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Veneno y antídoto por LadyBondage

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Notas del capitulo:

Por fin, es largo el capitulo considerando que la boda y la noche especial tenian que ser largas... ojala perdonen eso. Gracias por sus bellos comentarios y su hermoso apoyo, les estoy sumamente agradecida, este capitulo va para todas en general, y para las que pedian lemon hehehehe. Sin más por el momento...

 

A leer.

Noche de bodas

[1]

 

Naruto se siente estúpidamente torpe como nunca antes, se pone de nuevo la capucha y masculla una escueta disculpa para huir de ahí pero rápidamente unas manos se aferran a su cintura como garras de águila. Y se remueve inquieto porque el toque es tan familiar como extraño.

 

—Oye, oye, ¿estás bien, chico? —la voz atronadora del hombre con el que chocó le habla en susurros quedos. Como si no quisiera ser escuchado.

 

Shishui ladea la cabeza tratando de entender que está sucediendo.

 

—Eh si, muchas gracias… yo tengo que irme. —le dice al sujeto intentando liberarse de su agarre. — ¿Podría soltarme, por favor? —Naruto habla en voz baja, Sai entonces se percata de que se ha aferrado con tanto ímpetu al muchachito.

 

A su pesar, libera al joven de ojos bonitos para verlo partir rápidamente, corriendo como una ráfaga de viento de cabellos dorados. Porque él si notó el color de sus hebras.

 

—Quién lo diría amigo mío, ese chico es del tipo que me gustan; sedosos, esbeltos y altos. —suelta un suspiro nostálgico, Shisui palmea su hombro derecho con leve complicidad.

—Y no es para ti, lastima.

 

 

 

[2]

 

Sasuke se reúne en la comida con todo el sequito Namikaze pero el rey no le quita la mirada de encima, es incómodo hasta cierto punto tener que lidiar con la presencia pesada de Minato, parece que no lo quiere ahí. Madara por su parte bebe el vino dulce de acre y se deleita con las historias fantásticas de Jiraiya, esos dos no son tan amigos como se ve, pero hay algo de cierto en los dos: ambos lucharon a muerte en su juventud por el amor de Tsunade, extrañamente Madara tenía todas las de ganar, y en últimos momentos dejó que Jiraiya lo venciera porque realmente estaba enamorado de la Senju.

 

Su padre habla de estrategias políticas con Nawaki y Tobirama,  el hermano menor de la reina y su tío. El último los miraba mal sin disimular. Madara y Tobirama se detestan tanto que tuvieron que sentarlos alejados uno del otro porque de mantenerlos cerca, serían capaces de amenizar una batalla campal.

 

Y esa historia Sasuke la comprende poco, sólo sabe que Madara siempre le tuvo mala leche a Tobirama por interferir en su amistad con el difunto padre de la Senju; Hashirama. Aunque en su niñez mantuvo intacta esa curiosidad, ahora le da igual lo que haya sucedido entre ellos.

 

—La comida es tan buena como siempre, querida. —alaba la voz alebrestada de Tobirama, Madara medio sonríe, medio revira los ojos cuando el Senju se pronuncia.

—Gracias tío, en realidad debo los honores a Shizune, fue ella quien preparo el cordero con especies frutales, no me quiere dar la receta. —menciona cariñosamente Tsunade.

—La verdad es una buena anfitriona, una vez más, agradezco que tu invitación se haya extendido a toda la familia. —Madara Uchiha alza la voz. Tobirama gruñe por lo bajo.

—Había olvidado que fastidioso es un Uchiha. —arguye Tobirama pero lo hace tan quedo para que el Uchiha no lo escuche, al menos no el Uchiha correcto.

—Lo volveré a decir; Sasuke contraerá nupcias con mi nieto, tenemos que ser esplendidos con toda la familia.

 

Sasuke echa una mirada a toda la mesa para sacarse de la cabeza las palabras de la vieja reina. Odia sentirse como un muñeco de trapo que sólo es espectador más no le incluyen realmente en sus decisiones.

