Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Reasons to love por ViBanaII

[Reviews - 215]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Febrero 12 de 2017

Hola mis queridas y hermosa criaturas! Espero hayan tenido un grandiso mes en el que no supieron nada de mi :D
Les cuento que ya regresé a la U, así que no prometeré nada con las actualizaciones... 

En otras noticias! Muchisimas gracias por todos los comentarios en el cap anterior, de verdad que me encanta leer sus opiniones y/o reacciones. Son los mejores. 
También me disculpo por no haber publicado en más de un mes, pero es que, cuando tienes las ideas pero no logras crear un flujo correcto para plasmarlas y que sea comprensible, pues ni modo. 

Hoy tendremos las reacciones de los personajes. Nuevas revelaciones y... seré mala, nos leemos al final :3 

Mis razones siempre: Naruf, Lizzi, Lunini, HiroDUzumaki, BichoYaoi, Milaela, Ana, SukiSasunaru50, Ceci, Aoi Ito, Patty Tzn, Gugui,Nagiss, Melodia Princesita Mil, Lucy, y los muchos lectores que no mencioné y los que estan allí, en las sombras. Los aprecio un montón! Gracias!

A leer~

XIV

 

A Sasuke aún se le hacía difícil procesar toda la información que le había llegado tras recibir la extraña llamada de Sai, donde le anunciaba algo sobre la familia de Gaara y su ahora fallecida hermana, que no era Temari, si no que se trataba de alguien más porque resultaba que Gaara y los otros habían sido adoptados; en conclusión y para hacerlo más corto, su hermano le había dado casi la misma información que él había recibido.

Luego de aquello, a Sasuke le fue encomendada la tarea de dar la terrible noticia al resto de la familia Uchiha. Así que, cuando se pusieron en marcha para acompañar al pelirrojo y conocer a su familia en tan lamentable situación, se enteraron de que de trataba de nada más y nada menos que de los Senju Namikaze. Una gran y extraña sorpresa para todos, pues esa -obviamente- no era la primera vez que ambas familias se encontraban. Sin embargo, en ningún momento se toparon con Minato o con Gaara, teniendo en cuenta que habían llegado tarde, cuando la ceremonia ya había concluído y los únicos que quedaban en el cementerio, eran los miembros de la familia.

Sasuke miró desde lejos como sus padres intercambiabanr03; algunas palabras con Jiraiya y Tsunade, mientras Itachi y Deidara consolaban a los hermanos del pelirrojo.

–Supongo que entiendo porque Gaara se comportaba de esa forma...

Sasuke giró su rostro para fijarse en su hermano y lo agotado que parecía estar.

– ¿Él está bien?

El agotamiento en el mayor se hizo más notorio al escucharlo suspirar.

–No lo sé –respondió cabizbajo.

–Cómo no, si has estado con él.

–Ayer cuando llegamos y nos dieron la noticia, Gaara estaba tan desesperado buscando a alguien, que prácticamente se olvidó de todos, hasta que finalmente Tsunade-sama le dijo que buscarlo era inútil porque no se encontraba con ellos, ni en ningún otro lugar...

– ¿Sabes de quién hablaba? 

– ¿Recuerdas a sus otros hermanos?

–No respondas con otra pregunta –bufó y después agregó–: Sí, la que murió y dos más.

–Uno de ellos desapareció. Nadie sabe dónde está y tampoco pueden localizarlo. El doctor que atendía a su hermana dijo que luego de darle la noticia de su fallecimiento y tras entregarle una carta, no lo volvió a ver más.

– ¿Se fue sin importarle el que su hermana muriera? –Cuestionó Sasuke sin evitar que la molestia pintara su voz, ¿qué clase de ser era tan insensible y despreciable cómo para no despedirse de alguien tan importante y no estar para apoyar a su familia?

–No creo que fuera así –negó Sai–. Hay mucho más de lo que parece a simple vista, pero nadie se atreve siquiera a pronunciar sus nombres. No es como si fueran un tabú, pero parece ser muy doloroso para ellos.

–Aun así...

