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UN NUEVO Y CONOCIDO MUNDO por LILITH_HIWATARI

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Notas del capitulo:

Y después de esta pausa y ese final tan horrible comenzamos con esto que sería el tercer acto de mí historia lol, el segundo fue cuando Cameron despertó en su realidad nuevamente lo se fue corto pero no era muy importante. 

Capítulo 14: El pasado que nos une.

 

“El pasado no está en el pasado. Siempre nos acompaña. En nuestra historia. Nuestros cerebros, nuestra sangre.”

 

Siete meses antes

 

Recordaba haber sido golpeado, caer inconsciente por el estúpido pud de un deporte que ni siquiera quería jugar, algo que debía soportar solo por la seguridad para poder seguir permaneciendo en este mundo, en Auradon, por eso no había prestado atención, por eso se distrajo y fue golpeado en la cabeza, escucho voces a lo lejos, a Jay gritando su nombre a todos y cada uno de sus compañeros llamarle entonces la oscuridad le envolvió.

 

Cuando despertó estaba en un lugar extraño, una habitación ordenada, el suelo estaba limpio y la cama detrás de él estaba hecha, frente a si un computador en un escritorio encendido parpadeaba al igual que la decoración bastante normal, lo normal para un adolecente de Auradon, asustado por a ver seguramente entrado sin notarlo a una habitación ajena se asustó, ya había pasado antes que simplemente no sabía cómo había llegado a ciertos lugares.

 

El sonido de pisadas junto con la voz de alguien llamando le causo más pánico, él podía ser confundido con un ladrón, si alguien le veía ahí esa sería la opción más obvia, sería llevado entonces ante Ben quien miraría con desaprobación su rostro, Mal y los otros le darían la espalda pues ninguno de ellos se arriesgaría a ser castigados, él no lo haría, esos chicos tampoco, entonces sería enviado a la isla donde estaría a merced a de su madre, la mujer a la que traiciono sin querer, él sería torturado hasta la muerte y si sobrevivía seguramente hubiera deseado morir.

 

Carlos tomo una decidió, escapar, se acercó a la ventana buscando la mejor forma de hacerlo cuando aquella mujer en la puerta llamo un nombre desconocido, sus ojos se abrieron con horror al ser descubierto, acerco entonces más a la ventana dispuesto a salir, entonces un nuevo mareo le golpeó de pronto, las fuerzas le fallaron y nuevamente la oscuridad le reclamo.

 

Los brazos de una mujer le acunaron justo antes de tocar el suelo, las caricias en sus rizos no se hicieron esperar, entre la inconsciencia Carlos solamente pudo murmurar “mamá”  una sonrisa llena de amor le devolvió entre besos todo el afecto de sus palabras, un calor agradable de tener junto a si, Carlos se desmayó entre brazos de lo que el confundió con su abusiva madre.

 

************************

Antes

 

El callejón oscuro impedía ver con claridad a los ocupantes, mas por los sonidos que provenían de este  era la claro lo que sucedía, no era raro ver esta clase de comportamiento en la isla, mucho menos en un callejón oloroso, la prostitución era algo muy recurrente en ella, era también un tuco muy útil si querría apodérate de ciertas cosas, no es como si él lo necesitara, no, a sus 15 años Jay conocía otras maneras de robar, no era como si alguna vez no hubiera recurrido a ese truco pero aquello fue hace años, cuando el deseo de hacer sentir a su padre orgulloso le llevo a cometer cualquier acto que le hiciera apoderarse de algo valioso, la primera vez que Jay había regresado con un hermoso broche  Jafar le había palmeado el hombro y alabado por primera vez en su vida, los ojos de aquel pequeño niño se iluminaron  de emoción al sentir aquel afecto por su padre, en aquel momento supo que haberse dejado tocar por el asqueroso pirata había valido totalmente la pena y él fue feliz, ignoro el dolor en su alma por haber perdido algo tan importante a tan joven edad si con eso sentía aquel afecto de su padre.

