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Reasons to love por ViBanaII

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Notas del capitulo:

06/08/2018 01:12 am  

Así que... llegó un momento en el que a mi mente no llegaba ni un soplo que pudiera inspirarme o alentarme a escribir, y cada vez que lo hacía, me detenía no mucho después. Era frustrante... Hasta que en las últimas semanas, mi inspiración pululaba por todos lados, así pude avanzar... incluso, mientras estoy en el proceso de publicar este capítulo, el documento sigue abierto y mis dedos pican por ponerse a trabajar y concluir con algo que hace mucho empecé...

Esta historia está llegando a su final y no es secreto... El secreto es saber cómo terminará.

Hasta entonces, espero disfruten tanto como siempre, así como yo lo hago cada vez que escribo y leo sus comentarios.

 

XXI


 


     Las carcajadas resonaron por todo el lugar, atrayendo la atención de los invitados que curioseaban cerca de ellos. Naruto estaba a punto de echarse a llorar al ver a su querido Sasuke disfrazado de pulpo, incluso con pintura en su rostro. Desde que conoció a los Uchiha, no había tenido la oportunidad de asistir a una fiesta de cumpleaños de los mellizos, y según Gaara, lo mejor era ver a Sasuke y cómo trataba de comportarse con todas sus fuerzas para no mandar todo al infierno. Naruto nunca lo había visto así y estaría dispuesto a dar lo que pudiera por más oportunidades como esa.


– ¿Ya terminaste? –resopló el menor de brazos cruzados, mirándolo con molestia por la burla a la que estaba siendo sometido.


–Lo siento, es que... ¡Ja, ja, ja!


–No sé ni porqué pierdo mi tiempo contigo.


Sasuke se dio vuelta dispuesto a irse, cuando Naruto tomó su brazo atrayéndolo para plantarle un cariñoso beso que duró menos de lo que esperaba, dejándolo con ganas de más.


–Hola mi amor, lamento llegar tarde –se disculpó antes de que una nueva carcajada brotara de su pecho–. En serio, me encanta tu disfraz.


 Sasuke tuvo que contenerse para no plantar su bonito puño en la estúpida cara del rubio.


–Jódete Naruto.


–Oferta tentadora –murmuró el rubio cuando empezaba calmarse–, te lo dejaré a ti. Podemos discutirlo después.


Naruto se alejó, dejando a Sasuke boquiabierto, asombrado por su respuesta y la obvia indirecta en ella. Él no había dicho esas palabras con otra intención, pero Naruto le había dado un completo giro poniendo su cerebro a trabajar a mil.


Ellos se habían conocido poco más de tres años atrás; después de muchos altibajos y una larga separación, su relación finalmente había florecido en los últimos meses hasta convertirlos en una pareja estable con tres pequeños a los que llenar de mucho amor. Sin embargo, en todo ese tiempo, ninguno había pensado en dar el paso que los llevaría al otro extremo de la relación, básicamente la demostración de afecto mediante el hermoso acto sexual. Sasuke nunca había llegado a más de unas simples caricias y ardientes besos que solo calentaban su interior, y luego estaba Naruto, quien no sabía cómo proceder en ese terreno sin que fuera forzado e incómodo, debido a todo lo que habían pasado. Sasuke meditó nuevamente las palabras dichas por Naruto, cuestionándose sobre si él realmente había dicho lo que creía haber escuchado o solo era una jugarreta de su mente y las hormonas disparadas en su organismo, que le había llevado a tergiversar tales palabras.


– ¡Sasuke! –el llamado de su madre lo sacó de su ensimismamiento, recordándole que no se encontraba solo, sino en una fiesta infantil donde los gritos de los niños y la diversión era lo que abundaba–. Sasuke, cariño, la fotógrafa te está esperando para otra foto con los niños.


– ¿Más? –resopló el moreno con incredulidad. Esa sería la milésima foto del día que la mujer le tomaría a Sasuke; empezaba a creer que solo estaba buscando excusas para poder retratarlo, porque incluso la había descubierto apuntándole secretamente con su cámara en más de una ocasión. Aun con ese feo disfraz de pulpo.


–Bueno, los niños quieren que tú y Naruto estén en la misma foto –replicó Mikoto–. Ve a tomarte la foto Sasuke –le ordenó–. Será la última y podrás ir a cambiarte después.


A regañadientes, Sasuke se dirigió al lugar donde estaba Naruto junto a los niños, notando enseguida la burlona sonrisa en el rostro de su pareja. También se dio cuenta de la soñadora expresión de la fotógrafa en cuanto lo vio. Incluso con ese ridículo disfraz, Sasuke era capaz de atraer las miradas de los desconocidos


– ¿Listo, mi hermoso pulpo gigante?


