Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Reasons to love por ViBanaII

[Reviews - 215]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

20 03 2017

Después de mil días ¡¡Aquí estoy!! :'D

Hola, hola mis hermosas criaturas, ¿cómo han pasado todo este tiempo? Espero mucho mejor que yo... Es que he tenido días un tanto caóticos. 
A próposito ya vieron la bella y la bestia? Se preguntarán porqué ando diciendo esto, pero es que... bueno, fue muy linda y ayudó a despejar mi mente. Me gustó 8/10

A lo que vinimos Al -.-' 

TENGO PÁGINA EN FACEBOOK :D Link en el perfil, siganme no sean malos.

Nuevisimo capítulo de RTL!! :D Ya hacía falta, no? Pero no pueden matarme porque entonces quién les dará su dósis de RTL después? xD Nuevos personajes y más incertidumbre entorno a los protagonistas... 

Y como siempre, mis razones para escribir: Bichito lindo, Loli bug, Naruf, Lizzi-chan, Nagiss, Cecy-chan, HamuSeioyi, Renard, Nya, Aoi-chan, Ana-chan, Sukisanunaru50 y los muchos lectores fantasmita que leen y apoyan desde las sombras, esta historia. Son los mejores.

A leer, preciosos. Nos vemos al final.

XV

 

– ¡Tú no necesitas un ayudante! –Exclamó el mayor.

– ¡Claro que sí! –Refutó el rubio con evidente disgusto–. No puedo dirigir la academia sin alguien que me ayude… ¡Y no será mi ayudante sino el coordinador!

– ¡Y tiene que ser un hombre! –Se quejó, empleando el mismo tono, entre indignado y disgustado que mantenía desde hacía un buen rato–. ¡Pues no!

–No es tu decisión, Itachi. Es mi problema a quién contrato o no –. Deidara tomó la carpeta que estaba en la mesa del comedor, junto a sus llaves y se encaminó a la calle, dejando al mayor hablando solo.

– ¡Deidara!

– ¿¡Qué diablos quieres!? –Chilló con exasperación, dándose media vuelta, solo para notar que el pelinegro ya se había acercado a él. Suspiró–. Mira Itachi, él solo se hará cargo de los asuntos que tienen que ver con la academia, eso incluye este proyecto, ¿está bien? Es necesario.

Y con eso dio por terminada aquella conversación. Tenía que reunirse con su nuevo empleado para ponerle al tanto de todo lo relacionado con su trabajo y la participación activa de su academia con el proyecto que la empresa Senju Namikaze había sacado a flote por una buena causa.

–Regresaré en la tarde, ¿cenamos afuera? –Preguntó acercándosele lo suficiente para darle pequeños besos en el rostro.

– ¿En serio tienes que ir? –Cuestionó, formando un puchero.

–Sabes que sí. Desde el inicio me comprometí con los Namikaze, no puedo dejarlo ahora. Debo tener listas las obras para fin de mes. Tú deberías hacer lo mismo y pensar en cual será tu donación esta vez.

–Ya está lista.

– ¿Qué? ¿En serio? –Itachi simplemente asintió–. ¿Qué es? Vamos, dime.

–No, vete ya –dijo, mofándose ante su expresión–. ¿No tenías prisa?

– ¿Acaso te estas burlando, idiota? –Discutió frunciendo su ceño, antes de propinarle un leve golpe en el pecho, que solo provocó la risa en el mayor.

–Ya, está bien, no tienes que ser tan agresivo –se quejó, obteniendo un bufido del rubio–. Esta vez será un viaje a Italia.

– ¿Por qué solo donas vacaciones?

–Mi querido y hermoso girasol, la gente siempre busca una excusa para escaparse, ¿por qué no donarlo entonces? Todos ganan.

Deidara lo miró fijamente durante unos segundos, formando una extraña expresión en su rostro, hasta que murmuró:

–Eso ha sonado muy femenino, demasiado cursi, Itachi.

Una nueva carcajada resonó en la estancia mientras Deidara abandonaba por fin la casa, dejando a un risueño pelinegro atrás.

 

 

Itachi frunció el ceño con preocupación al ingresar a la oficina de su hermano y encontrarse con un pequeño desastre nada común sobre su escritorio, y al dueño de este, recostado en su silla con los ojos cerrados, aparentemente descansando.

