Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ni la oscuridad logrará separarnos por 1827kratSN

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi~

Bueno, aquí les tengo una actualización un poquito mas larga que las demás jajaja

Espero que lo disfruten

 

 

El problema con Mizuki no pasó de aquella agresión pues sacaron al peliplata de allí y se llevaron a Iruka al segundo piso. Muchas cosas sucedieron esa noche, unas que mejoraron y otras que empeoraron la vida de los involucrados. Primero, todos los clientes se enteraron que Iruka era ciego por completo, ya que estuvo a punto de caer varias veces mientras discutía. Segundo, que podía ponerse violento cuando se le acosaba en demasía. Tercero, que Kakashi podía vetar a un cliente por diversas situaciones y una de ellas era acosar a su pianista. Finalmente, que… nadie tenía oportunidad con el castaño, puesto que el propio involucrado lo gritó a los cuatro vientos esa noche.

Fue un shock para todo asistente nocturno, pero no era tan malo, los pretendientes de Iruka se detuvieron de pronto, al menos en esas dos noches no habían llegado regalos. Pero cuando ya era 23 de diciembre empezaron de nuevo con las muestras de interés que Iruka ya ni siquiera quería reconocer y los objetos, cartas, paquetes, lo que fuera, los tenía en una esquina de su cuarto. Kakashi había tenido que estar pendiente puesto que el tal Mizuki era insistente y cuando salían de casa se lo encontraban fuera. Iruka lo mandó al demonio muchas veces, Kakashi lo ayudaba a alejarse, pero al final, ya harto… Iruka pidió conversar con ese peliplata en la mañana de nochebuena

 

 

—Kakashi-san… por favor, media hora nada más – después de que se dio cuenta que Mizuki estaba jodiendo como nunca en su vida, lo decidió. Una plática personal sería suficiente para detenerlo

—Pero este tipo… –Kakashi intentaba convencer al castaño de que era mala idea, pero el otro parecía no querer ceder

—Tranquilo – sonrió con ternura – sólo… debo escucharlo o no me dejará en paz

—Está bien, solo media hora… estaré pendiente – se resignó al ver la decisión en el castaño

—Lo llamaré si algo sucede – sonrió divertido por la preocupación del otro – pero tranquilo, ya vio que puedo defenderme solo — Claro, si casi deja a Mizuki infértil con aquella patada a la entrepierna

 

 

Mizuki se reía en la cara de Kakashi, furia, indignación, muchas cosas mezcladas. Iruka lo criticó pues conocía a su anterior jefe lo bastante bien como para saber del carácter infantil que tenía. Ingresaron a un restaurante en donde ocuparon la última mesa pues alrededor no había nadie e Iruka escuchó como Mizuki sobornaba a los camareros para que no dejaran que se sentaran alrededor. Puto de mierda. El castaño usaba su bastón negándose a recibir ayuda del maldito acosador, ignoró a Mizuki y le impidió sentarse a su lado, amenazándolo para que sentara enfrente de él en esa mesa cuadrada para poder seguir con aquella obligatoria plática

 

 

—Habla Mizuki, ¿qué carajos quieres?

—Directo al grano como siempre – sonreía con malicia al ver los ojos vacíos de Iruka, aquellos que perdieron la luz en ese día fatídico – sabes que yo puedo curarte, tengo dinero suficiente para llevarte a los mejores médicos y…

—No quiero tu ayuda – de inmediato se puso a la defensiva, cortando esa maraña de frases que podían embelesar a cualquiera – déjame en paz, te lo dije… ya no soy tu empleado, ya no soy quien te cubre siempre. Hice lo correspondiente a mi trabajo, no tienes obligación de pagar nada más de lo que ya diste, no tienes recompensarme nada… ya no tengo ningún lazo contigo

—Me amas

—Claro que no – se quejó con disgusto al escuchar esa voz llena de seguridad y malicia

—Lo hacías. Te conozco perfectamente para decir que nunca lograste dejar un amor así porque sí

—Te amé – dijo con melancolía – y me trataste como un trapo, como a una basura. Me mantuviste en tu armario como cualquier objeto que es tu fascinación pero que nunca puedes mostrar a nadie porque te avergüenzas de aquello – le daba rabia lo iluso que fue con Mizuki, el maldito era un cretino, un cerdo

—Iruka, quiero tenerte a mi lado. Te estoy demostrando que me importas, que te amo, que te quiero conmigo – hablaba con la voz suave, sin exaltarse, era precavido

—¿Y vas a decirle al mundo entero que fui tu amante desde hace más de un año y medio?

—Sabes que no puedo

—Me lo imagine – Iruka bufó sin mostrar lo doloroso de aquellas palabras, no debió esperar una respuesta diferente – eres un asco

—Tengo una reputación que cuidar – se quejó sin medir palabras

—Y yo tengo una vida libre que vivir – le gruñó mientras apretaba el bastón entre sus manos – déjame en paz

—Sabes que no puedes vivir lejos de mí… me necesitas, por eso nunca protestaste mientras eras mi… — hablaba con sorna, burla, el ego alto, no podía ser más odioso

—Cierra la puta boca – golpeó la mesa y apretó los puños – no quiero nada contigo, no volveré con una rata como tú – ahora que ya le quitaron la venda de los ojos, veía a Mizuki y se asqueaba, ¿cómo pudo enamorarse de alguien como ese tipo? Tal vez se dejó engañar por esas lindas palabras que le decía cuando nadie veía, promesas o alguna de esas cosas que usaban los de su calaña

—Vendrás conmigo – le agarró del brazo y tiró de él hasta acercarse a la oreja del castaño – me amas, cederás tarde o temprano… te niegas al principio y después disfrutaremos una noche juntos

—Puto de mierda – lo empujó hasta alejarse lo suficiente – ¿crees que te voy a permitir hacerme eso otra vez?