–No sabemos cómo eran, Sasuke. No puedes juzgarlos –Argumentó antes de que el menor siguiera con su habladuría.

–La otra hermana no está aquí, ¿cierto? –Cuestionó poco después, cuando la leve molestia que sentía se hubo esfumado.

–Estaba, creo que se fue con Minato-san antes de que ustedes llegaran –dijo–. Pero apenas la he visto o saludado; con todo lo que ha pasado, no ha habido tiempo para formalidades.

– ¿Cómo pudo ocultar algo como esto por tanto tiempo? ¡Incluso hemos hecho negocios con su familia los últimos dos años!

–No sé qué ha pasado entre él y su familia, Sasuke. Gaara nunca me había hablado de ellos –reveló con cierta tristeza y decepción en su voz–. Nunca lo hubiera sabido, de no ser por Temari...

La conversación se vio interrumpida cuando el estruendoso llanto de uno de los bebés los alertó. Yusuke se removía con desespero en la silla del coche que compartía con su hermana, quien estaba a poco de imitarlo. Sasuke se acercó con rapidez y tomó al pequeño pelirrojo en sus brazos, en un intento por calmarlo.

–Eh, ¿qué pasa campeón? –Inquirió con urgencia, mientras revisaba que no tuviera algún daño. El pequeño pareció calmarse en cuanto se sintió protegido por lo grandes brazos de su padre–. Está bien, Yu –susurró Sasuke besando su sien.

Papi –sollozó el pequeño, abrazándose a él tanto como le fue posible–. Papi.

–No pasa nada, papá está aquí. No llores, ¿bien? Papá siempre estará aquí.

Sasuke volvió la mirada a la pequeña rubia que también parecía a punto de echarse a llorar, y, sin dejar de arrullar a Yusuke, tomó a la niña con su otro brazo y besó su mejilla, dejando que, así como el pelirrojo, ella también acomodara su cabeza en su hombro y se abrazara con fuerza a su cuello.

–Creo que también son sensibles a este tipo de ambientes –escuchó decir a Sai–. No debiste traerlos.

–No había con quién dejarlos, todos están aquí –señaló con obviedad–. Prefiero tenerlos conmigo.

Sai se encogió de hombros, porque, contra eso, no podía luchar. Sasuke seguiría siendo el mismo bastardo sobreprotector y celoso de siempre.

 

* * * * *

 

Naruto sabía que estaba cometiendo un grave error. Esa no era la solución, estaba mal,  y aún así, había decidido hacerle caso a su hermana... Por Dios, su hermana había muerto hacía una semana y ¡él no había asistido a su funeral!

–Lo siento, lo siento.

Repitió las mismas palabras que había estado murmurando cada vez que recordaba aquel suceso. Las repetía como un mantra, como si eso fuera a surtir algún efecto. Quería creer que si se disculpaba tantas veces como pudiera, se podría sentir mejor; sin embargo, como había estado pasando, todo era tan inútil como al principio.

Entonces, los recuerdos lo invadían de nuevo y el dolor se acrecentaba en su pecho y todo se hacía vívido, volviéndolo más difícil. Recordó como Lee le había entregado aquel papel, también recordó haberlo leído; luego de eso... ah, había dado paso a la negación y después él se había marchado sin decirle a nadie, ni siquiera había encendido su teléfono para revisar si su familia se había dado cuenta de su partida y si ahora lo estaban buscando... Bueno, para ese tiempo, era más que obvio que todos estarían intentado comunicarse con él, porque buscarlo era inútil. En todo caso, ¿por qué su hermana le había hecho tal petición? Hasta ese momento pensaba que era absurda y no lograba comprender que era lo que realmente quería decir (en realidad sí lo entendía); así que ahí se encontraba, aceptando y acatando su última voluntad, aunque no estuviera completamente seguro y de acuerdo con ello.

Sanar y vivir.

