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Criaturas sobrenaturales (Xiuhan) por exolove1

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Notas del capitulo:

No me matéis xD

Los días pasaban pero el presentimiento de ser observado seguía ahí. Era como una presencia constate, que seguía sus pasos, pero cuando se giraba nada ni nadie sospechoso había. Le preguntó a Jongdae, como si nada, puesto que él siempre estaba a su lado pero este no sentía nada. ¿Sería porque él estaba marcado y Jongdae no? No tenía ni idea, pero la sensación comenzaba a ser molesta y si de por sí era un chico con tendencia a la paranoia, ahora con esa sensación permanente comenzaba a rozar la locura a la hora de salir de casa, siempre al lado de Minseok.


Con Minseok, se sentía protegido.


Daba igual que Minseok aparentara una edad de dieciocho – en esos meses Minseok extrañamente había crecido y madurado –, Minseok era un demonio.


Él era un humano, todo era diferente.


Igualmente, trataba de consolarse a sí mismo usando la explicación de que porque Minseok era un demonio, debería de sentir lo mismo que él y, conociéndole, si supiera que le seguían atacaría sin dudarlo, sin embargo, contrario a eso no parecía saber nada del tema, por lo que actuaba con normalidad.


¿Por qué parecía ser el único que se sentía de esa manera? No era capaz de entenderlo, pero la vida tenía que seguir y por una simple sensación no iba a parar de estudiar, de asistir a la universidad, de tener citas con Minseok o de quedar con Chanyeol, Tao y Jong in, los tres humanos marcados por otras criaturas extrañas con los que había desarrollado amistar.


No iba a detener su vida solo por una simple sensación.


Por eso, continuó como si nada, sin volver a mencionar ese tema nunca, ni a Jongdae ni mucho menos a Minseok, el cual seguramente entraría en más paranoias que él y se volvería loco buscando la fuente de su problema. Algo le decía, quizás por algo dicho una vez con Jong In, que Minseok enfadado no era una buena idea. No era algo que quisiera ver, al parecer. Según Jong In, aunque Kyungsoo se veía lindo y abrazable, tenía un carácter fuerte. Dijo que los demonios eran la especie más posesiva con sus parejas, más que los cambiaformas lobo o felinos, más que los vampiros, más que los hechiceros; que los demonios se enfadaban con más facilidad y que celosos o enfadados con su pareja, podían llegar a matar a cualquiera.


Había casos de demonios que mataron a sus predestinados por celos.


No tenía ganas de ver ese tipo de cosas en Minseok, si era sincero. Su mentalidad como humano le decía que los celos estaban mal siempre que pasaran un cierto límite, que a la pareja había que darle libertades  y no encerrarla y sobretodo, nada de matar.


¡¿Qué tipo de moral tenían los demonios?! Supuso que, después de todo, aunque no eran como se creía, si seguían siendo malvados después de todo, por mucho que él estuviera enamorado de uno con apariencia tierna. Quien matara  por celos o posesividad, aun no siendo a su pareja, era malvado se mirara por donde se mirara.


-Luhan –Le llamó alguien. El de origen chino se giró viendo a Zico.


-¿Qué pasa, Zico? –Preguntó.


-Esta noche hay fiesta de nuevo en casa de Zelo ¿Te apuntas, hermosura? ¿Vendrá tu novio?


-No, lo siento, tengo muchas cosas que hacer.


-Adivino, estudiar o fornicar como conejo con ese novio tuyo –Dijo riendo, Luhan sonrió.


-Quien sabe, eso es algo que tendrás que dejar en tu imaginación porque no te diré cuál de las dos es –Dijo, Zico maldijo.


-¡Eso es cruel!


Luhan se fue de allí para ver donde diablos se había metido, puesto que ese día Junmyeon solo tenía clase a las dos últimas horas, una de esas con ellos, y no se encontraba por la mañana ahí. Lo vio a lo lejos, hablando con Zelo y una chica, Luhan la reconoció como la última chica que se le declaró aun sabiendo que era gay y tenía novio, como si la suerte pudiera estar de su parte aun sabiendo que con o sin novio, Luhan era gay.


Con cosas como esas, el chino perdía la esperanza en la humanidad un poquito más.