 

2 minutos 5 segundos fue exactamente lo que duro aquella alegría, fue el tiempo que tardo Jafar en descubrir que el broche era falso y gritarle a Jay por su incompetencia, aquel avaro hombre no le importo la cara mallugada de su hijo, ni la sangre que aun escurría entre sus piernas. Pero Jay no se rindió y volvió a intentarlo una vez más, solo para sentir esa suave palmada, para escuchar aquellas palabras, para sentirse querido y aceptado, sin embargo pronto encontró que era mucho mejor  usar otros métodos a la prostitución para robar, además de ser totalmente no asqueroso, los hombres y mujeres de la isla no eran precisamente modelos de pasarela después de todo aquello era una prisión.

 

Pero encontrar un tesoro en lo que literalmente era un vertedero siempre fue una tarea dura, difícil, por eso ahora a mientras miraba a aquel callejón Jay no pudo evitar pasar una oportunidad, el esperaría paciente y cuando más distraídos se encontrara la pareja el tomaría aquello que necesitara.

 

Se acercó solo un poco más para observar mejor a sus víctimas cuando el repentino golpe de un bote cayendo le congelo, corrió a ocultarse de inmediato y cuando se sintió seguro para mirar aquello le perturbo por primera vez en su vida, una cabeza blanca era sostenida por una manos gruesas y toscas en torno a la entrepierna de aquel hombre y por los sonidos que este hacia parecía hacer un gran trabajo, no es que él no hubiera visto esto antes, lo que realmente le dejo sin palabra fue aquel niño, tampoco era extraño que un niño se vendiera así no, lo que era preocupante era saber de esa persona, Jay no le conocía en realidad pero aun cuando todos ahí eran villanos, criminales para las buenas personas de Auradon había ciertos personajes que eran mucho más importantes.

 

El cabello blanco sobre una raíz tan negra como el carbón solo indicaban una cosa, un De Vil o mejor dicho aquel niño solo podía ser Carlos De Vil, el pequeño bastardo de Cruella, todos sabían que la mujer estaba loca, cuentos sobre ser despellejados vivos por la mujer eran esparcidos por la isla, ella era una de las grandes villanas de todas, no por su poder o fuerza, sino más bien por su crueldad, así que ver a su pequeño hijo siendo sometido por un sucio hombre era toda una sorpresa sobre todo porque ella nunca se inclinaba ante nadie, incluso Maléfica parecía resignada a ser tratada con indiferencia  por la desquiciada mujer, nadie se explicaba cómo es que esta aún seguía viva después de ser tan altanera con ella, Jay sospechaba que la misma personalidad de esta mujer es lo que la mantenía en la gracia de Maléfica.

 

Un gemido bajo le hizo regresar de sus pensamientos, vio entonces como aquel hombre se corría sin pudor alguno sobre el joven rostro del niño, un par de palabras después y aquel sujeto entrego una pequeña botella para después salir de ahí sin reconocer a Jay, entonces el niño, Carlos limpio su rostro sin ninguna expresión  deteniéndose cuando se dio cuenta de la presencia del joven árabe, decidido entonces a no perder más el tiempo salió Jay para arrebatar de sus manos aquella botella, seguramente sería un costoso perfume o alguna tontería que se podría vender bien, sobre todo si el niño forcejeaba un poco, cuál fue su sorpresa al descubrir que solo era peróxido, el niño se había vendido por una simple botella de peróxido, ni siquiera entendía si un niño de esa edad sabia para que servía, pero antes de poder decir algo, aquel chico le empujo con una fuerza extraña para tomar la botella y salir de ahí.

 

Días más tarde se enteró que Carlos era capaz de casi cualquier cosa por conseguir los objetos de la lista de su madre.

 

Un par de semanas después lo vio otra vez, aquel niño con pecas, porque si ahora en plena luz del día poda observar perfectamente aquellas pecas en su rostro y más aún esos enormes ojos chocolates que le miraron sorprendido  al entrar a la tienda, espero  a que dijera algo   sin embargo sus labios permanecieron sellados, entonces Cruella demando hablar con su padre exigiendo su atención, por varios minutos ambos adultos charlaron, Jay realmente no presto atención a esto pues sus ojos nunca dejaron de ver al pequeño niño, aquel que al parecer era 3 años menor que el pero era lo suficientemente inteligente para estar en varias de sus clases, si es que  las estupideces que enseñaban en su escuela se podía llamar clases, no sabe  cuánto tiempo estuvo perdido en estos pensamientos, pues al segundo siguiente su padre ya estaba gritándole y pidiéndole que saliera de inmediato a conseguir un tostador, como si fuera tan fácil.

