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UN NUEVO Y CONOCIDO MUNDO por LILITH_HIWATARI

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Capítulo 16: El hijo de la bestia.

 

“Existe entre nosotros algo mejor que un amor: una complicidad” r13; Marguerite Yourcenar

 

 

-          Es solo como si fuera alguien más – gruño aquel joven nuevamente a la chica de cabellos morados mientras se paseaba por la habitación.

-          Jay déjalo ya, él se ve bien – Mal ignoro su parloteo sentada sobre la cama cruzada de brazos detrás de ella Evie trenzaba su cortos cabellos solo para distraerse.

-          No le gustan los videojuegos, no tiene miedo a los perros nunca más y detesta sus shorts, es otra persona – se detuvo de golpe frente a las chicas mirándole amenazadoramente.

-          Jay tiene razón, él no es Carlos – Evie suspirando soltó el cabello de Mal solo para aportar algo, ella había visto las mismas señales que todos, aquellos que el hada se negaba a reconocer.

-          Eh dicho que basta – Mal gruño, realmente lo hizo, las escamas en su piel empezaron a esparcirse por toda su piel - él es Carlos, es nuestro Carlos somos una familia y nunca nos abandonamos – sentencio levantándose de la cama para mirar a ambos jóvenes -  estamos juntos en esto.

-          Si  - accedió Evie bajando la mirada temerosa.

-          Como sea – gruño  Jay – dejándose caer junto a Evie quien de inmediato empezó a trenzar su cabello solo para ocuparse.

 

Mal les dio la espalda entonces mordiendo su uña como solía hacerlo ante algún enigma sabiendo que tenía que enfrentar la verdad tarde o temprano.

 

*************************

Habían olvidado algo muy importante, dejando pasar un minúsculo detalle,   antes de que él buen y amado rey Adam se convirtiera en una gentil y sabio regente había sido una bestia cruel, él no había sido maldecido por un hada mala, o una bruja llena de celos, no el antiguo rey fue castigado por su soberbia y egoísmo, se le transformo en el exterior tal y como era en el interior, el resultado fue una bestia horrenda que por muchos años sumida en su miseria se creyó perdida, si no fuera por su madre, por aquélla chica de gentil corazón, la horripilante bestia  seguiría bajo aquella horrenda maldición.

 

Todos asumían que era como su madre,  su brillante sonrisa y pulcros modales siempre le hicieron el ejemplo de lo que se espera de un príncipe, entonces el peso de la corona cayó sobre él y no desaprovecho su oportunidad, porque puede ser que Gastón intentara matar a su padre pero él no era el villano de aquélla historia.

 

Ben había tenido en varias ocasiones aquellos sueños, unos donde veía a una hermosa chica de cabellos morados, cuya belleza palidecía a las bellas princesas del reino, aquel príncipe había soñado con la chica para él, solía verla todo el tiempo aun sin saber su nombre, recuerda haber tomado el viejo espejo mágico de su padre y pedirle solo una cosa, mostrarle a la joven de cabellos morados, así fue como descubrió su nombre y su ascendencia, descubrió como eran las cosas en la isla y a sus amigos que la seguían a todas partes, así fue como se enteró de lo cruel e injusto que había sido su  padre al dejarles en  el olvido.

 

Ben   sabía en todos los problemas que se estaba metiendo por traer a esos niños y sin embargo lo hizo.

 

Su oportunidad se dio cuando se nombraría rey, con el poder de toda aquélla basta nación no había nada que el joven  no pudiera tener,  la deseo a ella,  a la chica de su sueño,  claro que tenía novia, una princesa presumida que realmente le aburría, no era nada como ella, Mal a la cual vio vencer de un golpe a un chico que intento robarle, si ella tenía que ser su reina, solo debía traerla y  enseñarle que estaba dispuesto a poner todo a sus pies, le daría el control del reino si eso la mantenía a su lado.

 

Egoísta y estúpido, pero así había sido su padre en un principio y no termino nada mal para él.

