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Ni la oscuridad logrará separarnos por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holis~

Bueno, acabo de terminarlo y lo subo pues me tardé XD

Espero lo disfruten

 

Iruka despertaba primero como siempre, tal vez se acostumbró a sus huidas silentes cuando era necesario y por eso su propia mente reaccionaba a la hora adecuada. Esa mañana no fue diferente, despertó sintiendo el aliento contrario en su espalda, tembló al instante, pero no estaba aprisionado. Estaba libre y con la suerte de su lado. Sentía su cuerpo pesado, adolorido pues no fue una sola vez en la que su cuerpo fue mordido y marcado. Kakashi lo aprisionó en aquella cama obligándolo a quedarse, a corresponderle en el desahogo e Iruka no se negó, no lo hizo porque no quiso. Pero ahora era diferente, una noche de desahogo era eso, una sola noche, y cuando la mañana llegaba, la dulzura, las caricias, el color de rosa se volvían negros. Así que se alejaría antes de que el otro recobrara conciencia y se arrepintiera de tal forma que el rechazo sería inminente. Iruka no quería ver esa mirada llena de arrepentimiento, por eso debía irse

Le dolía todo, le pesaba todo y aun así ignoró las punzadas de su cuerpo. Se arrastró por el suelo buscando sus  prendas, las reconocería con solo un toque y terminaría saliendo en silencio. Escapó a su cuarto para buscar algo limpio que poder ponerse después de ducharse, a hurtadillas logró llegar a su destino. Dejó que el agua le quitara la evidencia de su pequeño sueño, lo hizo en total silencio mientras evaluaba el daño ocasionado… su cuerpo no importaba, pero su alma sí. Cuando terminó de asearse, no sabía qué hora transcurría, lo único que supo era que se encerró en su cuarto, aseguró todo y se extendió en su cama, ocultándose entre las mantas. Sus lágrimas cayeron entonces, porque cumplió uno de sus caprichos, pero como cualquiera de ellos, era efímero y se desvaneció. El único recuerdo que tendría sería el dolor en su parte baja y eso también se borraría de su cuerpo si descansaba lo suficiente y esperaba con paciencia

 

 

-eres un reemplazo – susurraba mientras limpiaba sus lágrimas y buscaba el celular para usar el reloj de voz para darse cuenta que apenas transcurría la madrugada – pensé que te acostumbraste Iruka – se regañaba pero no podía calmar su agonía

 

 

Iruka se forzó a parar su llanto, se mordió el labio un poco, se encogió hasta quedar de forma fetal y al final lo logró. Cuando ya estaba más calmado recordó que ya muchas veces pasó por eso… ser un reemplazo nunca fue grato. Mizuki lo usaba para ese “oficio” constantemente, se divertía con su cuerpo, lo maltrataba, lo usaba de reemplazo para una mujer cuando su calentura llegaba y a la mañana todo quedaba en el olvido. Iruka tenía que sonreír como una muñequita de porcelana y desayunar con los empleados, fingir que su vida estaba perfecta. Cumplía su trabajo en las mañanas y en la noche se dejaba hacer en la cama de su jefe… estaba haciendo lo mismo ahora. Iruka sabía que tal vez en el fondo estaba buscando eso, el dolor constante, porque quería sentirse vivo. No sabía exactamente qué diablos tenía mal en la cabeza como para caer una y otra vez en amores que jamás saldrían a flote, en torturas con cada ilusión que encontraba. Tal vez le gustaban los problemas, le gustaba sufrir con cada relación que tenía, no podía parar… no sabía cómo hacerlo  

