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Te juro: no voy a perderte por RyoMoon

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Notas del capitulo:

Hola a todas, espero que este capitulo les guste, siento la demora, quizá mañana llegue my tarde y actualice muy tarde, sólo un poco de paciencia, prometo que de todas formas actualizaré.


Diamond no ace le pertenece a Yuji Terajima

Era de noche cuando Eijun escuchó el sonido de su teléfono, por un momento creyó que sería Wakana, ella solía marcarle constantemente, y se asomó para no hacerla preocupar, hasta que notó que el número era diferente a los que tenía registrados, abrió el mensaje y las palabras se le hicieron dolorosamente conocidas, esas palabras le estaban llenando el alma a la vez que le causaban heridas más profundas, difíciles de sacar a la luz.


Sus dedos se paralizaron ante el celular, no fue capaz de escribir nada, soltó esas lágrimas nuevamente, desesperado porque no podría escuchar su voz ni verlo en los entrenamientos, así que se encogió en posición fetal en su cama mientras sostenía el aparatito en su mano y leía repetidamente aquellas palabras, aquel mensaje que le recordaba el aroma de Miyuki Kazuya.


Lo peor no era que llorara, o que los de tercero se retiraran, ahora nadie podía vigilarlo, porque Kataoka, adelantándose a la tristeza que enfrentaría el menor, movió a Asada para que estuviera en el cuarto sólo, esta vez necesitaría su espacio, y no había mejor forma de concedérsela que dejarlo llorar a solas, como siempre hacía, porque ahora, ni Miyuki ni Kuramochi estarían a su lado para protegerlo, y el menor, debía aprender a afrontar la tristeza y su debilidad sólo, porque no siempre iba a contar con alguien que lo sacara de ese dolor.


Llamada


-Kuramochi-sempai…-


-Oh… es Kanemaru, ¿Qué pasa?-


-Es… es Sawamura-


-¡Hyahahaha! ¡No me digas que ese tonto está deprimido!-


-Eh… si… la verdad está muy decaído y ha dejado de comer y dormir-


-¡¿Qué?! ¡¿Es en serio?!-


-Si…-


-Supongo que Okumura no ha intentado…-


-Ya intentó animarlo, todos lo han intentado, incluso el entrenador…-


-¿Su rendimiento?-


-Eso es lo peor, se ha desahogado forzándose a lanzar perfectamente en los partidos, mientras que exagera con las prácticas…-


-Mmmmm… ¿Y si le dicen al tarado mayor?-


-De hecho… por eso le marcamos, queremos conseguir su número…-


-Está bien, ya se los paso, y díganle de mi parte que si no hace algo con ese tonto, iré a patearle el trasero-


-Claro…-


El mayor dictó el número y encomendó a su cuidado al pitcher nuevamente, para después colgar y pensar en él, deseándole buena suerte


-Sawamura, tienes que reponerte, después de todo, ninguno de los dos deseaba perder al otro-


Las estrellas en cielo brillaron, dejando que el leopardo caminara con su bate a su cuarto.


Indudablemente estaba destrozado, el dolor lo estaba matando y el silencio de su soledad le asustaba más, hasta que decidió ir a sentarse en un lugar donde sentiría calor, protección, esa amistad de sus recuerdos, aquella que lo había hecho fuerte y divertirse tanto.


Bajando de la cama en la que durmió por dos años ya, se subió a la cama de la litera de enfrente, aquella donde Kuramochi solía dormir, distendió la cama y metiéndose en las sabanas, se cubrió para seguir llorando, esta vez sin ese celular en sus manos, mientras el sueño le vencía, el calor de esa cama, lo llenaba.


-Gracias Oni-san, gracias Youichi por dejarme sentir tu calor aun, tu cama, aun huele a ti-


Por otra parte, Kuramochi sintió un cosquilleo en su pecho y pensó en esa cara atolondrada y feliz que veía en el menor siempre, era como si le estuviesen llegando sus lágrimas desde la distancia.


-No pierdas… Sawamura-


Al día siguiente, al ver igual de decaído a Sawamura en el entrenamiento, forzándose a lanzar perfectamente, Kanemaru pensó que quizá Miyuki-sempai estaba tan ocupado con sus cosas, que esta le parecía una trivialidad, un algo sin importancia, que ahora, ya no se preocuparía por el menor, y lo dejaría de lado.


Llamada


-Buenas noches Miyuki-sempai…-


-Kanemaru… lo siento, ando un poco ocupado-


-Sí, no me tardo, regáleme un minuto-


-Está bien, dime-


-Bueno, ¿habló con Sawamura?-


-Hahahaha… qué más da, a Sawamura no le importará mi presencia, estaba tan ocupado que sólo pude mandarle un mensaje, nunca me contestó, así que ni te preocupes, a lo mejor necesita hablar con Mochi, no conmigo, o mejor aún, dile a Chris-sempai que le llame-


-Pero…-


-Lo siento, debo colgar, están llamándome para entrenar-


El castaño de lentes colgó y su sonrisa se esfumo por unos pequeños segundos, para después recobrarla y salir corriendo a entrenar.