 

En la comida hace falta la presencia de su futuro esposo, pero por seguir la tradición; el príncipe fue confinado a su habitación para tomar sus alimentos.

 

—Cuando recorrimos el pueblo nos encontramos con la criatura más bella que puedan imaginar. —escucha el susurro ligero de Sai a su lado mientras platica con Kagami –su primo-, el rostro del mayor se le ilumina de reverdecida curiosidad.

— ¿Y cómo era?

 

Sasuke presta atención a Sai, le ha entrado curiosidad por alguna razón, y que mejor para olvidar el cotilleo de la reina y la dura mirada del rey si puede embeberse con las idioteces de Sai.

 

—Alto, delgado, ojos azules y cabello rubio. Hermoso a simple vista, con la piel suavecita que olía a nuez y miel. —balbucea para Kagami, el otro abre los ojos y una sonrisa discreta se dibuja en sus labios.

 

De repente, una punzada le pica el estómago cerrándole el paso a la comida que con trabajos engulle. Sai no puede estar hablando del mismo chico que él encontró en el bosque, a menos que…

 

— ¿Dónde lo encontraste? —se une a la corta charla. Sai se queda callado un segundo girando su rostro a la izquierda encontrándose con un par de ojos negros que lo miran insistentes.

 

Esboza una sonrisa ladina, travieso como una pantera.

 

—Es un chico Sasuke, pensé que tenías otros gustos… ya sabes, los míos no son dignos de ti. —se burla el Shimura, y Sasuke aprieta los puños por debajo de la mesa, sin apartar la vista de Sai, sonríe al igual que su primo.

—Sólo me ha provocado interés, es todo. Hablas de él como si fuese una maravilla tallada en mármol, algo que para venir de ti debe ser poco creíble. —contrataca Sasuke, Sai frunce el entrecejo y esa sonrisa muere para darle paso a una fina línea de labios rosados.

—Pues lo que digo es cierto, de hecho para responder tu pregunta, te diré que venía corriendo de los bosques, y era demasiado hermoso.

 

Ahora no hay duda alguna, Sai se encontró con su príncipe. La rabia emerge como agua hirviendo en sus venas. Conoce a su primo, sabe qué clase de casanova es, porque él mismo lo ha visto en acción pero si piensa que va a poder cortejarle se ha equivocado. Le ha gustado el chiquillo y si o si será suyo, ya después Sai podrá disfrutarlo pero primero él tiene que dar el paso antes de que el Shimura se le adelante.

 

 

[3]

 

La tarde cae en el reino de Fuego, con el calor, todos los Uchiha optan por vestir ropas más claras que el negro pero menos lívidas que el blanco. Sasuke usa el azul obscuro en su ropa, la boda se estableció para esa tarde y eligió el atuendo con el color de su casa para representarse así mismo en la corte real.

 

—Te sienta bien el azul. —su padre se adentra en sus aposentos con la pose gallarda y la mirada llena de orgullo.

Sasuke se sorprende de ello porque el orgullo de la familia es Itachi.

 

«Pero ha huido» se recuerda mentalmente.

 

—Creí que sería lo más adecuado, además por peticiones de la reina, la boda se celebrará en el templo cercano a las costas, el sol me dará en todo el cuerpo, por eso preferí usar algo menos bochornoso. —dice poco animado.

 

Fugaku se acerca a su hijo a paso lento. Sasuke e Itachi son demasiado diferentes, siempre lo fueron, empezando por la forma de hablar y de caminar, el aspecto físico y de pensamiento. Siempre pensó que su primogénito seria el heredero del reino de Hielo cuando Madara y él murieran, pero con los sucesos repentinos, todas las cartas se movieron a Sasuke: la oveja negra de la familia.

 

Su carácter insurrecto y su manera de expresarse acerca de la libertad y seguir sus deseos lo impulsaron a viajar constantemente.

 

—Tu madre estaría orgullosa. —Fugaku recarga la derecha sobre su hombro, ambos se miran fijamente a los ojos.

