En la mansión de la familia Kurosawa, Takumi abrió la puerta del cuarto donde el difunto cuerpo Haizaki se encontraba de una forma todo menos decente, la sangre goteaba por la mesa y el desagradable olor que emanaba del cuerpo llegó de frente a sus narices, entró arrastrando al culpable de esa escena que sonrió al ver que su presa yacía muerta con una expresión que fue deliciosa para sus ojos.
Sawada, quien entró siendo arrastrado por Kudo arrugó su nariz por el desagradable olor, al mirar a su alrededor notó el extraño cuarto lleno de artefactos de tortura pero su vista siguió su camino encontrándose con algo que heló su sangre al instante.
-H…ha…hai...za…ki –Murmuró en estado de shock al ver al hijo de puta causante de todos sus problemas en la mesa central del cuarto, su corazón latió con rapidez mientras que un sudor helado bajó por su espalda, el cuerpo de Haizaki se encontraba desnudo lleno de quemaduras, cortes y varias cosas que daban todo menos una forma normal, su rostro tenía un expresión que delataba todo el sufrimiento que pasó en sus últimos segundos de vida- P…pero – Sawada no podía articular palabra para lo que veía, el trío a su espalda intercambió miradas; y por supuesto que Lyon estaba fascinado por la reacción de su “Amado jefe”.
-Tenías que dejarlo ahí, sabes que debes limpiar cuando terminas tus juegos –reclamó en un susurro al pelinegro que se limitó a levantar sus hombros ya que se estaba divirtiendo mucho.
El dúo resignado suspiró al mismo tiempo, por lo que parando la diversión de su compañero decidieron intervenir.
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En otra habitación de la misma mansión se encontraba Satoru en compañía de los amigos de Ko, el dúo entró luego de golpear encontrándose con los amigos del cachorro sonriendo ya que desde que Satoru les dio sus razones de su egoísta actuar no pudieron seguir discutiendo con el castaño, por lo que en compensación le exigieron que les dieran algunos detalles de las torturas que le realizaron al hijo de puta que lastimó a su amigo, teniendo que acceder para compensarlos haciendo que eso aligerara el ambiente llenándose de risas maliciosas por cada palabra que pronunciaba el mayor.
El castaño dirigió su mirada a la puerta al ser interrumpido en su relato encontrándose con sus dos amigos que traían un rostro que de inmediato lo hizo ponerse en alerta, con rapidez se puso de pie sorprendiendo a los amigos de su hermano y se acercó al dúo.
-¿Qué le sucedió a Ko? –Preguntó ante la sorpresa de todos debido que conocía demasiado bien a ese par por lo que no necesitaba de palabras para comprender que algo había pasado con su hermanito, sus rostros delataban todo.
-Sato –Yoru lo miró directamente- Solo sabemos que sufrió una descompensación –apretó sus manos al ver la expresión que el castaño puso.
-Pero –iba a preguntar sobre su estado pero anticipándose Shiba continúo.
-Reo nos avisó pero desconocemos su estado actual de salud, los autos están listos esperando para llevarnos, Sora y Naru tienen todo preparado –informó Shiba mirando como el semblante de su compañero volvía a poner esa expresión que odiaban y solo un deseo pasó por sus mentes, tener en sus manos al causante de todos los sufrimientos de su amado amigo.
-Maldición –exclamó el castaño antes de abalanzarse sobre la puerta abierta con solo un propósito: ir con su adorado hermano que lo necesitaba siendo seguido casi al instante por los amigos del cachorro que no podían creer que nuevamente su amigo había recibido un duro golpe de la vida.
Recorrieron en tiempo récord los pasillos para llegar a la salida de la mansión, encontrándose con sus amigos que tenían todo listo, por lo que abordaron los mismos autos que los trajeron y partieron rumbo al hospital.