 

Cuando Jay regreso con el dichoso aparato, junto a un par de cosas extras Cruella no estaba por ningún lado, apenas iba a llamar a su padre cuando vio a Carlos salir de la tras tienda, sus ojos se estrecharon al verlo salir de donde solo Jafar y el, podían entrar, creyéndole un ladrón, pero en ese momento su padre salió detrás tomo el tostador, lo empujo en manos del menor y este salió sin decir palabra alguna.

 

Él sabía dónde vivía Carlos, bueno todos prácticamente sabían dónde vivían la mayoría de los villanos más malvado de todos, pero Jay realmente jamás había tenido la intención de ir, no cuando de niño le llenaron a cabeza con esos cuantos de horror de la mujer desquiciada que hacia abrigos con la piel de todo aquél que osara robar algo de ella, él amaba su piel muchas gracias y su pelo, sospechaba totalmente que esas colitas que Carlos usaban eran definitivamente cabello humano, parecían tan suaves. Sin embargo un par de meses después se encontraba frente a la puerta de aquella casa con un abrigo viejo que había visto tiempos mejores en sus manos,  después de robarlo, su padre le había presionado demasiado para conseguirlo, había sido ordenado para ir a entregarlo a la mujer, fue Calos quien le abrió mirándole temeroso y con un enorme ojo morado, algo que definitivamente le desconcertó un poco, pero no tuvo tiempo de preguntar por qué en segundos la mujer se abría paso en la puerta tomando el abrigo y examinándolo.

 

-          No es de la mejor calidad, pero supongo está bien – murmuro la mujer con un gesto brusco en su rostro – necesitara ser bien limpiado – y ante aquello Carlos se limitó a asentir – bien, Carlos ve con Jafar – ordeno nuevamente haciendo un largo ademan – estoy segura que pueden tomar turnos – termino para salir de su vista  feliz por su nueva adquisición.

 

Carlos le siguió a la tienda y Jay mantuvo un ojo en él, no creía posible que el niño huyera sin pagar dicho abrigo pero había que estar seguros, entonces entro a la tienda y de inmediato su padre le envió lejos, haciendo una mueca de fastidio Jay corrió a buscar a Mal tal vez ella tendría algo para intercambiar, Carlos le observo irse mientras era conducido a la trastienda nuevamente.

 

El niño De Vil regreso 3 veces más a la tienda y aquellas tres veces Jafar le hecho sin dudarlo, pero Jay estaba demasiado metido en su mundo como para notarlo, además no es como si a él le interesara aquel chiquillo verdad, el  tiempo paso y se acostumbró a verlo vagar entre los callejos, le vio siendo empujado varias veces por hombres diferentes y demás pero Jay no le tomo importancia, aquello no era su asunto.

 

Entonces la barrera se fracturo, y ellos tuvieron que recuperar el personal de Maléfica.

 

Luego de su  vergonzoso fracaso algo entre aquellos cuatro jóvenes cambio, ninguno de ellos podía expresar muy bien que era, pues esta clase de emociones eran nuevas para sí, sin embargo pronto Jay se encontró observando a cada uno de ellos, bueno a Mal ya la vigilaba desde siempre pero ahora era diferente, era más bien como estar atento a cualquier amenaza por ella, Evie también entro en esta categoría, aun cuando la princesita parecía poder defenderse sola, solo hay que ver la forma en que puso en su lugar a los gemelos bastardos, pero Carlos, el aun parecía ser empujado por todo aquel en la escuela y en las calles.

 

Fue un día particularmente en la escuela, Jafar estaba molesto por el por su poca obtención de bienes, Mal estaba mucho más perra de lo normal insistiéndole en hacer algo realmente estúpido, mientras que Evie seguía llamando la atención de varios chicos a los cuales tenía que amenazar para mantener alejados, aun sin saber por qué, digamos que no era un día particularmente bien cuando pasando por un aula vacía escucho aquellas voces.