Suspiraba porque estaba cansado de eso, pero no sabía cómo cambiar las cosas. De cierta forma parecía que lo que le gritó Mizuki una vez, era cierto. No estaba destinado a ser feliz, a tener una vida normal, no merecía eso porque nunca fue como las demás personas, porque desde que se dio cuenta que su interés por los hombres lo definía, la normalidad se fue al carajo. No le correspondía nada bueno en esa vida. La propia vida se lo demostraba una y otra vez, cada una de forma más lacerante que la anterior. Iruka se la pasaba recriminándose una y otra vez, auto convenciéndose de que no debía esperar nada porque simplemente no se lo merecía. Buscaba ser más fuerte, pero eran tantos cambios en tan corto tiempo que no sabía cómo diablos seguir. Desde la pérdida de su visión las cosas perdieron rumbo, antes podía simplemente pedir un traslado y empezar desde cero, pero ahora eso no era siquiera una opción. Tenía que enfrentar sus problemas con madurez, tal vez eso era lo que le faltaba… madurar

 

 

-Iruka – susurró cuando empezaba a tomar conciencia del lugar en donde estaba – ¿Iruka? – el sol llegaba y su alarma sonaba, estaba empezando a reconocer su habitación – dónde – lo único que tenía claro era que no encontraba a su compañero – no puede ser – se quejó Kakashi cuando notó que estaba solo

 

 

Kakashi tenía entonces una duda existencial que responder con prontitud… ¿qué hacer ahora? Sinceramente no tenía idea de qué era lo correcto. Podría ir a la buscar a Iruka y decirle que descubrió que lo quería tener cerca, o podría no decir nada y simplemente actuar normalmente hasta buscar la oportunidad perfecta para aclarar lo que sucedió el día anterior… ¿pero cómo iniciar una plática como esa? Kakashi se regañaba mentalmente, le estaba dando vueltas al asunto y sin pensarlo se había pasado más de una hora batallando mentalmente. Salió con prisa de su habitación, sin plan alguno, solo con la idea de pensar en algo cuando viera a Iruka a los ojos. Kakashi solo quería aclarar las cosas, arriesgarse un poco y ya

El de cabellera blanca buscó al castaño en la sala y comedor, pero no lo veía por ningún lado. No escuchaba ruido alguno o alguna evidencia de que alguien estuviera en casa. Tocó la puerta de Iruka un par de veces pero no le respondieron, así que suspiró cansado. Tal vez debía dejarlo descansar, pues había sido una nochecita agitada. Hasta entonces podría pensar en algo para empezar aquella plática y de paso hacer un desayuno apropiado para dar un buen ambiente a su casa. Se entretuvo unas horas pero no iba a durar para siempre y cuando una puerta se abrió causando un rechinido, hizo que Kakashi se tensara.

Iruka salía a paso calmado, suspirando pesadamente y cumpliendo con la rutina de siempre. Un saludo, una sonrisa, una plática pequeña, normal… ¡no! ¡No era nada normal! porque Kakashi podía ver evidencias de lo sucedido el día anterior. En el cuello de Iruka estaba un moretón, el labio tenía una señal de mordedura, la voz de Iruka estaba un poco ronca y las mejillas estaban levemente rojas. Seguramente ambos tenían esa vergüenza normal después de la “primera vez”. Se excusaron en el desayuno, centrándose en eso y evitando mirarse

 

 

-¿está bien? – Kakashi se acercó a Iruka cuando lo escuchó soltar un quejido al momento de sentarse – Iruka, te ayudo

-¡no! – dijo con vergüenza mientras negaba con sus manos – estoy bien… solo es un leve calambre

-me estás mintiendo – elevó una de sus cejas y trató de buscar alguna pista de lo que le pasaba a Iruka

-le seré sincero – suspiró pesadamente mientras se acomodaba el cabello – me duele… pero pasará – sonrió con vergüenza mientras jugaba con sus dedos

-te refieres a… – Kakashi sonrió divertido al pensar en la causa de molestia de Iruka, lo entendió e iba a ayudarlo – bueno… – pero sus mejillas se colorearon levemente. No era la mejor manera de empezar con la plática pero era algo

-si – sonrió divertido con las mejillas rojas mientras adivinaba los pensamientos del mayor – pero no quiero hablar de eso Kakashi-san

-deberíamos hacerlo – se sentó en frente de Iruka, dejando el desayuno de lado – quiero hacerlo