—Te gusta que te obligue a volver – sonrió con malicia, mordiéndose el labio en un gesto lascivo que Iruka no vio, y que agradecía no ver

—¿Qué me vas a hacer? ¿Me vas a volver a atar, drogar, violar y llevarme contigo de nuevo? – Iruka recordó aquello con rabia y le lanzó lo primero que sus manos encontraron, al parecer el salero – te perdoné eso y muchas cosas más… pero ya no, Mizuki. Eres un bastardo al que no quiero volver a tener cerca – el castaño se apretaba los puños al sentirse el más idiota de ese maldito mundo

—Eso te gustó bastante, al final – sonreía divertido al ver la furia en el castaño

—Vete a la mierda Mizuki – bufó con molestia mientras trataba de olvidar esos sucesos del asco que marcaron su vida, estaba verdaderamente ciego de amor en el pasado… no, eso no era amor, era locura, de la más grande y podrida – escúchame una vez al menos. Eres un niño mimado, un idiota que se va a casar con quien más fortuna tenga, un hijo de puta que es bien gay pero no lo acepta… yo no necesito un lastre como tú

—Sabes que necesito manejar mis empresas, que necesito una buena esposa, hijos, es necesario… pero sólo es fachada… pero lo deje por ti… ya no me voy a casar – hablaba con naturalidad sin darse cuenta que el castaño sólo se hería más, se enfurecía

—¿Cuándo es tu siguiente reunión para concretar una propuesta de matrimonio y alianza? – Iruka no se tragaba esas dulces palabras, y sólo lanzó la pregunta más coherente – ¿cuándo vas a analizar a la futura madre de tus hijos?

—Yo no…

—Deja de mentirme, Mizuki. ¿Cuándo te vas a comprometer de nuevo?

—En una semana – Iruka sintió la más grande de las furias. Mizuki ni siquiera se atrevió a decirle algo como “no lo haré, ya no te abandonaré”

—Bien, ya que estamos siendo sinceros – el castaño se tragó las mil maldiciones que quería decirle y suspiró para reunir fuerzas y paciencia – yo no quiero nada contigo. Soy gay declarado abiertamente y necesito a alguien igual, porque así me siento libre. Quiero amor, respeto, fidelidad, no solo estar en la cama siendo el amante escondido de alguien… lo diré una vez más Mizuki. VETE DE MI VIDA, PERRO ASQUEROSO… ¡NO QUIERO NADA CONTIGO! – le gritó como para que todos escucharan

—No te irás, Iruka. Me perteneces – lo detuvo cuando el castaño se levantó dispuesto a irse

—Si insistes… publicaré ciertas fotitos que sólo yo tengo – Iruka soltó aquello sin siquiera pensarlo, es más, el recuerdo de eso le llegó de pronto. No tuvo que tener visión como para saber que la rabia de Mizuki lo volvió un tomate, rojo por la furia y la impresión – ¿recuerdas aquella cita que fue la única cosa que me diste para callarme la boca? ¿Lo recuerdas? Aquellas fotos besándonos… aquellas fotos comprometedoras donde estábamos en un motel… aquellas putas fotos donde...

—¡Cállate! No digas eso en voz alta – el peliplata apretó el agarre en Iruka y susurró – no serías capaz

—Quiero que me dejes en paz, y si debo dañar tu maldita reputación y de paso la mía… lo haré – le dijo con rabia, sintiendo orgullo por su propio valor

—La prensa estará sobre ti

—Estoy ciego, no harán mucho, deben respetar mi incapacidad, y sabes… hasta puedo decir que tú me causaste la ceguera. Ya quiero ver que dice la prensa de eso – Iruka sonreía con malicia, chantajista… aprendió del mejor – Mizuki, sabes que yo no hablo por hablar… así que si no quieres irte al infierno por chismes de este tipo. ¡Vete a la mierda y déjame en paz! – dijo empujándolo y usando su bastón para salir

—Iruka yo…

—¡Déjame en paz! – dijo apurándose y alejándose del toque ajeno hasta que chocó con un pecho conocido, del cual el aroma reconoció enseguida – ¿Kakashi-san?

—Dijo que lo dejes en paz – Kakashi habló con seriedad mirando a Mizuki y tomando la mano de Iruka para guiarlo – nos vamos

 

 

Iruka sabía que con esa amenaza Mizuki no haría nada más, ya no lo perseguiría. Y aun así no podía quitarse las ganas inmensas de golpearlo porque era un hijo de puta, un maldito bastardo que jugó con él como quiso. Kakashi no dijo nada, le bastaba con ver el ceño fruncido de Iruka y siguió el camino de regreso a su hogar. Debían calmar sus ánimos como fuera y la caminata ayudó bastante. El castaño le explicó que todo estaba calmado ahora, que Mizuki ya no sería una molestia y demás, estaba demasiado confiado en sus propias palabras.

