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Veneno y antídoto por LadyBondage

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Notas del capitulo:

Advertencias: angst, drama. Nothing more.

 

 

Gestación

1

 

El invierno abandonaba las tierras cálidas de Konoha, las aves dejaban sus nidos para retomar el vuelo y las flores abrían sus pétalos para recibir el saludo del sol. Los colores vivos volvían a relucir en las calles, risas escandalosas de niños y pieles jóvenes cubiertas por telas transparentes comenzaban a poblar cada recoveco existente.

 

Y su vientre hinchado y redondo se mostraba orgulloso bajo las ropas de monarca.

 

Naruto suspira, había extrañado el sol sobre su piel, el aroma a flores silvestres y la brisa del verano otra vez. El invierno fue corto y extenuante. Un invierno que vino a permanecer en las heridas de guerra. En su corazón joven todavía seguía latente la sonrisa y el olor natural de Sasuke.

 

No sabe con exactitud cuánto tiempo ha pasado, Naruto prefiere no saber, no preguntar acerca de ello. Empero los días han transcurrido lentos, al igual que las noches plagadas de lunas sin brillo.

Sin embargo, Itachi estaba a su lado, para bien o para mal, el Uchiha no lo había abandonado. Contrario a lo que pensó, Itachi mantenía una distancia prudente. No lo buscaba, no lo atosigaba, no era una sombra a sus espaldas, lo que permitía a Naruto soñar despierto.

 

Acaricia el contorno de su estómago cubierto por la túnica guinda.

 

—Buenos días —su voz es armoniosa, ya no hay reproche o dolo.

 

Todavía no puede acostumbrarse a él o a ella, aunque en su intimidad el bebé lo escucha. Naruto no quiere ni pensar que el fruto de su vientre haya podido vislumbrar sus deseos de no tenerlo. Antes no le parecía tan horrible, ahora es aberrante el sólo pensar que pudo deshacerse de él.

 

«Sasuke jamás me lo habría perdonado»

 

— ¿Naruto? —Gaara entra a la habitación del príncipe.

 

Todo en él sigue igual, excepto la barba crecida de días y el pelo rojizo que roza el cuello. Luce más apuesto que de costumbre. Naruto lo sonríe amenamente, recibiendo por parte de su Escolta Real un asentimiento.

 

—Pensé que demorarías más en venir por mí.

—Nunca, su majestad —Gaara se ve tentado a hincar la rodilla sobre el suelo pero las manos suaves de Naruto lo sujetan de los hombros, impidiéndoselo.

—Que ahora seas mi Guardián no te da derecho a tratarme con respeto.

 

Gaara había decidido enlistarse en la Escolta del Rey para proteger a Naruto. No confiaba plenamente en Itachi y temía que otro ataque pusiera en peligro la vida del príncipe. No se perdonaba todavía la muerte de Sasuke y la tristeza que seguía embargando a su pequeño lirio.

 

—Serás mi futuro rey —Gaara lo amonesta con una voz de hierro.

—Soy tu amigo. Y cuando me convierta en rey, seguiré siendo Naruto para ti.

—Sería injusto para los demás Escoltas.

—Qué se jodan los demás.

 

Comparten una risa estridente. La fluidez de una amistad que añejada por los años y las remembranzas daba sus frutos entre unos ojos azules y unos del color de los lagos verdosos.

 

—Ya está muy grande —de pronto, Gaara se aleja un poco para posar las manos hirsutas sobre el vientre crecido de Naruto.

 

El gesto lo incomoda, aun no se acostumbra a ser consentido de ese modo por personas cercanas a él. Una punzada de celos lo acongoja desde el centro de su corazón. El bebé estaba recibiendo mucha atención últimamente y todos se olvidaban de él.

 

—Sí, lo está. —Naruto aprieta los puños.

 

La confianza ciega de Gaara recorre el vientre con las manos hasta deslizarse a la espalda. El pelirrojo lo abraza cada vez que se da la oportunidad, como una despedida que sabe amarga. Naruto tiene miedo de perderlo como perdió a Sasuke, de que la guerra que pensó terminada vuelva a alzarse desde las cenizas.

Acepta el abrazo envolviéndose en el aroma a anís de su mejor amigo.

 

—Crecerá sano y fuerte junto a ti —asegura Gaara en un pequeño susurro compartido.

 

Naruto asiente.

 

—Y será un gran rey.

— ¿Cómo lo sabes? —           quiso saber Naruto.

 

Gaara lo aparta de los hombros para estrechar sus profundos ojos verde-agua.

 

—Porque tú lo educarás para que lo sea.

 

 

 

2

 

Obito Uchiha llegó a Konoha una noche antes de que el invierno acabara, con el viento soplando a favor de su barco y las aguas tranquilas de un verano que presagiaba ser atemporal.

 

Sus hombres lo hicieron descender de la barca cuando la luna merodeaba entre un banco de nubes plateadas. Sus parientes pronto lo recibieron con algarabía en el puerto. Los hombres que lo acompañaron durante la travesía anclaron el barco y se permitieron una deliciosa cena con sopa de cebollas, setas adornadas con salsa de mango y vino fresco de las bahías veraniegas.