-se lo dije ayer… úseme – de nuevo sentía esa presión en el pecho

-es que no quiero hacer eso, no quiero usarte… yo no quiero eso Iruka

-pero yo si – dijo con tristeza, cerrando sus ojos y apretando sus puños – así yo al menos puedo ser un acompañante para usted y…

-Iruka – se acercó al castaño y sujetó su mano – has pensado que yo no quiero usarte solo cuando quiera… quiera…

-¿sexo? – dijo con dolor – incluso esa palabra le cuesta pronunciarla Kakashi-san

-no es así – sentía la barrera que Iruka fijaba, pero tenía que ser paciente, entenderlo o al menos intentarlo – es solo que no quiero parecer rudo

-no me ofenderé por cosas como esa – susurró sintiendo los dedos de Kakashi enredarse en sus dedos – Kakashi-san… deberíamos dejarlo así

-no quiero que todo se quede así Iruka. Yo te necesito, te quiero a mi lado y no simplemente como un amigo, sino como algo más

-me está mintiendo – susurró con dolor, no quería dejarse engañar así de fácil – por favor deje de hacerlo

-estoy siendo sincero Iruka – susurró acercándose al castaño y besándolo en la mejilla – me di cuenta que verte con alguien más es intolerable para mí. Quiero que me sonrías de esa forma tan dulce cuando me miras

-no puedo verlo – se rió bajito mientras dejaba que sus dedos se entrelazaran con los del mayor – Kakashi-san está diciendo cosas que... yo podría malinterpretar

-Iruka – interrumpió acariciándole los labios con sus dedos – ambos sabemos lo que significa enamorarse de alguien, ya lo hemos vivido e incluso tú confesaste que yo ocasionaba esas emociones en ti – atrajo una de las manos de Iruka y la besó sintiendo el leve salto del castaño – no puedo simplemente quedarme callado cuando sé que tu sientes algo por mí y que yo he empezado a sentirme atraído por ti también

-con solo esas palabras podría morir de felicidad – susurró tensándose cuando de nuevo sintió el beso ajeno en su mano – pero no quiero envolverlo en una vida problemática a mi lado. No quiero que sufra, porque cada persona que se relaciona conmigo cae en un agujero de desesperanza

-no creo que sea así – limpió la única lágrima que de la mejilla de Iruka se notó – Iruka, yo solo sé que has traído luz a mi vida y que me aterra pensar en que te irás de mi lado. Yo me siento en paz cuando estas aquí, me siento fuerte, me siento vivo

-¿ha pensado que tal vez confunde las cosas? – el castaño no quería ilusionarse con palabras dichas en el momento

-no las confundo. Lo he pensado durante un tiempo Iruka… esto es en serio y ayer cuando estuvimos juntos lo comprobé

-usted no sabe en lo que se está metiendo – susurró con dolor, no quería volverse la carga de nadie, tenía miedo de todo aquello

-Iruka, ¿por qué le vez el lado malo a esto? – lo admiró con atención, podía ver el dolor y las dudas en Iruka. Quería saber todo lo que rondaba por esa cabecita

-Kakashi-san, ¿usted quiere estar conmigo? En una relación como la que tiene una mujer y un hombre

-quiero una relación que tienen dos personas que se entienden, que se necesitan, que quieren estar  cerca una de la otra, que se comprenden, respetan. Una relación en donde dos personas se gustan entre si… que causan felicidad en el contrario. Quiero que tengamos algo serio, no solo un desahogo, un acto carnal, quiero algo más profundo y espiritual que eso

-¿por qué?