Ese día fue silencioso y hasta un poco deprimente, incluso la tonada de Iruka en esa noche fue de ese tipo… melancólica. Cerraron temprano debido a la fecha de ese día, querían llegar a la media noche en tranquilidad. Y para esa hora, Iruka ya había recompuesto su humor. Incluso sonriendo cuando algunas personas le dieron regalos que fingió adorar pero que tiró en una parte de su cuarto como en todos los demás y se centró en la festividad junto a su casero

Era un poco triste que a Iruka no le fuera permitido ver a Hanabi esos días, cosa que no era de sorprenderse debido al lastre de persona que era Sakura. Tal vez al siguiente día, siendo 25 de diciembre hubiese un milagro navideño y a esa mujer se le derritiera el corazón o que, por pena, Hiashi permitiera a Iruka visitarlos. Sólo había una pequeña posibilidad que Iruka vio truncada, pues en un mensaje de Hanabi, que Kakashi le dio el favor de leer, le informaba que los Hyuga se fueron de viaje para festejar esas fechas y que volverían en año nuevo. Un suspiro se dio, pero la resignación vino de inmediato, pues el castaño ya se esperaba una treta de esas.

Después todo volvió a ese ambiente festivo porque Kakashi preparó una cena que disfrutaron entre bromas. Un alivio entre tanta miseria

 

 

—Me alegra verte sonreír, Iruka

—Es porque en la vida se disfruta las cosas buenas y se olvida las malas – Iruka sonrió mientras mordía el tozo de pavo que agarró con las manos pues se cansó de los cubiertos

—¿Como esa salsa de manzana? – se reía el peliblanco pues no supo en qué se equivocó, pero la salsa que preparó sabía muy rara y no valía la pena comerla

—Como esa – se reía haciendo una mueca – pero lo demás ha quedado muy rico

—Me ayudaste, date el crédito también

—Entonces tal vez le di un mal ingrediente y arruiné la salsa – se reía pues podría haber esa posibilidad

—No lo creo, todo era un misterio… tal vez no sirvo para seguir recetas occidentales – Kakashi se reía al ver la infantil forma de comer de Iruka. Siempre había un detalle que el castaño mostraba de vez en cuando, sorprendiéndolo con una actividad digna de un niño

—No diga eso, el pavo está rico – saboreaba el último pedazo agradeciendo el detalle y ayudaba en la limpieza. Bromearon mientras lavaban y secaban los platos, era típico de ellos

—¿Quieres abrir los regalos? – ofreció el peliblanco cuando ya estaban en la sala

—Prefiero beber – sugirió de repente – hace mucho que no bebo una cerveza, un vino, un wiski, lo que sea es bueno

—Wow, nunca pensé verte pidiendo alcohol… ¿es por las fechas? – se reía bajito

—Es porque ahora tengo una casa, vivo en ella, mi cuarto no está lejos y puedo llegar hasta gateando – se reía bajito al imaginarse en esa situación – puedo embriagarme y dormir en la sala, marearme estando ciego ya no me preocupa porque vivo aquí

—Así que confías en que te ayude cuando estés ebrio – se reía Kakashi observando el asentimiento del castaño – me parece bien… tengo licores diversos en el bar y aquí en los muebles – decía con gracia mientras buscaba los mencionados y traía cinco botellas diferentes

—¡Viva! Al fin algo que ingrese a mi sangre y me ponga feliz bajo influencia de sustancias químicas – se reía el castaño mientras se sentaba alrededor de la mesita de la sala al estilo japonés, sentado en el suelo con las piernas cruzadas

—Estás demente – tomaba dos copas y las sirvió con calma – empecemos con algo suave… una cerveza

—Aburrido… pero, ¡feliz navidad! – se quejó entre muecas mientras tomaba el pequeño vaso, copa o lo que fuere y se lo bebió sin vacilación – extrañaba el sabor

—¿Bebías mucho antes?

—Sólo en fiestas

 

 

Bebieron un buen rato, contando chistes, contándose detalles de su infancia, sus amores y desamores, sus tristezas cuando las bebidas se volvían más fuertes. Las botellas se terminaban de a poco, se reían por ser un par de solteros embriagándose en navidad, era penoso de cierta forma. Se golpeaban en el hombro y se jugaban retos que en la mayoría Iruka perdía pues no tenía equilibrio alguno y terminaba siendo salvado por Kakashi que lo acunaba en brazos. En fin, típicos borrachos en mal estado

 

 

—Usted me salva siempre – se reía Iruka mientras volvía a sentarse y con sus ojos cerrados tanteaba la mesa en busca de su vaso – necesito otra dosis… eso sonó raro – reía al encontrarlo y beber el contenido

—Pues espero recompensa después – sus mejillas estaban rojas y su cuerpo se sentía ligero, su coordinación estaba un poco alterada. El alcohol en su sistema aun no le dejaba totalmente ebrio, pero se divertía de lo lindo al ver un frágil Iruka – ¿qué me darás?

—Lo que quiera – decía mientras hacía una seña para que le llenaran el vaso y sonreía al escuchar el líquido regarse – usted sólo pida

—No lo sé… suena una oferta tentadora… tener a alguien que me ofrece cualquier cosa

—Suena como uno de mis ex novios

—¿Cuántos has tenido? – la curiosidad le picó de repente, Iruka dijo que era de amores verdaderos, pero… ¿cuántos hombres pasarían por la vida de ese castaño?

