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Ni la oscuridad logrará separarnos por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

 

Me demoré mucho pero al fin regreso, la universidad es un pesado cargo, veremos si ya me libro de eso jajajja

 

Sin más que decir, espero que lo disfruten

 

 

 

Por alguna extraña razón se hallaban en una clínica, mejor dicho, por aquella extraña situación en donde pelearon con un chico de cabello plata y anteojos, ahora estaban curando sus heridas en una clínica. Iruka se disculpó por aquella situación tan extraña, pues resulta que nadie más que sus excompañeros de trabajo sabían que ahora estaba incapacitado, era por esa razón que huyó sin dejar rastro. Era simplemente abrumador para el castaño. No sólo su trabajo… tuvo que abandonar a enemigos que parecían amigos, de la emoción de cada día, de las obligaciones, malas noches, viajes… todo. Kakashi escuchaba las lamentaciones, anécdotas y explicaciones del castaño, abrazándolo para confortarlo y en silencio, soportar las lágrimas que mojaban su pecho… no podía entender ese dolor, no podía entender las dificultades de ese chico y trataba, aunque sea un momento de ponerse en su lugar… cómo alguien como él debía sufrir ese problema… era joven, era vivaz, amable, fuerte y…

 

 

—Ya me siento mejor… lamento haberme visto así de patético – se limpiaba las lágrimas que rodaban por sus mejillas

—Es mejor que te desahogues – acarició la cabeza del castaño mientras observaba a las enfermeras caminar por allí

—Pues… es la primera vez que dejo que me vean llorar desde que pasó aquello

—Eres demasiado fuerte… pero frágil a la vez

—Jajaja eres poeta, ¿o qué? – trató de cambiar de tema, era uno de sus talentos escondidos

—Soy adicto a los libros de poesía – Kakashi entendió esa situación y dejó que todo cambiara de tono, no le gustaba ver deprimido a ese castaño

—¿Erótica?

—¿Cómo lo sabes?

—Intuición — reía con ganas

 

 

Sólo él…

 

 

Heridas visibles, eso era lo que tenía en mente cuando Iruka llegó a casa, eso le traería problemas tan pronto pusiera un pie dentro de esa casa. Las interrogantes, las dudas, las caricias de sus hermanas y al final el reproche de aquella mujer, la misma que desde hace días le enviaba amenazas camufladas. Indirectas sobre un amigo de mal aspecto que siempre lo acompañaba y cosas que Iruka no entendía con qué objetivo iban. Resignado a soportar todo aquello se quedó callado, escuchando, contestando con cosas simples palabras, pues asumió un robo en el que fue víctima. Bueno, si les decía que había luchado a puño limpio con un asesino que conocía de su trabajo lo habrían creído loco o simplemente se abrían alterado mucho, de cualquier forme Iruka salía perdiendo, así que era mejor mantener dicha mentira por un rato. Analizaría que sucede

Al final todo fue como imaginó, le dieron advertencias para que se cuidara más, le dijeron que lo acompañarían al centro y él se negó porque ya tenía a alguien con quien hacerlo. Lo que ocasionó que cierta pelirosa tratara de interrogarlo en frente de la familia. Obviamente buscaba una sola excusa para volverlo el demonio que ella quería que fuera. Iruka sonrió diciendo que era un buen amigo que le ayudaba a llegar siempre. Terminó apartándose de todos esa noche, no cenó con ellos, simplemente se quedó en su habitación recostado y recordando las diferentes peleas que tuvo con Kabuto.

