En un pequeño callejón cerca de los recintos del hospital, el dúo peliblanco limpiaba sus manos luego de entregar satisfactoriamente el pequeño presente que su jefe les había dado a los traidores que osaron lastimar a sus más preciados amigos.
Con satisfacción Lyon observaba los inmundos cuerpos de los dos chicos que yacían en los suelos casi inconscientes por la soberana paliza recibida, siendo el pelirrojo el más lastimado por la dupla que deseosos tomaron una pequeña venganza antes del gran evento que les deparaba.
-Ya hemos acabado, Lyon no perdamos más tiempo y vámonos – Hayato con sus manos ahora limpias sacó su encendedor y sin esperar quemó el pañuelo usado, borrando todo rastro de su presencia en ese lugar, cosa que Lyon imitó.
-Nos iremos, pero antes – Lyon se arrodilló frente al cuerpo del emperador tomando sin delicadeza alguna esas hebras rojizas para alzar el rostro del menor dejándolo a su altura en un rápido movimiento, Seijuro al sentir esta acción no pudo evitar reprimir el gemido de dolor que atravesó su lastimado cuerpo - Te lo advierto hijo de puta, esto es solo un aperitivo de lo que te espera, desearás no habernos conocido y rogarás por tu vida, pero eso no será suficiente para pagar el haber lastimado a nuestros amigos, Akashi Seijuro disfruta lo poco que te queda de vida.
Al terminar soltó la cabellera haciendo que la cabeza del emperador azotara el helado suelo de ese sucio callejón, sin mirar atrás el dúo salió rumbo a cumplir las órdenes de su jefe dejando atrás a esos bastardos, que más tarde se encargarían de atender.
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En la habitación 55 todo era alegría y diversión ante el despertar del cachorro que se encontraba en los brazos de Satoru luego de la larga muestra de cariño de sus amigos, quienes se acomodaron a su alrededor para acompañarlo negándose a marcharse cosa que el médico rendido dio su autorización al ver la determinación del grupo.
-Nos tenías preocupado cachorro – la pantera revolvió con cariño esas hebras de un apenado chihuahua por tanta preocupación ocasionada.
-L...Lo siento Aomine-san – sonrió con pena contagiando al grupo que extrañaba esas expresiones del menor.
-No te disculpes Ko – Satoru le acarició la aún lastimada mejilla - No fue tu culpa, ahora solo debes preocuparte de una cosa que es muy importante.
-Ehhh – Kouki miró a su hermano que lo observó a su vez seriamente asustándolo- ¿D...de qué, nii-san?
Con dulzura Sato besó la frente de su hermano que disfrutó de la caricia que su hermano le brindaba borrando el miedo provocado.
-Debes preocuparte de recuperar tu salud – exclamó una vez separados con una sonrisa hermosa a vista de muchos -y de volver a casa con nosotros-.
Ambos castaños se miraban con una sonrisa armando un lindo momento y Nash que seguía en su cama no apartaba la vista del suceso deleitándose de esas sinceras y tiernas expresiones a su juicio.
-Exacto – Reo a su lado izquierdo rompió el momento sentándose al lado de su bebé- No te preocupes de nada Kou-chan que nosotros te protegeremos de Akashi y no dejaremos que se acerque, así que sólo concéntrate en sanar para volver a jugar un partido juntos.
Todos asintieron afirmando la declaración de mamá gallina haciendo que las dudas volvieran a su mente.
Kouki miraba a sus amigos sin entender lo que dijeron mostrando esa duda en su rostro cosa que no pasó desapercibida para los presentes.
-¿Qué sucede Ko? – Satoru fue el primero en preguntar al ver el desconcierto del menor.
-¿Protegerme de Akashi? – Repitió confundido mirando a Reo- ¿Quién es ese Akashi del que habla Reo-san y por qué han de protegerme de él? – preguntó con verdadero desconcierto dejando a todos impresionados por la pregunta.
-¿P...porqué? – Sato salió de su asombro e intuyendo que algo pasaba sacó con sutileza el tema -Una pregunta Ko, ¿el chico pelirrojo de hace un rato lo conoces?
Kouki se sorprendió ante la pregunta del mayor, en su mente recordó el rostro de ese chico que antes lo abrazó dañándolo ante el contacto y de cómo Yoru-nii lo sacó mientras este gritaba cosas que no entendía.
El silencio se apoderó de la sala esperando la respuesta del castaño quien seguía en sus pensamientos reviviendo los escasos recuerdos que tenía de ese chico desde que entró a su habitación.
Nash quien estaba en silencio miraba esperando la respuesta del castaño deseando que lo que pasó por su mente se volviera real.