—Ahorita no recuerdo, pero no son más de diez… cada uno me ha dolido más que el anterior – decía mientras se reía – no le gustará saber detalles de mis amores en estos 26 años de mi vida… casi 27 — se agachó un poco para poder deslizar sus dedos por el cabello

—Ahora sí – se sentó mirando al castaño – cuenta… me has dejado con la duda… vamos, todo quedará entre nosotros – sus lenguas se trababan a veces, hablaban lento o dudaban, era normal en ese estado

—Yo no le he pregunto sobre sus novias – a pesar de que su lengua se trababa podía al menos tener conciencia de lo que decía – pero… bien, tengo una vida horrenda, no le gustará saber

—Tuve muchas novias en la adolescencia, no amé a ninguna. Cuando maduré tuve tres, con la última me casé… esa es la historia, ahora ya lo sabes… — Kakashi soltó todo de golpe — Mi esposa me dejó cuando no soportó mis cicatrices o las miradas de la gente y demás… me dejó y ya. Soy un vejete de 35 años… ahora vas tú – dijo como si nada

—Dudé de mi sexualidad desde que tenía catorce más o menos. Estaba en un internado, para rematar… de varones – se reía por la situación mientras bebía otra copa – mi primer novio fue un experimento, no para mí, sino para mi novio… puto de mierda – chasqueó su lengua al recordar al primero en su vida – me usó para experimentar y yo si lo quería. El siguiente fue parecido, el siguiente igual… uno de ellos me enseñó a tocar el piano, lo adoré, pero igual que antes yo sólo era un experimento y me dejaban cuando se conseguían una buena novia – soltó con voz triste mientras jugaba con su bebida

—Así que todo empezó en la secundaria

—Sí… seguí con ese par de novios allí… el último fue mi profesor de química – se reía por revelar esa cosa que nunca le dijo a nadie, porque sabía que podría traerle problemas

—¿Tu profesor? – levantó su ceja extrañado, sabía que esas cosas pasaban, ¿pero entre dos hombres?

—El sensei que todas las mujeres desearían tener en su casa, se enamoró de mí – suspiraba mientras se recostaba en uno de los sofás – aún recuerdo su rostro fresco. Un amor adolescente que se terminó cuando se acabó el último año escolar y me fui… rompió conmigo porque quería que viviera mi vida como deseara, era un lindo hombre de buen corazón – sonrió al recordar esa mirada verdosa

—¿Lo amabas? – observaba cada gesto del castaño y era interesante

—Lo quería mucho, podría decirse que fue mi primer amor verdadero, constante, uno que veía florecer… y que por el mismo amor que me profesaba me dejó libre, ¿suena ridículo?

—No tanto, hay historias como esa

—Aun lo llamo de vez en cuando – confesó con una sonrisa sincera – me desea una vida próspera y yo… le deseo que su nuevo amor dure por el resto de su vida – suspiró y sonrió con dulzura – suena tonto que me haya enamorado de tantos

—No te juzgo – le dio otro vaso para que soltara más la lengua pues parecía demasiado borracho como para detener su historia y aun así seguía dudando en cada palabra que soltaba – ¿quién más?

—Un compañero de trabajo… ese me dolió mucho pues me enteré que estaba comprometido y hasta fui su padrino de bodas – Iruka quería reírse por su mala suerte en el amor – la novia era una amiga mía… fue duro, pero le deseé felicidad. El siguiente fue un empleado de la casa que yo tenía que custodiar… era jardinero – se acomodó los cabellos y cerró sus ojos mientras dejaba su memoria envolverlo – Dios… aún recuerdo su voz ronca y sus poemas – se reía al recordarlo con claridad – un hombre fortachón, alto, un adonis, que tenía por defecto tartamudear, pero era tan detallista y sigue siéndolo, cuando lo llamo mantiene esa serena voz… nuestra relación se terminó cuando tuve que irme de esa casa, me despedí de él con una sonrisa pues ni él ni yo renunciaríamos a nuestros trabajos. Él porque tenía una familia, hermana y madre a las que cuidar con el dinero de su empleo… y yo… porque tenía que seguir con mi trabajo y mi libertad… me arrepentí de dejarlo – suspiró con pesadez mientras se volvía a levantar y gatear hasta ubicar la mesa donde estaban las bebidas

—Hablas con tanta ternura que da envidia – observaba al castaño y sí, sintió envidia de cada hombre que pasó junto a Iruka, porque parecía que el castaño dio todo lo que tenía… aunque al final sufrió

—No me envidie porque los últimos dos fueron mi desastre personal – suspiró resignado, necesitaba desahogarse un poco – el uno era casado, fui su puta – gruñó mientras tomaba la botella y se la bebía de un solo trago – maldito cabrón… como lo detesto, ni siquiera se disculpó, sólo… se fue, ¡así! ¡Sin más!