 

-          Ya hice su tarea solo déjenme ir. – susurro Carlos asustado notando las intenciones de aquellos dos, no era un secreto para todos en la isla lo  peligroso que era convertirse en el amante de los Gastón.

-          No tan rápido De Vil, queremos divertirnos un poco más.

-          Pero ustedes dijeron que… - siguió resistiéndose, él prefería mil veces convertirse en su asistente personal a su muñeca inflable, no después de pasa por las manos de Gastón padre, sospechaba que con esos dos tardaría más de dos semanas en poder caminar, aquella familia era demasiado sádica.

-          ¡Cállate de una puta vez!

 

Y el sonido de un golpe fue demasiado, en un segundo estaba dentro de la habitación sacando de encima al gemelo que tenía la intención de golpeare, otra vez, los gemelos Gastón tenían a un muy asustado Carlos, el realmente no lo había visto tan asustado desde el incidente, la pálida mejilla de niño ahora se encontraba enrojecida, el otro gemelo por su parte ya tenía una mano dentro de los short del niño que se paralizo al ver la reacción de Jay.

 

Entonces Jay les molió a golpes y les advirtió mantenerse alejados del niño o definitivamente los castraría, aquellos dos chicos salieron asustados no sin antes gritar un “esto no se ha terminado” y un “pagaras esto Jay” cuando aquel niño se había lanzado contra sus brazos y le había besado, Carlos De Vil le estaba besando y  por lucifer no era extraño pensar por que todo el mundo quería entrar en sus pantalones si aquella lengua era capaz de tantas cosas obscenas.

 

Cuando al fin se separaron, porque hola algo dentro del cerebro de Jay se encendió y empujo al niño, este se limitó a darle las gracias y salir corriendo del lugar, dejando a un muy confundido Jay con un gran problema entre sus pantalones, pero bueno él había terminado el beso, mierda.

 

Desde su incidente  con el personal de Maléfica, Carlos había empezado a sonreír más, a bromear con ellos y prácticamente ellos se había convertido en un conjunto, tal vez no eran amigos, pero definitivamente eran más unidos que antes de aquellos, sin embargo definitivamente desde que el muy amablemente procedió a amenazar a los gemelos  Carlos parecía orbitar a su alrededor,  tenía la ligera sospecha que este niño lo utilizaba para  mantener a los matones a raya algo que tal vez no le importaba mucho, pero entonces Carlos volvía a besarle a escondidas y lo confundida aún más, llego a la conclusión luego de mucho recapacitar de que había la pequeña posibilidad de que Carlos estuviera enamorado de él.

 

Entonces aquello paso.

 

Estaba de regreso de la casa de Mal,  ella le había llamado para mostrarle algunas cosas de valor que pudieran mantener a Jafar de fastidiarlo unos días más, tenían la nueva costumbre de simplemente robar y permitir al otro tomar lo que quisiera del botín y no hacer preguntas, dejaron de preocuparse del valor o de intercambiar algo justo entre ellos por lo que Mal simplemente mosto algunas de sus baratijas y Jay tomo sin ofrecer nada, luego Jay traería una bolsa llena y ofrecería a Mal para que ella escogiera antes de llevarla con su padre, el punto era que traía lo suficiente como para mantener calmado a su padre cuando lo escucho, en un callejón eran forcejeos, el realmente no tenía necesidad, ya tenía lo que quería pero era un ladrón, el mejor de todo la isla y no iba a dejar pasar su oportunidad.

 

La ira dentro de él se desbordo al notar como  los atacantes eran los gemelos Gastón y el atacado era otro más que Carlos, arremetió de inmediato contra ellos, quienes respondieron más enojados que nunca, entonces mientas uno le sostenía contra una pared el otro decidió continuar lo suyo con el niño debajo de él, en el minuto siguiente justo cuando Carlos lanzo un gemido  doloroso algo en Jay se rompió, con algo de  suerte lanzo la navaja que siempre llevaba y corto la mejilla de su atacante para posteriormente arremeter contra el otro gemelo.