 

Mikoto estaría a punto de llorar mientras le repartía besos en la mejilla, la conocía mejor que a su padre o a su hermano. Porque mientras Itachi era entrenado para destacar en cualquier arte, él era delegado al segundo lugar. Y ser el centro de atención ahora le molestaba demasiado.

 

Echaba de menos al idiota de su hermano, si no hubiese abandonado sus responsabilidades, ahorita mismo él estaría ahí en el reino de Fuego pero buscando al rubio principito que se le escabulló y quizá con un poco de suerte se lo estaría follando en la hierba húmeda mientras lo escucha gritar de placer.

 

—Supongo que sí. —replica él desganado.

 

Fugaku sonríe ligeramente.

 

—Es hora. —le dice en voz rauda. Sasuke asiente resignándose a su destino. Para darse valor, toma la copa de vino de dulce uva y la bebe de un sólo trago.

—Estoy listo. —proclama escuetamente.

 

Y ambos Uchiha abandonan la habitación en un estridente silencio.

 

 

 

 

[4]

 

—Quédate quieto, joder. —Shizune lanza una maldición al aire, Naruto se muerde el labio inferior para no soltar una carcajada.

 

Nuevamente le están vistiendo para una boda; y esta vez será una de verdad y no la pantomima barata donde él se vistió para dar el mejor espectáculo de los cinco reinos.

 

—Lo siento pero me haces cosquillas.

— ¡Naruto! —su padre entra a la última habitación de la Torre Norte donde el rubio se encuentra peleando con Shizune entre risas ligeras y carcajadas sonoras. El llamado sólo les provoca erguir sus espaldas como tablas y hacer como que no estaban haciendo nada malo. —Hijo, te estamos esperando. —Minato endulza su voz para su único vástago.

 

Naruto sonríe avergonzado por cómo está vestido. La túnica blanca cae sobre su cuerpo cubriendo la desnudez contra miradas ajenas, pero no para la de su futuro esposo, quien tendrá que deshacerse de la tela para poseerlo, de pensarlo se le colorean las mejillas y se le seca la garganta.

Shizune ha escogido adornar su cuello con una fina gargantilla de oro blanco con incrustaciones de zafiro y rubí que brillan en el sol, y las sandalias de cuero cubren sus pies delgados, las mangas largas de la túnica cubren sus brazos hasta las muñecas donde sobresalen dedos largos.

Pero lo mejor es su cabello; adornado con cristalería engastada en las hebras, es una fortuna que su cabello sea un poco más largo, le roza los hombros delicadamente y se acomoda muy bien si lo cardas con las manos.

 

Minato está orgulloso de su retoño, no es como imagino que sucederían las cosas. Sin embargo, esperaba en el fondo que Sasuke fuese capaz de hacer feliz a Naruto, porque estaba a punto de unir su vida al único ser que amaba con todas sus fuerzas.

 

— ¿Cómo me veo? —pregunta su hijo con la voz dulce de trinar de pajarito. Minato insinúa una sensata sonrisa.

—Muy hermoso.

 

«Mejor que la primera vez» piensa el rey.

 

—Gracias papá.

 

Shizune ayuda a Naruto a colocarse el suave velo encima de su cabeza. Tanto mujeres como creadores tenían que respetar las costumbres eclesiásticas de cubrir todo su cuerpo para darle una grata sorpresa a su futuro compañero en el altar. Naruto agradece aquello porque de verdad no quiere ver a ningún invitado, aun siente la vergüenza de la humillación que Itachi provocó.

 

 

 

[5]

 

Sasuke echa un largo suspiro por la boca. Toda la gente reunida en la plazuela del templo espera ansiosamente la llegada de su futuro esposo, y él lo que menos quiere es que eso pase. Quizá si el chico se arrepiente sería mejor para él. Así no tendría que unir su vida a alguien que no conocía.

 

Los trovadores comienzan a tocar la característica música de la marcha nupcial. Toda aquella parafernalia sigue el ritmo de los músicos, los vellos se le erizan de una ligera conmoción.