– ¿Estás bien?

Su preocupada voz logró provocar que el menor se sobresaltara, abriendo instantáneamente sus ojos, para luego regresar a la misma posición, soltando un pesado suspiro a su paso.

–Mi cabeza va a explotar –murmuró tras unos segundos–. Nada que un par de pastillas no solucionen.

Itachi dudó de sus palabras y se acercó hasta quedar a su lado.

– ¿Cuánto tiempo llevas así? –cuestionó.

–No lo sé –respondió en voz baja, casi arrastrando las palabras, algo que Itachi nunca había visto–. Un par de días, quizás más…

–Dios, Sasuke –exclamó–. No deberías estar aquí en ese estado. ¿Has ido al doctor?

Sasuke pujó, frunciendo el ceño aun con los ojos cerrados.

–Solo haz el favor de callarte.

Itachi se mantuvo en silencio mientras contemplaba a su hermano y pensaba en una solución para su anormal agotamiento y estrés que últimamente estaba cargando a causa del excesivo trabajo que se obligaba a realizar en la empresa y luego ir a cumplir sus funciones como padre, porque incluso con el paso del tiempo, Sasuke todavía seguía siendo el mismo ser sobreprotector, que se negaba a buscar una niñera, dejando que su familia fueran los únicos capaces de cuidarlos… en contadas ocasiones.

–Deja la oficina en este momento –Ordenó una vez notó como el rostro de su hermano se arrugaba repentinamente a causa del dolor que parecía estar sintiendo.  

– ¿Estás loco? Tengo informes que terminar. Mañana hay junta –se negó enseguida, molesto, pero sin levantar la voz más del tono que mantenía.

–No, ya no tienes que hacerlo –declaró–. Ahora levántate, sal de la empresa, regresa a casa y descansa, o mejor ve con un doctor.

–Itachi.

–No Sasuke –Se adelantó interrumpiendo su réplica–. No sé qué haya pasado contigo, no sé si tiene relación con aquel hombre que estabas viendo y sea lo que sea que te haya obligado a orillarte a esto, no es tan importante como para poner en riesgo tu salud. ¡Ni siquiera te reconozco! ¿Tan malo fue para que terminaras en tan deplorable estado?

La pregunta quedó en el aire, Itachi no esperaba una pronta respuesta y Sasuke había tenido algo así como una cachetada verbal de parte del mayor ante su forma de actuar en ese último tiempo, que era lejos de ser su usual comportamiento. ¿Tan malo había sido? Lo único malo que había en toda aquella sumatoria de desastrosos sucesos en su vida, era la tortuosa espera a la que estaba siendo sometido desde hacía un buen tiempo por aquel que no decidía regresar y había dejado de enviar cartas o cualquier otra señal indicando que se encontraba bien. O sea, su hermano había acertado y tenía que ver con su ausente rubio. Eso, básicamente lo había llevado a terminar en aquel agónico punto y colapso del que Itachi estaba tan preocupado. Gracias a esto, y en un desesperado intento por no dejar libre a su mente para pensar en Naruto, Sasuke se había enfocado más del doble en el trabajo y sus hijos. Trabajaba horas extras, siendo uno de los últimos en salir de la empresa, manteniendo a los niños en su oficina hasta que terminara porque ya había acabado el horario de guardería; y cuando no era eso, se empeñaba en realizar cualquier actividad que involucrara a sus hijos hasta que todos quedaran tan exhaustos que solo tuvieran que llegar a casa a dormir.

Manteniendo esa nueva rutina, Sasuke creyó que podría sobrellevar el hecho de no tener al rubio en su vida; sin embargo, estaba bien equivocado. Naruto siempre estaba presente no solo en su vida, sino también en la de sus hijos. Y ya no sabía que era lo peor o mejor de eso, porque tanto Mizuki como Yusuke tenían muy presente quién era Naruto y cuanto lo extrañaban. Aún recuerda esa vez que había decidido guardar todo lo que estuviera relacionado con él, incluyendo los regalos que había enviado para el cumpleaños de los niños, y la reacción que Yusuke tuvo al no ver el peluche y la foto, había sido tan sorprendente, llegando al punto de parecer realmente enojado con él, que Sasuke finalmente había optado por regresar los objetos a sus dueños y dejar que todo siguiera como iba; al fin y al cabo, los niños no tenían nada que ver con lo que él estaba cargando.

