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Veneno y antídoto por LadyBondage

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Notas del capitulo:

Un año ya aquí, me alegra celebrarlo con este fic, mis inicios se remontan con Siervo, gracias a todas por su apoyo, espera y paciencia.

 

Este capitulo es para todas.

 

A leer.

Promesas

[1]

 

Naruto veía a su pueblo a través de las gruesas cortinas color turquesa, todo el mundo allá afuera era completamente azul. Aquel pensamiento lo llenó de regocijo, ver a su gente lo tranquilizaba. Mejor que escuchar la voz irritada de su abuela o las ordenes lanzadas por su padre.

 

—No pensé que estarías aquí —la voz de Kakashi se hace presente dentro de sus aposentos. Naruto gira la mitad de su rostro encarando al recién llegado.

 

Kakashi pudo notar la falta de animosidad en sus facciones. Y el relajamiento había abandonado su mirada para dar paso al reproche que no hacia verbal.

 

— ¿Qué haces aquí?

—Vine a buscarte —responde con obviedad. El rubio exhala un suspiro y vuelve sus ojos zafiro al exterior.

—No quiero verte, Kakashi.

—Naruto. No hemos tenido oportunidad de hablarlo correctamente pero quisiera hacerte saber que todo lo que pasó hace tiempo no fue enteramente culpa mía. Todas las noches maldigo mi existencia por no haber estado a su lado cuando Orochimaru atacó.

 

El príncipe no lo miraba pero estaba seguro que había arrepentimiento en la mirada obscura de Kakashi Hatake, su fiel guardián.

No podía culparlo de todo los acontecimientos pasados. Si bien el guerrero se ausentó, fue sólo por órdenes de su abuela, Kakashi jamás abandonaría a los Namikaze – Senju sólo por sus cojones. Él no era así, su lealtad se mantenía firme a pesar de los años y las circunstancias.

 

—Sasuke…, él estaría conmigo si tú hubieses estado en el campo de batalla.

—Eso no puedes saberlo Naruto. Si la muerte viene a buscarte, no importa dónde o con quien estés, ella va a llevarte, los Dioses no son benévolos con los mortales.

 

Naruto abre las cortinas de par en par vislumbrando el cálido horizonte que la vista le regala. Kakashi a pasos cortos se acerca al futuro rey del Reino de Fuego.

 

—No quiero tener un hijo ahora. —Tsunade y Minato sabían que aquella resolución de Naruto estaba basada en el dolor de la perdida.

 

Comprendían y a la vez repudiaban la idea de Naruto respecto a su vástago. El vientre antes plano comenzaba a hincharse y los Uchiha asimilaban el embarazo del rubio con mayor alegría, aunque inicialmente Madara se mostró reacio por motivos desconocidos.

 

—Es el hijo de Sasuke también.

 

El príncipe frunce el ceño. De pronto, un nudo se anida en su garganta y sus ojos se llenan de lágrimas. Si Sasuke lo escuchara con seguridad le habría gritado que era un vil egoísta.

 

Pero él no estaba más en su mundo lleno de vivacidad, de cantos de pajarillos, de aromas frescos, de brisa de lluvia. No estaba Sasuke para acompañarlo en su largo camino como futuro monarca.

Sasuke tuvo ideas antes de morir, ideas maravillosas sobre Konohagakure y su propia tierra del Hielo. Quería unificar comercios, vías marítimas, abrir puertos para la entrada de productos que sus congéneres no vendían.

Quería tantas cosas, que la vida no le alcanzó para hacerlas todas.

 

—Lo sé, es su hijo. Por eso mismo he decidido aceptarlo.

—Lo dices como si estuvieras sacrificándote. He escuchado a otras madres rogar por el bienestar de sus crías, y tú sólo lo aceptas como una derrota.

 

Kakashi se acerca al príncipe, sus pasos resuenan en la cabeza del Namikaze, el caballero pasa una mano pesada por el mentón y atrae su mirada zafiro a los ojos obscuros. Tales como los de Sasuke.