-Jongdae –Le llamó -¿Irás?


-No, ya les dije –Habló –No hay ganas ¿Sabes? Los exámenes se acercan de nuevo. ¡Odio los exámenes! No tengo tiempo para nada.


-Lo sé, amigo, lo sé. Sufro tanto como tú.


-Sufres más que yo –Aclaró –Por culpa de tus estúpidos padres ¿No se acordaron de ti en navidad, cierto? Yo los habría mandado a la mierda hace tiempo, eres demasiado bueno, déjame decirte.


-Supongo que sí, pero son mis padres después de todo ¿Qué puedo hacer? No creo poder odiar jamás a los que me dieron la vida a no ser que me hicieran algo más grande que no llamarme en navidad.


-Pensando en cómo son, no creo que ese día tarde demasiado… -Se quejó con mala cara –En todo caso, sabes que nos tienes aquí. Tienes a Minseok, sus hermanos y parejas, a Baekhyun y Chanyeol, a Junmyeon, a mí e incluso tienes al estúpido de Zico y al tonto de Zelo.


Continuando con la conversación que Luhan tituló en su mente ‘’ la conversación motivadora con Sr. Jongdae ‘’, fueron hasta la clase que les tocaba a primera hora de la mañana, en la última planta, junto al resto de estudiante de último año que iban a su clase, más de cincuenta personas en un total. Demasiados, pensó Luhan, pero es que la carrera de música era de las más solicitadas y menos mal que algunos abandonaron, porque antes eran más en su clase.


Era difícil concentrarse con tanta gente a su alrededor.


Aunque cansados de tantos escalones, llegaron a la última planta y giraron a la derecha, contando tres puertas hasta la cuarta donde en medio, se sentaron en sus asientos y sacaron los libros de texto que iban a usar en esa hora.


Por alguna razón, la sensación de ser observado se había ido, dejando paso a una paz.


Una paz que Luhan creyó, era la calma antes de la tormenta. Todo estaba demasiado tranquilo…


¿Por qué se sentía de esa manera?


.


.


.


Minseok caminaba nervioso por la casa. Lo que estaba sintiendo ahora era algo que jamás pensó sentir. Desde que conoció a Luhan, incluso antes de conocerle, tuvo mil sensaciones en su cuerpo que ahora conocía. El miedo, la sensación de su corazón latiendo a mil por hora, el sudor recorrer su cuerpo y sentir que todo pasaba más lento; la angustia, lo mismo que el miedo pero con llanto; la felicidad, una sensación cálida y familiar, cuan pequeña llama; el amor, una sensación intensa, llena de sensaciones desde la más tranquila calma y paz  hasta la lujuria más fuerte y pasional, donde su corazón latía con fuerza y sus manos sudaban pero contrario al miedo, la paz y la felicidad estaban en su pecho.


Eso que sentía no era nada de lo que sintió antes, ni siquiera tristeza, dolor o algo parecido. Era una mezcla, en realidad. Había miedo, tristeza, angustia, dolor y más sensaciones imposibles de describir.


¿Por qué se sentía de esa manera? Ni sus hermanos, ni Baekhyun ni Junmyeon le dijeron jamás que podría sentir algo como esto.


No sabía que hacer o cómo actuar ahora. No entendía cuál era el origen de lo que estaba sintiendo, por lo que tampoco sabía cómo solucionarlo. Cuando estaba solo, aun sin nadie a su alrededor y con el terror invadiéndole la mente de pequeño, jamás sintió esa sensación tan agónica, horrible. La mente estaba nublada por esa sensación cuyo nombre no sabía identificar, porque como pudo identificar, era una mezcla extraña de sentimientos dolorosos que le hacían querer llorar.


Con frialdad, miró por la ventana de la casa, como si la calle pudiera darle la respuesta a su pregunta mientras una mano apretaba su pecho, como si eso calmara la sensación. No funcionaba en realidad, pero era como un efecto placebo que le calmaba.


Quizás todo estaba en su mente, pensó. Quizás era la película de terror que vio ayer sobre zombies que aunque no le causó miedo en ese instante – el miedoso fue Luhan, mejor dicho – puede que le dejara algo dentro de él, como si en algún momento pudiera aparecer uno de esos muertos vivientes que los humanos inventaron.