"No necesitas a ese hijo de puta, deséchalo de tu mente como la basura que es" Pensaba el rubio quien sin darse cuenta apretaba sus manos ansioso porque de esa boca saliera lo que deseaba escuchar.
-N...N...No lo conozco – dijo al fin rompiendo el tenso silencio -pensé que era algún amigo de ustedes – el castaño miró al grupo quien tenía idénticas caras de asombro por lo dicho -ese chico – prosiguió mirando a su hermano sin entender la reacción de sus amigos -¿Quién es, Sato-nii?
Todo rastro de alegría momentos atrás quedó en el olvido ante las palabras del cachorro dejando congelados a los presentes no creyendo lo que escuchaban.
Nash era el único que sonreía ante lo mencionado por el menor que aunque lo negara despertó su interés.
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En la mansión de los Kurosawa los integrantes de la banda de Makoto esperaban ansiosos la orden de poder marcharse ya que el moreno les explicó de qué iba el trato del cual dependían sus vidas.
-Makoto– Kazuya llamó a su líder -¿Estás seguro que saldremos con vida de aquí?
El mencionado miró al grupo que aún estaban tensos y comprendía que no creyeran en los sucesos ocurridos.
-Tranquilos– sonrió para calmarlos -Saldremos muy pronto de aquí, así que cambien esas caras de moribundos, somos fuertes no mostremos debilidad entendido-.
Se miraron unos segundos viendo Mako como una pequeña sonrisa se alojaba en el rostro de sus compañeros, sacó su móvil enviando un rápido mensaje a su salvador quien a los segundos respondió con claras ordenes de dejar de preocuparse por él, que encantado devolvía el favor que le debía sin darse cuenta que con eso salvaba a sus amigos de una muerte segura.
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Justo en ese momento en cierto callejón un pelirrojo como pudo buscaba a su compañero que se encontraba a escasos centímetro de él, vio con horror el magullado rostro del peliceleste.
-K...k...Ku – un fuerte dolor atravesó en su pecho ya que los brutales golpes en su cuerpo hacían que una acción tan simple como respirar doliera como el infierno.
"Esos hijos de puta" Pensó enfurecido su némesis "Como se atrevieron a golpear a un emperador como yo, como..."
"Cállate de una vez, nos merecemos esto" Cortó a su álter ego ya que el dolor de su cuerpo no se podía comparar con el daño que vivió su cachorro por su estupidez.
"Dejarás que nos traten así" debatió furioso "Eres débil, déjame tomar el mando para regresar y hacerles pagar"
"No" contestó aguantando el intenso dolor y se incorporó "No conseguiremos nada ahora que están todos con mi Kou" miró al peliceleste quien estaba en pésimas condiciones.
"Pero"
"Primero debemos curarnos" se acercó tocando al fantasma "Nuestra imprudencia hizo que la única persona que confiaba en nosotros saliera lastimada, debemos curar a Kuroko es prioridad" pensó con firmeza sacando su móvil para llamar a Eren.
-Akashi-sama – contestó al segundo pitido -¿Necesita algo?
-E...Eren-san – Tocó su estómago adolorido -Necesito un favor, pero mi padre no puede enterarse de esto, por favor ayúdame-.
Del otro lado un Eren sorprendido por la lastimera voz del joven amo no dudó en asistir tomando las llaves del auto ante la atenta mirada de su mujer e hijo, los cuales entendieron sus razones para irse deseándole lo mejor.
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Un poco lejos de ahí, en una tranquila casa, se encontraba Touya Shin preparando su bolso con algunas pertenencias, ya que dentro de poco llegarían los hombres de Kurosawa Yoru para llevarlo a la mansión del clan.
Se acercó a la cómoda de su cama para recoger el único recuerdo que pudo conseguir de su familia, familia que fue asesinada sin piedad por los hombres de Takamura antes de que pudiera rescatarlos.
......................Flash.........................
Touya ingresó corriendo a su casa con la finalidad de sacar a su familia antes de que los hombres de Takamura llegaran ya que le llegó información de buena fuente que él era el único sobreviviente de ese maldito trabajo y su familia corría peligro por ello.
Al llegar entró sin importarle romper la puerta.
-¡KANA, HIJOS!– gritó entrando a la sala -¡NOS TENEMOS QUE IR DE INMEDIATO, TOMEN SUS COSAS Q...! - no pudo seguir hablando ya que al llegar al cuarto vio horrorizado como los cuerpos de su mujer y 3 pequeños yacían muertos en la cama, la escena de su mujer abrazándolos daba clara muestra de pelea que vivió con sus asesinos con tal de proteger a sus retoños.
