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Fernweh por PukitChan

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Fernweh

por:

PukitChan

 

Capítulo 2

Musa

 

[Del latín musa, a su vez del griego antiguo μοq66;σα (moũsa);

«Se dice de la mujer amada que atrae a la inspiración.»]

 

Las yemas de sus dedos se deslizaron lentamente por sus gruesos labios mientras escuchaba el sutil sonido de la cámara fotografiando y capturando para siempre cada uno de sus sensuales movimientos. Flash, luces, cabello, maquillaje, ropa. «¡Hermoso! ¡Luces maravilloso!» le repetían, y no era necesario que lo dijeran siempre que sus ojos grises se enfocaban en el lente, porque él lo sabía perfectamente: había nacido para ello.

Hundió sus manos en su cabello platinado estratégicamente despeinado para darle una apariencia salvaje que, según el fotógrafo de esa sesión en particular, lo hacía lucir exactamente como debía. Siendo uno de los rostros favoritos de Vivienne Westwood, cuyo estilo siempre había sido considerado extravagante, era imprescindible que posara para su nueva colección. Sabía que no cualquiera podía modelar como lo hacía él; portar lo que llevaba él.

—Levanta el rostro un poco más, por favor… ahí, perfecto. Kelly, ¿podrías acomodar el sombrero y el costado de la falda? Deja que el vestido se extienda por todas sus piernas y muestre las botas. ¡Eso es! Ahora dame una mirada sensual, por favor…

Destellos, imágenes, sueños…. Inspiración. Él era capaz de provocar todo aquello y no planeaba desperdiciarlo. Que tantas personas e instituciones se pusieran a su disposición en el momento en el que él lo quisiera, solo aumentaba cada uno de sus deseos, aquellos que el pasado se había encargado de menospreciar.

 

—¡Un minuto de descanso! ¡Retoquen su maquillaje, por favor!

 

Incorporándose del sofá en el cual estaba recostado, rápidamente fue atendido. Un chico y una chica más se colocaron alrededor de él, uno para limpiar y volver a pintar sus labios mientras que otra se dedicaba a arreglar su cabello y ropa. No dejaban de preguntarle si se encontraba bien, si necesitaba algo, si quería que prendieran el aire acondicionado. Él respondía a todo con una muda negativa porque, después de todo, lo que quería en ese momento no era algo que ellos pudieran ofrecerle. En ese instante, él esperaba más. Algo más.

Y el destino, escuchando sus plegarias, le respondió con una sonrisa divertida. «¿De verdad eso es lo quieres? —preguntó. ¿Realmente quieres obtenerlo?»

 

—Ah, buenas tardes señor Nott. Qué gusto tenerlo por aquí.

 

El rubio levantó la vista al escuchar aquel comentario, y de inmediato reconoció el andar armónico de Theodore Nott dirigiéndose hacia donde estaba. No portaba gafas, como era su costumbre, pero vestía un traje de Giorgio Armani que le quedaba perfectamente. Sonrió, preguntándose cuántas de las personas que estaban trabajando allí supondrían que Theo, en lugar de ser su representante, era un modelo. Dicho sea de paso, si el camino de Theo se hubiese desviado de esa manera, sin duda alguna habría sido bastante exitoso porque era el tipo de personas cuya apariencia era una perfecta muestra de una elegancia natural.

 

—Buenas tardes —saludó con ese tonto formal, tan educado y caballeroso que hacía sonreír a las damas. El rubio lo miró fijamente y de inmediato supo que Theo había logrado aquello que se había propuesto cometer, lo cual, considerándolo con detenimiento, no debió ser para nada sencillo—, te queda muy bien ese vestido, Draco. Deberías conservarlo.

 

Draco Malfoy sonrió con arrogancia, algo que le quedaba demasiado bien a su apariencia. Lo sabía, y a su vez, Theo sabía que él lo sabía.

 

—¿Y bien? —preguntó impaciente, mientras la chica que acomodaba su ropa no dejaba de mirar a Theo.

