Capítulo 8
Carajo Nath…
Una semana, sólo había pasado una semana… Maldito trabajo de historia, maldita cría resbalosa y por sobre todas las cosas ¡Maldito delegado imbécil! Por ingenuo y por ponerse de lado de la niña esa, y pensar que aún tenían 3 semanas de estúpido trabajo por delante, ¿estaba celoso? Por supuesto que no… ¡Estaba furioso! Es más, furioso era quedarse corto y es que esa maldita cría no dejaba a Nathaniel a sol ni a sombra, se lo había dicho al rubio y solo había recibido un “Es un proyecta Castiel, es necesario” por respuesta.
Tenía unas ganas casi incontrolables de patear a alguien, ¿por qué el delegado tenía que ser tan jodidamente ingenuo? Él no se podía ni acercar mientras estuviera con la castaña puesto que todo lo que había entre ellos, si es que realmente se le podía llamar relación a lo que ellos tenían, era un secreto, volvió a maldecir al rubio, todo porque el ojimiel se negaba a decir nada sobre la situación que estaba viviendo en su casa.
Parecía que ahora se veían todavía menos que antes, casi parecía que se evitaban más que antes de la dichosa tregua que había llevado a toda eso, suspiró y bajo al sótano para fumar, las clases estaban por terminar y no tenía los ánimos para entrar a las últimas horas, Lysandro le acababa de pasar otras dos letras así que podía matar el rato revisándolas hasta que fuera la hora de volver a su departamento.
Se sentó en una esquina y después de encender el tabaco se puso a leer lo que le había dado el peliblanco mientras lo hacía tarareaba algunas notas como tratando de pensar en la melodía adecuada para esas palabras, últimamente el estilo de su amigo parecía un poco distinto y le costaba un poco más adecuar alguna melodía, después le preguntaría por esa modificación, las pocas veces que algo como eso había sucedido normalmente era debido a que el contrario tenía algún problema.
La última vez había sido cuando Rosalya había comenzado a salir con Leigh rechazando los sentimientos de Lys, suspiro y cerró el cuaderno encendiendo su tercer cigarrillo mientras oía el timbre que anunciaba el final del día sonar, cerró los ojos exhalando una densa bocanada de humo, ahora tenía dos cosas en mente, definitivamente eso no ayudaba a su salud mental, ¿Por qué diablos era incapaz de ser tan frío como aparentaba?
-No está permitido fumar en el instituto….- gruño sin abrir los ojos
-Vete al diablo, se acabaron las clases….-abrió un ojo para ver al rubio –No molestes delegado… Ve a terminar tu proyecto de historia…-
-Castiel…- suspiro y abrió los ojos definitivamente para verlo -¿Por qué te molesta tanto? Es un trabajo escolar, no es como que hagamos algo malo…
-No dije que lo estuvieras haciendo…- siguió fumando mirando el cuaderno que aún sostenía entre las manos –Ya era suficiente con que sea delegada y la veas casi a diario para que ahora no te deje a sol ni a sombra…- habló casi sin pensar mientras fumaba distraído
-¿Estas celoso?- se tensó un poco
-Yo no podría estar celoso de esa niña, no tiene ninguna gracia…- tiro la colilla del tabaco que se acababa de terminar –Simplemente es bastante molesto…- se levantó –Ya me voy…- tomo su mochila y guardo el cuaderno de Lys –Hasta mañana delegado…- solo le dio una palmada en el hombro para despedirse, el rubio se quejó y él se quedó quieto -¿Nath?- se giró a verlo de frente de inmediato
-Adiós Castiel…- el rubio estaba tratando de evadirlo y frunció el ceño
-Carajo Nath…- gruñó sosteniéndolo por el mismo hombro y notando la mueca de dolor -¡Carajo! ¿¡Otra vez!?- ahora si no se iba a quedar callado
-Me caí… Me caí de la escalera- por supuesto que no le iba a creer eso ¡por dios! Ese cuento ya lo había oído
-¿Algún día dejarás de cubrirlo?- se estaba tragando el coraje lo mejor posible –Te lo advertí, no me voy a callar otra vez Nathaniel, es demasiado