Las carcajadas de Naruto resonaron nuevamente, contagiando al trio de niños que jugueteaban entre sus piernas, jalando los ridículos tentáculos de Sasuke mientras esperaban para tomarse la foto.


Sasuke sonrió, acercándose peligrosamente al rubio. La incómoda sonrisa de dientes apretados, solo fue una fachada mientras posaba.


–Solo espera a que llegue el cumpleaños de Haruka –murmuró Sasuke, provocando una nueva carcajada en el rubio.


Naruto se giró para mirarlo.


–Estaré encantado –le aseguró, afectado en lo más mínimo por sus palabras–. Solo recuerda que a él le gusta la comida, puedo disfrazarme de un gran y delicioso plato de ramen, si es lo que él quiere.


Sasuke bufó, luego una sonrisa apareció lentamente en su rostro. 


–Era de suponer.


Naruto se encogió de hombros.


– ¿Qué puedo decir? Así soy, y tú eres mi contraparte.


–Lo que digas. Voy a cambiarme –anunció a nadie en particular, notando enseguida como la fotógrafa separaba su rostro de la cámara y asentía brevemente con un ligero rubor en su rostro. Luego continuó fotografiando a los demás.


–Vayan a jugar niños –dijo Naruto a su lado, arrodillándose frente a los tres pequeños, besando sus mejillas–. Ayudaré a papá a cambiarse.


– ¿Y podemos jugar juntos?


Naruto asintió, revolviendo el rojo cabello de Yusuke.


–No tardaremos –prometió.


El pequeño trío chilló alegremente, alejándose de la pareja para jugar, mientras ellos se retiraban tranquilamente, bajo la mirada de la fotógrafa y algunos invitados más.


Naruto siguió a Sasuke a la habitación de invitados y luego le ayudó a deshacerse de ese gracioso disfraz de pulpo que tan fastidiado tenía al menor. Buscó los pañitos húmedos de los niños y limpió la pintura de su rostro con cuidado, soltando pequeñas sonrisas divertidas al verle arrugar el rostro y poner graciosas expresiones de disgusto.


–Se más cuidadoso, dobe –se quejó el menor, provocándole una ligera carcajada.


–Solo un poco más y regresarás a ser el hermoso ogro que me encanta.


Un leve sonrojo se adueñó de las mejillas y orejas de Sasuke al escuchar sus palabras. Él todavía no estaba tan acostumbrado a las abiertas muestras de cariño que el rubio le dedicaba, ni siquiera cuando estaban solos. Simplemente no sabía cómo responder a ellas, sin sentirse incómodo o avergonzado por no saber hacerlo. Era un lío que a Naruto encantaba y satisfacía, porque era capaz de dejar al menor en ese estado. Solo él.


–Bien, ve a lavarte –ordenó suavemente.


Sasuke hizo una mueca.


–Sí, mamá –resopló.


Una nueva carcajada provino de los labios del rubio, mientras esperaba a Sasuke junto a la ropa por la que se iba a cambiar el ridículo traje con tentáculos que a él tanta gracia le hacía.


–Temeeee, ¿estás haciendo del dos? –cuestionó un rato después.


–No han pasado ni cinco minutos, ¿te aburre esperar? Yo no te pedí que me siguieras...


Naruto no prestó atención a nada de lo que Sasuke le decía en ese momento. En cambio, su atención se centró únicamente en el descubierto y pálido torso del menor. Pensándolo bien, él nunca lo había visto así, ni desnudo... Y era una total falta de respeto no apreciar debidamente aquel plano y marcado vientre con líneas definidas y brazos con ligeros músculos sobresalientes.


Sasuke se aclaró la garganta y arqueó una de sus cejas en cuanto sus miradas se encontraron.


– ¿Qué? –cuestionó el rubio sin una pizca de arrepentimiento en su organismo.


Sasuke negó ligeramente con su cabeza y sonrió.


–Nada.


–Genial, porque no me impedirás disfrutarlo –agregó mientras le ayudaba a ponerse la suave camisa azul oscuro y abotonaba lentamente cada botón, sin evitar que sus dedos se deslizaran por el torso del menor y lo sintiera tensarse con cada caricia.


– ¿Qué haces Naruto?


–Estoy aprovechándome de la situación –respondió con total seriedad.


– ¿Quién eres y dónde está mi dobe? –cuestionó con gracia, deteniendo sus manos, acercándolo a su pecho.


–Sasuke...