 

Escucha los murmullos de la gente, por respeto no se le permite girar la cabeza para ver a su esposo caminar al altar. Madara y Fugaku parecen contentos con lo que está sucediendo. Pues claro, unirán su reino con el reino más poderoso de Kanto.

 

Finalmente la música se detiene, a su lado se encuentra su prometido, le echa una mirada discreta por el rabillo del ojo, sólo ve una alta figura esbelta cubierta de sedosa tela blanca de lirio, la más costosa en todo el continente. Si no se equivoca, una túnica o camisa cuestan alrededor de dos costales de oro. Si así de derrochadora es la familia Namikaze, no quiere ni imaginarse cuanto habrán gastado para la ceremonia después de la misa.

 

Naruto se siente tremendamente nervioso a lado de la imponente figura masculina. Desde que se adentró al templo sólo pudo ver su ancha espalda cubierta por la capa de raso azul tussah, que danzaba con el viento de Konoha mientras el daba pasos cortos hacia él.

 

No puede verle a la cara pero cuando digan sus votos, su prometido tendrá que retirarle el velo y entonces por fin podrán verse a las caras.

 

Un sacerdote amigo de los Namikaze comienza a tomar la palabra una vez que todos los congregados se sientan sobre las butacas.

 

«Por el Dios de los Seis, hijo de la Diosa de la Luna y el Dios del Fuego, convocó a todos los seres celestiales para presenciar esta unión entre dos poderosas casas nobles: Sasuke Uchiha, hijo de Fugaku Uchiha y su difunta reina consorte, Mikoto Uchiha, príncipe heredero del reino del Hielo y aguerrido caballero enlazando su vida con el creador Naruto Namikaze – Uzumaki, príncipe heredero del reino de Fuego, hijo del rey Minato y su difunta reina consorte Kushina Uzumaki, señora de las Montañas al oeste de Kanto.

 

Por el poder que me confiere el  Dios de los Seis, pido a los novios que se digan sus votos frente a nosotros como testigos de su imperecedero amor y juren ante el Altar Sagrado que lo que los dioses unieron no lo quebrante el odio del hombre»

 

Naruto traga saliva, ha llegado el momento. Sasuke gira su cuerpo al mismo tiempo que su prometido. Con lentitud toma el velo enrollándolo desde su inicio para pasarlo detrás de la cabeza de su casi esposo.

 

Y de repente unos ojos azules muy conocidos se hacen presentes junto con esa boca de pecado algodonado.

 

Ambos se quedan mudos de la impresión.

 

— ¿Tu…? —Naruto rompe el silencio con su voz estremecida y la rabia delineando sus palabras.

 

Sasuke no sabe si reír o salir corriendo. El hermoso principito que le dio un rodillazo en las bolas era con quien estaba a punto de casarse. Definitivamente los dioses lo adoraban, le estaban entregando a un bello ángel para hacerlo suyo sin necesidad de tener que buscarle por el fin del mundo. Lo dejaron frente a él vestido completamente de blanco.

 

—Yo, Sasuke Uchiha juro ante los Dioses y el Altar Sagrado; fidelidad, respeto e incondicional amor hacia ti, Naruto Namikaze – Uzumaki, te tomaré como mi esposo hasta el fin de los días, y más allá de ellos. —dice el Uchiha sin dejar de sonreír, su voz resuena en un tono burlón. Naruto sólo desea golpearle de nuevo en la entrepierna pero esta vez con el puño para que su sonrisa idiota deje su bonito rostro.

 

¡Demonios! Olvidó lo que tenía que decir.

 

—Yo… —Naruto tiene la decencia de mirar a su alrededor buscando una salida al problema. Minato nervioso se acomoda el cuello de la camisa, su hijo parece que está indeciso. —Naruto… Uzu– Namikaze – Uzumaki, juro ante los Dioses… —ni siquiera sabía que agregar. —Fidelidad, respeto y esas cosas. Hasta el fin de los días, y después de ellos.

 

El sacerdote asiente pero por dentro quiere golpear al joven príncipe. Ha avergonzado a su pueblo frente a los Uchiha con su torpeza. Y Sasuke aguanta la carcajada apretando los labios mientras Minato quiere morir de la pena.