Básicamente, su hermana le estaba pidiendo que se fuera de la ciudad y se alejara de todo lo que le estaba causando dolor, sin importarle lo que pudieran pensar los miembros de su familia, ¿cierto? Karin quería que dejara de sufrir, que su corazón y alma se curaran para que, después, pudiera vivir sin el peso de todo aquel dolor que tenía acumulado, y así, pudiera vivir con tranquilidad, ¿cierto?… ¿Karin le estaba pidiendo ser egoísta por primera vez en su vida? La verdadera interrogante que no quería hacerse, era si en realidad estaba dispuesto a ser lo suficientemente egoísta como para olvidarse del mundo a su alrededor y ocuparse únicamente de sí mismo. Realmente no se dio cuenta de cuál había su respuesta (o al menos un indicio de ella), hasta que estuvo a punto de partir hacía una desconocida ciudad, en otro país, lejos de su vida, sus amigos, familia y todo lo que había construido… sin que nadie lo supiera.

 

* * * * *

 

Sasuke estaba tan furioso, que no le importó lanzar su teléfono celular contra el piso alfombrado de su sala, contando con la suerte de que este, no se dañara; en todo caso, eso iba importándole una suprema mierda, teniendo en cuenta su pésimo humor. ¿La causa? Aquel estúpido y encantador doctor rubio de ojos azules que tanto le desesperaba y enloquecía, y que ahora lo mantenía con un genio de los mil demonios. ¿Dónde diablos se había metido? Porque llevaba exactamente cuatro semanas intentando localizarlo para hablar con él, pero todo había sido inútil. El teléfono de Naruto estaba fuera de servicio y no tenía la más remota idea de dónde buscarlo, porque no había sido lo suficientemente inteligente como para preguntarle o llevarlo alguna vez hasta su casa. Que jodido estúpido.

Conteniendo su mal humor, Sasuke se puso la chaqueta de su traje y fue en busca de los niños para llevarlos a su consulta rutinaria, en la cual, estaba seguro de encontrarse con el doctor. Y en cuanto lo hiciera… ah, Naruto estaría perdido. Ya en la clínica y tras esperar por su turno, Sasuke se dirigió al consultorio y, en cuanto entró, no pudo evitar decir lo primero que se le vino a la mente:

–Tú, maldito dobe ¿quién te crees que eres?

Y tan pronto como se dio cuenta de la expresión de aquel sujeto que, resultaba no ser Naruto, la vergüenza se hizo presente en su rostro, logrando que su sonrojo fuera por demás evidente.

–Yo… lo siento, creí que era otra persona –dijo tan rápido como pudo, haciendo a su paso una leve reverencia–. Disculpe, creí que era el consultorio del doctor Uzumaki.

–Lo es, lo era –respondió el hombre, corrigiéndose en el acto mientras fruncía el ceño–. Soy Kakashi Hatake, el nuevo pediatra ¿no se lo informaron? –Inquirió sin evitar sentirse confundido. Sasuke apenas negó con un gesto de su cabeza–. Lo siento, puede ser molesto que otro doctor se haga cargo de sus hijos, pero será algo temporal. ¿Le gustaría empezar con la consulta, señor Uchiha?

Sasuke apenas procesó sus palabras, antes de sentir como negaba nuevamente, de manera involuntaria.

–Dónde… ¿Dónde está el doctor Uzumaki?

– ¿Naruto? –Inquirió sintiéndose confundido ante la insistencia del moreno.

– ¡Naru! –escucharon gritar a la pequeña rubia, distrayéndolos de su conversación–. Papi, ¡Naru!

– ¿Lo conoce? –Preguntó el Uchiha.

Kakashi estuvo a punto de responder con total sinceridad, pero se contuvo al recordar lo que le habían dicho un par de días atrás, cuando había ido a visitar a Minato y se había encontrado con Ino. Algo sobre no revelar información acerca de Naruto a nadie, sin importar de quien se tratase.

–Podría decirse que somos… colegas –respondió con cuidadosa lentitud–. Tengo entendido que tiene permiso, vacaciones o algo así –finalizó encogiéndose de hombros–. ¿Empezamos la consulta? –Repitió su pregunta con algo de urgencia, sintiéndose incómodo ante el escrutinio del joven frente a él.