—¡Hey! ¡Cálmate! – Kakashi le quitó la botella y lo detuvo, a ese paso se iba a quedar tirado en el suelo

—Lo siento… pero me da ¡rabia! – se mordió el labio y siguió – me dejé engañar… le creí porque parecía un hombre bueno

—Cálmate, sino quieres seguir… está bien – le acarició la espalda para reconfortarlo, y estaba pensando en averiguar quiénes fueron esos hijos de puta que dañaron a Iruka

—El último fue Mizuki – suspiró acomodándose el cabello con fuerza – usted ya sabe de él

—Lo odias demasiado

—Porque soy su juego más atractivo… el mismo me lo dijo una vez – suspiró profundo quitándole a Kakashi la botella de nuevo y consumiéndola con desesperación – maldito hijo de puta

—Creo que ya es suficiente – Kakashi vio el sufrimiento de Iruka y le quitó las botellas

—No… espere, quiero algo más

—No, estás suficientemente ebrio… más si estás triste

—¿Triste? Estoy furioso es diferente…. — hizo un puchero — Le conté todo… y usted aun no me dice sus penas – criticó acentuando su mueca

—Ya te lo dije, mi esposa me abandonó

—¿Tenía planes con ella?

—Íbamos a tener un hijo – suspiró al recordar ese detalle, una punzada en su pecho – en el ataque… perdió al bebé – bien ahora se deprimió. Kakashi tomó la primera botella que vio medio llena y se bebió el contenido, al igual que con el resto de las botellas

—Dame un poco – se quejaba como niño pequeño al escuchar como el mayor bebía – también quiero algo que me haga olvidar

—No… ya desahogaste las penas, ahora me toca – criticó mientras se bebía todo de una sola vez – perdí un hijo por un par de bastardos que huyeron tras dejarme herido con cicatrices imborrables, y de paso le provocaron el aborto de mi mujer… sólo por un par de collares de oro y… un par de billetes

—Lo siento – dijo bajito escuchando que al otro quebraba su voz – no debí obligarlo a hablar

—Mi vida se arruinó, mi esposa no soportó la presión, me culpaba de lo sucedido. Me abandonó porque me creía un monstruo lleno de cicatrices y… que no podría darle lo que ella deseaba – sonó tan triste que Iruka quiso llorar en su lugar

—Bien, creo que ya nos pasamos de copas – sintió la atmósfera deprimente y antes de que se pusieran a llorar quiso terminar con todo – bien… ya es tarde. Vamos a dormir, Kakashi-san

—Joder, quiero más bebida, ahora – decía revisando las botellas mientras se limpiaba el par de lágrimas que se le escaparon

—Vamos, Kakashi-san… al cuarto – sonreía mientras agarraba al mayor y lo obligaba a ponerse de pie, pero sentía como se tambaleaba y a duras penas lo sostuvo – wow, pensé que… estaba mejor que yo – se quejó al sentir el peso muerto que era Kakashi

—Creo que no debí beberme… todo eso… de una sola vez

 

 

Lucharon por pararse. Dos mareadísimos individuos tratando de caminar por la sala donde no podían sostenerse de nada. Iruka al ser un poco más bajo que Kakashi lo tenía en su espalda, ayudándolo a caminar, pero… ¡no veía nada! y sólo seguía los pasos errados de Kakashi. El mayor se reía tambaleándose pues en verdad le afectó las últimas botellas que se tragó, literalmente. Cuando al fin agarraron una pared se cayeron juntos, riéndose por la situación ya que no debieron beber tanto. A gatas recorrieron el pasillo, Iruka y Kakashi lucharon por levantarse e ingresaron al primer cuarto y se lograron parar, aunque fue más difícil transitar los últimos pasos y caer a la cama cercana

 

 

—Es la suya – decía Iruka mientras tanteaba las cosas y las sentía extrañas – es su habitación, Kakashi-san

—Qué suerte la mira… ya no creo poder levantarme – sonreía mientras se acomodaba y jalaba a Iruka hacia él

—¿Qué hace? – se quejó al sentir la cercanía

—Duermo

—Pero debe dejarme ir a mi cuarto – hablaba mientras se removía entre los brazos de Kakashi intentando escaparse, obviamente estaba avergonzado por esa pequeña acción de un peliblanco que parecía no tener consciencia de lo que hacía

—No puedes caminar en ese estado – dijo abrazándolo por la espalda, tomándolo de la cintura, rodeándolo con el brazo y aprisionándolo – sólo… duerme… Iruka

—Kakashi-san… no es buena idea – dijo, pero estaba aprisionado por el brazo y ahora las piernas del mayor que se entrelazaron con las suyas. ¡Qué rayos! En otra situación le hubiese gustado, pero ahora no. Estaba inmovilizado y hasta avergonzado, el licor se fue de su sistema en ese momento

—Quédate quieto y duerme… mañana veremos si es buena idea – decía mientras se acurrucaba y suspiraba sin darse cuenta que lo hacía cerca del oído del castaño y éste temblaba ligeramente

—Kakashi-san… – pero sólo lo escuchaba suspirar – no… yo no podré soportar esto

—Estás triste, yo igual… sólo… necesitamos compañía – suspiraba ya perdiéndose en el cansancio

—Kakashi-san… no sea así de cruel – cerró sus ojos y sintió la punzada en su pecho. Dejó de forcejear cuando supo que sería el contacto más cercano que tendría con ese hombre – yo no… yo me estoy acalorando – dijo con esperanzas de que lo soltara, pero no fue así… después de un rato, dejó de quejarse. Sentía la respiración del mayor en su nuca, el calor ajeno, el aroma a alcohol… sentía cansancio y se quedó allí, en el agradable calor de su compañero

 

 