¿Quién podría pensar que los muertos revivían? Lo más parecido eran los vampiros, dios mío.


Tragó en seco, sacando uno de esos poderes que Luhan no sabía que Minseok tenía a parte del poder leer la mente de su compañero o saber dónde estaba en cada momento. La casa bajó de temperatura de repente y eso calmó la sensación un poco más. Minseok podía crear  hielo, era un poder que tenía de herencia familiar por parte de su padre – o madre, teniendo en cuenta que fue quien le tuvo – que una vez fue conocido, según Yi fan, como el señor de los hielos.


Alto, imponente, impetuoso y con rostro frío.


Ojalá conservara un recuerdo de su padre y de su madre.


De repente la sensación aumentó de intensidad y un dolor en su pecho, cual punzada, sucedió y Minseok gritó. Se agarró el pecho con fuerza y como pudo cogió su teléfono móvil, marcando el primer número que se acordó y se lo colocó en la oreja.


-¿Sí?


-Ba-Baekhyun…


-Xiumin, es demasiado pronto. Puede que sean las diez de la mañana y para ti sea tarde, pero para mí no lo es.


-Ba-Baekhyun…


El silencio se hizo.


-¿Estás bien?


-¿Qué suceder cuando… Cuando en el pecho… Una sensación molesta instalar y… Y… Punzadas…?


-¿Qué quieres decir? ¿Estás bien?


-Yo… Yo sentir mal. Algo malo suceder. Mi pecho doler, tener miedo y angustia pero no saber por qué…


-La última vez que me pasó algo así… -Recordó Baekhyun –Fue cuando a Chanyeol un cazador de vampiros lo atacó por la espalda por ser mi compañero, cuando no estaba con él, y le hirió de gravedad…


-Eso… Eso que tener que ver…


-Minseok… -Baekhyun tragó saliva -¿Dónde está Luhan exactamente?


Minseok comenzaba  a sentir más miedo, la sensación tan fuerte y dolorosa había desaparecido, pero no del todo. Seguía ahí.


-Universidad…


-Minseok, si estoy en lo correcto, deberías de buscarle. Algo puede haberle pasado.


Minseok colgó rápidamente y otro pinchazo vino haciéndole gritar, era más fuerte que en anterior. Del mismo mareo que le dio ante ese dolor se cayó al suelo, tirando varios objetos con él y pisando con su mano uno en concreto, el control de la televisión, encendiéndola en el canal de noticias donde al parecer, estaban anunciando una noticia de última hora. Sudando, miró la televisión.


<<…Y al parecer los policías aun no terminan de ponerse de acuerdo con los cinco secuestradores que se han colado en la Universidad de artes escénicas de Seúl a punta de navaja y armas de fuego. Se han escuchado disparos y gritos de varios alumnos, la policía no puede entrar sin negociar con ellos pero al parecer no están abiertos a negociación. No se sabe si hay muertos o heridos y… >>


Minseok dejó de escuchar ahí.


¿Esa no era la universidad de Luhan? Pensó asustado.


Secuestradores, armas de fuego, navajas, disparos…


Como si eso fuera un detonador, Minseok gritó. Un furioso, desgarrador y ensordecedor grito mientras se transformaba y dejaba salir su verdadera forma, mucho más alto que cuando Luhan lo vio por primera vez, de hecho, más alto que la última vez que lo vio, hacía dos meses quizás cuando de nuevo llegaron esos tres días donde no podía cambiar su apariencia. Sin esperar, salió corriendo más allá de la velocidad del sonido, gruñendo, topándose con una sombra marrón que a cuatro patas corría a más velocidad.


La reconoció. Era Junmyeon.


.


.


.


La primera clase había acabado pero como la siguiente también sería en esa aula, los alumnos apenas se movieron de allí a no ser que fuera para ir a otra mesa a hablar con el amigo o a salir en esos minutos que tenían de descanso. Luhan se sentó en la mesa de Jongdae, ambos hablando sobre el nuevo trabajo de música que tenían que hacer cuando de repente, se escucharon gritos desgarradores.