 

Pero traer solo a una chica desde la isla tal vez llamaría mucho la atención  por lo egoísta del deseo más si notaban el favor del futuro rey, por lo que pronto se le ocurrió una gran idea, un nuevo decreto que garantizaría la traída de aquellos hijos de villanos, los pobres niños que no tendrían culpa de los crímenes de sus padres y aun que sabía que sería peligroso traer a tanto niño elevado en la maldad tenía un plan de contingencia, solo había pensado traer a Mal y sus amigos, cuatro de ellos, de los villanos más viles de todos, solo  a ellos para mantener a Mal feliz y ganar su favor por traer a sus preciados amigos, tal vez ellos intentarían algo contra la corona, tratarían de tomar el reino o alguna maldad de esas y seria ahí donde Ben tras mostrarles  una nueva vida, les daría la opción de elegir.

 

Estaba tan seguro de convencerlos al menos a Mal, después de todo había visto como era su vida en la isla que tenía ya una proclama redactada y firmada que anularía su decreto de traer a los demás niños de la isla, el no dejaría que su reino se viniera abajo, no, a él solo le importaba su chica, pero entonces tras la coronación y efectivamente al elegir el bien de sus nuevos amigos, el  hada madrina dio el visto bueno  para traer más niños.

 

A Ben no le gusto eso, él no quería  llenar el reino con posibles chicos que seguramente intentarían alguna otra cosa, por suerte para él Mal estaba de acuerdo en eso, ella y sus amigos se acercaron días después dejándole en claro que había ciertos chicos que definitivamente no podía traer por ser considerados una amenaza y como el hada tenía en gran estima a Mal ella le creyó.

 

Ben pudo entonces elegir con cuidado a los chicos menos peligrosos para traer a su reino y si alguno de ellos  rompía una regla, siempre podían enviarlos de regreso, era  divertido como se empezaba a rumorear que aquel joven rey fuera manipulado por la hija del  hada malvada causándole mucha gracia.

 

Enserio mucha, porque su plan salía como esperaba.

 

Hasta que se complicó, porque al parecer varios miembros de la realeza, se mostraron descontentos con su forma de gobernar, con su selección de niños villanos porque aun cuando prácticamente trajo a todos y cada uno de los hijos de sus némesis, solo los menos peligrosos claro, pero igual hijos de aquellos que les hicieron la vida dura criticaron su falta obviedad por el villano de su familia.

 

Ellos no entendían que el mayor infractor en su cuento de hadas era su padre y ahora su hijo regia el nuevo reino.

 

Así que de mala gana y solo para quedar bien frente a todos mando a traer a los gemelos Gastón aun cuando Mal le dijo que era mala idea, que Jay prometió patearles hasta la muerte si se pasaban de listos, Evie arrancarles el corazón si seguían siendo idiotas y bueno Carlos era el único que nunca le cuestiono, ese niño ni siquiera hablaba con soltura en su presencia.

 

Entonces el traer a los hijos del “villano” de su padre y la incompetencia de el consejo que debía mandarlo a traer casi por cualquier pequeño detalle, el realmente quería llevar una vida normal ahora que tenía a Mal a su lado, lo llevaron a tener ese percance, camino rápidamente en dirección a su limosina debía apurarse si quería regresar para la cena al menos  cuando cercano a los árboles una voz le llamo.

 

-          Pero si es el gran rey en persona – Ben busco la fuente de la voz sorprendiéndose de ver a un chico encima de uno de los árboles el cual sonrió mostrando sus dientes , dientes normales estos no eran para nada iguales a los de Jay o cualquier otro - ¿A dónde va tan a prisa su majestad? – se burló él y diablos   conocía a ese chico.

-          No lo había dicho antes pero padre tiene razón – un segundo chico salió detrás de aquel roble solo para pararse junto a su hermano que dé un salto cayó al suelo – eres idéntico a tu madre… como se llama oh si Bella – los gemelos Gastón le hablan, aquellos a los cuales ni siquiera se tomó el tiempo de recibir, no cuando realmente no le importaban.

-          Hey chicos ¿no deberían estar en clases ahora? – con su acostumbrada sonrisa advirtió su  evidente  ausencia en clases.