–No lo creo –respondió al fin, confundiendo más al doctor–. Yo quería hablar con el doctor Uzumaki –dijo–. Lamento que estemos perdiendo el tiempo de esta forma. Gracias por la información.

Sasuke hizo una última reverencia antes de marcharse de aquel lugar, dejando al nuevo doctor con la palabra en la boca. No es como si realmente le importara. Él había asistido a esa cita, solo para ver a Naruto y poder hablar con él… bueno, también para que revisara a sus hijos como acostumbraba, pero principalmente para saber de él. ¿En dónde diablos estaba?

– ¡Sasuke! –Escuchó que alguien le llamaba.

–Tsunade-sama –saludó en cuanto se dio cuenta de que se trataba de la mujer.

–Uchiha, hoy te vas antes –notó la mayor–. ¿Sucedió algo?

Sasuke dudó unos segundos antes de darse cuenta de que esa podía ser su oportunidad para saber más sobre Naruto y su paradero.

–De hecho… creo que no fui informado acerca del cambio de doctor –comentó con cierta molestia, porque de hecho, se sentía así. Que no pudiera contactarse con el rubio y que, de un momento a otro hubiera alguien más ocupando su puesto, era intolerable–. ¿Dónde está el doctor Uzumaki?

– ¿Naruto? –Cuestionó un tanto confundida. Sasuke sintió como si se tratase de un estúpido deja vu.

–Sí, Naruto. El doctor Uzumaki ¿hay otro? Necesito saber dónde está o cuándo va a regresar, no quiero que nadie más atienda a mis hijos –. La paciencia se le estaba agotando, el enojo le impedía comportarse educadamente y, simplemente ya no tenía ganas de soportar nada.

–Tú, mocoso irrespetuoso –resopló la mayor; luego suavizó su expresión–. Verás, Naruto no va a regresar; renunció.

Sasuke sintió una extraña sensación invadir su cuerpo, dando paso a unas dolorosas palpitaciones en su pecho tras escuchar aquellas palabras. ¿Renunciar? ¿Qué Naruto había renunciado? ¿Desde cuándo? ¡Y por qué él no sabía nada! ¡Lo iba a matar!

–Yo… ah, yo tengo que hablar con él. Donde, ¿dónde podría localizarlo? Es sobre… algo de los niños.

Tsunade estudió su rostro por cortos segundos que se le hicieron un tanto eternos; como si haciendo eso, pudiera descubrir algo más.

–Cualquier cosa que tenga que ver con tus hijos, será tratada con el nuevo doctor –respondió–. En todo caso, no puedo darte información sobre Naruto.

–Es urgente, Tsunade-sama. Necesito hablar con él.

– ¿Es algo personal? –Finalmente preguntó lo que realmente quería saber y lo que el menor deseaba no cuestionara. No obstante, la leve vacilación que logró percibir fue suficiente respuesta para la mujer–. Sasuke, te seré sincera. Naruto no va a regresar por ahora; nadie sabe dónde está y la comunicación con él es imposible. Lo siento.

Sabiendo que insistir era inútil, Sasuke se despidió de la mujer y salió de la clínica tan rápido como le fue posible. Tsunade, por su parte, aún se encontraba de pie en la solitaria recepción, sintiendo que había hecho mal al ocultarle lo que sabía de su nieto al Uchiha. Pero… tampoco es como si supiera mucho, nadie sabía. Naruto no había renunciado, pero dada su situación, ¿qué más podía decir? Lo último que habían descubierto en la última semana, era que el rubio había salido del país a alguna ciudad de Europa y eso era todo.

– ¿Hay algo entre el Uchiha y Naruto? –Escuchó la voz de Kakashi a su lado–. Ni siquiera dejó que atendiera a los niños, sólo preguntó por él.

–Creo que eran amigos, no sé –respondió la rubia–. ¿En qué diablos estabas pensando, Naruto?