-porque me gustas… porque me atraen tus detalles… porque me enamoré de ti, Iruka – sonrió al terminar de decirlo. Si lo escuchaba salir de su propia boca sonaba más real, no estaba errado, sus emociones eran tangibles

-dios – se quejó separándose del toque de Kakashi y se agarró el rostro mientras negaba – no sabe lo feliz que me hace esas simples palabras… pero a la vez el miedo que me embarga lo supera. No quiero  sufrir de nuevo Kakashi-san, no quiero ilusionarme con algo que no podrá crecer

-dame una oportunidad

-se la daría, pero…

-¿pero qué? quiero saber – sonrió tocándole la mejilla y quitándole la máscara, tomándole de las mejillas – dime a qué le tienes miedo Iruka

-¿usted sabe lo que la sociedad rechaza? – abrió sus ojos a pesar de que no veía nada y estiró sus dedos hasta tocar la barbilla de Kakashi – lo sabe muy bien y por eso… nunca desearía que lo volviera a vivir – acarició la cicatriz que sus dedos encontraron y suspiró – Ser una persona de mi clase es una marca que jamás se borrará

-¿clase? – Kakashi suspiró negando, ya entendió qué cosas pasaban por la mente de Iruka – eres la persona más maravillosa que he conocido, ¿por qué te clasificaría como a una “clase”?

-así es como me ven los demás – acarició la mejilla de Kakashi y suspiró profundamente – soy homosexual, orgulloso de serlo, pero es difícil en ocasiones. Las personas me rechazan, se alejan, me discriminan… usted ya lo vio y fue mi propia familia quien me cerró las puertas primero por aquella razón

-Iruka, sabes que eso me tiene sin cuidado

-yo me acostumbré a eso. Me importaba poco porque solo era yo el afectado… pero involucrar a alguien más es diferente. Usted es una persona normal, mancharlo con algo como esto es inaceptable. No podría tolerarlo. Usted ya fue dañado, no quiero que vuelvan a hacerlo

-Iruka, te estás denigrando solo – Kakashi se levantó y atrajo al castaño hasta abrazarlo, rodeándolo en una protectora muestra de cariño – tú eres tú, no importa lo que digan los demás. Iruka, eres un hombre amable, fuerte, decidido y en verdad una joya que debe ser apreciada

-gracias – susurró aceptando el abrazo, sintiendo la calidez del ajeno – pero no puedo dejar que se sacrifique

-Iruka, entiende… yo no quiero dejarte ir. Además ya enfrenté el rechazo de la sociedad, hacerlo una vez más no será tan difícil

-¿y si lo que siente por mí solo es pasajero? Usted quedaría marcado y no se puede volver atrás

-¿por qué piensas en eso?

-porque me da miedo que sus palabras se desvanezcan en el viento – susurró quedito – yo estoy enamorado de usted Kakashi-san… perderlo dolería demasiado

-y aun así, ya te has arriesgado

-iba a ser solo una noche, sin ataduras, sin problemas, solo…

-sé mi novio – sonrió Kakashi apretándolo contra su cuerpo, acariciándole la espalda y los cabellos mientras reía nerviosamente – disculpa, pero es raro decirlo así

-lo vé – dijo apartándose con sutileza – todo esto es difícil para usted

-es nuevo, nada más que eso – Kakashi tomó las mejillas de Iruka para levantar el rostro del castaño y suspiró – no negaré que es un poco raro para mí, pero no es porque seas tú a quien estoy tratando… es porque desde hace muchos años que yo no tengo una relación con alguien y… he perdido práctica

-todo suena tan dulce – susurró dejando que el otro le acariciara los cabellos – y no creo poder…

-ya basta de dudas Iruka – susurró acercándose al rostro del castaño y besándolo con delicadeza – solo… dejemos que todo fluya

 

 

Iruka no dijo nada más porque fue impedido de hacerlo. Lo tomaron desprevenido, envolviéndolo en un abrazo que rodeaba su cintura. Era tratado con gentileza, con caricias dulces y su piel se estremecía ante el cálido toque. Sus labios aprisionados con los contrarios de forma suave y suspiró cuando los movimientos acompasados le permitían sentir el sentimiento ajeno. Cuando sus lágrimas se le escaparon, fueron apartadas apenas recorrían sus mejillas. ¿Estaba mal sentirse emocionado por aquello? Iruka aun temía que todo fuera solo una pequeña ilusión ocasionada por cualquier tontería existente. Simplemente dolía y aun así se abrazó al cuello del mayor cuando quiso comprobar que no era un sueño. Iruka se sentía frágil, expuesto, dudoso, en síntesis estaba siendo negativo en todo sentido y Kakashi lo entendía, pero no lo dejaría seguir de esa forma, no más. El de cabellos blancos querría ver a Iruka sonreír en vez de llorar