 

Brindaron por la guerra que terminó, por los que sobrevivieron, por el príncipe en cina y también sollozaron la pérdida de un valeroso Uchiha. Obito dedicó unas palabras en honor de su primo y luego alzó la copa rebosante de vino purpura, lanzó un gritó desaforado. Vítores y canticos, los trovadores no se daban abasto con las danzas que interpretaban.

 

A la llegada del alba, con una caricia de la brisa marina, Obito se dirigió a los salones principales a presentar sus condolencias al rey y a su madre.

 

Pero en su lugar, se encontró con un hombre por demás desagradable.

 

Kakashi Hatake.

 

—Pensé que ya habían muerto todos esos mequetrefes —arguye Obito en la sala común reclinado en un sofá de lino y con la copa de leche fría a su lado.

— ¡Obito! —Amonesta Madara, su padre —Te he dicho que no te expreses así. Hatake es uno de los guerreros más valientes y fuertes que ha dado este reino. Me habría gustado que tomases la espada en vez de dedicarte al comercio.

 

Madara bebe de su vino de bayas rojas. Obito resopla fastidiado.

 

Desde que era niño, su padre lo había llenado con historias de las proezas de los Hatake. Sakumo había sido su héroe de infante. No compartía su amor por las espadas pero si por la justicia.

Madara en su juventud le dijo que lo quería como un guerrero a favor de los Uchiha o enlistarlo en las filas Namikaze.

 

Nada de eso ocurrió.

 

Obito amaba los números más que otra cosa, gustaba de leer y se entretenía jugando con los animales domésticos de los criados. Madara no pudo hacer mucho cuando su enclenque hijo optó por comerciar antes que matar.

No formaba parte de él hacerle daño a otra persona, y el Uchiha mayor lo entendió a regañadientes.

 

—Presume sus títulos tanto como su espada. No vale la pena hablar de él.

—Me gustaría que al menos fueras más amable, Obito. Dirigirte a mí de esa manera sólo te hace más arrogante de lo que ya eres —el silencio se hizo presente, Obito finge no escuchar nada ante la severa mirada de su padre.

 

El Hatake se sonríe. Obito Uchiha actúa como un niño todavía a pesar de los veintisiete inviernos encima.

 

— ¿Qué hace él aquí, padre? —Madara esboza una amplia sonrisa.

—Vino a resguardar de mis bienes.

— ¿Bienes? —Obito lo mira a los ojos. Madara asiente.

—Será tu Escolta durante tu estadía —El Uchiha mayor no le da lugar a replica, lo hace callar con el solo levantar la mano.

—No pensé que me considerabas un objeto de tu tan vasto empoderamiento.

—No lo eres, hijo mío. Eres más que piedras preciosas y telas de seda. Mi amor por ti no es lo que vale al público. De ser así, ya te habría puesto en venta, tu belleza descomunal y tu bravura bien habrían valido mil monedas de oro y aun así me deberían los insensatos.

 

Obito se sonroja furiosamente. Kakashi suelta una risa ronca, deliciosa, de los pocos atributos que Obito realmente aprecia.

 

—No necesito una Escolta, y de ser así, Kakashi sería la última opción para mí. - El aludido se echa a reír más fuerte.

 

Madara resopla frustrado. Su hijo era tozudo como su difunta madre.

 

-No es una opción Obito, Kakashi se quedará a resguardarte y lo obedecerás.

- Pero padre…-

- Sin peros, estoy viejo y cansado. Entiende mi postura, hijo mío. Kakashi es un hombre de palabra, te cuidará. - Madara palmea los hombros de su vástago, con una sonrisa se despide dejándolo a merced del burlón Hatake.

- Tu carácter infantil sólo te traerá problemas, Obito. Acepta lo que tu padre me ha encomendado, nos harás un favor a ambos si te comportas como un Uchiha y no como un maldito noble berrinchudo que de esos ya tuve muchos.

 

Obito pensaba replicar, pero Kakashi abandona el habitáculo. Tenía asuntos importantes que resolver, pese a que había dado su palabra de cuidar de Obito, no le apetecía escuchar sus injurias. El Uchiha tenía que aprender de respeto. Y él tenía que aprender de paciencia.

 

 

3

 

Sasuke y Mitsuki no dejaron la Isla como habían pensado. Sakura fue más lista y al día siguiente partió a Tierra Oriente, muy lejos del mar y de toda esperanza de embarcarse rumbo a Konohagakure.

 

La ninfa no iba a permitirse perder a Sasuke. Mitsuki, sin embargo, era consciente de que desafiar a la pelirrosa resultaría peligroso para los dos. Por un lado, Sasuke había perdido un brazo y no coordinaba plenamente la movilidad en el otro, lo cual lo inutilizaba. Aunado a que él mismo no tenía experiencia en batalla, no sabía usar una espada, su naturaleza pacifista le impedía practicar actividades que emplearan la violencia como método de salida.

 

Mitsuki nunca sería así, aunque necesitaba serlo en esos momentos o tal vez conocer a alguien con buen corazón como para ayudarlos. Podía sentir la desesperación en Sasuke, la cual crecía gradualmente conforme los días y las noches pasaban.