Estaba deprimido, anhelaba esos días en donde luchaba contra cualquier situación poniendo su vida en riesgo por el bien de alguien que ni siquiera llegaba a conocer bien. Aunque no era del todo cierto, al último cliente, sí lo llegó a conocer y tratar con… demasiada confianza. Iruka dio vueltas en su cama para olvidar aquello, no quería ponerse nostálgico, ya mucho tuvo con el encuentro con Kabuto, prefería mil veces dormirse y tener pesadillas que luchar contra su propia consciencia que le discriminaba cualquier imprudencia que hizo en su vida y para ser exactos, en el último año. «Eso no debió suceder» se repetía en voz bajita, un par de lágrimas se resbalaron por sus mejillas y es que… no sólo abandonó su trabajo, abandonó algo más, y eso le dolía como nadie podría imaginárselo

 

Su celular sonó en la mañana, como siempre… luchó por saber dónde estaba exactamente el aparatito. Terminó en el suelo siguiendo el sonidito, tanteó el suelo hasta hallarlo y se arrepintió de contestar

 

 

—Iruka, ¿cómo has estado? – una voz seria, fuerte, varonil, la podía reconocer muy bien

—Ya le he dicho que no me llame – bufó por lo bajo mientras se levantaba – ¿qué hora es?

—Las cuatro de la mañana – e Iruka bufó con fastidio tirándose encima de la cama – ¿Iruka?

—¿Sabe lo limitado que es mi descanso? – no estaba de humor para charlar con aquel quien fue su jefe durante toda su vida laboral

—¿Trabajas? ¿En tu condición?

—Jefe… me está fastidiando la vida, ¿qué quiere? – cada vez que hablaba con sus amigos o compañeros de trabajo era la misma historia, lo creían un inútil por el hecho de haber perdido la visión

—Que vuelas. Tengo otro médico

—Lo pagó él, ¿verdad?

—Sí – como se lo imaginó, Iruka simplemente apretó sus puños

—No quiero nada – gruñó alejando el aparatito para no escuchar tantas quejas – dígale que no quiero nada de él

—¿Estás seguro?

—Cúantas veces se lo he dicho… si es él… dígale que estoy muerto o algo – rodó por su cama hasta envolverse en las frazadas, frunció su ceño y es que estaba de mal humor 

—Mizuki quiere verte

—Yo no… por favor jefe, no le diga en donde estoy

—Acabará descubriéndolo

—No importa, pero mientras menos sepa, mejor – chasqueó su lengua frustrado

—Entonces cuídate

—Lo haré – fue lo único que dijo antes de apagar el bendito aparato

 

 

No pudo dormir después de eso, tampoco fue como si quisiera hacerlo. Sólo se quedó pensando sobre aquel sujeto… Mizuki, el desgraciado de cabello grisáceo que le jodía la existencia. No era como si lo odiara, por el contrario… pero le jodía que lo estuviera buscando. El maldito fue su jefe y el contrato se terminó hace tiempo. Mizuki tenía a un nuevo guardaespaldas y que se muera el desgraciado. La relación laboral que tenían terminó después del accidente, no estaba para nadie ahora, debía acostumbrarse a una nueva vida. No podía ser tan insistente. Iruka empezaba a hartarse, pero si estaba quedándose con su padre… Mizuki jamás lo encontraría, pues fue el propio castaño quien siempre dijo que odiaba a su padre… el peligris nunca se imaginaría que estaba en esa casa

 

—Levántate estorbo – qué buen despertador tenía – te harás tarde para tu junta de discapacitados

—Gracias, Sakura-san, nada mejor que despertarme con su voz melodiosa

—Niño insolente –

—Recuerde que usted puede ser mi hermana mayor querida Sakura-san… y soy más maduro que usted

—Te estás ganando una enemiga

—¿Otra? – y así esa mujer se iba indignada pisando fuerte e Iruka suspiraba para calmarse

 

 

Ese día no estaba de humor para soportarla, mucho menos para ser paciente e ignorar las cosas que le decía. Iruka sólo quería salir de esa casa antes de que su mal humor se desencadenara y dañara a sus hermanas. Así que con apuro se fue de casa. El frío le daba a notar que era demasiado temprano, no escuchaba a alguien caminar a su alrededor y eso le levantaba el ánimo a cualquiera que deseara perderse en la soledad y oscuridad. El castaño empezó a tararear una canción que recordó de repente, con su bastón se guiaba a aquel parque. Kakashi se lo mostró en uno de esos días de paseo. Era un sitio tranquilo así que se fue a ese lugar, no le daba miedo que lo asaltaran, podrían hacerlo pues no tenía nada de valor, más que un celular y su bastón, un par de billetes y ya. Se quedó con sus ojos abiertos mirando al vacío pensando en todo lo que hizo hasta ahora, muchas cosas las reviviría sin duda, pero otras las borraría sin pensarlo dos veces y Mizuki era una de ellas

 

 

—Idiota – susurró para sí mismo, pero no esperó una respuesta

—¿Y yo que hice?

