Las luces de automóviles adornaban la noche de la gran ciudad, pequeñas gotas de lluvia caían en los vidrios de las ventanas y en las pocas personas que aun transitaban aquellas calles.
Soplo de nuevo aquel café que llevaba en sus manos dejando que el vapor golpeara en su rostro de nuevo.
Las gotas de lluvia se iban intensificando cada vez más por lo que se apresuró a acomodarse bien el abrigo y entrar en el auto que le esperaba fuera del hospital.
Realmente no quería irse, pero mañana tendría una exposición donde se presentarían sus pinturas a personas de alto estatus por lo cual no podía faltar.
Una vez dentro de su auto este comenzó a avanzar, por alguna extraña razón se sentía relajado. Cosa que no sucedía desde hace 6 años. Un sentimiento cálido invadió su pecho. Se sentía tranquilo. Como si una gran piedra se le hubiese caído de la espalda.
Una cálida sonrisa se forma en su rostro y bebió un poco más de aquel café.
Una vez llego, entro en su departamento y se fue directo a su habitación se cambió y se recostó en su cama hasta que Morfeo apareció.
Se sentía feliz. No sabía porque. Se levantó más temprano de lo usual, se cambió y bajo hasta la cocina. Una vez que termino de desayunar y lavar los trastes que antes uso se dispuso a salir al salón donde serían expuestas sus pinturas.
Tomo sus llaves y después el pomo de la puerta pero antes de salir un ruido lo detuvo.
Era su celular. Deslizo la pantalla de ositos abejas. Era Murata.
-¿Diga?
-Wólfram debes venir de inmediato al hospital.
-¿Qué sucede murata?
-Es yuuri ven rápido
Esa escena se le hizo familiar. Su corazón estaba latiendo muy rápido, su respiración era agitada y su pecho dolía
-en 20 estoy ahí
-de acuerdo pero apresúrate. Es importante.-Colgó
El solo rezaba porque todo estuviera bien.
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-¿aceptas casarte con wólfram von Bielefeld estar con él en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, acompañarlo en lo bueno y en lo malo hasta que la muerte los separe?
-Acepto
-esta unión queda consolidada por mí y que nadie los separe puedes besar al novio
-eso no se dice…- sin perder más tiempo tomo la cintura de su bello rubio ojiesmeralda y lo beso, un beso lleno de ternura y amor todo lo que el abultado vientre del rubio los dejara sin lastimarlo. Un amor que él le otorgaría por hacerlo sufrir.
Hace un año por fin pudo abrir los ojos. Pasaron muchas cosas. Sin contar las terapias que él tenía que hacer por estar dormido tanto tiempo pero wólfram siempre estaba ahí para él, ayudándolo y siendo paciente en su recuperación.
Él no lo olvidaría en ese momento que despertó y lo que sus ojos captaron fue lo más doloroso y al mismo tiempo hermoso que jamás pudo haber visto.
Un wólfram jadeante, sudado y llorando mientras decía su nombre y se acercaba para golpear su pecho reclamándole y recalcando el hecho de estar a punto de dejarlo solo.
Era cierto estuvo a un paso de la muerte. Su corazón se había detenido dos veces y estuvo en cuidados intensivos dos días, sin contar el hecho que en el momento que abrió los ojos lo iban a desconectar definitivamente. Sus padres habían firmado el documento. El en ese momento no tenía esperanzas de vivir.
Ese día le pidió perdón a wólfram por el daño que le causo. La vida le estaba dando una segunda oportunidad y él no la iba a desperdiciar. ¿Su meta? Hacer feliz a wólfram y no dejarlo solo. Ese día le pidió matrimonio.
Es cierto esperaron un año para poder casarse, pero él tenía que ir a terapias y seguía yendo al médico sin contar que ahora cuenta con un buffet de abogados para poder mantenerse a él y a wólfram pero Wolf trabajaba en lo que más le apasionaba. La pintura. En el mismo año que pasaron juntos, wólfram se convirtió en uno de los mejores pintores del país, sin contar el hecho que los paparazzis estaban detrás de ellos desde el momento que dio a conocer que estaba comprometido.
Fue un año con muchas sorpresas, sin contar que venía en camino su primogénito Edward. Hace unos días antes de la boda fueron al médico al chequeo de Wolf y le dijeron el sexo de su bebe. Un varón por lo que Wolf decidió llamarlo Edward Shibuya. La vida es un poco juguetona, pero por más que juegue todos estamos atados por un pequeño hilo rojo invisible que nos conecta con nuestra persona destinada.
No sé qué me depare el futuro pero pase lo que pase sé que siempre estarás ahí tomando de mi mano y sé que no me soltaras, no encuentro palabras para decir lo feliz y dichoso que soy por tener a una persona como tú a mi lado. Te amo. Realmente te amo y no importa el tiempo que pase y los problemas que tengamos que pasar juntos porque siempre te amare como la primera vez.
Fin~