Todos en la clase callaron y uno de los más fuertes y creídos de la clase, el típico que siempre se creía tener el derecho de todo, salió de allí para ver qué diablos pasaba cuando algo lo tiró contra la clase de nuevo. Una fuerza que, debía remarcarse, lo consiguió tirar hasta la otra punta de esa aula enorme.


Luhan se bajó de la mesa sorprendido y corrió junto otros alumnos hacia el chico, asegurándose de que estaba bien.


-¡No se mueve! –Gritó una de las chicas.


-Shh, denle espacio –Ordenó Jongdae –Está inconsciente, pero el golpe que se ha dado…


-Como no lo vea un médico rápido tendrá problemas –Aseguró Luhan.


Las chicas empezaron a llorar y dos hombres armados se colaron dentro de la clase, disparando al techo, haciendo que todos gritaran, hasta Luhan y Jongdae, y se pegaran unos a otros. Luhan se abrazó a Jongdae, el cual extrañamente estaba siendo abrazado por más de uno, respirando con fuerza.


-¡Aquí mandamos ahora nosotros, imbéciles! –Gritó uno más alto y de cabellos rubios, extrañamente naturales y con rasgos occidentales.


Luhan observó, su voz era increíblemente ronca, tanto que podría ser una voz de ultratumba. No le extrañaría nada ya.


-¡Mírales temblar! –Dijo el otro, asiático seguramente pero Luhan dudaba que de Corea o China, quizás fuera de algún país como Vietnam o Tailandia, no estaba seguro. -¡Da tanto placer verles allí pegados unos  a otros!


-Concéntrate en quien estamos buscando, idiota. –Dijo el extranjero.


¿Era él o tenía acento ruso?


Fuera se escucharon disparos y una chica gritar por ayuda y Luhan notó como Jongdae temblaba, apretándole con fuerza. Luhan escondió su rostro en el cuello de su mejor amigo, comenzando a rezar para un dios que no creyó jamás su existencia pero que sus padres sí. Si de verdad había alguien allí, por dios, que les ayudara, pensó Luhan.


-¿Sabes quién es a quien buscamos? –Preguntó el asiático.


-Sí, joder, espérate que mire, están demasiado pegados. ¡Porque todos los chinos son iguales!


-Son coreanos, idiota –Rió el asiático, el otro le apuntó con el arma.


-Cállate o te mato.


-Claro, claro…


Hablaban como si ellos no estuvieran, unos auténticos maleducados. Luhan se atrevió a mirarles de nuevo y se fijó que ambos tenían los ojos verdes, pero no parecía un verde natural, además ¿Asiáticos con ojos verdes? ¿Dónde se veía eso? Algo dentro de él le decía que todo aquello tenía algo muy raro.


¿Podría estar relacionado con la sensación que sintió por semanas sobre ser observado?


No… Ojalá que no.


-¡A ver, muñequitas de porcelana! –Gritó el ruso, o eso creía Luhan -¡Si colaboráis puede que muráis de manera rápida! ¿Sí? Soy bueno, eh…


-¡¿Por qué deberíamos si moriremos después de todo?! –Gritó una chica llorando.


-Porque si no, te violaré cual la puta que eres delante de ellos y gritaras como una zorra por ayuda y después te mataré porque después de todo, las zorras solo son para usar y tirar.


Las chicas lloraron más fuerte que antes y el asiático les gritó que callaran o las mataría aquí y ahora, haciendo que más de una se tapara la boca con las manos y que algunos chicos, en un intento de ser los fuertes, las abrazaran y consolaran aun temblando. Nadie jamás estuvo en una situación parecida.


-Ahora os quitaréis todos las camisetas –Ordenó el ruso –Buscamos a alguien, un chico con un tatuaje extraño en su hombro, una marca.


Luhan se tensó y se pegó más a Jongdae. ¿Una marca en un hombro? ¿Cómo un tatuaje? No podía ser, no podía. Lo que él tenía era eso, una marca en forma de copo de nieve, o eso parecía, en su hombro que parecía un simple tatuaje. Jongdae percibió eso mismo y le abrazó con fuerza, ocultándole el rostro.


De la clase, solo él tenía una marca, puesto que él aún no había sido marcado por Junmyeon.