-          Una belleza con cerebro tal como papá dijo – gruño el primer gemelo aquel que bajo del árbol acercándose demasiado a él – ¿me pegunto si al igual que tu madre tienes gusto por las bestias? – la hermosa sonrisa amigable de Ben desapareció tras aquel comentario recomponiéndose casi al instante,   era un rey y como  tal no iba a caer en las provocaciones de aquellos.

-          Claro que lo tiene, sale con Mal – respondió el segundo gemelo antes de que Ben pudiera articular palabra causando un nuevo malestar en  este – no hay bestia más feroz que ella – bromeo el chico causando que ambos rieran.

-          Agradecería que limitaran su lenguaje a referirse a Mal – pidió amablemente causando otra risa aun mayor de ellos.

-          Hey tercero modera tu lenguaje o el rey aquí podría molestarse – continúo la burla el primer gemelo señalando al rey que realmente empezaba a molestarse.

-          Oh tal vez nosotros deberíamos enseñarte modales – gruño el aludido tomando el brazo del rey quien  se limitó a mirar a los al rededores para encontrar vacío el lugar – mira esto el rey cobarde está buscando ayuda.

 

Fue entonces que la falsa sonrisa de Ben cayo y  una sombría mueca la sustituyo, todas sus facciones se deformaron entonces, pequeñas rendijas color oro amenazantes sustituyeron sus iris, dos enormes caninos crecieron de su boca amenazándole de muerte y aquellas cejas se volvieron mucho más pronunciadas que nunca, el hijo de la bestia mostro entonces su verdadero rostro aquél  rey tomo la mano que lo detenía para doblarla con fuerza hasta hacer gritar al gemelo dejándole de rodillas pues su fuerza era superior a cualquiera de ellos, Ben pateo entonces el pecho de aquel que tenía sometido hasta hacerlo caer, su pie se posó entonces cerca de su garganta donde aquel joven luchaba por respirar intentando quitárselo de encima.

 

Su hermano había visto todo, fue tan rápido y sorpresivo que apenas si tenía tiempo de reaccionar, mas al intentarse acercarse Ben golpeo su puño contra su pecho  sacándole todo el oxígeno, le tomo entonces por su camisa  enormes garras aferrándose a la tela de su camisa  casi rasgándole la piel y le acerco a su rostro ahí sosteniéndole con una sola mano y sin perder el control del chico debajo de él.

 

Habían olvidado un pequeño detalle, decidieron ignorar el hecho de que su padre fue una bestia feroz  subestimándole, ese fue su primer error, pues al igual que a sus demás amigos, aquellos niños cuyos “dones” de sus padres fueron dados a ellos el conservaba algo que alguna vez perteneció a una horrible bestia, Ben era tan fuerte o incluso más de lo que su padre fue durante su maldición, él no era  un chico débil e indefenso de Auradon, no él era el rey por derecho a nacimiento, de un trono que su padre ocupo,  era el hijo de la bestia y aun que nunca mostraba aquel rostro ni siquiera  a sus padres había que ser muy estúpido para hacerse merecedor de tal “honor”.

 

-          La única razón por la que están aquí es por mi imagen pública- gruño el chico mirando al gemelo que tenía frente a él  – si no siguen las reglas les enviare tan rápido que parecerá que nunca salieron de ahí - su pie piso con más fuerza el cuello del otro gemelo- tengo cero tolerancia para quienes rompen las reglas y si lo hacen serán desterrados por generaciones, sus hijos jamás tendrán el derecho de pisar mi reino – el chico del otro lado de su puño le miro horrorizado pues en aquel momento la bestia, la gran temible bestia se hacía presente en el rostro del joven rey - ¿entendido? – gruño mientras que ellos dos asintieron con gran esfuerzo.

 

Les dejo ir entonces  sus facciones regresaron a la normalidad, ningún rastro de la temible bestia pues su brillante sonrisa podía verse nuevamente,  mientras arreglaba las mangas de su pulcro traje con cuidado.

 

-          Oh, chicos –llamo a aquéllos que por miedo no le daban la espalda – si se acercan a Mal o sus amigos por el motivo que sea – Ben dejo de quitarse pelusas imaginarias de su traje para levantar únicamente su mirada amenazante – voy mandarles de regreso en pedazos.