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Las puertas del hospital se abrieron con fuerza dando paso a un gran grupo de chicos que en tiempo récord llegaron al lugar luego de la llamada de Reo informándoles el cambio de salud de su compañero y amigo, con la mirada Hyuga, quien lideraba al grupo, buscó a su informante entre las personas que esperaban entrar para ver algún familiar querido, solo duró dos segundos su búsqueda al notar una rubia cabellera en el fondo de la sala junto a una verde.
-Allí están –exclamó caminando hacia el lugar encontrándose al cuarteto con una cara que les daba a entender los momentos de ansiedad que estaban pasando- chicos –Dijo llamando la atención del cuarteto- ¿Cómo está Furihata? –preguntó recuperando el aliento.
-Hyuga-chan –Reo se levantó recibiéndolo- El médico nos informó que lograron estabilizarlo, pero de momento se niegan las visitas, ya que se encuentra en observación, solamente eso nos han informado.-
-Ya veo –Riko salió detrás de Hyuga -¿Pero qué fue lo que pasó?, cuando nos fuimos estaba bien –Riko miró al cuarteto en busca de respuestas.
-Rikocchi –Él rubio dijo tomando la palabra- después de que se fueran, un amigo de Nashcchi llegó a visitarlo y mientras conversábamos, Furicchi comenzó a convulsionarse.-
-Según el médico fue producto de algún mal recuerdo que hizo que se alterara –el tirador bajó su mirada arreglándose los lentes- y con todo lo que le ha pasado fue raro que no haya sucedido antes-.
-Shin-chan –Takao le agarró disimuladamente la mano no siendo apartado por el tirador que agradeció ese apoyo ya que le afectó ver al cachorro en esa situación aunque su tsunderismo apareciera, ese chico se ganó su cariño como con todos.
-Maldita sea –exclamó Koganei y todos se quedaron en silencio- ¿¡Porqué todo lo malo le tiene que pasar a Kouki!?
Se quedaron en silencio ya que todos pensaban lo mismo, cuánto más tenía que sufrir su castaño amigo para que la vida le diera un respiro…
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Una roja cabellera se asomaba por la esquina del hospital observando la gran seguridad que se hospedaba en el recinto, tan solo en la puerta habían alrededor de 7 guardias que por motivos de seguridad registraban a cada persona que entraba para visitar a algún familiar.
>>Maldición<< exclamó su álter ego al verse interrumpido en su misión >>¿Ahora qué harás genio?<< preguntó con ironía molestando al emperador que analizando sus opciones suspiró sacando su móvil, ya que la única persona que lo podría ayudar a entrar sin ser detectado era sin duda el chico fantasma.
Buscó entre sus contactos y en segundos estaba escuchando ansioso que la otra persona respondiera ya que él era sin duda su única esperanza.
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-Pobre Satoru, esta noticia lo devastará – exclamó Teppei luego de conversar y enterarse que le avisaron a Yoru del cambio de salud del castaño.
-Lo sé –Reo se volvió a sentar mirando hacia la puerta en espera a que saliera alguien a darles información sobre su pequeño.
Una melodía de llamada interrumpió la conversación de los presentes y con la mirada buscaron la procedencia del sonido llegando al peliceleste que sacó su celular.
Kuroko vio quien era la persona que llamaba y se sorprendió al reconocer el número pero mantuvo su póker face ya que sentía las miradas de todos sobre él.
El modelo se acercó a su compañero y vio quien era el que llamaba.
-Ohh¡¡ es Mamacchi– dijo mirando al peliceleste- pensé que sería Kagamicchi -sonrió al fantasma que asintió agradeciendo haber cambiado el nombre de contacto del emperador por precaución- ¿no contestarás Kurokocchi? –preguntó al ver que no presionaba para conectar la llamada.
