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Veneno y antídoto por LadyBondage

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Notas del capitulo:

Hola a todos, muchisimas gracias por leer y comentar la historia, me hacen muuuuy feliz. Vengo con sorpresas, 5 capitulos para el final de temporada.

 

A leer.

 

Incitaciones

[1]

 

—Eres tan hermoso… —Itachi intenta acercarse a un impertérrito Naruto, pero el rubio da pasos cortos hacia atrás impidiéndole la cercanía.

—Señor Uchiha, le pido por favor que no haga esos comentarios al libre albedrio, estoy casado.

—Eso no me importa, eres mi prometido.

—Fui su prometido, señor Uchiha, ahora estoy casado con su hermano, y debe respetar aquellos votos sagrados.

 

Naruto no tenía idea de lo peligroso que era tener a Itachi a escasos centímetros de su espacio personal. Itachi no se detenía ante nada, ni siquiera por el hecho de estar rechazándolo de frente.

 

—Tiene mucha confianza en sí mismo, señor Uchiha. —recalca Naruto desviando la mirada, Itachi se sonríe ladino, una de sus pálidas manos alcanza unos mechones de cabello rubio.

 

La belleza del Namikaze opacaba a cualquier mujer o creador que haya tenido la oportunidad de ver. Empero, el rubio ni siquiera parecía interesado en él, y eso le molestaba.

 

—He venido por ti, Naruto y nada me impedirá unirme a ti.

— ¿Qué es lo que está diciendo? —Naruto lo mira nuevamente con el brillo de la ira nublando sus irises azules. La sonrisa de Itachi se ensancha. Finalmente había conseguido atraer la atención de su creador.

—Lo que escuchaste, eres mío.

—No, no lo soy. —reúne todas sus fuerzas para apartar el cuerpo fibroso del Uchiha. Itachi no esperaba esa acción así que trastabilla ligeramente permitiendo a Naruto zafarse de su prisión.

—Lo eres, me fuiste prometido y no pienso quitar mis manos de ti.

—Ja, es gracioso señor Uchiha, no hay duda de que tiene buen sentido del humor, para su desgracia yo estoy casado, y nunca rompería mis votos por alguien que me abandonó en el altar. —Naruto suena dolido.

 

A su cabeza llegan los rostros compungidos de los invitados, puede escuchar los cuchicheos de su pueblo y la mirada de tristeza de su abuela. Itachi se burló de él, eligió a Deidara y huyó de sus responsabilidades. Lo enamoró en vano, porque no tenía la intención de amarlo.

 

Y Sasuke…, a pesar de su mal carácter y su corta habla, es su esposo, y lo ha protegido desde entonces. No sería capaz de hacerle el daño que Itachi le hizo.

 

—Deidara me engañó, me dijo cosas horribles sobre ti y yo…

—Las creíste, Itachi. —Naruto deja de tratarle con respeto, lo mira con un atisbo de rencor sordo que emana por cada poro de su piel.

—… Si, las creí, no tengo justificación alguna pero en ese momento yo no estaba seguro de nuestro matrimonio, tenía dudas, y miedo.

—Igual que yo, Itachi. —el príncipe rubio alza la barbilla en señal orgullo. —Yo no quería casarme tan joven, sin embargo acepté el matrimonio porque es parte de mis responsabilidades como futuro monarca del Reino de Fuego, y tenía fe en que lo nuestro funcionaria. Yo si me enamoré de ti.

 

Itachi se acerca sigilosamente cuidando de no asustar al rubio que aún mantiene su pose lastimera pero sus ojos azules revelan el daño causado, algo que no podía simplemente ignorar. Fue muy egoísta con Naruto al grado de abandonarlo a su suerte para seguir la suya, y muy tarde se dio cuenta del error que había cometido. Empero, aun podía remediarlo.

 

—Voy a cumplir con mi palabra a partir de ahora, Naruto, sólo déjame hacerte feliz. —aprovechando su precario momento de debilidad, el Uchiha mayor acuna la suave cariz del rubio.

 

Los ojos de Itachi son dos pozos profundos, desolados y obscuros. Su mirada mantiene una calidez que no había visto en otras miradas, Naruto se envuelve en un grato sopor ocasionado por el fuerte aroma varonil que exuda el cuerpo de Itachi.

 

Pero él no es Sasuke.

 

Sasuke merece absoluta fidelidad de su parte, se pertenecen, unidos por una fuerza mucho mayor que el odio o el rencor. Naruto sabe ahora que ve a Itachi a los ojos, lo mucho que Sasuke le gusta. A pesar de lo atractivo que Itachi es, no se siente igual que cuando Sasuke lo toma entre sus brazos.