–Vete, Sasuke –escuchó nuevamente la voz de su hermano–. Toma un descanso y regresa en un par de días.

–Itachi...

–No te lo estoy diciendo como tu hermano –se adelantó–. Es una orden directa del presidente.

E Itachi sabía que quizás la orden traería una que otra consecuencia, sobre todo para la relación con su hermano, o para el menor en sí, pero en vista de que no tenía otra solución, se arriesgaría. Tuvo razón al ver la intensa mirada que Sasuke le dedicó; sin embargo, lo conocía lo suficiente como para saber que no objetaría contra su decisión, por respeto a su posición.

–Deja todo como está, sólo vete. Los niños se quedarán con Sai, no tienes que preocuparte por ellos.

– ¿También es una orden del presidente?

A pesar de su aparente enojo, Itachi descubrió que el estado del menor era peor de lo que imaginaba, al quedarse solo en la oficina y darse cuenta de que Sasuke había dejado su maletín, la chaqueta de su traje y las llaves del auto. O sea, lo había olvidado todo.

–Anko.

¿Sí, señor Uchiha? –Se escuchó la respuesta al otro lado del intercomunicador de la oficina de su hermano.

Dispón un transporte para mi hermano, no lo dejen salir de la empresa hasta que se haya subido al auto. Que lo lleven directamente a su casa.

–Sí señor.

 

Así fue como Sasuke regresó a su casa, se cambió la ropa de oficina por algo más cómodo y esperó a que el conductor se fuera para permitirse salir, sintiéndose plenamente seguro de que no habría nadie vigilando sus pasos o lo que hacía. Se marchó de casa, en calma, sin rumbo fijo; solo quería caminar y despejar su mente o al menos intentarlo. Por esa vez y en ese momento, Sasuke estaba sintiendo y creyendo que era suficiente; que era hora de dejar marchar todo por lo que estaba esperando y solo le generaba cierto dolor que no le gustaba sentir, que ya no quería sentir. Porque no era de piedra y no podía seguir permitiendo que aquel pequeño agujero que estaba en su interior, siguiera tragando poco a poco toda su vida.

 

 

– ¿Y dices que este tipo no es el adecuado para el trabajo?

– ¡Ninguno! Además, ¿cuál era el afán por contratar a un hombre que hiciera de coordinador? ¡Él se las apañaba muy bien solo!

–Eres igual de idiota que tu hermano –bufó–. Si Deidara quiere contratar un ayudante, lo puede hacer. No le veo el problema. Ahora, deja de armar tanto escándalo y céntrate en terminar el trabajo de Sasuke.

–Pero, Gaara, se supones que deberías apoyarme –se quejó Itachi.

–Diablos, ¿qué ha estado haciendo Sasuke los últimos días? A pesar de no ser empresario, sé que la mitad de estos informes están malos –comentó más para sí mismo, ignorando al mayor.

– ¿Tú lo has notado también? –El tono del mayor se hizo más grave tras hacer la pregunta que nada tenía que ver con lo que hacían en ese momento, logrando que Gaara dejara de leer los papeles para mirarle–. Sasuke, desde hace algún tiempo ha estado diferente; actúa extraño, ni siquiera parece él.

–Y piensas que tiene que ver con ese hombre que no conocemos.

Itachi asintió firmemente. –Él siempre fue un obseso con el trabajo y nunca descuidó sus responsabilidades con la empresa, pero esto es diferente; incluso los niños se han visto afectados por ello. Sasuke está mal.

Gaara suspiró con aire pensativo. –Tal vez necesita tiempo.

– ¿Tiempo? –Inquirió incrédulo y casi indignado al escuchar esa palabra–. ¿Cuánto tiempo necesita, además del que ya ha pasado? No ha sido solo días o semanas Gaara y lo sabes muy bien.

–Tampoco es que podamos hacer mucho –objetó–, ¿o qué pretendes? ¿Obligarle a que te diga el nombre de ese sujeto para buscarlo y hacerle pagar por quién sabe qué cosa? Porque si tu hermano está así, claramente es culpa suya, no de ese hombre. Sasuke está enamorado y es algo que tú sabes muy bien; aquí el problema es que él no sabe cómo enfrentarse a ello, porque es la primera vez que lo experimenta. No puedes hacer nada más que lo que ya has hecho por él, Itachi.