 

Sai y Shishui se sonríen cómplices. Aunque Sai no puede dejar de mirar a Naruto. El idiota de Sasuke tenía más suerte de la que se merecía.

 

—Los novios pueden besarse.

 

Sasuke toma a Naruto de la cintura demasiado posesivo para el gusto del rubio.

 

—Y nos volvemos a ver, princesita. —susurra Sasuke. Naruto abre la boca para insultarle pero Sasuke se lo impide; le ha tomado nuevamente desprevenido con un primoroso beso.

 

 

 

[6]

 

La noche en el reino de Fuego es igual de calurosa como las mañanas y las tardes. La gente se divierte a su alrededor bebiendo y comiendo, los hombres danzan con las mujeres mientras el violín y el arpa se escuchan cada vez más fuerte. Naruto trata de sonreír para sus invitados, a su lado Sasuke parece estar muy bien, demasiado como para pensar que está tramando algo.

 

Su mayor temor es lo que está por venir. Madara y su padre ya le han felicitado e incluso Fugaku, el padre de Sasuke. Hay varias mesas con regalos para ellos.

 

Los músicos dejan de tocar sus instrumentos, su abuela se pone de pie llamando la atención de los presentes.

 

Naruto traga saliva –otra vez- ha perdido la cuenta de las tantas veces que lo ha hecho. Tsunade realza un discurso sobre la paz de los cinco reinos y la esperanza de un mundo mejor para sus futuros bisnietos, la fructuosa unión entre ambas casas y más parlotearía. Sasuke, juguetón acaricia su muslo izquierdo por debajo de la mesa.

 

— ¿Qué crees que estás haciendo? —le pregunta en un susurro que destila ira. Sasuke sonríe de lado para su esposo.

—Nada, nada… —le responde con actuada inocencia. Naruto aparta la mano bruscamente.

 

 

 

[7]

 

Naruto admira el lecho matrimonial bañado con pétalos de rosa blanca y amarilla, también algunos narcisos caen deliciosamente en la fina seda de las sabanas. Detrás de él Sasuke Uchiha, su esposo enreda sus brazos en su cintura, y la boca peligrosa se acerca a su oído derecho. El cálido aliento golpea su piel sensible, le estremece hasta la raíz del pelo.

 

—Pagarás por haberme golpeado aquella mañana. —le dice con esa voz fría que desestabilizaba su silencio. Naruto aspira el aire húmedo que huele a rosas y azúcar. Pero también a Sasuke: laurel y menta, un aroma tan fresco que embriaga el calor.

—No te atrevas a tocar…. —Naruto deja de hablar cuando esas firmes manos le dan la vuelta.

 

Sasuke no se toma nada por la ligera. Apresa sus dulces labios envolviéndolos con los suyos, es un beso que nada tiene de amor, es salvaje como él, Sasuke logra colar su intrépida lengua en la cavidad del otro, Naruto se rehúsa al principio golpeando su pecho con fuerza.

 

Pero hay algo en Sasuke que le hace perder la cordura, es la experticia con la que domina sus labios o la manera en la que lo recuesta en la cama, no lo sabe. Se perdió en una nube de placer inusitado dejándose hacer mansamente hasta que el beso terminó y su cordura regresó.

 

—Te dije que no me tocarás.

—Hmm… imposible esposo mío, ahora me perteneces. Y debemos seguir las costumbres. Tu deber como esposo es abrirme las piernas, así que sé bueno y no saques lo peor de mí. —Sasuke se posiciona arriba de su cuerpo haciendo jirones la tela, su mirada de lobo lo devora poco a poco.

 

Naruto le despierta un apetito sexual que nunca antes había sentido. Y entre más se remueve, más quiere poseerlo. Quizá es el hecho de que para ser hombre es demasiado atractivo o es su cuerpo endulzado, su piel de nuez y sus cálidos ojos de piélago. No hay explicación que pueda darse, pero Naruto yace bajo él semidesnudo, su mirada recae en los pezones de cereza que se irguen de excitación.