-Sí –dijo contestando la llamada escuchando la voz del pelirrojo- Madre dame unos segundos –interrumpió al emperador tapando la bocina del móvil y miró a sus compañeros- chicos iré a conversar afuera un rato, aquí no escucho muy bien –exclamó viendo que sus amigos asintieron y salió con rapidez de la sala de espera rumbo al jardín izquierdo, al llegar vio a su alrededor y solo suspiró, volvió a colocarse el móvil en el oído- Akashi-kun, ¿Qué quieres?
-Kuroko, necesito de tu ayuda…- exclamó el emperador rogando porque su amigo no le diera la espalda en estos momentos.
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Satoru observaba pasar los diversos edificios de la calle en completo silencio, su mente era un caos, los recuerdos de su pasado y la culpa de no poder estar al lado de su hermano cuando más lo necesitaba lo tenían con una tensión que no pasó desapercibida por sus amigos, que preocupados solo observaban el semblante de su compañero que miraba sin un punto fijo perdido en sus pensamientos.
-Sato –Yoru que estaba a su lado, le tocó el hombro llamando su atención, el trío sentado en frente vio como parpadeó sacándolo del trance en el que estaba- Kou estará bien, es un chico fuerte que siempre nos sorprende-
-Así es Sato –Shiba prosiguió- volverá a nosotros antes de que te des cuenta y podrás seguir con tu complejo de hermano-
-Pobre Koutan –dijo Naru suspirando- Si supiera lo que le espera yo me quedaría dormido un poco más –bromeó sacando una risa del trío; Sato infló sus mejillas.
-Oye –sonrió ante el apoyo que sus amigos le daban, tenían razón no podía echarse a morir, no cuando sus amigos estaban con él y le daban la fuerza para seguir- Tienen razón, gracias chicos –les dedicó una cariñosa sonrisa y apretó la mano de Yoru transmitiéndole su calor.
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En el segundo auto los amigos de Kouki llamaron a Kise con el fin de tener nuevas noticias del menor, pero solo les dijo lo mismo que minutos antes el grupo de Satoru les informó.
-Maldición –exclamó molesto la pantera y golpeó el asiento- primero no podemos vengarnos del hijo de puta causante de todo y ahora el chihuahua nuevamente sufre por ello, que mierda tiene la vida contra el cachorro, es que acaso no puede dejarlo en paz de una puta vez…
-Lo sabemos Ahomine –Kagami que estaba al lado de Himuro se encontraba igual o incluso más frustrado que la pantera- pero no podemos derrumbarnos, Furi es fuerte y está luchando así que nosotros debemos hacer lo mismo, confía en él –terminó sorprendiendo al grupo por las profundas palabras que salieron de boca del pelirrojo que apretó sus manos auto convenciéndose de sus palabras.
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Kuroko, después de terminar la discusión con el imprudente y testarudo Akashi Seijuro, se las ingeniaba para salir del recinto, no costándole mucho trabajo lograrlo gracias a su poca presencia, cuando dobló en la esquina notó a su ex capitán mirando su reloj mientras caminaba en círculos ya que la ansiedad de ver a su chico le estaba comiendo el alma y como de costumbre no fue notado por lo que poniéndose al lado del emperador tocó su hombro y dijo:
-Akashi-kun – el emperador saltó al notar al chico fantasma pero se recompuso de inmediato al ver la enojada expresión del peliceleste.
-Kuroko –miró esos orbes celestes que demostraban su enojo, sabía que estaba siendo imprudente pero no podía pasar un día más sin ver a su cachorro aunque eso significara que fuera a ser golpeado por tal acción -lo siento, pero debes entenderme-
Kuroko suspiró ante la disculpa, desde un comienzo cuando dio aviso del cambio a su ex - capitán supo que este escenario se podría formar, no por nada conocía las personalidades de esos chicos y rendido estiró la bolsa que trajo de la sala de espera a un sorprendido Akashi.
-Te ayudaré a entrar unos minutos, pero debes disfrazarte o de lo contrario será imposible que puedas siquiera acercarte a Furihata-kun sin que te destrocen la cara– el emperador tomó la bolsa sacando una peluca y cosas varias para ese fin.