 

Y aquellos chicos escaparon tan rápido que casi le hace reír, el recuerdo de su junta importante le hizo reanudar su camino, no noto al pequeño niño que impresionado le miraba a lo lejos.

 

Más tarde esa noche entro en la habitación de su novia justo en medio de una reveladora conversación.

 

-          ¿Qué está pasando con Carlos? – cuestión tras escuchar aquello – ¿quiero la absoluta verdad? –sentencio y aquellos chicos simplemente se miraron unos a otros para asentir.

-          Algo malo paso con Carlos – Evie respondió dudosa lanzando una mirada en dirección a sus amigos.

-          Está bien, ¿ya lo vio el hada madrina? – la preocupación en el rostro de Ben se hizo presente, no era buena señal que algo malo le pasara a ese chico, no si aquello se repetía.

-          No hablo de ahorita, si no de antes – Aclaró nuevamente la chica ante la mirada confundida del rey. 

-          Bien estoy confundido- miro a su novia en busca de respuesta, miro a Jay que solo  parecía ignorarlo, miro a cada uno de ellos que parecían aun dudoso  de compartir información, como si él no les hubiera ayudado.

-          El chico con el que estamos conviviendo no es Carlos – finalmente Mal hablo, mirando fijamente a su novio.

-          ¿Eh? – eso le sorprendió, porque  si había visto el cambio tan brusco del niño pero todo lo atribuía a que al final estaba sintiéndose más a gusto, él creyó que Carlos finalmente se empezaba a acostumbrar a la vida en Auradon como los demás.

-          Espejito en mis dedos ver a  Carlos de vil quiero – murmuro  la chica mostrando el espejo al rey donde la neblina negra se arremolinaba mostrando nada -  Vez no pasa nada.

-          ¿Por qué no puedes verlo? – pregunto dudoso, conocía el poder del espejo de Evie, no era tan grande como el de su padre pero aun así esa cosa era poderosa y el que efectivamente no pudiera ver a Carlos quien se suponía estaba durmiendo en sus habitaciones era algo preocupante.

-          Porque Carlos no está aquí – Mal repitió un poco molesta  por tener que hacerlo -  en este mundo, ese otro chico no es Carlos.

-          ¿Entonces quién es? – por fuera Ben parecía totalmente preocupado pero por dentro la molestia de tener un extraño le hacía enfurecer, no podía creer que alguien, alguno posible peligro para su reino se paseara frente a él sin saberlo.

-          Cameron, su nombre es Cameron Boyce – Jay finalmente hablo descruzando su brazos - el me confesó – miro a Ben casi desafiándole -  no sabe cómo llego aquí ni donde esta Carlos – continuo sin dejar de mirarle levantando la barbilla en alto en una clara advertencia para el rey, para cualquiera que dijera algo en su contra - creemos que está en su mundo.

-          Bien – Ben ignoro la advertencia de Jay poso su mirada entonces en Mal  - Así que ¿cómo lo traemos devuelta? – pregunto entonces preparándose para cualquier plan estúpido que ellos tuvieran -  ¿Chicos? –cuestiono nuevamente pues todos parecían en silencio - ¿Mal?

-          No lo aremos – ella finalmente hablo afrontando su mirada - nos gusta este Carlos.

-          Pero él no es Carlos – insistió Ben, el no necesitaba una nueva amenaza, conocía a Carlos, sabia lo inofensivo que era, este otro chico era un completo misterio, si era más agradable pero aun así podía ser peligroso.

-          No lo es, pero el definitivamente no es una amenaza – Mal leyó sus intenciones, miro a su novio y por primera vez no vio   la preocupación por un niño perdido si no el de un rey.

-          ¿Y  Carlos lo era? – pregunto nuevamente notando como fue descubierto, sintiendo un poco de orgullo porque su amada chica  adivinaba sus pensamientos, no por ella los tuvo también.

-          Tal vez – susurro sonriendo ligeramente pero sin admitir una derrota.

-          Bien – dijo luego de un largo silencio soltando un suspiro.

-          ¿Estás bien con esto? – Evie parecía confundía, por la facilidad en que Ben aceptaba todo el asunto de este nuevo chico.