—¿Kakashi-san? Disculpe, no lo escuché llegar – se sentía avergonzado por el insulto lanzado al aire, jamás pensó en insultar al único amigo ajeno al centro especializado

—¿Y a quién insultabas? – interrogó mientras a paso lento se acercaba y se acomodaba junto al castaño

—A mí mismo –

—¿Qué te pasó? – veía a Iruka tan depresivo que hasta le daba pena

—Nada bueno, el pasado me persigue – respondió con un suspiro y un cabeceo que demostraba su frustración

—¿Más amigos dementes que vienen por ti? – miró la pequeña sonrisa del castaño y la correspondió, aunque nadie más lo supiera

—Algo así – se reía bajito – pero, ¿qué hace usted por aquí?

—Trotando un poco, es bueno para el cuerpo – aunque no lo hacía a menudo, ese día sintió la necesidad de hacerlo y su intuición no le falló

—Lo acompañaría, pero ya ve que apenas puedo orientarme, perdón por interrumpir su ejercicio

—¿Quieres ir a desayunar?

—No gracias

—Sabes… me da la impresión de que estás molesto o triste y que no comiste nada. Ven… vamos a mi casa y me acompañas a desayunar – le jaló del brazo para levantarlo, y a pesar de la negativa inicial logró que Iruka se levantara y empezara a seguirlo

—No quiero molestar

—No es nada. Vamos

 

 

Y poco supo Iruka, dejándose llevar por lugares que no sabía que existían, para ser exactos fue un camino muy largo y con vueltas, del cual no logró memorizar. Al final terminó mareándose y aferrándose al brazo del más alto para no caerse de bruces al suelo. Cansado, estaba muy cansado pues su condición física no era lo mejor, el ejercicio ahora sólo era bailar vals. Qué desastroso se sentía. Pero se tragó todo el dolor y sonrió, ayudó en lo que pudo, platicó de cualquier cosa para pasar el tiempo de una forma agradable. Un desayuno tranquilo, una sonrisa y al final una compañía sincera y sin malas intenciones, eso era lo que pensaba Iruka

 

 

—Te mostraré mi bar si quieres – Kakashi quería subirle el ánimo y ya que estaba en su casa y sin asuntos pendientes… pues simplemente lo hizo

—¿Está lejos?

—No. Es abajo – sonrió ante la cara de sorpresa de su acompañante

—¿Abajo?

—Subimos unas gradas, ¿recuerdas?

—Vive encima de su bar… ¿estamos en la zona de bares? – entró en pánico fingido, la verdad la situación se le hacía bastante graciosa

—Sí

—... —Iruka reía con ganas — en verdad me sorprende – terminó riéndose escandalosamente, nunca había imaginado que alguien viviera en la zona de diversión nocturna. Sería una tortura en las noches, demasiado ruido

—Bueno… soy una caja de sorpresas

 

 

Cuando bajó a ese lugar, y tocó todo, reconoció un gusto preciso, fina madera, sillas con cubiertas suaves, y chocó con algo que le sorprendió más. Era un piano, un fino piano supuso porque el acabado era demasiado liso y hasta daba la sensación de ser suave. Iruka se acercó con curiosidad innata, tocó cada tecla con sumo cuidado apreciando el sonido que emitía el instrumento y terminó sonriendo al sentir cada nota

 

 

—¿Tocas? – Kakashi preguntó por preguntar, pero…

—Dígamelo usted – sonrió antes de sentarse y erguirse. Deslizó sus dedos con cuidado, reconociendo el número exacto de teclas para al final mover sus dedos por las mismas. Una melodía suave empezó a sonar por unos minutos, Kakashi no la reconocía, pero sentía que alguna vez la escuchó antes – ¿qué tal?

—Wow, al fin alguien le da buen uso

—¿Nadie toca?