 

 

Miedo…

 

 

Iruka sólo por ese día pidió estar solo, el mayor no quiso dejarlo, pero al final lo hizo. Kakashi dejaría que el propio Iruka se mentalizara los cambios que iban a seguir ocurriendo. El castaño se escapó nuevamente, lo hizo porque de verdad no estaba enteramente preparado para que algo así le ocurriera de pronto. Salió de casa con prisa, solo queriéndose perder en las calles, literalmente, pero no haría eso porque después, cuando se calmara, el pánico volvería y eso no sería bueno.

No estaba bien y por eso no quería llegar al centro de no videntes porque seguramente las preguntas empezarían, pues el propio Kakashi le advirtió que tenía ciertas marquitas evidentes en su piel. Iruka estaba avergonzado por eso y se golpeaba mentalmente porque parecía una adolescente enamorada que estaba eufórica por haber perdido su virginidad. Incluso hacer esa comparación le parecía patética… así que terminó sentándose en alguna cafetería que halló gracias a una muchacha que lo ayudó a atravesar la calle

 

 

-Iruka-nii – esa vocecita hizo a Iruka se tensara. No podía decirle que no a esa muchacha y tampoco podía escapar. No quería más líos en su vida por el momento pero, ¿cómo mandar al demonio a su hermana en ese momento?

-no sabía que estarías por aquí Hinata, pero no te preocupes, me iré en seguida – el castaño no tenía cabeza para nada, mucho menos para que alguien empezara a criticarlo o hacerlo sentir mal

-no tienes por qué irte – la voz tímida de la de cabellos azules aún se percibía – además…

-Hinata… en verdad, no quiero escuchar palabras de rechazo por hoy

-no haría algo así

-Hinata – Iruka quiso sonreír pero ya había perdido esperanzas con Hinata. Ella se parecía tanto a su madre que detrás esa gentileza tenía que haber alguna cosa – ¿cómo has estado? – y a pesar de eso quería creer que por esta única vez podría platicar con su hermana con calma

-te has lastimado – dijo la muchacha sentándose en frente de Iruka y admirando el labio de su hermano – ¿te has accidentado?

-no es nada – rió nervioso, agradecía a la maldita vida porque Hinata era despistada en ocasiones – estoy bien. Pero cuéntame cómo están todos, la verdad es que no he sabido nada últimamente

-Hanabi me contó que fuiste a su competencia – sonrió Hinata – gracias, pero claro, sólo yo lo sé. Mamá y papá han estado ocupados últimamente, planean comprar una casa nueva y ya sabes, sus trabajos son demandantes también

-no dudo de eso – sonrió forzosamente, en ese mismo momento quería mandar al carajo todo lo relacionado con su familia. Ellos fueron la primera evidencia del rechazo social a los de su tipo – supongo que se mudarán entonces

-ellos no – sonrió con sutileza mientras pedía algo a la camarera que la atendía – pero yo sí... Me comprometí hace unos días

-¿qué? ¿En serio? – juraba que si tuviese algo en la boca lo hubiese escupido por la impresión –Disculpa mi atrevimiento pero… ¿no eres demasiado joven para eso? Además, ¿no es demasiado pronto para que te comprometas con alguien? ¿Desde hace cuánto lo conoces? – se estaba alterando, su hermana apenas tenía 19 por cumplirse en un par de meses

-Iruka-nii, tranquilo – dijo acercándole un vaso de agua al castaño que empezaba a apretar los puños – sé que soy joven, pero no eras tú el que decía que la edad no es impedimento o que tampoco lo es el género

-entonces dime… ¿por qué te importó tanto que yo no gustara de las chicas? – Iruka lo notó enseguida, Hinata estaba empeñada en hacerlo caer en algo, ¿pero en qué?