-Ya te dije que me caí…- el rubio se sacudió su mano –Deja de hacer una tormenta en un vaso de agua- lo vio suspirar –Castiel… Es solo un golpe, déjalo pasar…
-Déjalo pasar… Que fácil lo dices- se cruzó de brazos –Mientras que yo, cada que me voy a casa tengo que estar pensando si el imbécil ese no te ha matado aún…- pateo la pared para desquitar un poco su frustración
-No me matará Castiel… Además no es nada… Si fuera grave te lo diría- el rubio mentía, era obvio, ni siquiera lo miraba a la cara, el chico levantó el rostro y sonrió, esa sonrisa solo sirvió para hacerlo sentir peor
-Nath…- se acercó a él y lo abrazó cerrando los ojos –Promételo…- susurro
-¿Qué cosa…?- el otro estaba aferrado a su ropa oculto en su pecho
-Qué el día que sientas que es demasiado me lo dirás…- susurro –No importa la hora o el maldito día… Llámame…- sabía que por el momento no podía hacer más, Nath no hablaría y aún tenían una relación muy frágil como para forzarlo a algo
-Lo prometo…- era apenas un susurro pero eso bastaba para él, al menos por el momento –Solo… Solo déjame estar así un poco más…- suspiro y acaricio su cabello sin decir más
¿Cuánto estuvieron en esa posición? No estaba seguro pero no le importaba, sentirlo de ese modo era extrañamente reconfortante, quería hacerlo sentir seguro, hacerlo sentir acompañado, finalmente fue el rubio quien se separó del abrazo, lo vio acercarse y darle un beso corto antes de irse sin decir nada más, se quedó ahí un momento mirando una pared, ahora tenía dos cosas en que pensar, Lys y Nath, con un carajo, quería ser más frío.
Salió de ahí directo a casa, tenía que comer algo y luego iría a casa del peliblanco y su hermano para avanzar el dichoso proyecto, al menos podría empezar a aclarar algunas cosas, tal vez podría obtener algo de calma, esperaba que lo de Lysandro no fuera grave y fuera alguna tontería o imaginaciones suyas y el que estuviera afectado fuera él, calentó las sobras del día anterior, comió casi como un autómata antes de salir para encontrarse con su amigo.
Llegó en la moto al departamento que compartían los hermanos, tocó a la puerta y lo recibió Leigh, el mayor de los dos, lo invitó a pasar y le indicó que el otro se encontraba en la habitación, por la expresión del moreno dedujo que Lys había olvidado que se iban a reunir y no le había dicho nada a su hermano mayor, sonrió divertido y paso directamente, ni siquiera se molestó en tocar y entró con desfachatez
-Cast…- el otro alzó la mirada de lo que estaba haciendo
-Olvidaste lo del trabajo de historia ¿cierto?- se burló un poco, la memoria de pez de siempre
-Lo siento… Por cierto… ¿Has visto mi libreta? Tengo una idea pero no la encuentro… Leigh dice que no la ha visto…- suspiro y la saco de la mochila
-Me la diste el viernes pasado por unas letras que acababas de escribir…- se la lanzó y el otro la atrapó con una mano
-Oh… Es cierto…- hojeo la libreta deteniéndose en las dos últimas páginas -¿Qué opinas?
-Cambiaste de estilo…- el otro se quedó callado acariciando una página antes de alzar sus ojos bicolores hacia su amigo -¿paso algo?- cerró la puerta y bajo la mochila antes de cruzarse de brazos esperando pacientemente una respuesta
-No exactamente…- lo vio girarse para mirar por la ventana de la habitación, se veía más distraído de lo habitual –Bueno… Supongo que son dos cosas…-
-¿Me lo dirás?- alzó una ceja, el peliblanco era muy cerrado en esas cosas –Lys… ¿es grave?-
-Aún no Cast…- suspiró, ya lo suponía –No te preocupes por eso… Anda… Tenemos que hacer esa cosa de historia….
No dijo más al respecto y fue a sentarse con él para sacar las cosas y empezar a trabajar, lo mejor era aprovechar el tiempo, tal vez en unos días podría sacarle algo más de información sobre lo que le preocupaba, la tarde le pasó rápidamente y no habían avanzado ni un poco, o al menos eso le pareció, ese maldito trabajo era demasiado… Esas semanas serían eternas.