 

Esa noche uno de ellos termino con una cicatriz en medio de su pómulo izquierdo, el segundo no tuvo tanta suerte pues  Jay  enterró con fuerza aquella afilada cuchilla en  su ojo, cuando al fin aquellos dos huyeron entre gritos y amenazas vacías y la adrenalina parecía desparecer de sus sistema, Carlos se levantó aun temblando del suelo, sus mejillas sonrojadas por el esfuerzo lucían apetecible, su boca rota entre abierta eran realmente una vista tentadora, Jay trago duro recordándose que no era igual a esos bastarlos, aun cuando debería no lo era, así que ayudando a Carlos pensaba simplemente acompañarle a casa y regresar a la suya, entonces Carlos le beso con pasión nuevamente y antes de poder responder al beso este se dejó caer de rodillas entre sus piernas.

 

Al minuto siguiente aquellos agiles dedos desabrocharon sus pantalones para tomarle entre sus labios, entre aquellos jodidos labios carnosos, Jay casi teme por los afilados dientes del chico, pero definitivamente este tenía suficiente practica porque nunca rozo contra ellos, y joder esa lengua, si besando era un experto en ese momento Carlos era el puto cielo, su cavidad era tan cálida y húmeda y hacia ese movimiento con su lengua que casi le hace correrse en un instante, entendía entonces por qué aquel sujeto le sostenía con fuerza la primera vez que lo vio, pues pronto sus dedos se cerraron contra aquellos rizos para mantenerse en pie, fue realmente humillante el poco tiempo que duro, no es que el fuera un inexperto, tenía lógicamente sus  aventuras como cualquier chico de la isla pero realmente Carlos era la gloria, o más bien su boca, y ostia puta Maléfica podía maldecirlo en ese momento y a él no le importaría si al menos lograba terminar en esa deliciosa boca.

 

-          Ca…Carlos voy…joder  - el realmente trato de advertirle, pero aquel niño parecía decidido a ordeñar su pene con fuerza, por lo que sin poder soportarlo más él se corrió y aquel niño trago su venir y joder era la cosa más caliente que había vista nunca, porque incluso aquel experimentado niño no pudo beberlo todo y por los labios podía ver su semen escapando, entonces tenía que arruinarlo.

-          Extrañamente creí que sabría igual a Jafar – susurro Carlos limpiándose la comisura de la boca, tragando todo – gracias por salvarme Jay – y nuevamente le sonreía como había empezado a hacerlo desde hace tiempo para luego salir de ahí corriendo.

 

Jay se dejó caer  contra la  fría pared  resbalando hasta el suelo importándole poco la mugre bajo sus pies, pues en aquel momento, y gracias a esas palabras todo tuvo sentido, Carlos no estaba enamorado de él, aquel adorable niño solo se aseguraba de seguir pagándole por protegerlo y mierda el simplemente no estaba enojado, bueno tal vez si pero es fue porque se enteró de que su padre al parecer se jodia a su “amigo” desde que tenía 12 a cambio de cosas para Cruella.

                                                                                                                                                                                     

Si estaba jodido.

 

Y cuando creyó que no podía empeorar, simplemente lo hizo.

 

Aquel día particularmente se encontraban en la casita del árbol, lo que era algo así como su base donde tramaban cualquier cosa, Jay acababa de conseguir un botín lo suficiente satisfactorio para que Jafar le dejara en paz entonces como siempre Mal planeaba alguna nueva maldad mientras le gritaba a Carlos replicar su aparato para romper la barrera y salir, aun cuando no era tan sencillo, Evie se limitaba a acariciar el cabello de Jay porque al parecer era muy sedoso y perfecto para trenzar, el definitivamente la dejaba solo porque sabía lo fastidiosa que podía llegar a ser y por qué aquella chica mantenía venenos a su alrededor y gracias pero no quería ser envenenado, entonces Cruella  había gritado y todos salieron de la casa con promesa de verse al día siguiente.

 

Jay salió a buscar más materiales por qué Mal le había mandado a hacerlo y así Carlos no tendría excusa para no recrear su máquina, extrañamente cuando regreso a la casita del árbol el niño no estaba, sabía que no estaba en la casa porque no escuchaba gritos ni demandas, sin tomarle importancia dejo las cosas y salió en dirección a su casa.

