En otro lado del hospital (para ser más exacto en la sala de espera) el grupo que fue expulsado por el personal médico minutos antes escuchaba atentamente las nuevas noticias que el guardia a cargo del castaño les brindaba, dejando un rastro de alivio al saber que la crisis ya había acabado y ahora el menor se encontraba estable.
-Menos mal –Takao que estaba al lado de Tsunderima suspiró dejándose caer sobre la silla a su espalda- Kou-chan sí que sabe asustarnos – comentó con una risa nerviosa para aligerar un poco el ambiente.
-¿Cuándo podemos entrar a verlo? – preguntó Reo quien al saber que estaba estable no le era suficiente para estar tranquilo, necesitaba ver con sus propios ojos a su bebé o de lo contrario la angustia no abandonaría su cuerpo.
-El médico indicó que no habrá visitas por algunas horas, ya que Kouki-sama debe descansar y reponer energías, la crisis lo dejó agotado –respondió mirando al pelinegro que iba a hablar, pero los altavoces dieron un aviso que lo dejó con las palabras en la boca.
“Código Rojo, personal médico disponible favor acudir a la habitación 55, repito personal médico disponible acudir a la habitación 55, gracias”
Al cortar la transmisión todos se quedaron en silencio ante el anuncio, un silencio que fue roto por las puertas de entrada que fueron abiertas con violencia dejando ver a un castaño seguido de un gran grupo de chicos con clara angustia en sus rostros, ignorando que una nueva crisis se apoderaba del cachorro.
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En la habitación 54 un alterado emperador peleaba con el chico sombra que hacía lo imposible para detenerlo, el infernal sonido de la máquina sumado a los gritos del personal médico que entró a socorrer al castaño dificultaba su labor teniendo que usar toda su escasa fuerza y control para lograr su objetivo.
-Akashi-kun, contrólate – hablaba el peliazul, cerrándole el paso negándose a apartarse de la puerta.
-Kuroko apártate, me necesita – replicaba tratando de salir ya que su corazón solo deseaba estar al lado del cachorro y solo eso importaba- ¡APÁRTATE, TE LO ORDENO! – gritó al peliceleste.
-No dejaré que vayas – lo miró enojado sin mostrar temor -solo complicarás más las cosas, piensa antes de actuar por una maldita vez-
Pero Akashi no escuchaba razones, estaba cegado por la preocupación y solo deseaba estar con el chihuahua, se acercó con claras intenciones de apartarlo pero Kuroko no se intimidó y con firmeza dijo:
-¿Quieres volver a cometer el mismo error del pasado y perder para siempre a Furihata-kun? – dijo notando como el emperador detuvo su andar y por un momento pensó que había logrado hacerlo entrar en razón, pero estaba equivocado.
Sin esperar más, el emperador usó su “Emperor Eye” haciendo caer al peliceleste apartándolo suficiente para salir ignorando los gritos del fantasma.
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Mientras, en la habitación 55, un agitado Nash veía como el personal médico se movía socorriendo a su compañero que no paraba de convulsionarse violentamente, el doctor a cargo gritaba las indicaciones para ser escuchado por sobre el infernal sonido de la máquina que no dejaba de tensionar su cuerpo que ya estaba al borde del colapso.
“Vamos mocoso” pensaba apretando sus labios y manos mientras que sus ojos se clavaban en el rostro del menor olvidándose completamente del emperador “Vamos vuelve, no te dejes vencer enano”.
-Doctor, signos vitales decayendo – gritó la enfermera viendo en el monitor que el ritmo cardiaco bajaba de los 45 latidos por minuto.
-Inyecta dos miligramos más y aumenta el oxígeno – respondió al ver como los labios del menor se tornaban azules -Vamos muchacho, ¡lucha!-
Nash que seguía en la misma posición al escuchar esto sólo atinó a acercarse siendo detenido por una enfermera.
-Nash-san, por favor regrese a su cama – pidió empujándolo pero el rubio ignorándola, gritó:
-¡MALDITO ENANO REGRESA DE UNA VEZ! – y trató de acercarse, pero la enfermera le impidió seguir -¡NO TE RINDAS Y REGRESA, NO NOS PREOCUPES MÁS!