-          Si está bien con ustedes si – se encogió de hombros mientras se sentaba en la cama de Mal recordando el cansancio que traía - dejemos a este Carlos – sonrió nuevamente a la chica.

-          Tal vez deberíamos llamarlo C  - Jay aun cauteloso con el rey, con aquel que al igual de su padre tenía otra faceta decidió aceptar su buena voluntad y no empujar más el asunto – para no confundirlo más.

 

Y todos en la habitación lo aceptaron, pronto Mal se unió en la cama a Ben donde se abrazaron durante horas mientras Evie repasaba su tarea y Jay regresaba a la habitación, el rey en los brazos de su amada se decidió entonces en prestar más atención en el nuevo chico que llegaba.

 

*************************

 

Solía pasar largas horas mirando la vida de aquella joven, sabía que estaba mal no solo por lo espelúznate que aquello era, o el simple hecho de que él tenía a Audrey pero bueno, aquélla princesa era lo que se esperaba para él lo que un príncipe debía tener como novia, aun cuando su  anhelo era para alguien más, la chica de cabellos morados, así fue como conoció a Evie con la que parecía tener una extraña relación casi posesiva, había visto muchas de sus conversaciones, muchos toques casuales pero sobre todo muchas miradas cómplices entre esas dos chicas, él casi dudaba que algo extraño estuviera pasando sus dudas quedaron totalmente borradas cuando la vio con Jay, aquel que parecía el mejor amigo de Mal, él sujeto que realmente era una amenaza.

 

A diferencia de Evie, Jay parecía ser mucho más cercano a Mal, él definitivamente era una amenaza, no solo por su comportamiento tan ruin y deshonesto, no además de todo aquel chico parecía orbitar con demasiada familiaridad a la chica de sus sueños, le vio más veces de las deseadas en la habitación de la joven, a horas demasiado inapropiadas sobre su cama y sin camisa, Ben casi estruja el espejo entre sus manos si no fuera porque la única razón de tenerlo ahí era para que Mal tatuara su espalda, Ben realmente quería deshacerse del chico, de lo que  creía era la competencia, entonces mientras espiaba a Jay le descubrió con alguien más, Carlos de Vil aquel chico con una inteligencia realmente aterradora digno de ser un  científico brillante opacado por su inmenso miedo,  Ben noto entonces que Carlos y Jay tenían algo si los acalorados besos que presencio eran otra cosa.

 

Tiempo después descubrió que Jay se metía con quien fuera en la isla, y su odio para el chico regreso, sobre todo al ver la familiaridad con que este trataba a Mal los ademanes tan exagerados, los toques casuales  y la forma tan ferviente en que la protegía, en una ocasión le vio arriesgarse primero dejándose caer por un edificio saltando por las ventanas hasta llegar al suelo donde atrapo a la chica que simplemente confiándole su vida salto a sus brazos, ambos salieron de ahí corriendo entre risas y maldiciones de sus perseguidores, eso no le agrado un poco.

 

Después se daría cuenta que Jay no solo protegía a Mal de aquella forma si no que lo hacía con todos aquellos chicos y puede que se eso no haya evitado su pequeña venganza, pero bueno quien podía culparlo, era un poco posesivo después de todo.

 

Recuerda bien cuando la oportunidad se dio, como estando con su novia pocos días después de la coronación Jay llego molesto debido a que encontró a Doug muy cerca de Evie, él sabía de su odio irracional para el pobre chico sin embargo le sorprendió que Mal pensara igual, envidioso porque ellos compartieran algo más en común aun cuando se tratase de un odio hacia una persona Ben intervino de la forma más diplomática posible.

 

-          Ella salía contigo, deberías confiar en su juicio Jay – dijo tratando de parecer lo más casual que pudiera.

-          ¿Qué? – la atención de Mal de inmediato paso de Jay a Ben mirándole confundida.

-          Nosotros no salíamos- gruño Jay sin querer darle importancia.

-          Oh – realmente era un buen actor por que pareció contrariado- debió confundirme entonces, es solo que les vi besándose y…

-          ¿Besándose? – Mal parecía cada vez más molesta -¿cuándo y dónde exactamente Ben? -  y ella aprecia gruñir, aquél rey tuvo que reprimir una pequeña sonrisa ante eso.