—No, no tengo pianista

—Eso explica lo desafinado que está – apretó algunas de las teclas y podía reconocer que no era el tono correcto

—¿No me digas que puedes arreglarlo? – eso sería una sorpresa más grande de lo que imaginó

—Si me ayuda, sí

 

 

Y así se dieron la tarea de afinamiento, riéndose mientras cada nota se escuchaba genial después de los debidos ajustes, apreciablemente perfecto. Iruka no supo cuando terminó accediendo a tocar el piano en el bar, por unas dos horas, un pago mensual y… con un amigo que lo acompañaría a casa cada que necesitara. Se había sacado la lotería con alguien así de amable, ahora sólo quedaba un problema… su familia

Cuando informó sobre su nuevo trabajo y detalló los horarios y las condiciones, su familia puso el grito en el cielo. Había muchos inconvenientes con eso, los detallaron uno por uno, era de noche, era ciego, era lejos, no conocían a su jefe, estaba ciego, no sabía defenderse solo, y que estaba ciego… sobre todo estaba ciego. Con paciencia e ignorando que lo creían un enfermo que debería quedarse postrado en una cama, convenció a todos, bueno a Iruka poco le importaba la opinión de Sakura. Así que al final terminó con un empleo estable en las noches.

Los primeros días fueron difíciles pues acostumbrarse a escuchar tantos ruidos que lo aturdían fue su mayor reto. Otra sorpresa que Kakashi tenía era un par de empleados que lo ayudaban con todo el bar y a los cuales les dejaba encargado el local mientras él llevaba al castaño a casa caminando. Y la vida de Iruka cambiaba un poco, llenándolo de vigor, entusiasmado con su primer sueldo, incluso en el centro de ayuda lo felicitaban. Estaba empezando de nuevo, poco a poco… quería seguir así, podría defenderse solo en un poco más de tiempo

 

Pero las cosas no siempre salían como una se desea, y el desastre se desató con una sola llamada a la casa de los Hyuga pues el demonio de cabello rosa encontró la excusa perfecta para hacerle la vida imposible al intruso. Iruka cometió un solo error y era confiar en que nadie llamaría de nuevo a su celular, nadie involucrado con su pasado. Esa mañana Sakura pasaba por esa habitación escuchando el celular sonar insistentemente, iba a usarlo para molestar a Iruka, meterlo en problemas, pero… obtuvo algo mejor. Era tanta la insistencia que terminó por contestar, iba a hablar. pero se quedó callada al escuchar la voz masculina de fondo “Iruka, ¡no te atrevas a colgarme! escúchame… no necesitas hablar sólo escúchame… perdóname, Iruka por favor dime en dónde estás, no puedo vivir sin ti… te amo… vuelve. Deja que te busque, deja que te encuentre, por favor vuelve a mí” Sakura colgó después de eso, pudo haber contestado y dicho algo, pero no. Ella tenía algo mejor que hacer con esa llamada, pues el mayor secreto del intruso le beneficiaría a ella, más de lo que alguien se imaginaba

 

 

Ingenuo…

 

 

Iruka salió como siempre, ya su vida estaba estable, no había tenido problemas con nadie en su casa. Incluso había podido llevar a sus hermanas con él para bailar en el centro con todos los demás. Ningún problema, nada, y parecía que su vida le sonreía a fin

 

 

—Así que ese era tu plan de vida

—Sí. Quise ser médico, pero no lo logré, me rechazaron en la universidad a la que optaba. Luego llegó la oportunidad de estudiar economía y lo hice – Kakashi charlaba animadamente siendo el guía de Iruka para ir de compras, el castaño necesitaba un regalo para su hermana menor pues pronto sería su cumpleaños – tampoco lo acabé, tuve una novia, nos íbamos a casar, hubo muchos problemas y al final no terminamos en nada

—Parece que hemos tenido malos ratos – contestaba con el bastón recogido en su mano derecha y sosteniéndose de Kakashi con la izquierda

—Pero ahora me siento bien… supongo que es el arcoíris después de la tormenta – si lo pensaba bien, desde que conoció a Iruka se sentía más libre, más motivado… incluso salía a la calle, aunque siempre usando su bufanda, ya no le molestaba tanto ser observado por las personas