Kakashi se acurrucaba más en ciertas ocasiones, sintiendo la compañía de alguien a su lado, apretaba su agarre y sonreía perdido en memorias de hace años. Estaba hundiendo su nariz entre los cabellos ajenos cuando las luces le daban indicio de que ya era un nuevo día. Se sentía tan bien de esa forma que simplemente se quedó allí, disfrutando del cálido… ¡espera!… procesó las sensaciones por inercia. Abrazaba a un cuerpo cálido, sentía el cabello largo cerca de su rostro, escuchaba la respiración de alguien y se suponía que él estaba soltero. Sin siquiera abrir los ojos, Kakashi trató de adivinar quién lo acompañaba, tal vez una mujer a la que… ¡no! ¡Él no hacia esas cosas! Entonces… con lentitud abrió sus ojos sintiendo como el otro se estremecía un poco removiéndose y encogiéndose. Con calma se separó admirado el cabello castaño recogido en una coleta y poco a poco recordó la noche anterior, una noche de bebidas, confesiones y risas. Se reía de sí mismo pues no pensó estar en esa situación, con cuidado zafó su agarre, alejó sus piernas de aquel cuerpo y se incorporó para admirarlo

Iruka suspiraba entre sueños, apretando sus puños como si tuviera una pesadilla, pero su rostro se relajaba un poco después de unos minutos. Kakashi sólo lo miró, no sabía por qué, pero tenía curiosidad, las facciones de Iruka se veían tan dulces de cierta forma porque estaba muy relajado. Lo vio hacer una pequeña mueca y sonrió, era divertido verlo. Se acercó para quitarle los cabellos del rostro y apreció esa cicatriz, no le sentaba mal, le daba un toque característico de cierta forma. Recordó las historias que le contó, Iruka debió sufrir mucho en su vida y aun así parecía feliz, sinceramente era una persona extraña. Lo vio darse vuelta y acurrucarse de nuevo, suspirando y como si abrazara algo… quería despertarlo para ver qué pasaba, así que le empezó a picar las mejillas levemente. Iruka se removió incómodo un momento para después agarrarlo del suéter, jalarlo hasta recostarlo, darle vuelta y al final Iruka tenía su brazo haciendo presión en el cuello y su mano jalando uno de sus brazos, formando una especia de llave… ¿cómo demonios pasó eso?

 

 

—¿Iruka? – dijo con dificultad pues su garganta estaba siendo presionada

—Hum… ¿Kakashi-san? – reaccionó de inmediato apartándose y sentándose en el vientre ajeno – oh dios… no sé dónde estoy – dijo mientras se recogía el cabello – lamento hacer reaccionado así… creo que son cosas que se quedan después del entrenamiento

—Pues qué divertido – sonreía mientras le daba vuelta al asunto y dejaba a Iruka debajo de su cuerpo, apretándole las muñecas a cada lado de la cabeza – ¿lo hice bien?

—Eso es injusto, usted puede ver – se quejó con un leve mohín tratando de liberar sus manos

—Pero lo hiciste muy bien a pesar de todo – sonrió mientras admiraba al castaño un poco sonrojado

—Ahora que recuerdo… estoy en su habitación – se sonrojó un poco más al recordar que se pasó un par de horas en la madrugada sintiendo la respiración de Kakashi cerca de su oído – usted me aprisionó anoche

—Lo siento – se reía divertido, levantándose – supongo que quería un poco de compañía

—¿Y el beso también estaba incluido en eso? – Kakashi se quedó en shock al escucharlo

—Yo te… ¿besé?

—Era broma – el castaño empezó a reírse al imaginarse el rostro de Kakashi con esa sorpresa – no hizo nada de eso… tranquilo, sólo me abrazó y enredó sus piernas con las mías – se cogió el estómago debido al dolor que le dio al reírse – me dio calor toda la noche – sonrió levantándose y tratando de ubicarse en esa habitación

—Buena broma – Kakashi sonrió, aunque… ahora le quedó esa duda, ¿de verdad lo besó? ¿O en verdad solo fue una broma? Aunque… ¿en qué diablos pensaba? – espera, te ayudo a llegar a tu cuarto

—Por cierto, Kakashi-san… feliz navidad – aprovechando la cercanía del pelibanco lo abrazó un momento – dicha y prosperidad – sonrió antes de volver a alejarse y seguir tanteando las paredes

—Feliz navidad – repitió mecánicamente sonriendo al verlo casi tropezar, pero lo agarró antes de que cayera – ¿tienes resaca?

—Sed… me muero de sed – se quejaba en susurros fingiendo estar muriéndose

 

 

Un mar de pensamientos se dio a partir de ahí, pero en esta ocasión era en la cabeza de alguien, quien alejado de todo miraba a través de su ventana. Aun se mordía la corbata que en ese día usaba, por la frustración que sentía al haber sido rechazado de aquella forma por quien le pertenecía. No le gustaba que le negaran lo que quería, no le gustaba perder, no le gustaba que Iruka estuviera amenazándolo con aquellas cosas, por eso planeaba algo. Iba a disfrutar cada cosa, cada minuto de aquella venganza sutil “prepárate Iruka, sabrás que, a mí, nadie me rechaza

 

 

Dicha…

 

 

Festividades en pausa entre la navidad y el año nuevo. Iruka en esos días visitó a sus compañeros, distribuyó los regalos, sonrió con cada cosa que le pasó, disfrutó de la nieve que le impedía caminar y con lo cual necesitaba obligatoriamente un guía. Con ello arrastró a Kakashi a todas las actividades que quería hacer, incluso jugar en la nieve haciendo un muñeco sencillo, se había reído mucho cuando se cayeron intentando mover las bolas de nieve. Toda actividad fue bajo la tutela del peliblanco que riéndose de aquello le seguía a donde deseara pues Iruka parecía un niño pequeño que necesitaban consentir.