–Pero él no está bien…

–Tal vez no, pero Sasuke no es un niño, y pronto se dará cuenta de que se está haciendo más daño del que debería.

Gaara se puso de pie al ver que la puerta de la oficina se abría, dejando ver a Sai junto al par de risueños hermanos.

–Ya estamos listos –anunció el pelinegro.

Volviéndose a Itachi, Gaara le dedicó una significativa y comprensible mirada–. Solo déjalo, va a estar bien.

–Gaara tiene razón, Itachi, él va a estar bien. Bien niños, digan bye, bye al tío Itachi –dijo Sai mientras agitaba su mano.

Bye, bye Tachi –corearon los pequeños batiendo sus manos.

Una vez se vio nuevamente solo, Itachi decidió que había tenido suficiente por ese día; su cabeza ya había empezado a doler gracias a todo el cumulo de pensamientos que rondaban su mente y el estrés que con ello cargaba. Deidara, la empresa, su hermano ¡se iba a enfermar también! Era suficiente.

– ¿Dei-chan?

–Oh, Itachi ¿ya terminaste en la empresa?

–Algo así –murmuró–. Pasaré por ti en media hora, espero no estés con ese secretario.

– ¡Que no es mi secretario, idiota! –gritó y a Itachi le pareció escuchar también un suspiro–. Estaré esperando.

La llamada finalizó e Itachi se dispuso rápidamente a organizar los documentos que necesitaría para la reunión del día siguiente, revisando cada uno de ellos para verificar el trabajo que había estado haciendo su hermano, dándose cuenta de que Gaara tenía razón y la mayoría estaban mal, no los tendría listos para la junta.

Con gesto agotado, Itachi tomó el teléfono marcando la línea directa que comunicaba con la secretaria de Sasuke.

¿Sí, señor Uchiha?

Anko, cancela la reunión que se tenía planeada para mañana.

–De acuerdo señor. ¿Agendo una nueva fecha?

–Sí, cualquier día de la próxima semana que tengamos disponible.

–Sí, señor.

–Gracias.

–Con gusto señor Uchiha.

 

Tal como había prometido, media hora después, el auto de Itachi se detuvo frente al edificio de cuatro pisos que fungía como academia y galería de arte de su pareja. Bajó de éste e ingresó topándose con la cálida y minimalista recepción, siendo recibido por la brillante sonrisa de la secretaria.

– ¡Señor Uchiha, bienvenido! –saludó con más efusividad de la que a Itachi le gustaba.

–Ah, Kaede-san ¿dónde está Deidara? –Preguntó sin inmutarse por su actitud. Siempre era y seguiría siendo lo mismo, pese a demostrar abiertamente su relación con el rubio, la insulsa secretaria se le insinuaba cada vez que pisaba la galería, y no podía hacer mucho porque la mujer era buena en su trabajo y eso, para Deidara era más importante, sobre todo porque confiaba ciegamente en él y el hecho que era gay.

–Deidara-san está en el estudio con algunos alumnos y el nuevo coordinador –respondió la mujer, manteniendo una expresión coqueta–. Le gustaría…

–Gracias, iré a verlo –la interrumpió.

Itachi se adelantó, iniciando su marcha hacia el último piso donde quedaba el estudio en el que su pareja generalmente dictaba sus clases. Estando allí, escuchó la estridente carcajada del rubio, acompañada de unas cuantas más, así que tentado, ingresó a la sala.

– ¡Es Itachi Uchiha! –Chilló de repente una de las chicas que ahí se encontraba.

–Oh, ¡Itachi! –Saludó Deidara con una enorme sonrisa.

– ¿Deidara-sensei conoce a Itachi-sama? –Cuestionó la joven maravillada ante la presencia del mayor.

La sonrisa de Deidara pasó a ser una maliciosa mueca, que solo fue notada por su pareja.

–Oh por supuesto –afirmó el rubio–. El viene aquí de vez en cuando.