 

—Apenas te he tocado y tu cuerpo ya ha respondido. —le dice burlón.

 

Naruto trata de cubrirse con los brazos el pecho desnudo, Sasuke se ha sentado sobre sus piernas. El muy idiota del Uchiha se divierte haciéndole rabiar.

 

—No es cierto, es que hace frio. —se justifica pero es mentira. Sasuke lo sabe mejor que nadie, el calor es tan pesado que cuesta respirar.

 

El Namikaze está muy hermoso con los pétalos a su alrededor confiriéndole un aire angelical a su rostro aniñado. Sasuke respira su aroma de dulce miel. Hipnotizado por la cercanía de su ahora esposo, Naruto inclina la cabeza olisqueando al Uchiha. La punta de su nariz roza la mejilla derecha, Sasuke cierra los ojos dejándose llevar por el repentino acto de su esposo.

 

Naruto deja de moverse como un pez fuera del agua, y pasea sus blandas manos por los brazos duros del Uchiha. Sasuke se separa del rubio lentamente para erguirse otra vez y deshacerse de la capa y la camisa de algodón.

 

Están envueltos en una especie de humo lujurioso que los engulle briosamente, Naruto se deleita la pupila cuando Sasuke deja al descubierto un pecho fuerte de blanco impoluto, abdomen marcado y bíceps de acero. Toca el torso con la yema de los dedos, y u suspiro vago escapa de sus labios.

 

— ¿Te gusta lo que ves, gatito? —Sasuke pregunta sardónico pero con un retintín grave que a Naruto le arranca un visible sonrojo.

 

Con recato, aparta las manos y ladea la cabeza evitando los ojos inquisidores del Uchiha.

 

—No tienes lo que a mí me gusta. —responde con una media sonrisa. Sasuke frunce el entrecejo.

— ¿Es que has visto otros cuerpos masculinos? —sus ásperas manos se entierran en sus hombros empujándolo contra la cama, Naruto vuelve su vista a Sasuke, juntando las cejas.

—Me lastimas. —susurra quedito, Sasuke ni caso hace, sólo piensa en Naruto desnudo a lado de otro hombre, y la cólera escala trépidamente.

—No me importa.

 

Y cegado por la ira –aun sin poder explicarse por qué le molestó ese comentario, - se baja del cuerpo de Naruto para terminar de deshacerse de sus ropas que a esas alturas ya le incomodan. Naruto se aleja lo suficiente de la presencia de Sasuke.

 

— ¿Qué estás… haciendo? —Naruto encoge las piernas, no puede evitar mirar a Sasuke desnudo.

 

Su esposo es todo un sueño hecho realidad: altísimo, piernas firmes y largas, un torso maravilloso y entre las piernas el orgullo por el cual todos los Uchiha se vanaglorian así mismos.

 

—Voy a follarte, tonto. ¿O es que pensabas que después de tu comentario iba a quedarme con los brazos cruzados? —Sasuke suena ofendido, Naruto se muerde el labio inferior.

—Yo no lo dije en serio, estaba bromeando… es decir, en el bosque tú me faltaste al respeto, sólo quería herir tu orgullo un poco.

 

Sasuke se detiene al filo de la cama, Naruto está sonrojado completamente, medio desnudo le parece tan tierno como esa mañana en la que lo atrapó tomándose un fresco baño debajo de las causes del sol.

 

—Naruto, mírame. —le dice el Uchiha con un tono de voz que más que un pedido es una orden. Naruto chasquea la lengua.

 

La cama exhala un suspiro cuando otro cuerpo recae en ella, es Sasuke y su mirada peligrosa. Gira su cabeza para verlo, está demasiado cerca, puede sentir su piel desnuda contra la suya.

 

—Joder… —«es tan hermoso». Naruto tiene los ojos más bonitos de los cinco reinos, ni su señor padre superaría un color tan amable y risueño.

— ¿Qué…?