 

Sasuke regresó a casa sintiéndose en otro mundo, tratando de procesar lo que le había dicho Tsunade. Eso no podía ser cierto. Que Naruto renunciara y se marchara… ¿Qué había pasado? Porque el doctor no era de los que simplemente desaparecía de un día para otro sin decirle a nadie ¿verdad? Naruto no podía alejarse así como así, sin al menos decir dónde estaría ¿cierto? Quería… Sasuke realmente quería creer que Naruto no se había desaparecido así porque sí, ¿y si le había pasado algo? Existía la posibilidad de que le hubiera pasado algo, problemas familiares, un accidente (aunque rogaba porque no fuera esto último) ¿Si era así y nadie sabía nada?

Sasuke vio interrumpida su dramática sucesión de pensamientos al toparse con Kohana, su ama de llaves, quien llevaba para él su acostumbrado café antes de la cena y un sobre.

–Llegó esto para usted, poco después de que se fuera, señor –había dicho la anciana antes de retirarse para hacerse cargo de los niños.

Sasuke se encerró en su habitación y tras cambiarse por algo más cómodo, se dispuso a abrir el extraño sobre que no tenía remitente y solo llevaba el nombre de a quién iba dirigido en gran letras mayúsculas.

 

"¡TEME!"

Sasuke sintió su corazón bombear con mayor fuerza al leer la primera línea y reconocer enseguida al dueño de aquella carta. Calmando su alocado corazón, y tratando de recomponerse, Sasuke inició con su lectura:

"Apuesto que estás sorprendido, ¿eh? También creo que a estas alturas debes estar desesperado, volviéndote loco y con deseos de golpearme. Realmente lo siento.

Yo... Esto es difícil, incluso si solo lo estoy escribiendo y no estoy allí para mirarte, puedo imaginarme cómo reaccionarás. No arrugues tanto la frente, no me gusta. En fin. Sasuke, para el momento en que estes leyendo esto, ya te habrás dado cuenta de que dejé el hospital y probablemente, sabrás también que no me encuentro en la ciudad... ni en el país. No te preocupes ¡estoy bien!, pero esto es lo único que puedo decir en cuanto a mi ubicación. Lo siento, Sasuke.

Quizá te estás preguntando el por qué de esta repentina decisión y yo... yo me sigo haciendo la misma pregunta. Porque realmente no entiendo si lo que hice está bien o solo quería ser egoísta y cumplir un deseo. Supongo que encontraré la respuesta con el paso del tiempo.

Sasuke... ¿los niños están bien?

Que pregunta estúpida, sé que lo están, y de todas formas, no podrás darme una respuesta. Que tonto soy.

No seas tan quisquilloso y lleva a los niños con el nuevo doctor, ¡no me importa si no te gusta! Y tú también, visita a uno de vez en cuando, recuerda que no estoy allí para ser tu doctor personal.

Leo esto y siento como si me estuviera despidiendo y no nos fuéramos a ver más. ¿Estarías bien con eso, teme? Ya no me tendrías molestándote, ni sacándote de quicio.

Si te soy sincero, no quiero. No quiero dejarte, ni olvidarte, y mucho menos quiero que me olvides y me saques de tu vida y la de tus hijos. Pero no puedo pretender y pedir que me esperes, cuando no sé realmente cuánto tiempo tardaré en regresar. Quiero ser egoísta contigo, pero no sería justo, no cuando comprendí que no era algo realmente serio, que esto no era nada... ¿o realmente lo era, pero no lo querías aceptar?

Así que, Sasuke, me alegra mucho haberte conocido, y encontrar en tí, lo que inconscientemente buscaba para mí. Te quiero Sasuke, tanto que empezaba a ser doloroso; pero, supongo que puedes dejarme atrás y seguir adelante con tu vida. Debes ser más sociable, si no, nunca conseguirás una madre para tus hijos. No puedes vivir como soltero toda tu vida... Ah, supongo que me estoy equivocando, con lo amargado que eres, no sería sorprendente.

Deseo que estés bien, por supuesto que lo estarás. Cuídate y sigue cuidando tan bien de Mizu-chan y Yu-chan como hasta ahora.