Era increíble lo que podían llegar a hacer. Salieron de la ciudad sólo para verificar si la pizza era diferente. Iruka insistió en querer ayudarlo a hacer comida india la que terminó un poco salada pero deliciosa. Fueron a patinar, aunque eso fue muy difícil pues se cayeron muchas veces por lo descortinados que estaban. Compraron ropa a ciegas, literalmente, pues Iruka le retó a Kakashi que eligiera las cosas que se iba a poner mientras estaba vendado para que entendiera sus dificultades. Al final se terminaban riendo mientras comían bollos de carne y chocolate caliente en medio del parque, estaban dementes, cada que alguien los escuchaba platicar de su día opinaban eso, que estaban dementes. Iruka fue a una librería con Kakashi y no supo cómo demonios terminó en la sección infantil escuchando a los niños leerle algún cuento y platicando con ellos, quienes le daban libros que tenían texturas y él adivinaba que era. Raro, era muy raro, pero les funcionaba

Iruka tocaba cada noche en ese bar, sonriendo al pensar en que al fin llegaba un año nuevo en el que no estaría solo, se sentía afortunado por ese simple hecho. Sus dedos se movían más ligeramente mientras cambiaba de tonada siguiendo a una un poco más festiva por aquellos días. Kakashi se veía más accesible con sus clientes, platicando de vez en cuando, ofreciendo recomendaciones, agradeciendo la fidelidad de cada uno y a la vez sonriendo al ver que los acosadores del castaño disminuyeron notablemente. Estaba más calmado desde aquel día en donde bebieron, tal vez porque el alcohol alivianó sus presiones y se desahogó sin restricciones

Y al final, fin de mes, cuando el año se terminaba, cuando uno nuevo empezaba, eran dos personas que celebraban el fin de ciclo cerrando el bar temprano y subiendo al departamento para cenar algo. Esperar los fuegos artificiales que daban a entender que culminaba el año, abrazarse, desear buenos deseos y al final, beber nuevamente, porque no tenían nada más que hacer

 

 

—Es penoso que estemos bebiendo en vez de salir a festejar fuera

—¿Quieres salir? – Kakashi miraba a Iruka quien ya empezaba a beber ron

—No… si me quedo aquí puedo beber y no arriesgarme a morir por querer pararme

—Eso dijiste la otra vez, en navidad

—Lo sé, pero lo repito – se reía divertido al sentir el picante en su boca por los bocadillos que esta vez compraron a sabiendas que beberían

 

 

¿Qué fue diferente en esa ocasión? Que terminaron jugando reto o verdad y como eran sólo dos, era un mar de confesiones y cosas tontas que hacer. Cosas como comerse un poco de wasabi, tragarse una cucharada de helado sin respirar. Tratar de pararse de manos, aunque eso ni siquiera pudieron intentarlo pues estaban lo suficientemente mareados como para caerse tan solo al poner las manos al suelo. Bebieron sin respirar, se comieron un limón con sal, dieron vueltas hasta casi caerse. Bebieron una botella entera de cerveza para ver quien ganaba y al final… se quedaron en las confesiones, porque no querían lesionarse

 

 

—¿Te has acostado con todos tus exnovios?

—Qué directo – su lengua se arrastraba, ya ni siquiera podía levantarse y a pesar de eso seguía bebiendo – la respuesta es NO – se reía Iruka – bien… me toca… ¿Ha pensado en matar a alguien?… ¿a quién?

—Sí, a un amigo que me robó una novia en la preparatoria – se reían por las estupideces que preguntaban – me toca… ¿has tenido novia?

—No… pero salí un par de veces con dos chicas… las rechacé a la primera cita, no son lo mío. La una quiso tener sexo y eso fue divertido, la dejé en el cuarto del hotel… — el castaño se reía como niño al recordar aquello, nunca más la volvió a ver, por suerte era solo alguien que conoció en un bar – me toca, ¿has cumplido fetiches? – bien las preguntas pasaron a un toque más adulto

—Sí, sado-maso… aunque solo una vez – se reían sin saber porque y Kakashi con lo mareado que estaba, ni tanto pero fingió demencia, quiso platicar más seriamente, al menos preguntar cosas más personales – ¿eres el de arriba o el de abajo en la relación?

—Qué cosas dice – se reía hasta caerse al suelo, pero al tomar su vaso de ron reunió fuerzas y respiró – pero… los dos… en esta vida he sido ambos… Me toca, ¿has usado ropa interior femenina?

—No, al menos no recuerdo

—Pues debes probarlo, tal vez le quede bien – se reía en broma – dios, estoy tan mal que… seguro no recuerdo esto mañana… no se aproveche – sonreía infantilmente – vamos suelte la pregunta – decía mientras comía algo de esos manís salados

—¿Te gusto? ¿Aunque sea un poco? – Kakashi se arriesgó a preguntar eso pues el alcohol en su sistema le volvía curioso y al ver como Iruka apenas sostenía su cuerpo, aprovechó

—¿Por qué preguntas eso? – decía mientras lamía sus dedos pues se terminaron los bocadillos

—Tengo curiosidad… sólo eso

—No quiero… responder eso

—Pero es tu turno

—Bien… sí, me gusta, Kakashi-san – suspiró mientras tomaba su copa y a pesar de que estaba vacía la bebió o al menos intentó hacerlo

—¿Por qué? – ahora Kakashi estaba atento, interesado

—Sólo una pregunta – se quejó mientras trataba de buscar la botella tanteando la mesa – ¿y… la bebida?