—Por fin obtuvimos una respuesta. —Hizo una pausa melodramática antes de decir—: Ha aceptado. Nos esperan en Italia. Blaise accedió alojarnos un tiempo.

 

Ten cuidado con lo que deseas… podría hacerse realidad.

 

~•~

 

Hermione siempre le servía una pequeña nube de leche a su té. Era curioso que, de entre todas las manías que su amiga poseía, esa era la que Harry más recordara. De hecho, en más de una ocasión ya la había fotografiado haciendo eso, aunque ella no entendiera sus motivos y cómo le era fascinante ver sus manos y su rostro tranquilo mientras realizaba aquella acción. No obstante, en esa noche tan fría, aunque Harry no podía dejar de mirar ese hábito, no se sentía del todo cómodo como normalmente lo estaría. No cuando Hermione parecía preparar su té de la manera más lenta posible solo para torturarlo.

 

—Italia —dijo al fin con una voz tan calma que más bien pareció un suspiro—. ¿Por qué alguien de la industria de la moda quiere que lo encuentre en Italia? Yo no fotografío pasarelas, Hermione, capturo paisajes… personas verdaderas. Además, ¿recuerdas la última vez que me encontré con una modelo en París? Se burló de mi vestimenta y preguntó a gritos cómo era posible que alguien como yo podría capturar una imagen como la suya. La moda y yo no combinamos, ¡lo sabes!

—Bonito juego de palabras —dijo divertida, luego de permitir que su amigo se explayara con respecto a la oferta de trabajo que había aceptado. Lograr que Harry diera su brazo a torcer iba a ser una ardua labor, pero no imposible. Además, la petición para la que exclusivamente fue solicitado, era algo que le gustaría a Harry inclusive aunque se mostrara reticente a ese cambio. Lo conocía demasiado bien y por eso estaba decidida a arriesgarse a obtener un enfado de su mejor amigo si conseguía que dijera que sí—. Escucha, Harry. Sé que has tenido algunas malas experiencias con algunas modelos, pero eso no significa que todo en la industria sea así. Como en cualquier universo, hay personas agradables y desagradables. ¿Estás de acuerdo? —Un gruñido que Hermione interpretó como un sí, la animó a continuar—. Además, creo que te has hecho una idea errónea del trabajo.

—¿No tendré que ver modelos?

—Sí, los tendrás ver, pero no de la manera en la que tú piensas. No va a pelearte con las luces artificiales de las pasarelas, con otras cámaras de vídeo y mucho menos con reporteros ávidos por una noticia. En realidad, la persona que solicitó tus servicios respeta mucho tu trabajo. En el e-mail que recibí, comentaba mucho sobre las campañas de concientización para las que has sido parte. Además, añadió adjuntó la fotografía que más le gustaba. ¿Sabes cuál es? La que tomaste en una boda en la India. Logró localizarnos a través de ese documental.

 

Harry intentó ocultar sin éxito su sorpresa. El documental, que había sido concebido dos años atrás, había ganado varias nominaciones y Andrea, la creadora del mismo, había sido quien lo invitó a formar parte de ese proyecto. Potter estuvo viviendo más de cinco meses en un lugar que le pareció tan fascinante como distante, y en una tarde en la que el equipo fue invitado a presenciar una boda tradicional del país, Harry no pudo dejar de fotografiar a la hermosa jovencita que envuelta en sus ropas más elegantes, sonreía con tristeza y aceptación al tomar la mano de su prometido. No fue algo que apareció en el documental, pero sí en una pequeña exposición avalada por el Museo de la Paz de Bradford.

 

—No entiendo —comentó Potter, frunciendo el ceño, en un gesto que a menudo solía mover sus gafas. De verdad, tenía que volver a ajustarlas—. Si conoce mi trabajo, si sabe qué tipo de situaciones fotografío… ¿por qué me llaman para participar entonces en un trabajo que involucra Italia y la alta costura?

 

Hermione sonrió condescendientemente. Ya había logrado despertar la curiosidad de su amigo, que era lo más importante. Ahora solo necesitaba amarrarlo completamente para animarlo a hacer ese trabajo.