—Concuerdo con eso –

 

 

Bromeaban sobre cualquier cosa después de salir de una tienda de ropa, pues no sabían qué talla tenía la pequeña, ni que gustos exactos, además Kakashi no sabía describir prendas, así que mejor decidieron comprar algo que Iruka pudiese tocar o que alguna vendedora bien dispuesta les recomendara, tal vez algún cd de música, un libro o algún arreglo para cabello, quién sabe

 

 

—¿No te da vergüenza? – esa voz Iruka la reconoció enseguida y suspiró con cansancio, quería alejarse de ella y tenía que encontrársela allí… ¡qué mala suerte tenía!

—Sakura-san, no sé de qué me habla

—De ir por allí mostrando tus… asquerosos gustos – hablaba con calma, pero lo suficientemente fuerte como para que Kakashi e Iruka la escucharan

—No sé a lo que se refiere, y si me disculpa estoy un poco ocupado – Iruka trató de terminar con esa escena, escuchaba a las personas caminar a su alrededor y nunca le gustaron los escándalos públicos

—Buenas tardes – dijo Kakashi con respeto, sus valores intactos a pesar de la pésima imagen que tuvo de esa mujer. Iruka estaba agarrado de su brazo así que lo guio por la calle para continuar con su caminata

—¿Es tu nuevo novio? – Iruka se detuvo cuando pasaba junto a la mujer y escuchó eso – que asco, ¿qué dirá tu padre cuando se entere? – sus palabras llenas de veneno tenían cierto toque de diversión

—Sus palabras venenosas no me afectan – el castaño trató de seguir, pero Sakura lo jaló con fuerza, separándolo del peliblanco

—Ni siquiera eso puedes hacer bien, ¿no te da vergüenza? No te da ni un poquito de culpa hacerle eso a tu padre – Kakashi quiso acercarse a Iruka, pero esa mujer jalaba al castaño a propósito para alejarlo… Iruka era indefenso cuando se desorientaba y Sakura con un par de tirones lo había logrado

—Déjelo en paz – Kakashi salió a la defensa del castaño, pero Sakura le impidió tocar a Iruka

—Largo, ¡usted no tiene nada que ver con esto! – Sakura le alzó la voz sin consideración, en sus ojos brillaba la malicia y Kakashi entendió lo que esa mujer pretendía

—Sakura-san, podría bajar la voz, está llamando la atención y se pondrá en ridícula por sí sola – Iruka se zafó del agarre, pero no sabía en qué lugar estaba, si cerca de la calle o alguna tienda, así que no podía moverse

—Eres el hijo de Hiashi, deberías tener su apellido y darle nietos, sólo eso tenías que hacer – le regañó e Iruka no vio la sonrisa llena de satisfacción de esa mujer

—Si me permite, no me interesa escucharla – trató de dar un paso en busca de Kakashi

—Iruka… aquí

—Sólo tenías que dar un hijo – de nuevo jaloneó al castaño alejándolo del peliblanco – ¿qué importa con quien sea?... solo un nieto varón que siga el legado de tu apellido… pero estas siendo idiota y asqueroso

—¡Basta! ¡Ya es suficiente! – Kakashi se puso junto a Iruka protegiéndole de esa mujer, que con una mirada acusadora lo miraba – nos iremos

—Y qué malos gustos tienes – Sakura soltaría todo el veneno que tenía retenido, se iba a divertir

—No sé de qué habla – Iruka ya entendió todo, pero no era buena idea que ella lo descubriera, eso sería su final y…

—¡Hablo de que eres un maldito homosexual! – Iruka no tenía que tener una visión apreciable para saber que todos lo miraban ahora – y supongo que ahora este tipo es a quien tienes en tu… ni siquiera puedo decirlo, ¡qué asco!