 

Pero Sasuke ya no piensa hablar, no por ahora, hasta que Naruto abra la boca para gemir de placer. Su miembro está más duro que una roca buscando atención. Toma a Naruto de los tobillos halando de él para acomodarlo nuevamente sobre la cama. El menor chilla conmocionado, pelea y grita maldiciones, Sasuke lo escucha aullar de miedo. No debe tenerle miedo a él, es su esposo.

 

Él no es Itachi.

 

Pensando en ello jala de la tela para terminar de quitar los retazos de estorbo que le impiden ver a su recién esposo desnudo –otra vez -, le maravilla la piel de Naruto, su olor y su suavidad. No hay rastro de vello alguno en sus delgadas piernas, firmes y acarameladas.

 

Sus dedos escarban sobre los huesos de las caderas, ahí donde se forma una curva bonita para posar los pulgares. Naruto patalea, es inútil porque a Sasuke le divierte que serpentee su cuerpo, así consigue excitarlo más.

 

— ¡Que me sueltes! —Sasuke harto de los golpeteos de Naruto, toma ambas muñecas con la derecha y las coloca por encima de su cabeza.

 

La situación se salió de control para el rubio, con Sasuke desnudo encima de él le es difícil razonar.

 

—Guarda silencio. —prorrumpe. Naruto infla el pecho.

—No quiero hacerlo. —escupe con su aliento almizclado y un tenue sabor a vino de uva llega a sus fosas nasales.

—Te gustará. —Sasuke aprieta el agarre provocando en Naruto un gemido lastimero.

 

Satisfecho se dedica a besar el rostro moreno con besos cortos, Naruto ha parado con su berrinche, se siente tan extraño con esos actos de Sasuke.

Sonríe como tonto cuando el Uchiha le suelta las muñecas para encargarse de ir más abajo, deteniéndose en el ombligo donde su lengua traviesa se cuela.

 

—Ahhh… —gime arqueando la espalda y levantando las caderas, Sasuke lo toma de la cintura volviendo a posicionar sus nalgas contra la cama.

 

Su lengua se encamina a otra parte de su anatomía, una donde la sangre se ha acumulado. Y Sasuke sonríe de puro gusto cuando admira el miembro despierto de su creador.

 

—No está nada mal, eh. —le dice burlón y Naruto a punto de replicar se atora con sus palabras al momento en el que el Uchiha lame su falo, contra los dedos de los pies y entierra la cabeza en la almohada de plumas.

 

Su respiración sube y baja erráticamente, el corazón le galopa como mil caballos. Sasuke engulle su miembro enteramente saboreándolo.

 

Él jamás ha hecho felaciones, pero se le ocurrió que si daba una porción de placer a su esposo, probablemente se dejaría hacer con más facilidad. No se equivocó.

 

Naruto comienza a soltar gemidos que anegan el ambiente de cargada lujuria. El menor no previene venirse, cuando lo hace ya es muy tarde.

 

Su aperlada miel yace en la boca de su esposo.

 

—Lo siento, yo… Sasuke, uh…—el Uchiha no le da tiempo para arrepentirse, rápidamente se acerca a sus labios devorándolos de nuevo.

 

Naruto no se niega, cierra los ojos, por primera vez se prueba así mismo. Es salado y tiene un sabor de aguamiel, de lo mismo que bebe su abuelo Jiraiya. Aferra sus manos a los hombros de Sasuke, y el Uchiha toma esa oportunidad para colarse entre las piernas del menor.

Su miembro busca imperioso las puertas divinas de su ángel. Naruto siente que algo le hace falta, su miembro sigue duro y se restriega contra ambos abdómenes. Pero aun así no es suficiente.

 

—Ah… argh…—jadea por lo alto, Sasuke abandona sus labios regresando a su cuerpo, lame el cuello largo que después muerde con impaciencia. Como un lobo. Naruto grita de dolor, un hilito de sangra mana de la herida manchando las sabanas bajo él.

 

Sus piernas se enredan alrededor de las caderas de Sasuke, quien ha comenzado restregarse con ímpetu contra él. Su miembro henchido quiere entrar.

