí los ojos, encontrandome en una cama demasiado grande para mi. Vi a mi alrededor y estaba en una gigantesca habitación, como si fuera de la realeza. Pronto fijé lo ojos hacia la ventana y se encontraba al lado de esta, un galante mayordomo con traje de cola de pingüino.


-Buenos días- Me sonrió amablemente


-Buenos... días- Dije recordando lo que había pasado la noche anterior. "Asique no fue un sueño" pensé.


Sebastian puso una bandeja en mis piernas, donde había un té y un dulce. Esta vez no dijo nada, no se preocupó por presentarlo; al parecer se había dado cuenta que para mí era algo aburrido.


-Gracias...- Comencé a comer lentamente, como lo había hecho el dia (noche) anterior.


El mayordomo se fue por un momento y luego regresó con un lindo vestido que había hecho él. Terminé de beber el té que me había llevado a la cama y me ayudó a levantarme. Se vendó los ojos y me ayudó a cambiarme.


Además del vestido que parecía ser digno de la nobleza (solo según mi opinion), me dió unos zapátos de tacón. No sabía caminar muy bien con ellos y eso me preocupaba.


-D-disculpe... Creo que con estos zapatos caeré- Dije nerviosa.


-No se preocupe, hay mucho tiempo para enseñarle- Intentó calmarme. Funcionó, no me lo esperaba, pero me ayudó.


Terminó de vestirme rápidamente y se quitó la venda de los ojos.


-Se ve hermosa señorita- Hizo una leve reverencia mientras yo intentaba caminar. 


En un estúpido intento de hacerlo bien, caí en sus brazos. Yo me puse nerviosa y me sonrojé -Mil disculpas- Pedí con la mirada baja.


-No se preocupe- rió levemente -Creo que puede aprender rápidamente, por ahora practique como caminar, yo iré a ver a mi joven amo- se despidió con otra reverencia y se fue.


Comencé a intentar, una y otra y otra vez, hasta que porfín pude hacerlo bien.


Al cabo de unas horas, Sebastian volvió para ver como estaba. 


Me sujetó de las manos y sonrió -Disculpe mi atrevimiento. Pero quería decirle algo importante. Si intenta hacerle algo al joven amo, creame que pronto estará fuera de esta mansión-


Sentí un escalofrío recorrerme de pies a cabeza. Esa mirada endemoniada, nunca la olvidaría.


En respuesta a sus palabras, asentí y le devolví la sonrisa amablemente -No se preocupe. Al parecer usted quiere mucho al señor del que tanto habla-


Él se sonrojó ante mis palabras y suspiró -Solo hago mi trabajo señorita Daphne... Ese será su nombre Es adecuado para usted ¿Le gusta? Pensaba en... adoptarla como mi hija, después de todo, sus facciones se parecen mucho a las mías- Yo sonreí emocionada y asentí -Pero los demás creeran que es de mi sangre, asi que por favor, no se atreva a decirles la verdad-


-De acuerdo- Respondí -Entonces... ¿Cual sería mi apellido?- Preunté curiosa


-Michaelis. Daphne Michaelis-


Después de mi desición, de aceptar ser la hija adoptada del señor Michaelis. Salimos ambos de la habitación, nos dirigimos al estudio de aquel nombrado "conde Phantomhive". Al parecer su mayordomo quería presentarme oficialmente. 


Tocó dos veces la puerta y se escucho un -Pase- de una voz de ¿Niño? -¿Que quieres ahora? Sebastian- preguntó cuando el nombrado ya había abierto la puerta. Yo me quedé afuera escondida


-Quería presentarle a alguien muy importante Boochan- Hizo una reverencia mientras en sus labios se reflejaba una sonrisa-


-Que sea rápido- respondió.


-Daphne, por favor pasa-


Al parecer al conde le hirvió la sangre al verme entrar. No sabía porque, tal vez con solo mirarme me quizo odiar. Podía ser que le disgustara que le interrumpieran cuando estaba trabajando, o tal vez...


Hice una reverencia como Sebastian me había dicho que me presentase 


-Ella es mi hija. Quiero que sea parte de esta mansión. Puede trabajar para usted, si lo desea- Ciel se calmó al oir que yo era su hija y me miró con una sonrisa burlona


-Tiene tus ojos Seb- rió y yo me sentí algo intimidada, pero ignoré ese sentimiento y me paré derecha para hablar


-Disculpe por alzar la voz, señor Phantomhive. Pero me doy cuenta de su inmadurez al verlo reir de esa manera por un tema tan delicado- Sebastian esbozó una pequeña y apenas notoria sonrisa.


El conde frunció el ceño y suspiró -De acuerdo, le permitiré hospedarse en mi mansión. Pero tendrás que trabajar para mí. Sebastian, concedele un puesto. Luego hablaremos Daphne y  Sebastian... Después también quiero hablar contigo- Dijo serio.


Creí ver en ese ojo, decepción. Se veía algo de angustía, enojo y preocupación ¿Porque sería que el conde se sentia asi?. Al parecer como mujer tenía cierta habilidad de ver a travez de los ojos de las personas. Después de todo, los ojos son una puerta al alma. O eso es lo que se dice.


Salimos de aquella habitación y Sebastian me dirigió hasta la cocina, en donde se encontraban los demás sirvientes en fila. Al parecer ya les había avisado que ocurriría algo nuevo.


-Ella es Daphne Michaelis. Trabajará en la mansión con ustedes- Sonrió como si nada pasara


-¿¡MICHAELIS!?- preguntaron confundidos y sorprendidos todos los sirvientes 


-Dice Wilde- Agregó el último y todos lo miraron con algo de incomodidad, luego suspiraron.


-Si, es mi hija-


-Un gusto conocerlo- dije sonriente


-¡W-wow! S-sebastian-san, no sabia que tuviera una hija- dijo la peliroja sonrojada -Yo soy Meyrin- finalizó


-Jo, jo, jo- Dijo el mayor de los sirvientes


-¡El es Tanaka-san!¡Y a mi puedes decirme Finny!- gritó el joven rubio. Se veía algo nervioso, yo solo le sonreí -Y-y este es bard- dijo finalmente presentando al que estaba a su lado con un cigarrillo entre dientes, el sonrió y levantó el pulgar


-Y el es Snake- me dijo Sebastian con una sonrisa


-Yo Wild. Dice Wild. Y ellos son Wodsworth, Emily, Oscar...


-E-esta bien-


-Webster, Bronte, Goethe...


-Es suficiente Snake-san- dijo Meyrin


-Dan y Keats. Dice Wild.


-G-gracias por recibirme je... je- Hablé algo nerviosa


-Ella será la nueva sirvienta. Ayudará Meyrin en sus tareas- Sebastian habló con un tono firme y una mirada sonriente.


Esa fue la primera vez que pude convivir con todos. Fue algo extraño, pero me agradó muchísimo el conocerlos, en especial a Snake y Finny. Fueron los que se comportaron más agradables conmigo. Sebastian es muy amable y eso no se como se lo pagaré, pero por ahora, solo queda disfrutar mi vida en la mansión Phantomhive y esperar a descubrir mi verdadero pasado.

Notas finales:

Este capitulo quedó un poquito más largo que el anterior y eso me alegra. Cumplí con mi objetivo de presentar a Daphne a todos los sirvientes de la mansión.

¡Muchas gracias por leer y por llegar hasta aqui! En verdad se los agradesco.

Hasta luego :33


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