—No es asunto suyo, señora – Kakashi no podía creer que esa mujer sonriera satisfecha, Iruka le contó que era una mala persona, pero esto superaba todo

—Baje la voz, Sakura-san, se está poniendo en ridícula usted sola – repitió el castaño y es que quería irse, sabía que Kakashi estaba a su lado y se ganaba miradas, obviamente estaba incómodo

—Tu deber como hijo es casarte y tener descendencia, ¿cómo lo lograrás si eres un maldito homo…?

—¡Silencio, señora! – intervino Kakashi, veía a esa mujer y era el espejo de la ira y de las malas intenciones, hasta sonreía al gritarle todo a Iruka – nos vamos

—Tu maldito amante anterior llama a la casa cada que puede, ¡¿qué ejemplo le estas dando a mis hijas?!

—Usted no es mi familiar como para criticar mis gustos personales – Iruka la enfrentó olvidando por un minuto lo que esa mujer dijo

—Y gracias le doy al cielo – bufó aliviada – no quiero tener nada que ver con un extraño ser como tú

—Ya basta, señora, qué mente tan cerrada tiene – Kakashi admiraba el conjunto de personas que se aglomeraba a escuchar, chismosos de mierda que gustan de la desgracia ajena

—Vámonos por favor – pidió Iruka, ya tenía suficiente con no poder ver, ahora que esa mujer superara límites gritándole cosas como esa… era demasiado

—TU MADRE DEBE ESTAR AVERGONZADA DE TI – Sakura lanzó la última frase espinosa y sonrió triunfal

—NO SE ATREVA A MENCIONR A MI MADRE – estalló, ¡al carajo el respeto por esa mujer!... esa mujer…. No merecida nada – ¡no se atreva!

—Tranquilo, Iruka – Kakashi sostuvo de los hombros al castaño quien parecería querer lanzarse contra esa mujer

—Como no avergonzarse de alguien como tú, ciego, imbécil, cabeza dura, y sumado a todo eso HOMOSEXUAL – elevaba sus manos, hacía gestos exagerados, parecía que no se fijaba que las miradas cada vez eran muchas más – ¡pero que desgracia! si fueras mi hijo te habría corregido de inmediato

—¡Si fuese su hijo viviría encadenado a algo que no quiero!

—¡A callar! ¡Dios me libre de ser tu madre!

—Gracias al cielo que no llevo su sangre – escupió Iruka ya harto de todo, estaba indignado, frunció su ceño, apretó sus puños y la enfrentó a pesar de que no podía verla – porque sus genes deben estar muy chuecos como para que se jacte de mujer perfecta… pero su mentalidad es tan retorcida que siento pena de mis hermanas bajo su cargo

—Soy una mujer pulcra y correcta, ¡no te atrevas a hablar de mi!

—ES UNA RAMERA QUE SE ACOSTÓ CON MI PADRE CUANDO MI MADRE SUFRÍA SUS ÚLTIMOS AÑOS DE VIDA – al fin lo dijo, al fin gritó lo que tenía atorado en la garganta desde hace muchos años. Y se sentía tan malditamente bien que poco le importó escuchar las sorpresas de la gente a su alrededor, pues se hallaban en la zona comercial – ¡RAMERA!

—¡Qué cosas inventas! – Sakura ya tenía las miradas encima y sus planes se arruinaron

—Usted sabe de lo que hablo… ¡usted era amante de mi padre! – le apuntó como si pudiera verla – le quitó la felicidad a mi madre, ¡a mi enferma madre!

—Tu padre se iba a separar de ella – se excusó, pero ya escuchó un par de comentarios en su contra, la situación se le fue de las manos

—NO SE EXCUSE, CUANDO USTED ES QUIEN MAQUINÓ TODO ESO – Iruka respiró profundo para calmarse – sedujo a mi padre porque tenía dinero… ¡le quitó la paz a mi madre! ¡Le quitó la felicidad! ¡Le quitó todo!

—Cálmate Iruka – pero no funcionaba, Kakashi podía ver la rabia contenida del castaño, así que sólo miraría

—¡Yo no le quité nada!