-¡Venga, mujeres y hombres la camiseta fuera! –Gritó el asiático.


-¡Dijiste que era un hombre! –Sollozó una rubia.


-Oh, vamos, al menos déjame disfrutar la vista, zorra estrecha.


Ella lloró más fuerte y Luhan no lo soportó más. Se levantó y miró a los dos hombres y aun con sus piernas temblando, aun queriendo llorar como un niño pequeño y dejar de rezar mentalmente en un dios que no creía, les miró furioso.


-¡Déjenlas a ellas! –Gritó -¡Si buscáis un hombre, déjenlas a ellas salir!


-¡Eso, pervertidos! –Dijo un chico que se atrevió a encararles junto a Luhan.


Jongdae se levantó y cogió el brazo de Luhan, apretándole más de la cuenta, intentando frenarle mientras mentalmente deseaba que Minseok y Junmyeon estuvieran ahí, que les ayudaran, pero sabía que era difícil porque al menos, él no estaba marcado. Junmyeon no tendría forma de saber, a no ser que estuviera puesto en televisión, que él estaba en peligro y Minseok era muy joven aun, Jongdae dudaba que supiera como llegar o que algo le estaba pasando a Luhan.


El ruso apuntó con su arma a Luhan.


-¡Deja de hacerte el héroe maldito inútil y quítate la camiseta!


-¡Oblígame!


El hombre le golpeó con el arma en la cabeza, una fuerza que todos sabían era descomunal por cómo consiguió tirar a uno de sus compañeros de clase hasta la otra punta del aula, chico que aún estaba inconsciente y sangrando, lo que indicaba que seguía vivo pero nada bueno era lo que se percibía de su estado.


Luhan cayó al suelo de golpe, con una herida dolorosa en la cabeza y sangrante que no tardó en manchar el suelo. Jongdae y otros más corrieron a socorrerle, viendo que había caído en la inconsciencia por el enorme golpe que sangraba, aunque no demasiado, pero era una herida importante teniendo en cuenta que había sido en la cabeza.


De repente, el sonido de los coches de policía en el exterior invadió a todos y el asiático comenzó  a maldecir en un idioma extraño que confirmó, no era de aquí. Entró en el aula un chico muy musculoso, visiblemente coreano, que venía sonriente.


-Oye, la policía está aquí, la zorra esa de la profesora tetona la llamó.


-¿Qué has hecho con ella? –Preguntó el ruso.


-¿Tú que crees? Era muy chillona pero le corté los gritos rápido. ¿Negociamos?


-No –Habló el asiático, seguramente de Vietnam –Él ya nos dará mucho por este trabajo, no necesitamos más de los que nos dará por encontrar a ese chico.


-Entonces mandaré a la mierda a los policías, total, con el poder que nos ha dado podemos hacerlos mierda en poco tiempo. Me voy, estoy buscando al chico ese pero no lo encuentro, debe estar, sabemos que fue a la universidad.


Luhan abrió lentamente los ojos, notándose un enorme dolor de cabeza. Quejándose, se llevó la mano a la cabeza y la notó húmeda. Sangre. Se asustó, pero la situación en la que estaba no era para llorar ahora. Miró a los dos secuestradores y escuchó el sonido del megáfono de alguien. La policía estaba ahí. ¿Harían algo?


Todos se estaban sacando las camisetas, incluso las chicas y Luhan maldijo porque no podía hacer nada. Agotado, sabiendo que era a él a quien buscaban, se la sacó aun cuando Jongdae le dijo que no lo hiciera y notó la mirada del ruso.


-Mira… Así que eres tú… -Sonrió –ya decía yo que con el golpe que te he dado deberías de haber muerto…


Luhan le miró, temeroso.


-El jefe estará contento.


La herida sangraba mucho, notaba la sangre caer por su rostro, pero Luhan se mantuvo aparentemente tranquilo. El ruso le apuntó con otra arma, una más pequeña que le recordaba a esas que usaban en los documentales para sedar animales.


Espera… Luhan abrió los ojos por completo.


No…


El ruso sonrió de manera escalofriante y un grito desgarrador se escuchó.

Notas finales:

Bueno... *Se va lentamente*

Bye!!!


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