Gracias por darme mucho en tan poco, y lamento no haber sido lo que esperabas. Realmente, realmente lo siento, Sasuke, mi teme insensible.

N. U."

 

* * * * *

 

Las manos de Minato temblaban cuando dejó de leer aquella carta. Debía suponer un alivio la información que allí ponía, porque, tras poco más de un mes, por fin pudo saber algo de su desaparecido hijo; sin embargo, no podía sentirse plenamente tranquilo porque Naruto solo mencionaba que estaba bien y, además, adjuntaba la carta que le había dado Karin tras su muerte, con la petición que le había hecho. ¡Pero no era suficiente! ¿Y qué diablos estaba pensando Karin? ¿Realmente estaba segura de lo que había hecho? ¿Cuánto pudo saber ella de su hermano y el sufrimiento que cargaba y había escondido de todos, de él? Dios, otro de sus hijos también había estado sufriendo y no se había percatado de ello ¡qué estaba mal con él! Oh, que progenitor tan horrible había sido.

–Al menos sabemos que está bien y que regresará en algún momento –escuchó decir a su padre, la única persona que se encontraba en la casa, acompañándolo cuando llegó aquella carta.

–Nunca me di cuenta de lo que pasaba con él –dijo con voz ahogada–. Mis hijos han sufrido tanto ¡frente a mí! He fracasado como padre.

–Minato, no te mortifiques con pensamientos como ese. Tú no has sido un mal padre, has hecho todo lo posible, todo lo que ha estado en tus manos para darles lo mejor.

–Perdí a Kushina, a Karin, ahora también a Naruto…

–No es así, eso no es cierto. Que Kushina y Karin murieran, no fue tu culpa. Tampoco fue por ti que Naruto se marchó –contradijo con seguridad–. Debes entenderlo; si es cierto lo que dicen estas cartas, entonces hay que dejarlo. Necesita tiempo, tú también lo necesitas. Debes se fuerte y seguir adelante.

 

* * * * *

 

Seguir adelante, seguir adelante… Pues bien, si eso quería, lo haría. No permitiría que un tras pies le hiciera daño y mucho menos permitiría que detuviera su vida. Si tenía que avanzar, lo haría… ¿no? ¡Por supuesto que sí!

Sasuke suspiró y revolvió su cabello con frustración. ¿A quién quería engañar? No podía. En serio estaba intentado hasta que finalmente había aceptado que, sacar a Naruto de su vida era imposible. ¡Esos tres meses podían dar fe de ello! Que patético se estaba volviendo gracias a ese estúpido doctor. Y lo peor es que sus hermanos ya estaban sospechando que algo había pasado con él, pero no se atrevían a preguntar abiertamente, incluso sus padres habían hecho comentarios sobre ello, pero, como siempre, él los había ignorado y pretendido que nada estaba mal. Ahora sólo debía concentrarse en el trabajo y la fiesta que sus hermanos estaban planeando por el segundo cumpleaños de los niños, de la que él, por supuesto, no tenía ni la menor idea, ¡justo como la del año pasado! Empezaba a sospechar que sería así en el futuro, ¿y qué había hecho para merecer eso? Tener un par de hermanos idiotas.

– ¿Sasuke-san? Acaba de llegar un paquete... para los niños.

Sasuke se vio interrumpido cuando su ama de llaves entró a la sala, llevando consigo una caja envuelta en papel de regalo dirigida a sus hijos.

– ¿Para los niños? –Inquirió confuso–. ¿Quién lo envía?

–No tiene remitente –negó la mayor con lentitud–. Lo dejaré aquí, señor.

–Sí, gracias.

Sasuke apenas asintió antes de quedarse nuevamente solo, pare tener la oportunidad de revisar el contenido. Tenía la plena seguridad de que se trataba de regalos para los niños por su cumpleaños, pero no saber quién lo enviaba, le parecía extraño. Sin perder más tiempo, abrió la caja y buscó su contenido, encontrándose con un par de peluches y dos cajas más pequeñas. Al abrir una de las cajas, un largo suspiro escapó de entre sus labios, tras reconocer por fin quién había sido el que había enviado aquel paquete.