 

Cuando llego logro escuchar ruidos extraños en la habitación de su padre pero decidió ignorarlos, no era su asunto y Jafar estaba de muy buen humor con el como para arruinarlo por su curiosidad, entonces un bajo gemido se escuchó, uno que reconoció de inmediato, Carlos, Jay se mordió los labios, cubrió su rostro con su gorrita y se dejó caer en la alfombra que era su cama cerrando fuertemente los ojos ignorando por completo aquello.

 

El realmente no pudo dormir aquella noche, no pudo hacerlo después de saber lo que pasaba en la otra habitación, no pudo hacerlo cuando escucho los pequeños pasos escabullirse por la puerta. Carlos no había tenido necesidad para regresar con Jafar por cosas para Cruella, ni venderse por ellos, cuando su madre quería algo él siempre lo buscaba, suplicando ofrecía a Jay cualquier cosa por x producto, puede que él se hiciera el difícil pero siempre lograba conseguirlo, Jay siempre entregaba el capricho de ocasión y Carlos le daba la mejor mamada  en el mejor de los casos, a veces Jay simplemente rodaba los ojos y se marchaba antes de que Carlos pudiera pagarle, pero definitivamente  Carlos no tenía necesidad de ir con Jafar.

 

A la mañana siguiente su padre le encomendó buscar vino, el mejor y luego llevarlo con Cruella, Jay apretó sus nudillos tratando de controlar la ira dentro de él, salió de inmediato a buscar dicho vino llevarlo a la mujer, ahí vio a Carlos quien apenas si le miraba, Cruella no tardó mucho en caer dormida, borracha por el licor dándole una oportunidad, sin pensarlo dos veces Jay empujo a Carlos hasta la casita del árbol donde despojo al niño de sus ropas para examinarle, los moretones en su blanca piel contrastaba, las marcas de la uñas de Jafar parecían decorar el frágil cuerpo, entonces él se rompió, Jay tomo a Carlos con nula delicadeza contra las maderas de la casita hasta hartarse, hasta asegurarse de que nada de Jafar  permaneciera en el niño.

 

A la mañana siguiente cuando visito a Mal y le conto todo, exceptuando la parte en la que violo a Carlos, esta le golpeo en la frente al escuchar su deseo de querer tomar venganza y matar a Jafar, además de Cruella.

 

-          Es una tontería hacerlo ahora – explico la chica – no cuando mi madre les ha tomado cierto  apego – continuo fastidiada – ella te haría pagar, solo lucifer sabe por qué soporta tanto a Cruella y Jafar, bueno sospecho que él le es útil, solo hay que esperar Jay – aseguro ella – ahora quítate la chaqueta.

 

Jay asintió frunciendo su nariz molesto  descubriendo su pecho y dejando que aquella chica entintar su piel, que cubriera las cicatrices que su amable padre le regalaba cuando no cumplía su cuota, esa tarde entrego a Carlos su daga y le hizo prometerle que la usaría en cualquiera que intentara lastimarle, incluido el, pero el daño ya había sido hecho, y después de todo esos años solo quedaba un triste cascaron vacío.

 

Ninguno de los dos cumplió su promesa, la ira segó a Jay en varias  ocasiones, el volvió a tomar y Carlos nunca se resistió en una relación toxica, una espiral interminable.

 

Entonces fueron a Auradon, conocieron más gente, Carlos se sumió más en su depresión y Maléfica se escapó.

 

Y así todo se fue a la mierda.

 

Y esta vez no parecía haber solución.

 

**********************************************

 

Cuando  aquellos chicos fueron llevados a Auradon iban con una simple misión, conseguir la estúpida varita del hada madrina, Mal esta extasiada pronto podría demostrarse a su madre  obtener el respeto que tanto merecía, no ella iba a superarla, aun cuando sus órdenes eran entregarle la varita a Maléfica entre ellos cuatro pelearon tomar el poder para sí, Mal no quería seguir mendigando por la aprobación de su madre nunca más, ¿Por qué seguir estando bajo el poder de alguien cuando podías tomarlo para ti?.

 

Jay fue el segundo en seguirle, aquellos ojos de serpiente se iluminaron al escuchar la palabra traición, imaginando de mil maneras la forma en la que podría encargarse de Jafar, de todo el dolor que podría causare a  Cruella antes de rasgar su garganta, Jay  ni siquiera dudo cuando en su primera noche lejos de sus dueños planearon como apoderarse de la varita y tomar el reino para ellos mismos.

