-Kagami dice que llegará en diez minutos – Aviso Midorima desde el otro lado de la puerta – Creo que sería mejor que hablarán en otro lugar.
-Gracias Shin-chan – contesto Kazunari para luego mirar a Tooru – Por favor Tooru-chan hazlo por tu sobrino
-No me chantajes, no voy a fingir nada – Ôshima se cruzó de brazos – Aparte de nada te sirve decir que soy tu pareja, creí que el plan era conquistar a Kagami… Pero… si tú no lo quieres pues yo con gusto…
-Tooru-chan concéntrate por favor, solo no quiero que se le ocurra pedirme que me mude con él o alguna cosa así que tenga que ver con quedarme solo con él – Kazunari hizo un puchero – Será muy incómodo prefiero que tú me estés acompañando. Aparte no quiero conquistarlo, es tal y como dijo Tatsu-chan lo conozco de una noche y…. ¿puedes asegurarme que esto es amor? Claro que no, soy un tonto, arriesgue mucho por él.
-Sigues siendo un tonto y te conozco tan bien que sé que de no ser por esa criaturita que es mi sobrino no dudarías en recibir una bala por él – le contradijo Tooru obteniendo una cara indignada del peli negro que no tenía palabras para contradecirlo, técnicamente por que no podía – Cómo sea, si quieres una chinche que no te deje tener acción con ese hermoso hombre, pues ahí estaré, de las explicaciones me encargo yo.
Kagami llegó pasados los diez minutos y junto con Takao y Ôshima salieron del hospital para hablar con tranquilidad en un restaurante. La cara de incomodidad del pelirrojo era obvia y Tooru podía comprenderlo, después de todo era el sobrante ahí y debería irse muy derechito a ver que pone la marrana, pero había prometido apoyar y no dejar solo a Kazunari aunque le parecía la idea más tonta. Viendo bien y de cercas al joven Kagami Taiga cualquiera se moriría por estar a solas en una cita con ese hombre, Kazunari estaba tonto o tal vez solo era un espécimen raro.
-Siento mucho mi comportamiento el día que me diste la noticia – comenzó a hablar Kagami – Ya te lo había dicho por teléfono pero no está por demás volver a decírtelo esta vez de frente, no era un buen día para mí y en este tiempo me han pasado cosas muy extrañas pero realmente ahora soy feliz de saber que me dejas hacerme cargo de nuestro hijo.
-Está bien, el bebé tiene derecho de conocer a su padre biológico – Kazunari hizo un máximo esfuerzo para mantenerse serio y no soltar un suspiro, ese hombre seguía siendo perfecto a sus ojos – Ahora fue muy improvisado pero la próxima vez que nos veamos puedo traer la foto del ultrasonido, también puedes venir a mi próxima cita con Shin-chan, será dentro de un mes.
Llegó una señorita a tomar su orden, pasaban ya de las cinco de la tarde lo oportuno sería comer. Kagami ordeno un corte de carne bastante grande, Tooru pidió lasaña igual que Kazunari.
-Kazu deberías pedir una ensalada, tienes que mantener una dieta balanceada por él niño – Recomendó el castaño con una sonrisa acariciando la pancita de su amigo – Para que crezca bien.
-Sí, tienes razón – Kazu se volteó hacía la camarera – y una ensalada verde también, que sea pequeña.
La señorita anotó en su libreta lo pedido y se retiró.
-Muchas gracias Takao, por darme otra oportunidad – Kagami sonrió y volteo a ver a Ôshima, con quien ya había hecho las presentaciones correspondientes – Ôshima-san ¿le importaría dejarme a solas un segundo con Takao?
-Lo siento mucho Kagami pero no puedo dejar a Kazu solo – se disculpó Tooru – Mi trabajo es velar por su seguridad y la de su bebé así que lo que tengas que decirle también tengo que saberlo yo.
-¿Acaso eres su guardaespaldas? – pregunto el pelirrojo confundido, no creyendo que Takao fuera de la alta sociedad que necesitara un guardián.
-Soy su protegido – aclaro Takao improvisando – Tooru-chan se toma muy en serio eso de protegerme.
-Exacto, había dejado que Kazunari tuviese más libertades hace un tiempo – aclaro el castaño improvisando igual que su amigo – Pero ahora que tiene un pequeñito de quien cuidar, debo ser más precavido.
-No tienes que preocuparte, yo cuidare de ellos – declaró Kagami – Quisiera que te mudaras conmigo Takao, sería lo mejor así podre cuidarte durante el proceso y todo.
Takao guardo silencio y miro a Tooru como diciendo “te lo dije” en respuesta este sonrió y suspiro tal como había dicho Kazunari el pelirrojo le propuso vivir juntos. Se quedaron en silencio unos momentos, llegaron sus comidas, agradecieron a la mesera y cuando esta se fue Takao tomo aire para comenzar a hablar.