La caja contenía un portarretrato con una foto aparentemente familiar, en la que aparecía él, los niños y su rubio tormento. Los recuerdos bombardearon su cerebro, trayéndole imágenes de una tarde de sábado en la que finalmente y tras la insistencia de Naruto, habían ido al acuario. En ese entonces, se la pasó pensando que había ido con tres, en vez de dos niños, debido al gracioso e infantil comportamiento del doctor.

Con aquel retrato también venía una carta que Sasuke no dudó en leer.

"¡Sasuke!

Seguramente te estarás preguntando el porqué de este presente. Bueno, es un regalo para los niños; espero que se los des de mi parte... o que al menos se los des, no importa si no dices quién los envió.

Supongo que con esto, doy señales de vida, deberías sentirte afortunado, eres el único que sabe... creo que eso no es lo importante.

Lamento no cumplir la promesa, lo haré en otro momento... tal vez. Por eso los regalos. Espero los aceptes, Sasuke. Incluso el que envíe para ti.

Desea un feliz cumpleaños a los niños.

N. U."

 

La carta finalizaba ahí, no decía más; si estaba bien (a pesar de dar señales de vida) o dónde se encontraba. No mencionaba absolutamente nada que le diera algun indicio de su paradero y eso llegó a desesperarle, ¿es que no pensaba regresar o qué? Porque, sinceramente, a Sasuke le parecía que cuatro meses para pensar o lo que sea que estuviera haciendo Naruto, era suficiente. ¡Lo quería de regreso ya! ¡Ah! Definitivamente iba a enloquecer más rapido de lo que creía.

– ¡Papi!

El chillido de Yusuke lo sobresaltó sin llegar a darle tiempo de guardar los obsequios para que no se dieran cuenta y armaran un escándalo por ellos. Mizuki fue quien los notó primero, así que ignoró a su hermano y corrió directamente a la mesa donde su padre había apoyado esa gran caja de regalo, con todo desperdigado a su alrededor.

– ¡Naru! –Exclamó la pequeña estirando sus pequeñas manos para tomar el marco con la foto y señalar a cada uno, diciendo su nombre en voz alta–. ¡Yu! ¡Zuki! ¡Papi! ¡Nadu-Nadu! –Tras mencionar a cada uno, finalizó alzando la mirada a su padre, esperando por su visto bueno al haber acertado correctamente. Sasuke le devolvió la mirada y sonrió, asintiendo también como gesto de aprobación.

–Bien hecho, Mizuki –Felicitó, acariciando tiernamente la sonrojada mejilla. Luego se giró levemente, fijando la atención en su pequeño pelirrojo–. ¿Qué quieres Yusuke?

–Mmm... –El pequeño pareció dubitativo antes de señalar la imagen y decir–: Quiero, Naduto.

Sasuke suspiró pasándose una de sus manos por la cara, tratando de liberarse un poco del estrés y el agotamiento que cargaba. ¿Cómo hacerle entender a su pequeño de casi dos años, que la persona que quería, no estaba cerca, que ni siquiera podían visitarla porque tampoco sabían dónde se encontraba? ¿Cómo mirar aquel par de azules ojos que tanto le recordaban a ese encantador rubio, y explicar que aquel doctor ya no forma parte de sus vidas? ¿Cómo entender que el hombre que quería, no volvería hasta dentro de quién sabe cuánto tiempo, y quizás sin los mismos sentimientos que él guardaba? Porque Sasuke, por primera vez en mucho tiempo, no sabía qué hacer ni cómo enfrentarse a la dolorosa realidad y al insípido vacío que Naruto había dejado en sus vidas. Porque enfrentarse a algo desconocido no era lo suyo; le molestaba no saber cómo actuar o qué decir para no tener que hablar con la verdad y revelar que se encontraba mal por un idiota desaparecido. Y lo que menos quería, era caer en la aceptación; eso era equivalente a decir que Naruto se había marchado para no regresar y eso no era cierto, porque él lo había dicho, había escrito en su carta que regresaría... y realmente quería creerle. Creerle y seguir creyendo hasta que por fin estuviera de vuelta junto a él.