-¡ENFERMERA SÁQUELO DE AQUÍ! – gritó el médico, pero antes de que pudieran tocar al rubio la maquina comenzó a reaccionar llamando la atención del personal.
-Doctor signos vitales aumentando, ritmo cardiaco subiendo – informó la enfermera que hace unos segundos vio como decaían sin parar, todos guardaron silencio ya que ese cambio abrupto de situación no se lo esperaban.
-Imposible – murmuró el médico, pero realmente estaba estabilizándose, el panorama que hasta hace un segundo era negativo ante sus ojos cambiaba, pasaron unos 5 segundos cuando reaccionó -Enfermera baje el oxígeno a 1 litro y conecte el suero a la bajada –
Los signos siguieron avanzando hasta detenerse y volver a su ritmo normal, el sonido infernal pasó a uno tranquilo dando fin a la pesadilla.
-Lo logramos, el paciente está estable– informó el médico que solo atinó a ver al rubio quien sin duda fue quien causó la diferencia al escenario que esperaba.
Con un suspiro en general los funcionarios dieron por terminada la crisis, Nash que seguía siendo detenido por la enfermera sentía como el aire regresaba a su sistema ya que incluso se olvidó de respirar por los nervios.
-Mocoso– murmuró con alivio al ver que recuperaba el semblante de siempre, se apartó de la enfermera acercándose un poco, pero antes de llegar por completo una voz lo hizo parar y girarse de inmediato para encontrarse con el hijo de puta que había causado todo esto.
-Kou– volvió a llamar el emperador viendo como la sala estaba llena de personas, pero sus ojos solo se centraron en el castaño recostado en la cama, no supo como, pero se movió entrando ignorando la férrea mirada del rubio hacia su persona, el peliceleste ingresó justo cuando avanzaba el pelirrojo.
-Akashi-kun, vámonos– rogó, ya que estaban literalmente en la boca del lobo -Vámonos por favor-.
Nash reconoció al peliceleste como uno de los tantos que vino a visitar a su compañero y con furia apretó sus manos.
“No se supone que eres su amigo” pensó avanzando con claras intensiones de darle la paliza de su vida al dúo, uno por hijo de puta y el otro por atreverse traicionar al chico recostado a sus espaldas.
-¡TE ATREVES A VENIR HIJO DE PUTA! –gritaron interrumpiendo los planes del rubio que al escuchar dirigió su vista hacia la puerta encontrándose no solo con Satoru, sino también a Reo y a una enfurecida pantera autor del grito, que escabulléndose de las manos del personal ingresaron al enterarse de la situación del menor ayudados por sus amigos quienes se sacrificaron siendo detenidos por los guardias del hospital.
Kuroko al verlos sintió como una helada sensación se apoderaba de su pecho y su respiración se detenía ya que delante estaba precisamente lo que estaba temiendo, que fuera descubierto por sus compañeros.
Aomine sin esperar más, avanzó con la clara intención de cumplir su palabra y golpear al bastardo que tanto daño había causado al más puro de sus amigos; con furia tomo el cuello del emperador empotrando su mano de lleno en la mejilla en un puño lleno de odio y resentimiento.
Akashi no alcanzó a reaccionar por el shock en el que se encontraba siendo tirado al suelo arrastrando y arrastrando en el camino al peliceleste que amortiguó su caída.
-TE DIJE QUE ME LAS PAGARÍAS MALDITO BASTARDO -Aomine se abalanzó nuevamente para romperle la cara al pelirrojo, pero el médico intervino poniéndose en medio.
-Basta ya, nada de pelea -dijo deteniendo todo el escándalo- el paciente acaba de estabilizarse, por favor, tengan un poco de respeto -miró a la pantera que echaba chispas por los ojos -si desean pelear háganlo afuera-.
Satoru tragándose su furia tomó del hombro al moreno quien respiraba agitado, retrocediéndolo para encarar al médico.
-Lo sentimos- se disculpó, aunque su mirada mostraba la furia dentro de su ser -No volverá a pasar doctor-.