 

Mientras reparte lamidas y mordidas en el torso y cuello de su esposo, dos dedos se cuelan en su deliciosa virginal entrada. Naruto arquea la espalda. Duele, es insoportable.

 

—No, sácalos… Sasuke. —el Uchiha niega con la cabeza, los mueve dentro de su rubio suavemente.

 

Es la primera vez para los dos: él jamás ha desvirgado a nadie y bueno, de Naruto es obvio.

 

Sin embargo, cuando el Namikaze se acostumbra a la invasión, gime extasiado y Sasuke sabe que esa es la señal para entrar. Extrae esos dedos y sin pensárselo, coloca las piernas de Naruto sobre sus hombros, de una sola estocada abre las puertas al placer y Naruto jura por todos los dioses que eso ha dolido más que cualquier golpe que se haya dado debido a su naturaleza torpe.

 

Sus uñas se entierran en la piel de los hombros de Sasuke, grita de un dolor que lacera sus entrañas. Sasuke gruñe placenteramente contra su oído.

 

Naruto es cálido, sus paredes internas apresan deliciosamente su enorme miembro.

 

—Duele…

—Shh, espera un poco. —Sasuke le dice dulcemente, y Naruto olvida todo el miedo que ha tenido desde que supo que iba a casarse con alguien que no era Itachi.

 

Ambos se miran a los ojos. Noche sin estrellas y un océano de verano.

 

Sasuke mueve sus caderas de adelante hacia atrás, Naruto envuelto por esa nube de nirvana permite a su esposo enterrarse hasta lo más profundo de su ser. Es una experiencia casi divina. Los dos se sienten tan bien.

 

Llega un momento en el que las embestidas pasan de ser rítmicas a descontroladas. Naruto abre la boca para que sus alaridos salgan a flote desde lo más hondo de su garganta. Las copiosas gotas de sudor de Sasuke resbalan por su espalda, la cual tiene magullada gracias a Naruto.

 

De repente el Uchiha decide cambiar posiciones para sorpresa del rubio, rueda sobre la cama dejando a un inexperto rubio arriba de él, montándolo como si fuese un semental y Naruto un jinete.

 

No sabe nada sobre cuestiones sexuales pero se deja llevar por la exquisita sensación de sentir a Sasuke dentro de él. Con ayuda del Uchiha se mueve de arriba hacia abajo, primero en caídas lentas hasta que logro acostumbrarse nuevamente.

 

Sasuke se embebe de esa imagen erótica que tiene del rubio.

 

Definitivamente se estaba tragando sus palabras. ¡Maldito Sai!

 

La luna está en su punto más alto, atestiguando la entrega de dos amantes. Naruto echa la cabeza hacia atrás, Sasuke lleva la mano derecha al miembro del rubio. Está a nada de venirse dentro del rubio, así que decide darle un poco más de placer.

 

Naruto siente un estruendoso cosquilleo anidándose en su estómago que baja poco a poco hasta que en una bocanada de aire, su esencia sale despedida por segunda vez.

 

Sasuke arremete tres veces más para luego correrse con un gruñido gutural. La cama deja de rechinar y suspira satisfecha.

Naruto cae sobre el cuerpo de Sasuke empapado en sudor, sus respiraciones agitadas toman tiempo para controlarse, Naruto pega el oído a la zona donde el Uchiha tiene el corazón, y descubre gratamente latidos que amenazan con salir de ese trabajado pecho.

 

Sonríe ampliamente, sus ojos se cierran lentamente. Y Sasuke reparte caricias en la cabeza de su esposo enredando los dedos en sus hebras, escondido bajo el manto nocturno, por primera vez en mucho tiempo: sonríe sinceramente.

 

 

APENDICE.

 

Kanto: Continente donde se encuentra el reino de Fuego.

Notas finales:

¿Qué les ha parecido el lemon? ¿Fue muy largo el capitulo?

¿Comentarios, criticas, quejas?

 Por cierto, para las que quieran conocerme o hablarme pueden hacerlo por medio de mi pagina de facebook: El rincón de las ideas. 

 


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