Sentándose en el sofá con los niños a cada lado, Sasuke supuso que hablar con sinceridad, aunque probablemente ellos no entendieran ni la mitad, era lo correcto.

–Veamos... Dios, espero que entiendan –murmuró debatiéndose mentalmente si debía hacerlo.

– ¿Papi? –Llamó Mizuki sin entender su comportamiento.

–Saben que no hemos visto a Naruto en mucho tiempo, ¿verdad?

– ¡Nadu-Nadu! –Chilló la rubia–. Quiero a Nadu.

–Todos queremos a Naruto, bebé –murmuró más para sí mismo que para que los niños le escucharan–. Pero él no vendrá...

–Papi triste –señaló Yusuke, poniéndose de pie en el sofá para acariciar sus  mejillas con curiosidad–. No papi.

–No bebé –negó el mayor besando sus manitos–. Está bien, papá no está triste, ¿de acuerdo?

– ¿Jugamos? –Pidió pocos segundos después, con aquella mirada inocente que tanto adoraba y que le hacía difícil ignorar.

Y Sasuke suspiró derrotado al escuchar su pregunta. Definitivamente estaba perdiendo el tiempo al tratar de hablar sobre algo que no entenderían por más explicaciones que diera. Así que, olvidando su idea inicial, el moreno tomó los obsequios enviados por Naruto y entregó a cada uno el peluche correspondiente, iniciando lo que sería una agotadora tarde de juegos hasta la hora de cenar, y de ahí, a dormir, porque el día siguiente sería el cumpleaños de los niños, lo que vendría traduciéndose como un “caos total”, su tortura… Y ahora que lo pensaba… ¡Naruto también había enviado un regalo para él! En menos de lo que pudo pensar, ya se había alejado de los niños y se había acercado a la mesa con suma rapidez, tomando la pequeña caja y abriéndola en el acto, encontrándose con una pequeña hoja doblada a la mitad, esta vez, conteniendo un mensaje más íntimo; algo que solo él, Sasuke, tenía derecho a leer. Pero la dejó a un lado para fijarse en la delicada -y aun así- masculina cadena de lo que parecía ser oro blanco, con una sencilla placa que contenía una frase en lo que reconoció como latín.

“Cor unum et anima una”

Lugo leyó la carta. El tic en su ceja y la sonrisa de idiota, aunque solo fuera una leve curva en sus labios, fue imposible borrarla de su rostro. Se sintió contrariado por ello. Es que… ¡cómo era capaz de escribir algo así! Era muy cursi para él…, y aun así, no pudo evitar que su corazón latiera con rapidez.

–Idiota –murmuró para sí mismo–. Sigues provocando que quiera golpearte y besarte…

¿Y Naruto le había pedido que lo dejara y continuara con su vida? ¡Ja! ¡Estaba loco! Su dobe estaba loco si pensaba que lo dejaría. Al fin y al cabo, era suyo.

 

“Un solo corazón y una sola alma.”

¿Te gusta?

Espero que te haya gustado teme; mira que tuve que hacer muchas investigaciones para saber cómo escribir en ese idioma.

Ah… sé que te dije que olvidaras lo nuestro y avanzaras, ¡pues ya no quiero! Porque te convertiste en eso que quería para mi vida… y, sin darme cuenta, te entregué mi corazón y mi alma… Eres mi mayor razón para seguir, Sasuke, y te quiero; pero sigo sin pretender que esperes por mí…

Cuídate.

N. U.”

Notas finales:

Para los que esperaban reencuentro entre Gaara y Naruto... Ja, ja no será hoy XD
Si no esperaban que Naruto se fuera... pues que mal, sí se fue :v 

Muchisimas gracias por esperarme y leer hasta el final! Espero les haya gustado y me hagan saber con sus comentarios. 

¡Hasta pronto preciosuras! 

xoxo AliV~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).