 

Evie dudo solo un segundo, ella mordió su labio pensando en su madre, en aquella que solía mostrarle algo de amor, bueno todo el amor que una mujer obsesionada con su belleza y riqueza podía mostrarle, entonces Mal  le grito, le enfrento recordándole su obvia desnutrición, las palabras tan crueles que su madre le decía, las marcas de ácido en su piel para blanquearle a un más, sus pies ensangrentados al estudiar un perfecto andar, Mal le recordó todo el dolor que aquella mujer le causaba, Evie suspiro cerrando los ojos y acepto traicionar, después de todo nada pondría más orgulloso a un villano que ver a su pequeño vástago traicionar.

 

Carlos se mantuvo en silencio cada minuto de aquella conversación, se mantuvo al margen cuando intentaron tomar la varita la primera vez en el museo, ayudando solo lo necesario, se preocupó más por las clases que obtener información que les sirviera, se encariño con un pequeño perro  e ignoro aquellas conversaciones donde discutían su traición, Carlos de Vil se resistía a dar la espalda a la mujer que nunca le amo.

 

Entonces Jay aprendió a trabajar en equipo y la importancia de confiar en los demás.

 

Evie comprendió que no  tenía que fingir y ser ella misma.

 

Mal aprendió  que el amor no era una debilidad.

 

Y cuando tuvieron la oportunidad de tomar el control del reino, cuando la varita del hada estaba en las manos de Mal, ellos simplemente eligieron el bien.

 

Y Jay volvió a seguirle sin dudar, sonriendo al darse cuenta que realmente no quería ser un dictador, Evie les siguió porque al fin se sentía libre del yugo de su madre con la familia que ahora tenía, pero Carlos, para él era diferente, pues aquel chico estaba tan roto que en el momento de tomar su primera decisión para el no pudo.

 

Aquel niño dudo por un largo momento, se  mordió el labio mirando a sus amigos, miro a Mal la chica a la que debía seguir por miedo, miro a Evie aquella que le trataba demasiado bien sin nada a  cambio y miro a Jay, aquel que definitivamente era algo mucho más complicado que un amigo, Carlos miro a todos aquellos que expectantes esperaban una repuesta positiva y retrocedió un paso con miedo.

 

Por qué él no podía ser parte de aquello.

 

Entonces Maléfica apareció, haciendo su entrada triunfal, causando problemas y Carlos no tuvo que elegir, ella lo hizo por él.

 

Todo sucedió demasiado rápido en un segundo la gran emperatriz del mal estaba dando su discurso y al siguiente rayos y truenos resonaron por la habitación, un enorme dragón les perseguía y luego el fuego parecía querer consumirlos, entonces, en el último minuto, Mal volvió a enfrentarle, les llamó sus amigos, su familia, pidió por ellos y trato de hacerle frente a todo aquel mal ella sola y Maléfica supo que estaba acabada pero ella no se dejaría vencer, ella vio el amor en el corazón de su hija como también la oscuridad, era pequeña y solo necesitaba un empujón para que esta dominara su corazón.

 

Maléfica pudo sentir como su magia se volvía en contra de ella, como una maldición era lanzada a sí misma, mas antes de dejarse vencer ella tomaría un último tiro, un premio futuro de satisfacción, ella miro sobre el hombro de su hija abriendo su hocico y soltó aquel fuego infernal una última distracción.

 

Carlos no sintió nada, en cuanto aquellas abrazadoras llamas le envolvieron todo se desvaneció, no hubo dolor, ni un grito de agonía, aquel chico solo se desplomo.

 

Maléfica se transformó entonces, su cuerpo volvió a adquirir forma humana muriendo entonces, transformándose en piedra, un monumento a la maldad justo antes de destrozar a la nueva familia de Mal, ella esperaba que aquello fuera suficiente para corromper el corazón de su hija.

 

Nadie noto entonces el último deseo de aquella emperatriz, una maldición que cobraría más víctimas, una última venganza.

 

Aquel día Carlos murió por primera vez.

 

****************************

“Abre los ojos”

 

Murmuro para sí mismo mientras mantenía aun fuertemente cerrado aquellos ojos, negándose a abrirlos a darse cuenta de su entorno, a ver lo que era la muerte.