– ¡¿En serio?! ¡Podré verlo de nuevo! Oh, es que Itachi-sama es tan encantador, siempre quise conocerlo desde que mi papá apareció en una foto con él en uno de sus eventos. Quedé encantada, enamorada… Él es todo lo que quiero en un hombre.

–Me siento alagado –agradeció el mayor.

–Pero que desconsiderado de mi parte–dijo el rubio de repente, siendo ridículamente sobreactuado–. Permítanme presentarlos. Itachi, Tami-san. Tami-san él es Itachi Uchiha… mi pareja.

Y fue como un enorme balde de agua fría para la joven mujer a quien se le borró rápidamente la sonrisa.

– Pa, ¿pareja?

–Sí, es mi esposo ¿no lo sabías? Bueno, tampoco es que se esté publicando a cada rato sobre nuestras vidas –Comentó con fingida inocencia, mientras se acercaba y rodeaba con uno de sus brazos, sus hombros–. Es que Tami-san estuvo fuera del país por mucho tiempo –dijo mirando esta vez a Itachi.

–Bueno, ha sido un gusto conocerte Tami-san –dijo Itachi sonriéndoles con algo de culpa por la forma de actuar de su pareja–. Ya es hora de irnos Deidara.

–Sí, sí –asintió dejando por fin a la mujer–. Pero antes te presentaré al nuevo coordinador. Mmm… ¡ah! ¡Kai-san! –llamó el rubio tras buscar con la mirada–. Mira Itachi, él es Kai, Kai Yoshi, trabajará conmigo a partir de ahora.

 

* * * * *

 

 

–Oye, despierta, ya es hora.

–No... Hoy es sábado, mamá –murmuró adormilado.

– ¿Mamá? Mamá mi trasero. ¡Levántate ya, rubio idiota! –Gritó arrebatando las cobijas que arropaban su cuerpo–. Prometiste que me ayudarías hoy, anda Naruto, muévete.

–Eh ¿qué? –Se cuestionó el rubio mientras tallaba sus ojos, dispersando el poco sueño que le quedaba–. ¿Qué hora es?

–Poco más de medio día –respondió–. ¿Por qué duermes tanto?

–Porque es sábado y no hay nada que hacer... –dijo en medio de un bostezo.

Aprovechando el hecho de que aún se encontraba en la cama, Naruto alargó la mano y tomó a su acompañante, tirándole a su lado.

–Vamos a dormir un poco más, ¿sí? –murmuró abrazándose a él con fuerza.

– ¡No! Naruto, suéltame –Exclamó tratando de liberarse–. ¡Ah! ¡Estúpido, déjame! –Se quejó, golpeando sin dañar, el brazo del rubio–. ¡Le diré a papá!

–No hagas tanto ruido –se quejó.

– ¡Papá! ¡Paaapááá!

Ante el grito, la puerta se abrió de golpe, dejando ver la imponente y alarmada figura del hombre.

– ¡Qué! ¡¿Qué sucede?! –Gritó mirando en todas direcciones dentro del cuarto, encontrándose con algo que ya se le estaba haciendo costumbre.

– ¡Papá, mira a Naruto! ¡Dile que me suelte!

El hombre resopló cansinamente al darse cuenta que no era nada grave.

–Pero Ryu, creí que estabas siendo torturado –dijo–. Ya sabes cómo es Naruto.

–Es que prometió ayudarme, pero ¡no se quiere levantar el muy vago!

– ¡Vago el viejo! –Señaló Naruto con cierto aire divertido.

– ¡¿Viejo?! ¿A quién estás llamando viejo, mocoso? –Se quejó el mayor mientras se acercaba con gesto amenazador a la cama donde seguían los otros dos.

– ¡Ay, no! –Se quejó–. Es mentira, es mentira ¡Bee! 

El menor de los tres se apartó viendo a los otros jugar como niños. Le pareció increíble que su padre se quejara por el hecho de haber sido llamado viejo y no vago; era tan tonto como aquel rubio que vivía con ellos.

– ¡Iuhg, Bee! –Ryu escuchó un nuevo quejido, dándose cuenta que aquel par, estarían así por un buen tiempo–. No me besuquees la cara, que asco. Le diré a Izumi-san.

Ante el mencionar de su nombre, una delicada y menuda figura de piel morena y cabellos castaños, entró también en la habitación, encontrándose con una de las tantas y extrañas escenas que llevaba presenciando desde hacía un buen tiempo.