-Parece que Sawamura va a morir así…-


Murmuró Tojo con nostalgia


-No creo, Miyuki-sempai dijo que lo dejáramos en paz-


Haruichi recordó que había visto a Eijun mirar constantemente su celular y le dijo a Kanemaru


-El revisa mucho su teléfono, casi como si esperara algo-


Ellos volvieron a comunicarse con Chris, pero nada consiguieron porque no pudieron hablar con él, estaba tan ocupado que sólo entraba la contestadora, y en su camino, se encontraron con Tetsu, el antiguo capitán, quien los escuchó detenidamente.


-Mmmm, puede ser difícil, pero yo iré a verlo-


-¿De verdad?-


-Claro, trataré de ayudarlos-


Tetsu fue a encontrarse con el menor y al verlo no le sorprendió que los menores estuvieran preocupados, pues sus ojos estaban vacíos.


-Parece que ahora tienes la fuerza de un Ace, me alegro mucho por ti-


Al verlo le sonrió un poco, aun con la mirada perdida.


-Cuéntame Sawamura, ¿Por qué tienes esa cara?


Las lágrimas golpearon sus mejillas y recorrieron suciamente su cara mientras corría y abrazaba al mayor, que le puso la mano en el cabello y lo abrazó hasta que se calmó.


-Sabes Sawamura, para nadie es fácil despedirse de sus compañeros, pero… ahora tú tienes algo más grande de lo que preocuparte, ellos te dejaron ese fuerte lazo, ahora tú tienes la obligación de enseñar a los de segundo y primer año a construir ese lazo, para que logren ser un equipo fuerte que progrese constantemente.-


-Haha…haha… jahahaja…-


-No llores más, levanta la cara-


-Lo haré… lo prometo…-


-Eso es, ahora me voy, no hagas que tus compañeros se preocupen por ti, recuerda que ahora no sólo eres el Ace, también eres el capitán del equipo y Kanemaru necesita a su capitán para animar el ritmo de los partidos-


-Si…-


-Alguna vez se lo dije a alguien más, te lo diré para que no tengas miedo y no dudes-


-¿Qué cosa?-


-Aun si tienes miedo, no demuestres ese miedo, no titubees porque si lo haces, el equipo estará perdido, cree en tu fuerza y dirige con tus jugadas-


El menor dejó de llorar y le regaló una sonrisa inocente mientras lo veía partir, con esto, podía calmarse y ver al futuro.


Más tarde fue a su cuarto a recoger algo y terminar una cuenta pendiente.


-Nadie lloraría por ti, no tengo tiempo para recordarte, debo pulir mis lanzamientos, tengo un equipo que proteger-


Se calmó y escribió ese mensaje, para después reunir todo su valor y fuerza, mostrando una mirada llena de ira y valentía, aquella determinación que lo había hecho ser el número uno de su equipo para pulsar “Enviar” mientras depositaba el celular en su cama, lloraba por última vez por ese motivo, se limpiaba el rostro con la manga de su playera blanca con rojo y le daba la espalda a ese aparato, saliendo con su bate recargado en su hombro, apretando el otro puño sin volver la vista atrás, con la frente muy en alto.


Al leerlo Miyuki, se sorprendió de que el menor le contestará así, algo dolió pronunciadamente en el pecho, algo le decía que ese dolor, iría en aumento y le causaría más angustia de la esperada, porque unas lágrimas bajaron ahora de sus mejillas.


“-Que… no me di cuenta cuando maduraste tanto, no me di cuenta cuando dejaste de correr detrás de mí, Eijun…-”


Estaba encerrado en su habitación, sólo, así que nadie le preguntó sobre lo que le estaba pasando, era su turno de afrontar ese trago amargo.


Por otra parte, Eijun habló con su corazón en voz alta antes de comenzar a batear.


-Perdóname Miyuki Kazuya por decir eso, te extraño más que a nadie, quiero verte, es sólo que, es momento de dejar de verte como mi objetivo, ahora mi cátcher es Okumura, y debo dar la vuelta a la hoja del libro donde escribimos nuestra historia como batería, no quiero, pero es momento de dejarte ir. Adiós-


Mientras decía lo último, otras lágrimas amenazaron con salir, aquellas que no pudieron porque el agitar del bate con fuerza interrumpió ese dolor para convertirlo en un entrenamiento real, lleno de concentración, aquel que Okumura y Kataoka miraron satisfechos, así como sus amigos, que sonrieron al verlo recuperado.


Esa noche, Sawamura pudo volver a dormir en su cama, y durmió como siempre solía hacerlo, con la boca abierta, roncando un poco, pero tranquilo, tan tranquilo, que seguramente cualquiera, envidiaría su sueño.

Notas finales:

Espero verlas pronto, mientras tanto, realmente espero que les haya gustado el capitulo de hoy.


Próximo capitulo


Noticia de amor


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