—Responde, Iruka, será la última pregunta de la noche pues se ha terminado el licor – veía al castaño riéndose bajito con las mejillas rojas y apoyándose en el sillón – dime Iruka, ¿por qué te gusto?

—¿Y por qué no? – Iruka suspiraba mientras se sentaba, aunque su cuerpo tambaleaba y su mente no estaba bien – Kakashi-san es amable… agradable, buen amigo… buena persona, interesante – Kakashi se reía al ver al castaño acomodándose torpemente el cabello – es… atractivo, sabe bailar… es gentil – arrastraba la lengua de forma graciosa, dándole un acento raro a su hablar

—¿Atractivo? – se reía levantado una ceja – si no me has visto

—Pero… lo toqué – decía levantando una de sus manos al aire – además… no me importa lo físico… Kakashi-san es un hombre genial – suspiraba tratando de que su lengua no se trabara – es una láshtima que sea hetero… así no tengo esperanzas de nada – decía sin pensar mientras sonreía

—Estás loco… mientes con todos los dientes – pero aun así se quedó fascinado por las palabras del castaño

—¿Mentir? Un hombre bebido no miente – decía sonriendo, mientras empezaba a querer levantarse, pero no podía, así que suspiró profundo y se quedó allí – soy un desastre... no puedo ni moverme

—Iruka – sonrió tomándolo del brazo y sintiendo como se balanceaba. Iruka con las manos temblorosas ubicaba algo con que sostenerse – ven… te llevaré a la habitación – se acercó y tomó a Iruka en brazos, pero sólo sintió las manos cálidas de Iruka en sus mejillas

—Kakashi es gentil… se merece a alguien que lo quiera – le acarició las mejillas – lo siento – bajó su rostro con vergüenza – lamento… empezar a verlo de otra forma, lo siento – su voz se tornaba triste

—¿Verme de otra forma? – sonrió por la sinceridad de ese castaño y le acarició la cabeza – gracias… me siento halagado de que alguien como tú… me considere como de su tipo

—Usted me gusta mucho… por eso debe dejar de ser gentil conmigo – suspiró con tristeza – lo siento… Kakashi-san

—Iruka – sonrió divertido, era la primera vez que un hombre se le declaraba y aun así se sentía tan feliz de escucharlo, le gustaba sentirse apreciado… hasta deseado – no te disculpes – susurró levantando el rostro de Iruka limpiándole la única lágrima que se escapaba de esos ojos

—Pero yo… yo no… – pero Iruka no pudo seguir disculpándose. Sus ojos se abrieron por la sorpresa al sentir la calidez sobre sus labios, sus sentidos amortiguados se despertaron de inmediato, sintiendo el calor ajeno tan cerca que se tensó – Kakashi…san – susurró cuando se vio libre

—Feliz año nuevo – sonrió admirando la sorpresa en el castaño, lo vio mover sus labios, pero no escucho nada. Las mejillas rojas del castaño le parecieron una expresión muy tierna – Iruka

—No debió hacer eso – susurró acercando sus manos al rostro de Kakashi, y acariciándolo con ternura – ha despertado esperanzas que debieron morir – susurró ates de ser quien bese al mayor, juntando sus labios en un toque suave, disfrutando del contacto simple – feliz año nuevo – susurró apenas, mostrando una pequeña sonrisa melancólica. En su mente nublada aún estaba consciente que ese beso fue por pena

—Ha pasado mucho tiempo desde que besé a alguien – respondió Kakashi sosteniendo a Iruka entre sus brazos

 

 

Kakashi admiró la sonrisa de aquel castaño y por primera vez quiso arriesgarse un poco. Estaba mareado, alcoholizado, pero sabía lo que hacía. Besó a Iruka con cautela, moviendo sus labios sobre los contrarios de forma adecuada, suave, sutil. Dudó en un principio, se sentía torpe, pero lo hizo, deslizó sus labios sobre los contrarios, sintiendo como Iruka se estremecía entre sus brazos. Hace mucho que no besaba a nadie, y tampoco recordaba cuando fue así de gentil con alguien, tan dulce e ingenuo de cierta forma. Sintió los brazos de Iruka rodear su cuello y lo escuchó suspirar, lo besó sólo unos minutos, moviendo sus labios sobre los otros, sintiendo una lágrima que se derramaba y se deslizaba por la mejilla de Iruka, la limpió con ternura, no lo dejó hablar y dando un beso casto finalizó aquello. No dijo nada más antes de cargar al castaño en su espalda y llevarlo a la habitación correcta. Iruka se había quedado dormido apenas lo cargó… y así finalizó ese año… un muy raro año

 

 

Continuará…

Notas finales:

¿Review?

Bueno, aqui es de madrugada pero lo valió, si ustedes lo disfrutan será mi recompensa

Muchas gracias por seguir leyendo esta locura, sus reviews los contesto con cariño mañana, porque hoy estoy muerta

Nos veremos en la siguiente ocasión~

Muchos besos~

Bye bye


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).