Se acercó en shock hacia la cama viendo a su pequeña adoración con lágrimas aun húmedas en su hermoso rostro
"P...perdónenme" fue su único pensamiento abrazando a sus hijos como pudo derramando lágrimas de dolor al no poder proteger su más grande tesoro, su familia.
......................Fin Flash Back........................
Una silenciosa lágrima cayó sobre el cuadro de sus amores y con cariño acarició el rostro de su amada Kana quien valientemente defendió a sus retoños pero no pudo hacer nada ante tal poder.
-Mi amor – apretó la foto en su pecho -es hora de que paguen por todo el daño causado, vengaré sus muertes aunque sea lo último que haga se los juro-.
Pasó unos minutos apretando la foto hasta que el sonido de un auto estacionándose lo sacó de sus recuerdos, con rapidez se asomó por la ventana viendo como dos hombres bajaban reconociéndolos al acto.
"Es hora de luchar, Kana, niños cuídenme desde el cielo, su padre se reunirá pronto con ustedes pero primero debo vengarlos y entonces podré morir en paz de una vez por todas" pensó tomando su bolso guardando con delicadeza la foto para abrir la puerta y tomar al fin la venganza contra esos hijos de puta que tanto daño han causado.
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El silencio era intenso en la habitación del cachorro, cada uno de los presentes no daba crédito a lo revelado por el menor quien no entendía esa reacción de sus amigos y hermano, sus ojos viajaron en todos deteniéndose en ese rubio que era el único con una mueca de alivio y felicidad en su rostro.
"¿El quién es?" pensó cruzando sus miradas quedando impresionado de lo que veía en eso ojos, nadie se daba cuenta del intercambio ya que cada uno estaba sumergido en sus pensamientos.
Nash al capturar sus ojos que observaban fijamente al menor quien no apartaba su mirada en cambio se la devolvía con curiosidad en ellos, haciéndolo sonreír aún más ya que ninguna persona osaba mirarlo y menos con ese descaro cosa que el castaño le extrañó, cuantos minutos estuvieron estudiándose no sabía pero al sentir la llegada de los amigos de su hermano apartó la mirada.
-Bueno chicos– Sora interrumpió el momento ya que habían escuchado todo lo sucedido esperando el minuto correcto para entrar -si siguen así asustarán a Kou– exclamó sacando a todos de sus pensamientos.
-S...Sora-nii, chicos – el cachorro miró a los amigos de su hermano y a sus amigos, aún esperando la respuesta a su pregunta- ¿Me dirán que pasa?
-Koutan– el cachorro lo miró -ese chico es solo un paciente desquiciado que se enamoró de ti cuando estaba hospitalizado-.
-¿¿¿¡Ehhh!???-
Shiba y los presentes abrieron los ojos ante lo dicho por Naru quien pensaba en la mejor solución para explicar el actuar del pelirrojo y de por qué debían alejarlo, no encontrando mejor solución que esa.
-Por eso debemos alejarte de él– prosiguió ignorando las miradas a su persona- Es un psicópata peligroso que casi te mata, ¿cierto Yoru? –miró al pelinegro quien sintió la curiosa mirada del menor en su persona.
"Naru gracias" pensó sonriendo ya luego se la cobraría.
-Así es Kou – afirmó mirando de reojo como Naru escribía algo mostrándolo sin que el castaño se diera cuenta -no podemos dejar que te lastime ahora que despertaste, así que te pido que no te acerques a ese desquiciado, no queremos vivir otro ataque de Sato.
-Apiádate de nosotros Kou, por favor – Shiba siguió dándole el tiempo a Naru de poner todo en orden – no quiero pasar otra vez por eso te lo suplico, prefiero la muerte –Terminó juntando sus manos desesperado sacando una risa del menor quien aún estaba procesando la información entregada.
-Moo eso no es verdad, Shiba exagera– exclamó un ofendido Satoru al escuchar las bromas de sus amigos quienes distrajeron lo necesario a su hermano dando a Naru la oportunidad de poner a todos de acuerdo.
-Como que no es cierto– prosiguió Naru guardando su cuaderno -si apenas podíamos controlarte Torutan-.
-Vivimos días de tortura – Sora lagrimeaba falsamente -mi pura alma no podrá soportar otra crisis de Sato-.
Ante lo dicho las risas se hicieron presentes ya que el ambiente cargado de incomodidad fue sacada de curso gracias a la intervención del cuarteto.
"Gracias chicos" sonrió a sus amigos el castaño viendo como cerraban un ojo a su persona en respuesta.
Continuará...