-          En la isla creo era una habitación de madera con aparatos rotos por todos lados… ella estaba sobre Jay y se besaron – explico haciendo pausas como tratando de recordar – juro que deje de ver luego de eso Jay – su expresión parecía  avergonzada.

-          La casita del árbol – murmuro Mal reconociendo el lugar.

-          ¿Cómo diablos sabes tú eso? – Jay entre cerro los ojos desconfiado al rey ignorando totalmente a Mal.

-          Tengo un espejo mágico – se defendió – necesitaba estar seguro de quienes eran los elegidos, no era mi intención interrumpir.

-          Estabas espiándonos – acuso el árabe totalmente molesto.

-          ¿Te acostaste con ella? – gruño Mal parándose frente a Jay muy molesta.

-          Si – él ni siquiera lo negaba y Ben podía sonreír ahí mismo pues Mal empezaba a enfurecerse más – me pidió hacer algo por ella y  me pago – Jay se cruzó de brazos restándole importancia a los ojos de Ben sin saber que  en realidad se estaba preparando para recibir la ira de la hada.

-          Tocaste a Evie – y Mal levanto la vista mostrando sus afilados dientes, sus escamas ya empezaban a formarse hasta cubrir su rostro junto a sus brillantes ojos  haciendo a Jay retroceder un paso –  ¡ella es mía! – gruño entonces sorprendiendo a Ben para lanzarse contra Jay y tirarlo al suelo donde golpeo con tanta fuerza su nariz que la rompió.

 

Ben estaba muy sorprendido él no cuestiono la razón por la que Mal era tan posesiva con Evie, ni tampoco porque Jay nunca se defendió, el árabe solo se quedó ahí dejándose mutilar por la chica hasta que esta se cansó levantándose del suelo limpiando sus nudillos ensangrentados en la chaqueta de Jay, ella escupió en su dirección una vez para proceder a caminar hasta el rey y pedirle llevarlo a la enfermería.

 

Jay nunca le mención a la enfermera quien lo había golpeado, Ben se limitó a negar y Mal se quedó ahí afuera de la habitación limitándose a informarle a Evie que Jay se lo merecía, Carlos solo suspiro sin importarle que su “Novio”  fuera atacado.   

 

******************

El sonido de los pájaros cantando fuera de la ventana, la luz entrando por esta, iluminando todo a su alrededor, un cálido brazo en su cintura, aquél que se aferraba posesivamente a su cuerpo le mantuvo alerta, Carlos despertó alarmado pero inmóvil, la habitación era diferente a lo que se había acostumbrado, el calor junto a él no debería estar ahí.

 

Pero todo estaba igual, el sonido de esas aves molestas, su mesita de noche, la tapicería, las paredes de madera, se encontraba en su habitación nuevamente, su corazón comenzó a latir, él pánico en su interior estallaba, estaba de vuelta nuevamente en su mundo donde debería estar, de donde nunca debió escapar, no su lugar estaba en la isla, no ahí con alguien en su cama, el brazo contra su cintura le preocupo,   no dormía con nadie, era demasiado peligroso, buscando debajo de su colchón encontró el cuchillo que guardaba ahí para ocasiones como estas.

 

En un movimiento se deslizo a ahorcadas del cuerpo caliente contra el empujando su arma contra la garganta de aquel, era Jay, eso le sorprendió un poco  Jay nunca invadía su cama, y aun que sus hombros habían perdido tensión y definitivamente no se sentía amenazado, al menos no tanto decidió hablar.

 

-          ¿Por qué diablos estoy estas en mi cama? – señalo molesto el niño que ahorcadas sobre él le amenazaba con aquel cuchillo.

-          ¿Babe? – murmuro soñoliento Jay al verse atacado por su novio.