 

“Abre los ojos”

 

Y la voz era más insistente y el frio que antes había sentido en toda su piel se desvanecía, aquel calor que se propagaba por todo su cuerpo calentándole lentamente.

 

“Abre tus ojos Cameron”

 

Y él conocía esa voz, recordaba aquel calor que emanaba desde el otro lado de su mano, Jay, su Jay estaba llamándole  regresándole el miedo al instante temiendo que al abrirlos se daría cuenta de que estaba solo.

 

“¿Cameron?”

 

 Y aquella voz parecía dudosa, temerosa de sus acciones tanto así que el agarre de su mano se apretó pronto una suave caricia, el toque de un ángel tomando su mejilla acariciándole con tanta amabilidad que realmente le asusto, aquello fue suficiente para darle valor, poco a poco sus ojos se fueron abriendo cerrándoles casi al instante pues los rayos de sol que se colaban entre los arboles eran demasiado  brillantes, demasiado luminosos para alguien que había estado tanto tiempo en la oscuridad.

 

-          ¿Mi cielo  es un bosque? – murmuro confuso frunciendo su nariz pues realmente no esperaba eso, no al  menos luego de saber se muerto- Jay – sonrió al notar como frente a él  aquel niño sujetaba con firmeza su mano reconfortándole – al menos tu estas aquí – mucho más animado  le abrazo con fuerza siendo igualmente correspondido, y aquello era tan cálido, tan perfecto o al menos lo fue hasta que una corriente de aire levanto su pequeña bata causándole un escalofrió - ¿Por qué sigo usando esta cosa? – gruño molesto bajando dicha prenda mientras risas a su espalda se burlaban – ¿Mal, Evie? – se giró de inmediato para verles – ¿qué hacen aquí chicas? Sin ofender pero estoy seguro que ustedes no estarían en mi cielo personal y realmente no debería hacer un bosque – frunció más su nariz.

-          ¿Qué? – Jay que no le había soltado desde que le abrazo en la azotea le soltó para pararse junto a las chicas mirándole confuso - ¿de qué estás hablando?

-          Estoy muerto no, creo que merezco una cama al menos o ropa más decente – gruño molesto empujando la frágil bata detrás de él que luchaba contra el viento por desprenderse.

-          Cameron no estás muerto – Jay sonrió de inmediato tomando su mano nuevamente – estás conmigo ahora, esto es real – beso su mano con suavidad – ahora estás conmigo Babe.

-          De hecho lo está – Mal interrumpió de pronto aquel bello  momento donde dos jóvenes no dejaban de mirarse con amor – Cameron está muerto en su mundo – explico para sorpresa de todos, si incluso de Jay – no me mires así Jay era la única manera, has muerto para aquel mundo nunca podrás regresar no hay un tú al que volver – termino para mirar fijamente a Cameron quien parecía cada vez más confundido.

-          Bienvenido a Auradon Cameron – sonrió Evie de inmediato tratando de disipar aquella tensión que amenazaba con formarse – y ahora definitivamente.

Notas finales:

Waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, Carlos en el mundo real waaaaaaaaa.

Para los que se preguntaban, qué onda con Carlos?? Bueno aquí hay algo de lo que paso con él. Si a un hay más por saber de él, cosas que vivió en el “mundo real” que es donde vive Cameron.

 

Así que ahí esta una explicación de lo que era la vida de estos niños en la isla, ¿ahora muchas cosas tienen sentido no?, ahí está porque acostarse con Evie no fue un engaño ya que él y Carlos no estaban juntos, aún hay dudas que responder pero no se preocupen aún hay capítulos por leer.

 

Jay y su extraña obsesión  por Carlos lol.

 

Maléfica no se volvió lagartija aquí lo cambie, más adelante lo explicare.

Cuando Cameron  dice “Mi cielo es un bosque” es una clara referencia a Supernatural otra serie de la que soy fan en ella se menciona que el cielo no es uno solo si no cada persona tiene su cielo personal con su momento favorito por eso Cameron ve raro que el suyo sea un bosque.

 

Vamos merezco galletas… queremos galletas… GALLETAS!!!!!!!!!!!!!

 

 


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