-es raro

-¿y por qué usas ese argumento en mi contra ahora?

-porque quiero que me apoyes en esto – decía mientras jugaba con sus dedos – yo…

-Hinata, así como tú criticas mi gustos en cuanto a parejas, yo te criticaría la decisión de contraer matrimonio – reunió paciencia y calma para poder entender a su hermana, no quería tratarla mal, ella no tenía la culpa de crecer en un hogar tan cerrado – lo que estás informándome es descabellado… así como tú dices que yo soy raro, también te puedo decir algo parecido

-lo sé, pero en realidad estoy enamorada y él lo está de mi – Hinata tenía las mejillas rojas y la mirada endulzada

-¿cómo puedes estar tan segura de eso?

-me lo dicta el corazón, es parecido a lo que a ti te pasa

-Hinata – suspiró Iruka, no sabía cómo darle contra a eso – ¿y si no funciona un matrimonio con tan poco tiempo de conocerse? – decía con angustia, no quería ver a su hermanita llorando poco después – al menos… al menos dime cómo es, quién es

-iba a buscarte por esa razón – sonreía un poco nerviosa – él me ha pedido conocer a toda mi familia. Organizaremos una cena para eso – Iruka sintió un leve dolor en ese momento, él no pertenecía a esa familia, se lo habían dejado claro – eso te incluye a ti, porque eres mi hermano

-yo salí de sus vidas Hinata. A tu novio no le hará bien conocer al bastardo de tu familia – recalcó la palabra “tu”… estaba buscando una forma de zafarse de aquel compromiso

-no hables así… sé que mamá te ha tratado mal, pero yo sigo considerándote parte de la familia

-tu novio no debe saber de mí. No es necesario que me presentes, pues supongo que eso quieres pedirme… quieres que vaya a esa reunión

-él sabe de ti, yo misma se lo conté – confesó con un poco de angustia – no creo que sea buena idea ocultarle nada a mi futuro esposo

-ya veo – susurró, pues sentía que él era el secreto oscuro de esa familia. Ellos no lo consideraban más allá de una carga que llevar, de algo que debía ocultarse pero que se rebelaría solo por conveniencia – pero no quiero hacer algo así. Te daría mala fama y eso perjudicaría la imagen que tu novio tiene de ti, Hinata

-Iruka-nii… quiero que vengas conmigo. Quiero que él te conozca

-¿puedo pensarlo? – suspiró pues empezaba a tener dolor de cabeza

-no te niegues

-Hinata, ¿has pensado en qué dirían si saben que tienes un hermano ciego y aparte gay?

-no es necesario que sepa eso – se apresuró a decir

-Hinata… yo no quiero ocasionarte problemas – ignoró el nuevo rechazo de su propia sangre y trató de concentrarse en el tema de importancia

-por favor, necesito que estés allí – se veía ansiosa por una respuesta afirmativa, era extraño

-... – Iruka siempre lo supo, ellos lo usaban por conveniencia. Querían simplemente dar la imagen de confianza al nuevo miembro de la familia. Eso dolía – lo pensaré – susurró quedito – yo me lo pensaré… ahora debo irme, me retrasé para la rutina de hoy en el centro

-te acompaño

-tranquila Hinata – sonrió forzadamente – puedo solo

-llámame cuando hayas decidido

 

 

Iruka ni siquiera quiso escuchar el nombre del futuro esposo de su hermana, la verdad no quería saber nada de esa familia. Sentirse inútil era algo que le ocurría a menudo últimamente, Iruka podía manejarlo hasta cierto punto, pero sentirse una carga para alguien más no era algo que pudiese tomar demasiado bien. Esa pequeña plática le dio a entender que era la cruz que llevaban los Hyuga, se sentía despreciable y peor de todo es que a su mente llegaba la posibilidad de ser el oscuro secreto de Hanabi también