-          ¿Cómo me has llamado?- apretó el agarre contra su cuello empujando más allá el filo del cuchillo contra su piel morena, Jay nunca le llamaba por apodos de ese tipo, no importa cuánto sexo tuvieran su relación no era esa, de hecho el jamás se quedaba tanto tiempo cerca de el pues el temor a  ser asesinados era mutuo  – estas… no estás usando tu camiseta – y aquel chico aflojo su agarre confundido, asombrado paso su mano libre por el pecho desnudo debajo de  el aquello que le distrajo de su preocupación inicial, encontrando todas y cada una de las pequeñas cicatrices que grabadas en su piel se manifestaban – jamás lo habías hecho –murmuro quedito perdiéndose ante aquella visión pues ni siquiera en las duchas después de las practicas Jay dejo su  torso descubierto, no estaba acostumbrado a esto, a esta clase de familiaridad aquel otro chico de quien él había disfrutado de su familia debió haberlo ocasionado seguir fingiendo como él acoplarse a esta otra vida y seguir acostándose con Jay para mantenerse a salvo, el pánico casi vuelve a inundarle porque si había una pequeña pista lo que fuera, algo que aquel niño hubiera arruinado de su relación casi perfecta con Jay podría costarle mucho, pero Jay le miraba confundido, parecía esperar algo, cualquier cosa un movimiento – me gusta – sonrió entonces deslizando por su abdomen aquella mano y besarle con hambre siguiendo con aquel juego que él otro debió comenzar.

 

Jay había estado confundido en cuanto sintió aquel beso y el afloje del arma contra su cuello no perdió tiempo  giro de inmediato sus posiciones quedando arriba del menor quien sonriente solo rio ante aquella acción, pero su risa no tenía el mismo tono vibrante, su sonrisa no resplandecía y sus ojos, aquellos profundos ojos estaban muertos.

 

-          ¿Carlos? – pregunto titubeante buscando cualquier indicio de que estaba equivocado.

-          Jay – Jadeo aquel niño lamiendo sus labios sugerente causándole un escalofrió, conocía aquel gemido, pues fue víctima de él durante  años,  se alejó de inmediato de aquel cuerpo como si le quemara sin importarle estar completamente desnudo, solo se levantó mirándose mucho más asustado que nunca –  ¿entonces no quieres coger? – el chico en su cama se arqueo seduciéndole, una  pálida mano paso por su torso lechoso para llamarle pero Jay simplemente retrocedió otro paso más – como quieras – notando su desinterés Carlos se levantó de la cama importándole poco el estar desnudo, se paseó completamente por la habitación buscando su ropa y después desapareció en el baño, aquel niño suspiro relajado había actuado bien, ahora debía olvidar todo lo que había vivido en ese otro lugar, él iba a regresar con su madre.

 

Si Jay necesitaba más evidencia de que  algo andaba mal el caminar de este niño termino por delatarlo, porque ahí estaban los movimientos elegantes que solo Cruella podía hacer, que solo su hijo pudo copiar a la perfección, este   era Carlos, no era su Carlos, mejor dicho este no era Cameron.

 

Carlos de Vil estaba de vuelta, y Jay jamás había odiado eso tanto en su vida.

Notas finales:

Lo que paso en su enfrentamiento con los gemelos, si leen mi otro fic se darán cuenta de que este término muy diferente, la continuación de la conversación de Ben con los chicos sobre Carlos también tenía que aparecer.

 

Les dije que Ben no era tan santo como parecía aquí, él es literalmente el hijo de un villano en su historia un egoísta príncipe que recibió su merecido claro que iba heredar algo de él algo de la maldición de su padre, a diferencia de Mal que se enfada por todo y muestra su naturaleza con sus escamas y ojos Ben es más cuidadoso casi nadie le ha visto ni sus padres y eso ya es mucho que decir, además su obsesión-amor por Mal solo crecerá a partir de ahora, él es literalmente capaz de entregar el reino a Mal si esta se lo pide,  pero ella no lo sabe y Ben tampoco es tan idiota enamorado, sabe lo que quiere y como conseguirle, el odia a Jay, bueno no le cae bien. Por si no quedo claro tiene ojos amarillos, colmillos como su padre, garras y bueno casi una bestia a medio transformar.

 

Carlos ha regresado y a Jay no le gusta eso, sin contar con el hecho de que Carlos cree que Cameron se acostaba con Jay también por protección.

 

Una galleta???

Un Chocolate??

Algo den señales de vida joder!!!!

 


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