– ¿Bee, querido?

El amable y bajo tono de voz alertó a los hombres, logrando que el mayor se tensara y sintiera que comenzaba a sudar.

–Ah... Mimi-chan –dijo Bee, girándose para mirarla. Izumi se encontraba junto a su hijo.

–Creí que estarías en la tienda –dijo brevemente para después mirar al rubio–. Y también creí que estarías practicando con Ryu...

– ¡Pe-pero si ya nos íbamos! –Exclamó Naruto tomando su bolso y saliendo al instante, con Ryu a su lado, sin importarle el hecho de haberse levantado hacía unos instantes–. Tu madre da miedo –comentó cuando se vieron fuera de la casa, camino a su destino.

–Que exagerado –dijo el menor mientras se dirigían al complejo deportivo que frecuentaban, a unas pocas calles de donde vivían–. Ustedes solo son muy cobardes.

– ¡Oye! –Se quejó con fingido disgusto–. En fin –suspiró sin querer seguir con aquel tema–. ¿Seguiremos con tus clases de natación o primeros auxilios?

–Ya sé nadar, así que podemos terminar con la natación –comentó con aire pensativo.

–Serán primeros auxilios –afirmó para sí mismo–. Hoy haremos RCP –anunció.

– ¿Y me besarás? –Cuestionó con cierta gracia, obteniendo la estridente carcajada del mayor como única respuesta.

Cuando el atardecer se alzó en el firmamento, Naruto y Ryu se encontraban sentados en una cafetería al aire libre, descansando de su agitada tarde antes de regresar a casa.

–Nunca he preguntado directamente la razón por la que viniste a este país –escuchó al menor hablar tras haberse mantenido en un cómodo silencio desde que habían llegado al lugar–. He escuchado algunas conversaciones entre mis padres –confesó con timidez, causándole cierta ternura al mayor–. Papá mencionó que tenía que ver con tu familia.

Naruto se removió, recostando su espalda en el respaldo de la silla mientras su mirada se perdía, fijándose en nada en especial, recordando.

–Una de mis hermanas murió hace poco… Necesitaba un respiro –Su respuesta fue acompañada por un pequeño encogimiento de hombros, dando a entender que ya no era un tema tan difícil de tocar.

–Lo siento –murmuró el joven castaño su pésame con cierta incomodidad, atreviéndose a tomar sus manos con las suyas, en un intento de ser reconfortante–. Pero ¿por qué sigues aquí? ¿Has pensado en regresar?

Naruto decidió mirarlo por fin, dedicándole una pequeña sonrisa. –Lo he pensado –asintió–. Pero no sé a qué me enfrentaré en cuanto regrese.

–Son tu familia, ellos entenderán –asumió el menor.

–No se trata solo de ellos –murmuró–. Hice daño a muchas personas con mi partida; ahora, si regreso, temo lo que vaya a encontrar.

–Pero… ellos sabían que tú te irías, ¿no? Supongo que era difícil para ti sobrellevar la muerte de tu hermana, además, dijiste que fue hace poco…

–Es que, nunca les dije a donde iría y ha pasado mucho tiempo desde que me marché.

La confusión y el asombro fueron evidentes en el rostro del menor.

–Pero… dijiste que tu hermana había muerto hace poco. ¿Cómo es que ha pasado mucho tiempo desde que te marchaste? –cuestionó con incredulidad.

–Ah, ¿dije eso? –Naruto pensó en sus palabras, frunciendo levemente su frente para luego volver a sonreír con cierta culpa e incomodidad–. Creo que han sido dos años, después de todo.

Notas finales:

Este... Se lo esperaban?! Se lo esperaban?!  jeje A que contaban con mi astucia :)

En fin.
Sasuke se está enloqueciendo, Itachi está preocupado por él y el nuevo ayudante de Deidara, el cual probablemente tenga un papel importante de ahora en adelante.
Me encanta Ryu y no, no es el nuevo novio de Naruto :v
Y sí, el salto es de dos años y la historia se desarrollará posterior a ese tiempo... 

Preguntas, dudas, inquietudes, ya saben cómo hacerlo :D 

Hasta pronto mis bellas personitas! 

xoxo Al


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).