Se olvidó de todo en ese día, caminó por las calles sin dirección alguna, incluso hasta que llegó a perderse… pero en esta ocasión no le importó en lo más mínimo. Usando su bastón halló algún lugar solitario, una banqueta, un lugar sin ningún ruido que no fuera de origen natural. Sonreía al sentir la falta de sonido, no había voces, no había risas, no había personas cerca y podía desahogarse. Pasó tiempo jugando con sus dedos, recordando las caritas de sus hermanas en las fotografías, también rememoró lo ocurrió con Kakashi y cada vez el nudo en su estómago era más fuerte. El frío llegaba y dejó de sentir los rayos del sol en algún momento, así que debía estar atardeciendo y de cierta forma era malo

 

 

-esto es un cliché – Iruka levantó su rostro un poquito asustado al escucharlo – parece que te siguen gustando las flores – reía Kakashi al ver que Iruka estaba sentado cerca de un jardín

-Kakashi-san – sonrió sutilmente mientras tanteaba el asiento verificando que el mayor pudiese sentarse a su lado con comodidad – yo…

-no quiero presionarte – sonrió sentándose junto al castaño y mirando el parque – iba a dejarte solo hasta que decidieras volver, pero al final no soporté la angustia

-lo siento – suspiró mientras recogía su bastón y lo dejaba a su lado – no llamé y no se ni siquiera la hora que es

-casi anochece – admiró la pena en las facciones de Iruka y se sintió culpable de alguna extraña forma, aunque sabía que no hizo nada malo – Iruka, ¿qué tienes?

-miedo – confesó en un susurro – miedo, dudas, un pasado que me marca como un idiota

-Iruka deja de ser negativo – sostuvo la mano del castaño y lo acercó para brindarle un abrazo

-alguien nos puede ver – se asustó ante la repentina caricia en su espalda

-no importa – sonreía apegándolo hacia su cuerpo – somos pareja, ¿no?

-aún no he aceptado – se quejó quedito separándose del mayor – Kakashi-san sigo pensando que… – pero no pudo decir nada. Sus ojos se abrieron al sentir los labios de Kakashi sobre los suyos. Un toque tan suave que por un momento sintió mariposas en su estómago

-te sorprendí – se reía volviendo a besarlo y sintiendo al otro tensarse, empujándolo levemente mientras cerraba los ojos

-escucho a alguien acercarse – intentaba que lo soltaran pero a la vez agradecía que Kakashi no lo hiciera – por favor… deténgase, alguien nos verá

-Iruka, acepta estar conmigo – susurraba en el oído del menor mientras lo abrazaba y acunaba en su pecho – sigamos juntos, permíteme descubrir la felicidad a tu lado Iruka

-no se arrepienta luego – susurró con vergüenza, Kakashi a veces hacía cosas demasiado… inesperadas. Sintió como elevaban su mentón para depositarle un beso casto y rápido, al mismo tiempo que un par de personas pasaban por allí – le pido que no se arrepienta

-no lo haré – Kakashi ignoró el cuchicheo de ese par de adolescentes que lo miraron con extrañeza y tomó la mano de Iruka para guiarlo – ahora volvamos a casa

-acepto – susurró bajito. Tal vez no hacía falta decir aquello, pero si no lo decía, tendría la sensación de que todo se iba a truncar ahí

-entonces es oficial

 

Continuará… 

Notas finales:

La verdad es que estoy exhausta, estoy cursando pasantías, así que no tenía tiempo de escribir... lo siento por la demora

Pero... bueno, ¿qué opinan? al fin se dio el paso que faltaba, ¿no?

y de aquí ya casi nos acercamos al final de esta historia, solo falta un pequeño problema que arreglar y PUM su felices por siempre XD

¿cuál será el problema? 

Yo creo que valió la espera para que esos dos lograran empezar algo más serio 

Muchas gracias por sus reviews, les contestaré en seguida~

Nos veremos en el siguiente capítulo

Besitos 


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