Capítulo 11
De hospitales y preguntas
La mejor opción era llevarlo en un taxi, no le hacía gracia pero debía darse prisa, salió corriendo de la habitación y bajó las escaleras de dos en dos para abrir la puerta del frente, no quería batallar llevando al rubio en brazos, volvió a subir y tomó con todo el cuidado que le fue posible al contrario, escuchó un leve quejido cuando lo movió y se mordió el labio inferior, sólo un poco más.
Bajó tratando de moverlo lo menos posible para no arriesgarse a empeorar sus heridas, había llamado un taxi así que no tardó en aparecer, subió al delegado con cuidado y luego subió él, trataba de mantener la calma al menos en apariencia, ordenó al taxista que los llevará al hospital más cercano sin quitarle un ojo de encima a su acompañante.
No tardaron más de 5 minutos en llegar al lugar pago al taxista con el primer billete que pillo de su cartera, le dijo que se quedará con el cambio mientras sacaba del auto a Nathaniel y entraba al hospital con él en brazos, se hubiera puesto a gritar de no haber sido por qué en cuanto una enfermera los vio básicamente le arrebataron al otro joven de los brazos.
Obviamente no lo dejaron pasar ni le dijeron gran cosa, una enfermera con mala cara casi le aventó un formulario y lo hizo sentarse en una de esas incómodas sillas de plástico, si no estuviera tan preocupado por Nathaniel seguramente el pelirrojo la hubiera mandado al diablo como mínimo, pero no podía permitir que lo echaran en ese momento así que de mala gana se sentó y se dispuso a llenar la cosa esa.
Diez minutos después estaba a punto de romper esa forma en miles de pedazos ¿Qué mierda eran esas preguntas? Odiaba admitirlo pero no tenía ni la mitad de esa información sobre el rubio, ¿Tipo de sangre? ¿A quién diablos le importa eso?, ¿Alergias? No tenía maldita idea… ¡Carajo! Dejo el formulario sobre la silla de al lado ¿Cuánto más lo tendrían esperando? Quiso llamar a Lysandro pero ya lo había molestado mucho por un solo día.
Recargó sus codos en sus piernas y enterró su rostro entre sus manos, se sentía agotado, lo tuvieron ahí lo que le pareció una eternidad, hasta que al fin salió un médico a informar sobre Nathaniel, quiso saltarle encima pero se comportó de la manera más decente y se acercó, el doctor se veía renuente a decirle algo pero como no había nadie más termino por hablar
-Tiene dos costillas y la pierna izquierda rotas, tuvo suerte de no perforar un pulmón… El hombro derecho estaba dislocado, tuvimos que darle tres puntadas en la herida de la cabeza, está muy golpeado, se ensañaron bastante con él… Podría haber muerto
-¿Estará bien? ¿Cuánto tendrá que estar aquí?- eso era lo más importante, además de que todo eso le iba a salir en un ojo de la cara… Tendría que pedir dinero extra a sus padres
-Se recuperará con el cuidado adecuado, afortunadamente no hubo un daño interno grave que lamentar, estará aquí por lo menos un mes, todo depende de la recuperación…- Un maldito mes… ¿Cómo iban a explicar eso en la escuela? –Está realmente lastimado, ¿Cómo le sucedió eso?- ¡Carajo! -¿Es usted su familiar?- ¡Mierda! Malditos médicos con sus malditas preguntas
-Yo… No sé exactamente que le sucedió…- respondió al final –Lo encontré así…- como desearía decir la verdad pero seguramente Nath no lo iba a respaldar –No… Estudiamos juntos…- nunca le creerían si decía que eran familia
-Pues necesito que su tutor venga a firmar unas cosas, además de tomar algunos datos del joven…- miro la forma sobre la silla –Que me imagino usted desconoce- Maldito doctor, ojalá se muriera en ese segundo, no podía llamar alegremente al padre de Nath ¿Qué le iba a decir? “¿Recuerda que casi mata a su hijo? Pues lo traje al hospital y necesito que pague la cuenta” ¡Por supuesto que no!
-¿Puedo pasar a verlo?- su mejor opción era que el rubio despertará y así podría decirle si había alguien más a quien pudiera recurrir
-Está bastante sedado, no creo que despierte hasta dentro de un par de horas pero supongo que puede pasar 5 minutos…- susurro al final el médico
Le dieron las indicaciones de donde estaba el rubio, al parecer lo tenían en una habitación privada así que se dirigió sin dudar hacía allá, su mente trabajaba a mil por hora, podía tratar de convencer a algún otro adulto de presentarse como el tutor, pero sus padres estaban de viaje y no conocía a nadie más, suspiró y finalmente entró en la habitación en la que estaba el rubio.
¿Cuántos aparatos podían conectarle a una sola persona al mismo tiempo? Alzó ambas cejas, Nathaniel parecía dormido pero estaba rodeado de aparatos que monitoreaban sus signos vitales, incluso tenía apoyo respiratorio, se mordió el labio inferior y se acercó a la cama, según lo que le había entendido al doctor ese la vida ajena no estaba en peligro pero viendo la cantidad de vendas, aparatos y ruidos no podía sentir que realmente estuviera a salvo.
Se pasó la mano por el pelo ¿Qué iba a hacer ahora? Necesitaba que alguien firmará en el hospital y lógicamente los padres del rubio en algún momento lo empezarían a buscar, necesitaba que su contrario despertará, el inteligente era Nath, no él, él era el de la fuerza bruta y el mal carácter… En pocas palabras un inútil para situaciones tan desesperada como esa.
-Carajo delegado idiota…- susurro mirándolo fijamente –Carajo… Debiste escucharme…- cerró los ojos un segundo –Debiste hacer algo, casi te matan… Nunca debimos llegar a esto…- abrió los ojos y acercó una mano para acariciar una de sus mejillas con la punta de los dedos -¿Y ahora que voy a hacer…?- susurro más para sí mismo que otra cosa
Se inclinó y en un arrebato beso la frente ajena, se separó y antes de que pudiera hacer o decir otra cosa una enfermera entro para pedirle que saliera de la habitación que no podía seguir ahí, no le quedó más que obedecer de mala gana, de todas modos debía volver a su departamento, había dejado a Lys ahí y seguramente estaba preocupado por su intempestiva salida.
Antes de irse buscó al dichoso médico para preguntar cuando podía ver al delegado de nuevo y por enésima vez en solo día quiso maldecir al escuchar que tendría que esperar hasta el horario de visita del día siguiente, todo por no ser de su maldita familia, ¡Él se merecía más el quedarse a su lado! Y para colmo el imbécil ese le remarcaba que necesitaba que llevará a los padres o tutores de Nath por qué tenían cosas que firmar y blah, blah, blah…
Quiso gritarle que el padre del rubio era quien lo había dejado así pero se quedó callado por respeto al rubio, por eso y por qué tenía cierto temor a que no lo respaldará, si bien había dado un gran paso al llamarlo para que lo sacará de esa casa, ya no sabía a qué atenerse con él, se declaraba incompetente para entender lo que pasaba por la cabeza ajena.
Aun así al pasar por la recepción una de las enfermeras le pidió un número de contacto por cualquier emergencia que se pudiera presentar, al no tener el de los padres él era su única opción, dio su celular y finalmente salió de ahí, dos pasos y pateo el árbol fuerza, ¡maldito doctor! ¡Maldito hospital! ¡Maldito delegado! Y por sobre todo se maldijo a sí mismo, por ser incapaz de hacer más, por saber tan poco de quien era su “pareja”.