El moreno furioso fulminó con la mirada al emperador que seguía en el suelo junto a Kuroko, apartó la vista para centrarse en lo importante; ya tendría la oportunidad de hacerle pagar todo al bastardo.
Reo al igual que el moreno miraba con frialdad al emperador y unas ganas enormes de estrangularlo se apoderaron de él pero el médico hizo que volvieran a aparecer sus preocupaciones así que sin más le preguntó al médico el estado de salud del cachorro.
El médico al ver la expresión del grupo suspiró y con clara honestidad les informó del ataque del cual había sido partícipe el castaño, cada uno escuchaba atento la información cuando llegó a la parte de que gracias al rubio pudieron sacarlo y todos se fijaron en él.
Nash al sentirse observado apartó la mirada incómodo, pero una férrea mirada se posó en él siendo incapaz de apartarla y al buscar la fuente se encontró con los ojos del emperador, quien claramente estaba furioso por lo informado.
Nash respondió la mirada sin intimidarse “Estúpido mono menstruado, ni creas que me asustas” pensó sonriendo al ver la inflamada cara que tenía producto de los golpes que le brindaron.
Justo en ese momento los amigos de Satoru llegaron gracias a Naru que los liberó, Yoru siendo el primero en entrar vio la expresión de su castaño y su vista se clavó en el culpable encontrándose con el hijo del bastardo que se encargaría de destruir con sus propias manos.
De inmediato se acercaron al castaño olvidándose del emperador, fijó su vista en su hermoso hermanito, sus ojos se llenaron de lágrimas ya que no podía creer que nuevamente su hermano había sufrido otra crisis.
Yoru sin dudarlo se acercó y lo abrazó por la espalda, todo rastro de frialdad quedó en el olvido para centrarse en el dolor de ver a su castaño de esa manera.
-Sato, Kou está bien- dijo acariciando la cabellera del mayor -Tranquilo-terminó rodeando con su mano la cintura del castaño mientras apoyaba su cara en el hombro de este.
Shiba, Sora y Naru rodearon al mayor trasmitiéndole su calor, cada uno tenía una sonrisa pero en el fondo estaban dolidos porque una de las cosas que más odiaban era ver a su castaño amigo llorar.
-Vamos Toru-tan - Naru golpeó el hombro libre -Debes ser fuerte, Kou-tan se reirá de ti por lo llorón que te has vuelto-.
-Es verdad- Shiba siguió -Estás hecho todo un llorón, que pasó con el Sato complejo de hermano que no lloraba nunca para darle el ejemplo a Kou-.
Sora iba a continuar, pero el destino tiene sorpresas y aunque los presentes veían la escena en silencio una voz los hizo salir de ese momento.
-S…s…at….o…n…ii- Una débil pero clara voz los hizo congelarse, Satoru dirigió su vista a la fuente de la voz encontrándose con la sorpresa de su vida.
Las lágrimas de inmediato aparecieron en sus ojos, mientras que su mano se apoderaba de su boca reprimiendo el llanto.
-K…K…Ko -Murmuró al ver a su adorado hermano que en la cama lo observaba tratando de acostumbrarse a la luz de la habitación.
Todos los presentes no creían lo que estaban viendo, el castaño que hace semanas estaba en las manos de Morfeo abría sus ojos al fin, con lentitud trató de incorporarse pero no tenía fuerzas en su cuerpo.
La enfermera al verlo lo ayudó a levantarse un poco, con confusión y dolor por la luz observó a los presentes fijándose en su hermano que igual que el resto tenían lágrimas en sus rostros.
Seijuro sentía caer sus lágrimas ya que delante suyo estaba el castaño que tanto había sufrido al fin despierto, sin pensarlo se acercó con rapidez abrazando al castaño no importándole las consecuencias de ello.
…………….
En la mansión Kurosawa, Takumi y Kudo llevaron a la banda de Makoto a unas habitaciones, aunque ya no lo lastimarían aún no podían liberarlos por lo que se quedarían en la casona hasta que todo el asunto del pasado terminara.
Makoto observaba como sus compañeros estaban más relajados porque ya no estaban en peligro de morir y eso es lo que importaba.
Continuará…