-Lo siento Kagami, pero eso no será posible – Kazunari declino la oferta – No puedo simplemente mudarme porque así lo quieres o porque piensas que es lo mejor, tengo un trabajo al cual asistir y otras actividades, mi domicilio actual queda cerca de mi trabajo puedo llegar incluso caminando, es más cómodo. Entiendo que quieras cuidar de nuestro hijo, pero entiende también que tengo una vida con la cual seguir.
-Aparte – comenzó Tooru interrumpiendo lo que sea que Kagami iba a decir – Yo estoy para cuidarlo y si no soy yo, será alguien más de confianza, Kazu puede realizar bien sus actividades y todos contentos. Agradecemos tu entusiasmo pero no es necesario.
-Kagami no te pido que me mantengas, suficiente es con que te hagas responsable del bebé, si necesito ayuda para pagar algo de él te lo diré – Kazunari le sonrió – Gracias por preocuparte de todas formas.
Kagami asintió, comprendiendo que si alguna vez pensó que Takao solo buscaba colgarse de su dinero había estado totalmente equivocado. La comida prosiguió con tranquilidad hablando únicamente de lo que Midorima había dicho del estado del bebé, acordando que Kagami acompañaría a Takao en la próxima cita y que el peli negro llevaría el ultrasonido.
De regreso a casa Kazunari iba demasiado silencioso, cosa que no pasó por alto Tooru.
-Estarán bien, Kagami no parece mal hombre, has hecho lo correcto – le tranquilizo Tooru – Sabes que no permitiré que les hagan daño y a la primera señal de alerta lo quietare del camino ¿no?
-Lo sé, gracias, yo también sé que es lo correcto – Kazunari acarició su vientre – Solo pensaba que al ser tan amable y bueno Kagami seguro tendrá más de un enemigo…
-También lo tengo vigilado si eso es lo que te preocupa – Tooru sonrió – No importa lo que digas ni cuanto hagas por no estar a solas con él. Te tiene enamorado y cómo va el asunto no creo que cambie.
-Déjame, yo también puedo ser insensato y necio si quiero – Kazunari le devolvió la sonrisa – solo por esta vez, finge que me crees cuando digo que no siento nada por él.
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Himuro salió del baño solo con una toalla en la cintura y una más pequeña sobre sus hombros para secar el aun húmedo cabello. En la sala se encontraba Izuki leyendo. Después de tan entretenida tarde de acción habían ido directo al departamento del más grande para comer algo, ducharse y cambiar sus ropas medio rotas y manchadas de sangre.
-¿Estudiando? – Pregunto Himuro al llegar a la sala – Eres universitario ¿no?
-Sí, estudio bioquímica aunque en realidad perdí unos años por el examen de ingreso – Shun dejo de lado el libro – Supongo que la universidad ya es para ti un concepto pasado.
-Nunca estudie en la universidad – Tatsuya se quedó un segundo pensando – el bachillerato lo termine a duras penas.
-¿En serio? Por el tipo de casa que tienes pensaría que eres un gran profesionista – observo Shun - ¿La mafia deja tanto?
-No deja tanto como a un narco – Tatsuya se encogió de hombros y continuó secándose el cabello – Si quieres una casa tan magnifica como esta tienes que diseñarla tú mismo. Yo diseñe esta al estilo occidental.
-Pero aun así para construir necesitas más dinero, una casa ya hecha no cuesta tanto.
-Correcto, pero la casa hecha cuesta más que el terreno por sí solo – Tatsuya colocó la toalla de nuevo en sus hombros y se paró enfrente de Izuki para explicarle – Una vez que tienes el terreno puedes construir de a poco, si lo notas por fuera mi casa es bastante similar a las niponas por dentro la distribución y la decoración es más americana.
-Sí tienes razón – Shun se mordió el labio inferior por la inesperada buena vista que le regalaba Tatsuya, semidesnudo y con pequeñas gotas en su torso por haber estado secando su cabello, con sus ojos siguió una traviesa gota que resbalo por todo el torso hasta perderse en la toalla – Es muy linda tu casa.
-¿Te gusta lo que ves? – pregunto Himuro atento a la mirada del menor que lo recorría sin descaro.
-¿Disculpa? – Shun se sonrojo al saberse descubierto.
-Hablo de la casa, si te gusta como la he decorado.
-Ah sí… eso también me gusta – lo último lo dijo en un susurro
-¿Dijiste algo más? – pregunto Tatsuya que se secaba las gotitas del torso, a pesar de haber escuchado perfectamente.
-No, nada.
Izuki volvió a concentrarse en su libro y Tatsuya fue a su habitación para ponerse algo de ropa. El menor comenzaba a gustarle cada vez más, conforme pasaba tiempo con él se daba cuenta que no era el angelito que creía que era y eso, eso resultaba muy excitante.