 

—Porque no irás a Venecia o a Roma, si es todo lo que piensas al escuchar hablar de Italia. Tú mejor que nadie deberías saberlo, Harry. De hecho, este proyecto no se limitará a Italia; habrá otros lugares a los que deben ir para hacer estas sesiones. —Hermione lo atrapó con la guardia baja y lo sabía, por eso continuó dando sus razones sobre por qué escoger ese trabajo estaría bien. No era solo por los motivos, sino por el mismo Harry, quien en los últimos años parecía haberse dedicado a estar cada vez más solo—: Es parte del Programa MaB, creado por la Unesco. Quieren hacer concientización en las reservas de biosfera protegidas y cómo las personas pueden hacer algo por ello; es allí donde entras tú. Además, para promocionarlo de manera global, se contará con la ayuda del supermodelo Draco Malfoy. —Sonrió—. Y así es como tenemos este trabajo.

 

Harry guardó silencio mientras reflexionaba las palabras de su amiga. Draco Malfoy. El nombre le sonaba de algo, como parte de una entrevista dicha a medias o como el rostro de algo, aunque no podía precisarlo bien. Al conocer a varios fotógrafos, era inevitable que de algún modo u otro Harry conociera también de aquel mundo, pero tampoco estaba inmiscuido en él. De cualquier manera, si como Hermione lo había dicho, Malfoy era un supermodelo, significaba que su fama era tanta que hasta alguien como Harry tenía que haber escuchado su nombre. Además, tenía que admitir que le causaba cierta curiosidad. ¿Qué tipo de persona podría ser aquel modelo si había aceptado participar en un proyecto como ese cuando, sin duda alguna, tendría contratos y propuestas mejor pagadas y con marcas por las que otras personas darían la vida?

Era… interesante.

Cerró los ojos y maldijo para sí mismo. Genial, ya lo estaba considerando. Abrió los ojos y por la sonrisita de Hermione, supo que ella también lo sabía: no había nada más que decir, porque Harry ya había tomado una decisión. Sin importar cuál de todos los argumentos que le había arrojado era el que lo había convencido, el trato estaba cerrado.

 

—Prométeme… que no tendré que vestir con uno de esas ropas raras, sacadas de las películas futuristas japonesas.

—Claro que no —dijo ella, riéndose—. Mira, es indispensable que estés lo más pronto en Italia, por eso es que llegue directo aquí. Pero tú dirás la última palabra. ¿Estás dispuesto a esperar cinco o seis horas mientras esperas el siguiente vuelo? Ron y yo reservamos una habitación para que puedas descansar mientras tanto. Podrás bañarte, comer y dormir unas horas mientras esperas. Además, podrás leer todas y cada una de las cláusulas del contrato. ¿Qué dices?

 

Harry suspiró. Ni siquiera comprendía por qué Hermione le hacía esa pregunta.

 

—Acepto, lo sabes. Esta es otra victoria para ti, Hermione. ¿Me acompañarás, no es así? Por eso estás aquí. —Y ella, asintiendo orgullosa de sí misma, rio.

 

 

~•~

 

El vuelo de Inglaterra a Piamonte, inclusive con su escala en Múnich, le pareció demasiado breve a Harry. Tal vez era porque estaba emocionado (después de todo, amaba lo que hacía) o simplemente porque mientras Hermione más se adentraba en los planes y las clausulas, más interesante sonaba. El proyecto, no el hecho de tener que convivir con un modelo. Eran delicados, quisquillosos y amaban las ciudades. ¿De verdad un supermodelo resistiría estar en un lugar donde habría miles de insectos? ¿No se ensuciaría su ropa?

 

—No juzgues a un libro por su portada, Harry —añadió sabiamente Hermione—. Al menos date la oportunidad de conocerlo.