Empero lo único que le restaba hacer era mantenerse a su lado hasta tomar la oportunidad de huir.

 

- ¿A cuántas leguas quedará Konohagakure, Mitsuki? -pregunta Sasuke con los ojos brunos puestos en el horizonte, observando los últimos destellos del sol abandonando la tierra.

 

El de cabellera grisácea no responde. Sasuke no necesita saberlo, decírselo empeoraría las cosas para él.

 

- Mitsuki déjame a solas con Sasuke, por favor -la voz suave de Sakura los saca de su sopor.

 

Sasuke se envara al instante, acto que no pasa desapercibido para Mitsuki.

 

- Mi señora yo…-

- Mitsuki - dice Sakura con la amenaza en sus ojos esmeralda.

 

Mitsuki asiente dispuesto a salirse pero Sasuke lo toma del hombro y mudamente asiente, diciéndole con ese simple gesto que todo estará bien.

 

- Gracias Mitsuki.

 

Una vez que el muchacho abandona el recinto, es Sakura quien rompe el silencio con el sonido que provoca la tela al rozar su piel desnuda debajo de la túnica.

 

- Espero que este lugar sea de tu agrado, Sasuke.

- No podría estar menos complacido, mi señora.

 

Sasuke ha aprendido a ser cortes en situaciones que lo ameritan y a morderse la lengua cuando es necesario. Sakura sonríe con gusto mientras le pasa sus largos brazos alrededor del cuello.

 

- Mi señora le recuero que soy un hombre casado.

- Lo sé y no me interesa en lo más minimo. Ahora eres mío.

 

Sakura busca los labios de Sasuke con el desespero de quien no ha engullido alimento durante mucho tiempo. Sin embargo, Sasuke se niega a cederle algo que no le pertenece a ella, algo que le pertenece al hombre que juró amar en vida y después de la muerte.

 

- Lo siento mi señora. No puedo entregarle lo que busca. Sé que hay muchos hombres allá afuera que desearían tocarla. - Sasuke la empuja con suavidad intentando no ofenderla en el acto.

 

No obstante, Sakura se ofende ante el desdén del Uchiha. Nunca antes la habían rechazado, no así, no deliberadamente. Cada uno de sus amantes –hombre o mujer- disfrutaba de su carne, de sus muslos blandos y su cuello de cisne. Ella no se ofreció a nadie con la libertad con la que se ofrecía a Sasuke.

 

A ella le llegaban las ofertas, era ella quien rechazaba.

 

- Debes amarlo mucho. -Su dolor es palpable. Es el ego destrozado el que habla y el reproche en su mirar verde el que Sasuke recibe.

- Con toda el alma.

 

Sasuke podría enlistar todas las cualidades y defectos que ama de su esposo. Pero Sakura no se queda a escucharlo. Prefiere la soledad o el calor de un buen amante antes que deshacerse el corazón con la cruel verdad.

 

Sasuke Uchiha nunca será suyo.

 

 

Notas finales:

Qué alegría que hayan llegado hasta aquí. Primero que nada quiero disculparme por haber dejado todos mis fics colgados, por haber ilusionado corazones y haberme dejado derrotar por malos comentarios durante poco más de un mes. Porque la verdadera razón por la cuál actualizaba poco era por eso, hasta que finalmente me harté y lo dejé todo tirado.

Sí, estuvo mal. Pensé erroneámente que era lo correcto, que abandonar lo que me gustaba podría sanarme por dentro. 

Me equivoqué. No sané, aunque no posteaba seguí escribiendo y escribiendo, una catarsis que ayudó a expulsar el veneno.

Luego de unas semanas depresivas y de mucha reflexión, decidí que tomar las riendas y volver al ruedo. 

No volverá a pasar, no abandonaré lo que hago por nadie más. Yo no estoy para darle gusto a los demás, sino a mí. Pueden leerme, pueden comentarme, pueden compartirme, incluso pueden abuchearme pero eso no me hará desistir de seguir escribiendo. Lamento a las chicas que me siguen haberlas decepcionado, realmente pensaba largarme y no volver. Porque estaba cansada de malos comentarios, también me di cuenta que muchos de ellos se basaban en la envidia, de que había alcanzado a muchas personas y que quizá la mejor manera de hacer fracasar a alguien es decirle que lo que hace está mal aun si eso le gusta mucho.

Así que ya no me daré por vencida, seguiré escribiendo. 

Lo que si lamento es que no para este fandom como antes, tengo muchas ideas para SNK, eso sí, terminaré todos mis fics y de repente subiré uno que otro one shot. Después de un tiempo tal vez me anime a subir long fics como antes, por el momento quiero enfocarme en terminar todo aquí pero sobre todo, GRACIAS a las que me apoyaron, a todas esas personas que me mensajearon en fb, lamento si no respondí, no me sentía bien para nada ni nadie. Ahora me encuentro m ejor y con mucha pila. 

Por último, espero que lo que está por venir les guste mucho y siga teniendo su apoyo en estas historias y en las que vienen -de otro fandom- gracias miles. Besos a todas y todos.

 

Andy


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