 

—Yo no te amo Itachi. —dice seguro. Itachi aspira aire fuertemente, llegándose los pulmones de aquellas dolorosas palabras.

—Lo harás, volverás a amarme.

 

Y dicho esto, une sus labios a los de Naruto, forzando al menor a abrir la boca para colar su lengua. Pero el error de Itachi es confiar demasiado en una persona que apenas conoce, Naruto alza la rodilla directo a su entrepierna asestándole el golpe más intenso que haya sentido jamás.

 

Itachi cae de rodillas con el punzante dolor lacerando su miembro.

 

—Te equivocas, nunca te amaré, y puedes decirle a Deidara que lo he perdonado. Después de todo, es mi familia y no voy a darle la espalda.

 

 

[2]

 

Sasuke yace sentado al borde del lecho matrimonial con la vaga esperanza de encontrar alivio para la confesión que Sai le hizo.

 

Su primo no fue consciente del meollo al que había metido a Naruto con su lengua filosa. Sai no tenía la culpa de que su matrimonio estuviese basado en tratados y no en amor verdadero. Aunque en el fondo, le dolía pensar que estaba sintiendo cosas especiales por Naruto, y que jamás seria correspondido por el príncipe de Fuego.

 

Naruto se entregó a él por obligación, porque Sasuke lo incitaba a hacerlo más no lo hacía por voluntad propia, en sus escasos encuentros sexuales, Naruto se veía envuelto por la lascivia actitud de Sasuke, el rubio no daba iniciativa a entregarse por sí mismo.

 

—Sasuke…

 

Naruto luce diferente, sus mejillas enrojecidas y el cabello alborotado le dan un aire rebelde. Sasuke se pone de pie lentamente acercándose a su esposo.

 

Huele distinto, a frutos silvestres, el fresco del bosque y… a una esencia que le parece familiar. Naruto se lleva ambas manos al pecho, confundido y temeroso de que Sasuke descubra que se ha encontrado a Itachi.

 

Sasuke sabía algo, estaba completamente seguro, por ello tanta desconfianza de dejarlo andar solo por los alrededores del castillo. Y, aunque tenía sus razones para ocultarle información, Naruto sabía que en un matrimonio la confianza y la comunicación son elementos esenciales para hacerla funcionar.

 

Él no estaba seguro de cualquier modo, de contarle a Sasuke el encuentro con Itachi, eso ocasionaría disputas, y quería evitar conflictos entre los Uchiha.

 

Así que se decidió a guardar el secreto hasta que Itachi se marchara.

 

— ¿Dónde estabas? —la voz barítono de Sasuke rasga el viento y un silencio incómodo. Naruto se estremece de palmo a palmo, la cercanía que mantiene su esposo hacia él le abruma en cierta forma.

 

Sasuke no deja de mirarle fijamente, como si tratara de desentrañar su cabeza y encontrar las respuestas a preguntas mudas.

 

—Estuve en el bosque, me perdí de camino a casa.

—Se supone que Ino es tu dama de compañía.

—Pero tenía cosas que hacer, Sasuke. No siempre puede estar a mi lado.

 

El Uchiha frunce el ceño, toma el rostro de Naruto con sus ásperas manos obligándolo a verle. Naruto que no esperaba aquel súbito arranque, lanza un chillido que muere en su garganta cuando la lengua de Sasuke irrumpe en su boca.

 

No podía, simplemente no podía ni aceptaría que Naruto le mintiera, tampoco permitiría que Itachi ganara terreno en su corazón y cabeza. Naruto era suyo, lo sería el resto de su vida y el rubio tendría que vivir con ello.

 

Juraron lealtad y fidelidad frente a los dioses. Ya no podía dar vuelta de hoja.

 

Naruto se deja hacer, inmerso en una marea de confusión se aferra a la ancha espalda de su esposo enterrando las uñas en la tela de su ropa. Gime suavemente cuando las manos de Sasuke abandonan su rostro para colarse dentro de sus ropas, buscando piel suave que marcar, tocar y amasar.

 

El rubio ladea la cabeza dejándole espacio suficiente a Sasuke para marcar su cuello, y los labios de Sasuke se apresuran a morder y lamer la dulce dermis acanelada.

 

Con cuidado guía a Naruto a su cama, donde han hecho el amor un par de veces, el lugar que eligieron para amarse por primera vez.

 

En cuanto se aparta de Naruto, divisa la excitación y la lujuria bañando el cuerpo de su joven creador. Naruto es jodidamente bello, una criatura única, y suya.

 

Sin embargo, algo en su cuello llama su atención.

 

— ¿Qué es esto? —Sasuke toma la piedra hexagonal examinándola con los ojos entrecerrados. Naruto se aparta de su lado rápidamente evitando así que Sasuke siga inspeccionando el zafiro.