 

—Naruto, él merece la vida tanto como nosotros la muerte. Sé benévolo con tu propio hijo. No lo críes como a un bastardo. Acéptalo, amalo, protégelo. La vida nos dura poco y los valientes mueren rápido. Sasuke se fue pero te ha dejado un poderoso legado, haz uso de él.

 

Naruto no tuvo tiempo de decir más nada. Sus palabras se murieron en su garganta. Kakashi fue más rápido y se retiró de los aposentos del príncipe, dejando en él un hueco profundo y a su vez, una valiosa reflexión. El rubio lleva sus manos al vientre hinchado, el bebé comienza a dotarse de fuerza, de vida. Y Naruto se siente incapaz de arrebatársela. Sasuke viene a su pensamiento, el mismo Sasuke sonriente, del cual se enamoró, el Sasuke que ya no volverá.

Menea la cabeza, frustrado con el resultado. A este paso nunca podrá superarlo, tiene que empujarlo lejos.

 

 

 

[2]

 

Sasori jamás había expresado sus emociones. Solía mostrarse totalmente estoico ante situaciones que superaban sus límites de comprensión. Bajo las órdenes de Akatsuki no podía hacer mucho. Anteriormente, cuando era un criminal nómada que iba de aldea en aldea buscando a quien hurtar, conoció a Pain, el brutal líder de la organización. Él había visto potencial en Sasori, a pesar de ser solo un jovenzuelo que no sabía mucho sobre sí mismo ni de la vida.

 

Empero, luego de enlistarse en los Akatsuki, Sasori conoció el significado de compañerismo y familia. Los criminales como él no tenían muchas opciones en su forma de vida. Todo lo que había vivido con los Akatsuki lo hicieron una persona de la cual uno podía fiarse, pese a lo irónico que sonaba.

 

— ¿Algunas vez pensaste que te convertirías en un traidor a tu propia sangre? —a su lado, Deidara finge no escucharlo siguiendo con la actividad de cardar la melena de su caballo.

 

Sasori sonríe de lado.

 

—Un chico como tú que lo tenía todo de repente se vuelve un desgraciado y traiciona a su primo robándole al prometido. ¿Al menos Itachi te folló bien?

 

El rubio se detiene, sus manos temblorosas afianzándose del cepillo, aprieta los labios y mantiene sus ojos clavados en el precioso espécimen de raza puro color negro que le había sido obsequiado por los Akatsuki ahora que era uno de ellos.

 

—Contesta, el Uchiha supo meterla bien. ¿O sólo conseguía su propio placer? —a estas alturas, Deidara es una masa de ira y vergüenza. El pelirrojo lo toma desprevenido por detrás, las toscas manos sobre su estrecha cintura, puede sentir algo duro contra sus nalgas.

 

Sasori se la había insinuado prácticamente desde que puso un pie con los sicarios. Él era el único miembro de los Akatsuki que no lo respetaba y lo hacía sentir como una puta barata.

En otras ocasiones Sasori ya se había aprovechado de él. Ya sea robándole besos o amasando sus nalgas cuando pasaba a su lado.

Lo incomodaba pero no decía nada, porque temía que Pain lo echara. Deidara estaba a prueba, no tenía un lugar a donde ir. Tsunade lo odiaba, Naruto lo perdonó pero no significaba que lo viera con buenos ojos. El pueblo entero lo detestaba.

 

—Sasori, déjame en paz.

—Tengo tantas ganas de follarte Deidara —susurra al oído la voz cavernosa del pelirrojo.

 

Deidara también tenía que admitir que Sasori era en exceso atractivo y que lo encontraba seriamente sensual cuando le hablaba de ese modo.

Aunque tratara de negarse y quisiera odiarlo, no podía. Deidara se rendía ante esas manos que sabían dónde tocarlo.

 

Sasori aprieta su miembro duro contra las caderas del contrario haciéndolo sentir su deseo hirviente.

 

Quiere que Deidara se lo pida, no es un violador, un asesino y ladrón sí.

 

—Uhm…joder… no.

 

Deidara reanuda su faena fallando miserablemente. La respiración cálida de Sasori golpea la piel desnuda de su nuca. Sasori es más alto y más fuerte, no se esfuerza mucho en cargar a Deidara, provocando que éste deje caer el cepillo al heno del caballo.