Asintiendo se metió en un pasaje y se vistió con los artículos que Kuroko le dio quedando a los minutos como un chico de negros cabellos, sus ojos de un color gris y vestido como un adolescente normal, eran algunas de las cosas que se puso cambiando completamente su imagen.
Salió encontrándose con el chico fantasma que al verlo lo escaneó con la mirada asintiendo satisfecho de tener a un chico normal frente suyo.
-Apurémonos, Satoru-san llegará en menos de una hora –exclamó caminando hacia el lado que anteriormente observó, la seguridad era mínima y ocupando sus habilidades lograría lo imposible, que Akashi pudiera ver a su cachorro.
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En la mansión, para ser más exactos, en cierto cuarto los gritos no se dejaban de escuchar, Kudo que se divertía por la actuación de su compañero volvió a apretar la máquina que no cumplía su función y solo daba un ligero apretón a los dedos descalzos de Lyon.
-¿Hablarás o seguimos? –preguntó a Date quien no podía seguir viendo como el último de sus hombres era torturado frente a él sin hacer nada, el suelo manchado de sangre (sangre falsa claro) fue el colmo y con un gran suspiro habló.
-Diré todo, pero déjalo en paz –prometió ya que era lo único que podía hacer para evitar que su chico quedara como el cuerpo detrás del moribundo Haizaki- ¿Qué deseas saber? –preguntó pero antes de que Takumi hablara la puerta fue abierta por un Hayato que traía una férrea expresión.
-¿Haya? –Takumi se acercó a su compañero- ¿Qué pasa?, ¿No estabas con Yoru-sama?
-Taku –miró a sus compañeros viendo como Lyon era torturado por Kudo, al fijar su vista en Date entendió todo y volvió a mirar los orbes de su compañero- Yo-san junto al grupo fueron rumbo al hospital, Kou-sama sufrió una complicación en su salud y se fueron a verlo –informó con rapidez viendo como el trío abrió los ojos, Lyon al escucharlo se olvidó de su juego y se desató en tiempo récord levantándose.
-¿Cómo está Kou-san? –preguntó ignorando la mirada de Date que se sorprendió por el cambio de actitud de su hombre.
-Lyon –Kudo suspiró ya que el idiota de Lyon siempre hacía lo mismo si algo afectaba a los castaños, se olvidaba de todo.
-¿Qué? –Miro a su compañero quien se tocó la nariz y ahí volvió a la realidad, con una mueca miró a Date que lo observaba sin dar crédito a lo que veía, por lo que resignado se sacó la peluca dejando ver su cabellera- Mierda yo que deseaba jugar más tiempo, ni modo –Tiró la peluca volviendo su atención en el peliblanco- Haya habla, como esta Kou-san.
Con rapidez Hayato le informó todo lo que sucedió no importándole la presencia de Date que fue noqueado por Takumi, el trío frunció el ceño ante cada revelación.
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En una de las habitaciones del quinto piso Nash observaba el semblante del castaño que continuaba en las manos de Morfeo sin intención de alejarse de ellas, el camino que dejó el rastro de lágrimas ya estaba desapareciendo y en su cuerpo un sentimiento contradictorio lo estaba molestando, se rascó su cabellera y con intenciones de no pensar más estupideces tomó su libro, abriéndolo donde se quedó sin percatarse de que su boca se movía leyendo en voz alta la novela que a cierto castaño le encantaba.
Los minutos pasaron y la lectura siguió su rumbo, Nash pasaba cada página devorando sus letras.
-Jack tu sabes que es peligroso, no deberías intentar ser un héroe cuando no tienes fuerzas para levantarte –leyó el rubio la intensa escena que se desarrollaba, iba a seguir pero la puerta del cuarto se abrió y la mirada del rubio se dirigió al lugar viendo como una negra cabellera se asomaba interrumpiendo su lectura.
Chan Chan Chan
Continuará…