 

Llegaron a Italia cerca de las once de la mañana de un jueves cualquiera. Harry no estaba seguro sobre cómo debía actuar o qué debía esperar cuando una moderna camioneta y un chofer con un inglés muy brusco hicieron su aparición en el aeropuerto, cargando una pequeña tarjeta en la que se leía el nombre de Hermione correctamente, pero que no podía pronunciar muy bien. No era la primera vez que les sucedía, por cierto. Harry a veces inclusive se permitía bromear sobre ello.

 

—Los señores Zabini, Nott y Malfoy los están esperando.

 

Para sorpresa de Harry, no llegaron a un distrito comercial o a la zona más activa de Piamonte. La camioneta los trasladó hasta una hermosa villa que le pertenecía a la familia Zabini y en la cual, según decía chofer, se preparan uno de los mejores vinos de la región. El lugar por sí mismo era hermoso, y en cuando bajó del vehículo, lo primero que hizo fue ajustar el lente de la cámara. Había personas jóvenes, adultos felices, casas antiguas y una hermosa vista de los campos cultivados. Amaba el lugar. Sin duda se quedaría allí para siempre.

Harry estaba enfocado el lente cuando su mirada se enfocó en la enorme casa de paredes altas y anaranjadas, al lado de un enorme árbol. Allí, alguien había improvisado un escenario, donde un joven fotógrafo capturaba la imagen de una hermosísima mujer de cabello platinado, envuelta en un suave y veraniego vestido de color blanco. La chica, de cabellos largos y facciones finas, estaba acostumbrada a modelar y se notaba. Parecía demasiado cómoda en su propia piel y cada vez que miraba hacia la cámara, parecía estar enamorado a alguien con sus ojos y sus labios gruesos. Además, el vestido le quedaba perfecto: resaltaba su hermosa figura y mostraba un poco de su piel. Inclusive a la distancia a la que estaba, Harry sintió su corazón palpitar de emoción. Ciertamente, tenía una opinión muy severa sobre las y los modelos, pero no podía negar la belleza cuando la veía. Pensó que era una lástima que la luz no estuviera siendo aprovechada correctamente por el fotógrafo en turno; sin duda, aquella chica se vería mucho más guapa si unos rayos cayeran más a la izquierda de su cuerpo.

 

—¿Quién es ella? —preguntó Harry, bajando su cámara y buscando a Hermione, pero ella ya no estaba. Quien sí estaba era el conductor y aunque sabía que podría quedar como un idiota, Harry decidió arriesgarse—: Disculpe, ¿sabe el nombre de esa chica de allá? La del vestido blanco.

 

El hombre, que estaba por sujetar el equipaje de Harry, levantó la mirada y buscó el lugar y la persona que le señalaban. Por un instante, su expresión se tornó extraña, pero negó con la cabeza mientras respondía.

 

—Me temo que no es una bellasignore Potter. Quien está modelando allá, es el signore Draco Malfoy.

—¿No había escuchado antes de Draco Malfoy, señor Potter? —preguntó una nueva voz, esta vez en un perfecto inglés. Al buscar al dueño, Harry tardó en comprender que estaba frente a Theodore Nott—. Es un modelo muy famoso, y es conocido principalmente por su belleza andrógina. Es la musa de muchos. Modela ropa tanto de hombre como mujer… y es él a quien usted deberá fotografiar.

 

Harry no sabía muchas cosas del mundo de la moda. Pero por primera vez, se sintió totalmente sorprendido por esa extraña industria.

Notas finales:

Les agradezco la paciencia. Aquí está el segundo capítulo.  Tenemos una idea base de cómo se desarrollará la historia y siempre quise moverlos a distintos países, jajaja xD. La apariencia de Draco, por cierto, está inspirada en modelo andrógino Andrej Pejic. Me gusta la idea que Harry hubiese confundido a Draco con una chica de lo bonito que es LOL. 

Ojalá sea de tu agrado esta pequeña historia. 

 

¡Muchas gracias a Fanny, Dany y Yumma Slockt por sus amables reviews!

¡Excelente inicio de semana!

¡Gracias por leer y más gracias si les nace un review!

¡Os quiero! :D


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