 

— ¡Suéltame bastardo! ¿A dónde me llevas? —exige el rubio golpeando el pecho fuerte del pelirrojo.

 

Sasori no le presta atención, lo lleva a las caballerizas aisladas de la organización. Un lugar donde nadie podrá escucharlos mientras follan. Porque definitivamente esa misma tarde iba a demostrarle a Deidara el tamaño de toda su generosidad.

 

 

 

[3]

 

Mitsuki era el hijo bastardo de un sátiro con una elfa de mar. Al nacer, el niño fue abandonado a su suerte y encontrado por una ninfa vieja que lo crío como su hijo a pesar de no llevar la misma sangre.

 

Sus extraños rasgos dejaban entrever la delicadeza de su linaje y la fortaleza de la sangre que circulaba en sus venas, producto de una unión fuera de lugar.

 

En el pueblo lo rechazaban constantemente, él vivía en los adentros del bosque, la mayor parte de su tiempo la pasaba leyendo libros enormes que su madre ninfa le obsequiaba o buscando extrañas plantas para sus brebajes.

Y esa misma noche encontró a uno de los seres más fascinantes que haya visto.

 

Un hombre.

 

—Por favor, tienes que ayudarme.

 

Tiene el cabello negro como la noche y sus ojos son dos pozos sin fondo. La piel tan blanca como la nieve, y labios grandes de lavanda. Huele a sal y arena, vestido con una túnica blanca y pantalones negros de lino fino. La cabellera larga caía grácilmente alrededor de su rostro de ángel. Porque no había mejor descripción que esa para un hombre tan hermoso como él. Mitsuki incluso tuvo la sensación de cosquilleo en su estómago cuando esos ojos negros lo miraron con un brillo que expresaba suplica y tristeza.

 

Mitsuki se muestra sorprendido al escuchar la lengua muerte de una voz rasposa y varonil. Hacia tanto tiempo que nadie hablaba ese dialecto.

 

— ¿Cómo puedo ayudarte?

 

Sasuke toma una bocanada de aire. En medio de esa habitación de madera vieja con olor a canela, en una cama de hierbas y telas suaves, los ojos amarillos lo miran expectantes.

Ese chiquillo tiene una mirada cálida, como la de Naruto, y una piel de seda. Le recuerda mucho a su rubio amor al otro lado del mar.

 

Tuvo que huir de Sakura porque estaba seguro que ella no lo ayudaría. Vio sus intenciones en esas facciones delicadas, sabía que la ninfa lo quería ahí, para procrear, para tenerlo atado como un esclavo.

Él iba a volver al lado de Naruto. Ya había pasado bastante tiempo y temía que fuese demasiado tarde.

 

—Necesito irme de aquí. Necesito volver a Konohagakure.

 

Mitsuki abre la boca sorprendido, sus ojos de sol tintinean bajo la escrutiñadora mirada del hombre de cabellera azabache.

 

— ¿Konohagakure? ¿La tierra del fuego? —pregunta sorprendido.

— ¿La conoces? ¿Has ido alguna vez?

 

La esperanza crece ante el asentimiento del joven.

 

—Hace una temporada, cuando el verano era cálido y las flores abrían sus pétalos saludando al sol.

— ¿Crees poder sacarme de aquí?

 

Mitsuki tuerce los labios, una mala señal para Sasuke.

 

—Me gustaría pero ella… Sakura, ella podría castigarme si te ayudo.

—Por favor Mitsuki, si me ayudas, podrás quedarte en Konohagakure. No tendrás que regresar aquí, necesito salir de aquí y eres el único que puede conseguirlo. Te necesito.

 

Sasuke jamás había suplicado como lo hace ahora, y Mitsuki tiene que reconocer que el Uchiha es demasiado valiente.

 

—Está bien, lo haré. Hay un barco que zarpa cada noche de Luna Menguante, ellos podrán llevarnos a las Tierras Perdidas que colindan con las Tierras del Fuego, donde está Konoha.

 

APENDICE

 

*Tierras perdidas: Mejor conocidas como las Tierras de Nadie. Es una mancha uniforme de tierra árida.

 


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