—USTED LE QUITÓ LA CALMA QUE MI MADRE NECESITABA ANTES DE MORIR… POR SU CULPA MI MADRE ADELANTÓ SU MUERTE… POR SU CAUSA MI MADRE LLORÓ EN SU LECHO DE MUERTE – Iruka recordaba lo horrible que era escuchar a su madre llorar a solas, qué duro fue… y cuando supo que Sakura era la responsable, la odió, la odió como jamás pensó odiar a alguien – POR SU MALDITA CULPA

—HOMOSEXUAL DE MIERDA… ¡NO TE ATREVAS A GRITARME!

—Sí, soy homosexual como dice – bufó aguantando las lágrimas y levantando su voz con firmeza – ¿y qué?... soy libre de decidir con quién quiero estar. No hago nada malo, no me meto con hombres casados, NO VIVO DE MANTENIDA CON UN MARIDO TRABAJADOR

—¡CÁLLATE! – las acusaciones de la gente ya la estaban alterando

—Me ganaba el sueldo con mis manos – levantó sus manos mostrando una cicatriz en la palma, se la hizo en uno de sus tantos enfrentamientos con Kabuto – me forjé un futuro yo solo… porque usted me separó de mi madre y manipuló a mi padre para que me mandara a un internado – Kakashi se sorprendió al escuchar eso, sabía algunas cosas pero la historia completa era otra cosa, ahora entendía el descontrol de Iruka – ¡usted me ha hecho la vida imposible porque soy el hijo  varón que usted no puede darle a mi padre!

—CÁLLATE

—EL CIELO LA MALDICE POR SU CRIMEN… LA MUERTE DE MI MADRE FUE SU CULPA – le apuntó con furia, ignorando la lágrima que se le escapó – LA VIDA DE PORQUERÍA QUE LLEVÉ FUE POR SU CULPA… Y DESQUITA CONMIGO LAS FRUSTRACIONES… SÓLO PORQUE ESTOY CIEGO Y NO PUEDO DEFENDERME

—¡Mentiroso homosexual! – ya ni siquiera tenía fuerzas para gritarle pues las verdades dolían

—¿Sólo eso me dice? – se reía con gusto – ¡miren a la mujer homofóbica que cría a sus hijas bajo el mandato de una buena esposa! – Iruka sabía que la gente le ponía atención y se iba a desahogar – ¡miren a la mujer que insulta al hijo bastardo de su esposo cada mañana!… CUANDO YO FUI EL HIJO VARÓN CRIADO EN UN MATRIMONIO ESTABLE… QUE ELLA DESTRUYÓ

—Acaso dices que mis hijas son las bastardas – se quejó indignada

—¡QUE QUEDE CLARO QUE YO AMO A MIS HERMANAS!… pero me da pena la mujer que tienen por madre

—Cuando tu padre y hermanas se enteren, te odiarán

—Y USTED NO PODRÁ DARLE EL HIJO VARÓN QUE MI PADRE QUIERE… yo se lo aseguro, usted jamás tendrá un varón. Se morirá en sufrimiento y frustración, eso se llama karma señora… usted arruinó dos vidas, tal vez más y por eso su mayor sueño no se cumplirá, ¡NUNCA TENDRÁ UN HIJO VARÓN! – le apuntó con rabia – SU VIENTRE ESTÁ MARCHITO

—Ya basta Iruka, es hora de irse – Kakashi tomó al castaño por los hombros, ya dejó que se desahogara, era mejor detener todo eso

—TE ECHARÉ DE MI CASA… ¡ME OISTE!

—Yo saldré con la frente en alto antes de eso – Iruka se aferró al suéter de Kakashi, alargó su bastón guía y con lágrimas en los ojos… se dejó guiar lejos del lugar

 

 

La pelirosa se quedó allí gritando que iba a echar al bastardo de su casa, muchos le reprobaron su forma de actuar, de lo que ella era en sí. Así Sakura se fue de allí, con su moral baja, con los cuchicheos acerca de su vana dignidad persiguiéndola… su plan fracasó en parte… pero ella se encargaría de echar a Iruka de su casa digna

 

 

Continuará…

 

Notas finales:

Me renació el odio hacia Sakura, bueno no se cómo explicarlo. Espero que lo hayan disfrutado ^^

 

Nos veremos en la siguiente oportunidad 


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