—Na-nada. —titubea. Sasuke frunce el ceño nuevamente.

—Quiero verlo, Naruto.

—No.

— ¿Por qué no? ¿Qué es lo que me ocultas?

 

Sasuke está a punto de tomar a Naruto entre sus brazos y obligarlo a que le revele el origen del zafiro pero todas sus intenciones con interrumpidas por el suave golpeteo de unos nudillos sobre la puerta.

 

— ¡Sasuke, soy yo, Sai, el rey quiere vernos, dice que es urgente!

 

Sasuke gruñe audiblemente antes de retirarse de sus aposentos dejando a un Naruto arrepentido.

 

 

[3]

 

Minato y Tsunade se miran entre sí, encontrando en sus miradas una plaga de miedo que amenaza con extenderse por el iris de sus ojos.

 

El rey lo supo desde el momento en el que sus emisarios le dieron aquel mensaje que había llegado días atrás de parte de la única persona a la que jamás podría dejar entrar a su reino.

 

Orochimaru quería a Naruto, y más allá de ello, quería los reinos que no pudo conquistar en su momento. El reino del Viento y el de las Olas pidieron su ayuda, porque sabían que Orochimaru se había aliado con guerreros fuertes, hombres que no temían a nada para afrontar a los demás reinos y exigirles su legado a cambio de perdonar sus vidas.

 

El mensaje encriptado que recibió por parte del reino de los Mares sólo alguien que hablara lengua muerta podría descifrarlo.

 

Sasuke entra al salón real custodiado por la Escolta del rey. En cuanto Minato advierte la presencia de su yerno, el alivio inunda su corazón.

 

—Sasuke, lamento haber mandado por ti a medianoche, pero es necesario. —Sasuke asiente, en los ojos de Minato sólo hay preocupación, Minato era una persona consciente de que su vida de casado era muy importante, y no le permitiría dejar solo a Naruto a menos que fuese por un motivo bastante fuerte que requiriera de todas sus capacidades.

— ¿Qué puedo hacer por usted, majestad?

 

Tsunade extrae el mensaje enrollado de una de las mangas de su largo vestido morado. Le entrega a Sasuke la carta, la Reina Madre también parece preocupada, incluso más que su propio hijo.

 

Sasuke se apresura a desenrollar el mensaje con el cuidado de no romper la hoja amarillenta y vieja.

 

—Lengua muerta. —sus ojos saltan de renglón a renglón, y conforme procesa las palabras la preocupación del rey y su madre es comprensible ahora.

 

Minato espera pacientemente para que Sasuke descifre el contenido, a su lado, Tsunade se mantiene estoica, protegiendo a su único hijo.

 

El Uchiha arruga la carta. Dentro de sí, la ira recrudece, su corazón palpita frenéticamente. Naruto viene a su cabeza con su sonrisa leche y esos ojos de cielo que parecen alegres de verle, a pesar de que no lo diga con palabras.

 

— ¿Y bien…? —pide la reina.

—Orochimaru nos ha amenazado, quiere a Naruto en matrimonio, el reino de Fuego, el reino de Hielo y todo aquel que se oponga, quiere unificar a los cinco reinos y hacerlos uno solo. Nos ha declarado la guerra.

 

[4]

 

Itachi cierra los ojos unos momentos, aspira una gran bocanada de aire. Una parvada de cuervos se sostiene con las patas en una de las ramas de los árboles, sus ojos curiosos se mantienen en el Uchiha.

 

—Mangekyō sharingan —susurra. Lentamente, abre los ojos. El color negro abandona el iris remplazándolo por un escarlata que reina en las irises del Uchiha mayor.

 

La habilidad perdida de los Uchiha, el mayor don de cada uno de ellos. Todos lo poseían, sin excepciones. Gracias a ese poder ahora sabía algo que podría mantener su estadía durante más tiempo.

 

Orochimaru declaró la guerra. Y él se uniría al reino de Fuego para demostrarle a Naruto que su palabra de protegerlo no había sido en vano.

 

 

 

 

 

APENDICE

 

Mangekyō Sharingan y Sharingan: Es un poder ocular con el cuál los Uchiha pueden vislumbrar el futuro, también pueden controlar la mente humana y bestias salvajes. Todos los Uchiha de sangre pura lo poseen, algunos en menor y mayor medida, dependiendo del entrenamiento. Sin embargo, abusar del sharingan causa daños permanentes en la vista. Era una leyenda que se esparció por todos los reinos más nunca fue confirmada del todo. Orochimaru si tiene conocimiento de que la habilidad permea en las generaciones actuales de los Uchiha y anhela apoderarse de ellas. 

Notas finales:

La confrontacion entre Naruto y Sasuke viene en el otro capitulo, no se deseperen hahahaha.


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