Mientras tanto en una mansión un pelinegro probaba un pan que recién habían traído de la panadería
-Que rico está el pan del día de hoy-
-Uhh yo también quiero- Dijo un rubio que recién llegaba junto con un peliverde de lentes, que a pesar de ser un doncel no lo aparentaba.
-Encerradas y gordas nunca se van a casar- dijo un señor en silla de ruedas que también iba entrando al comedor
-A mí no me importa que mi esposo este gorda- entraba un peliblanco al comedor y comía del pan que tenía el pelinegro –Tienes razón mi amor este pan esta delicioso, el doncel solo hizo un gesto de asco que no paso desapercibido para nadie y le entrego el pan
Después de la comida los tres donceles, el abuelo y la nana platicaban en la entrada de la mansión
-Oigan no se han dado cuenta que esta casa apesta a anciano y solterones- dijo el de canas con una media sonrisa
-pues yo no soy ningún solterón, por lo menos no por voluntad- dijo mientras se paraba y comenzaba a girar la silla del anciano –Lo que pasa es que mi mamá no nos deja salir y aquí faltan hombres-Dijo el rubio resignado
-Porque siempre tienes que quejarte de mi mamá- Le regaño el peliverde – Ella solo quiere protegernos
-Pues sí pero ¿A qué precio? no podemos ni enseñar la nariz a la calle-Dijo inflando los cachetes en un puchero
-Ni las narices ni otras cosas- Dijo el anciano –No sean tontos hoy esta casa dará una fiesta así que se agarran al primero que encuentren, se lo llevan a lo obscurito y ya sabrán que hacen- los tres donceles soltaron una risa misma que callaron cuando vieron que su madre bajaba las escaleras
-Papá- en ese momento la alegría que estaba en el aire se esfumo y se convirtió en tensión la cual podía ser cortada con unas tijeras –No te permito que les enseñes esas cosas a mis hijos ¿Qué no tienes decencia? ¿O moral?
-¿Moral? ¿Tú me hablas de moral? Por dios- giro su silla y se fue
-Alex ¿Cómo puedes permitir que mi padre le hable así a mis hijos?-Exigió saber –Bueno señora usted sabe cómo es su papá, no le hace caso a Nadie –Dijo la nana justificándose –Es un viejo loco que no está en sus cabales, lo meteré a un asilo solo así estaré en paz, ¿Qué haces? Ya vete-
-Mamá eres demasiado dura con Alex, ella solo se vive por servirte- dijo el pelinegro defendiendo a su nana
-Cállate Tatsuya, jamás deben olvidar que son mis hijos, los hijos de Mei Kagami una mujer intachable y no una cualquiera-dijo dándose la vuelta dispuesta a irse
-Es que tu no nos entiendes madre, nos tienes encerrados como prisioneros, nosotros somos jóvenes queremos divertirnos y salir no es nada malo, además, tú también fuiste joven saliste y te divertiste conociste a mí – no pudo terminar la oración una bofetada fue lo que la interrumpió –No te compares conmigo- sentencio Mei –Porque nos tratas así madre, somos tus hijos- dijo el rubio con lágrimas en los ojos –Precisamente por eso porque son mis hijos tengo que protegerlos una obligación que es un gran peso para mí- dijo melancólica –Pues si tanto te pesa no nos cuides- dijo el rubio al borde del llanto estaba a punto de recibir otra bofetada pero el pelinegro lo evito –Me tienes harta con tu rebeldía
-Mamá por favor basta- dijo el pelinegro tratando de proteger a su hermano
-Tatsuya eres el menos indicado para hablar si tus hermanos están encerrados tiene algo que ver con lo que te paso- dijo Mei con desprecio
-Lo que paso no fue mi culpa mamá, me violaron, te puedes imaginar el dolor, la vergüenza, la rabia, la impotencias que sentí, te lo puedes imaginar por un segundo o ¿ya olvidaste cuando me trajeron a casa? Temblando sin poder hablar, y tú, tu no estuviste conmigo- decía el pelinegro llorando con rabia y dolor- no fuiste la madre que necesitaba, ¿acaso te avergonzaba ser la madre de un doncel violado? ¿Te avergonzaba que la gran Kagami Mei fuera madre de un doncel violado? contéstame madre fue por eso- Gritaba Tatsuya colérico con tristeza y odio a Mei no le quedó más remedio que ir y abrazar a su hijo sus hermanos decidieron separarlos y llevaron a Tatsuya a su habitación
-Tatsuya discúlpanos hemos sido muy egoístas pensando solo en nosotros sin tomar en cuenta lo que te paso –Dijo el rubio con la cabeza baja sin poder creer todo lo que había pasado
-Tenía que decirlo el silencio me estaba matando –Dijo el pelinegro aun en llanto
-Pero por suerte mi mamá apoyo a Haizaki cuando se acercó a ti, ella le ayudo a conquistarte- dijo el peliverde tratando de animar a su hermano
-Mi madre me impuso a Haizaki tenía miedo que nadie se fijara en mi después de lo que ocurrió- dijo llorando aún más sus hermanos no sabían eso así que el asombro fue bastante
-¿Él lo sabía cuándo se casó contigo?-pregunto el rubio
-Si el me encontró y me trajo aquí después de que ese cobarde me ataco-
-Entonces mi mamá tiene mucha razón en admirar a Haizaki si eso paso él es un gran hombre- Dijo el de lentes tratando de darle ánimos a su hermano
-Es verdad para mi mamá y para muchos Haizaki es un gran hombre, pero para mí no es más que un desconocido- dijo el pelinegro ya un poco más calmado
-¿Cómo un desconocido? Es tu esposo- dijo con asombro el peliverde
-Pero no lo amo Shintaro- sentencio el mayor
-¿No lo amas? ¿Y cómo te puedes acostar con el si no lo amas?- Pregunto bastante confundido el rubio
-Yo no me acuesto con el- dijo casi gritándolo –Él y yo nunca hemos tenido relaciones, desde que paso eso yo no soporto que me toque un barón ni siquiera que se me acerque no lo soporto- dijo abrazándose a si mismo
-Tatsuya- el rubio corrió a abrazarlo- si no te gusta Haizaki ¿Por qué no te divorcias? –Dijo separándose un poco para mirarle a la cara
-Se lo eh dicho pero él no lo acepta dice que algún día lo amare pero eso no sucederá, yo estoy destinado a vivir sin amor- dijo tomando asiento en su cama con sus hermanos
Más tarde a la hora de la fiesta Mei saludaba a sus invitados mientras se quejaba de la ausencia de su esposo pero aun así todo parecía ir bien –Hay viene papá- Advirtió el pelinegro mientras corría a abrazarlo –Mira la hora en la que llegas Taiga- advirtió Mei susurrándole
-Taiga un gusto en saludarlo suegro- fue Haizaki hacia el pero el otro no se dignó en saludarlo –Suegra que hermosa se ve hoy- le beso la mano y Taiga solo se fue a él no le impresionaba lo caballero que aparentaba ser Haizaki y se fue hacia la mesa en la que estaban sentada sus hijos y en cuanto llego los abrazo a los tres –Ustedes son mis amores y son lo más precioso que yo tengo
-Taiga quiero que me acompañes a saludar a los invitados-dijo Mei secamente –Por favor cariño- fingiendo para guardar las apariencias
-no me interesa saludar a nadie yo quiero quedarme con mis hijas- le contesto secamente- pero a pesar de eso se levantó de donde estaba y se marchó a su habitación
-Tetsuya mi hermoso Tetsuya como te amor, murmuro taiga observando una foto del peli celeste y se dispuso a salir en su camino se encontró con la nana y su confidente –Alex te puedo pedir un favor- pidió con amabilidad –si Mei pregunta por mi tu no me has visto- y se fue dejando a Alex algo decepcionada
Después de la fiesta estaban Haizaki y Tatsuya en su habitación
-Tatsuya tu sabes que yo te amo
-pero yo no te lo dije ya miles de veces
-Pero tendrás que amarme tarde o temprano tendrás que amarme- dijo mientras la sujetaba de los hombros con brusquedad
-Basta Haizaki hicimos un trato por eso me case contigo suéltame
-¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo tendré que esperar? Desde que nos casamos no hemos tenido un momento de intimidad ni una sola vez es que no puedes olvidar lo que paso
-No, no puedo olvidar y menos si tú me lo recuerdas cada que puedes