Sus palabras se vieron interrumpidas cuando el menor estampó sus labios en un demandante beso que correspondió con las mismas ansias y desespero. El chocar de leguas y la agitada respiración de ambos fue tan constante como las caricias que se dedicaban mutuamente. Sin embargo, luego de largos minutos se vieron obligados a disminuir la intensidad. Sus labios empezaron a danzar tranquilamente, rozándose con cariño, y las caricias se hicieron con tranquilidad, hasta que el beso solo fue un ligero roce entre ellos.


–Tenemos que regresar –susurró Sasuke, alejándose lentamente.


–Tenemos que regresar –repitió Naruto con un asentimiento, pero sin la más mínima intención de querer hacerlo. Ni siquiera se había separado del menor.


–Vamos tonto, los niños esperan por nosotros.


Sasuke finalmente se alejó, terminando de vestirse y Naruto solo pudo suspirar resignado.


–Andando –aceptó a regañadientes.


–Hoy realmente eres otro.


Naruto se encogió de hombros, dándose la libertad de mantenerse en silencio y con sus pensamientos para sí mismo.


De regreso a la fiesta, la pareja se vio rápidamente acorralada por tres pares de pequeños brazos que exigían su atención. Naruto se agachó hasta quedar a su altura, estrechándolos en un apretado abrazo, besando sus mejillas y haciéndoles cosquillas hasta que se quejaron y el rubio por fin los liberó, viéndolos jugar sin el más mínimo atisbo de iniciar una pelea, teniendo en cuenta la relación de Yusuke y Haruka. Sasuke se vio abordado por Shikamaru y uno de sus colegas, iniciando una conversación que para el doctor se tornó aburrida, así que se disculpó y luego se acercó a una de las mesas donde se encontraba su hermana menor.


–Luces como si no quisieras estar aquí –comentó mientras se sentaba a su lado–. ¿Por qué estás aquí sola?


Ino suspiró profundamente.


–No estoy sola –rebatió, ganándose una incrédula mirada de su hermano–. Solo estaba pensando… –murmuró finalmente.


–Y aquí me tienes –se ofreció enseguida, reconociendo el estado de su hermana y que, posiblemente, necesitara alguien con quien desahogarse.


La joven lo miró durante largos segundos, luego desvió su mirada y un ligero tono de rosa, empezó a teñir sus pálidas mejillas.


–En la universidad está este chico… –una amplia sonrisa se formó lentamente en el rostro de Naruto tras escucharla y rápidamente unir los pedazos sueltos–. Tenemos algunas clases juntos y…


– ¿Te gusta? –un tímido asentimiento fue todo lo que pudo obtener como respuesta de su sonrojada hermana–. ¿Él lo sabe?


–Creo que sí –murmuró sin convicción–. Ahora me evita, aunque… realmente no somos muy cercanos. Sin embargo, ahora tenemos que hacer un trabajo grupal y él está en el mismo grupo que yo. ¡Es una tortura!


Sin poder contenerse, una carcajada brotó de sus labios, ganándose una de esas molestas miradas que Ino solía darle cuando él se burlaba de sus desgracias.


–Lo siento –se disculpó rápidamente–. Creo que estás preocupándote demasiado por él. Si sabe de tus sentimientos y ha hecho nada al respecto, solo hay dos opciones; que también le gustas, pero es tímido como el infierno y no se siente seguro, entonces te aconsejaría que tantearas el terreno y lo intentaras. La otra posibilidad, es que le desagradas totalmente, con lo que no podremos trabajar.


Ino frunció el ceño, contemplando a su hermano y las opciones que enumeraba, concluyendo que eso era más negativo que positivo.


–No estás ayudándome mucho –se quejó–. Gaara al menos me animó y me dijo que intentara hablarle.


–No dije que estuviera haciéndolo –respondió con sinceridad–. Y no quiero inmiscuirme en tus asuntos, pequeña. Respecto a Gaara… creo que hizo bien; al menos uno de nosotros debía hacer esa parte.


– ¿Debería agradecerlo?


–Me alegra que estés experimentando el amor, Ino –Naruto se levantó, sonriendo con gracia, pero negando ligeramente con su cabeza. Luego se acercó y besó la frente de su pequeña hermana–. Solo avísame si el tipo te lastima o hace algo indebido, me encantará hablar con él.


Arqueando una de sus cejas, Ino le miró desde su posición.


–Gaara se encarga de darme consejos, la parte buena y tú ¿harás del hermano malo?


Naruto sonrió, encogiéndose de hombros.


–Tal vez.


Ino correspondió su sonrisa antes de que se alejara para llegar junto a los niños y el mayor de los hermanos Uchiha que en ese momento jugaba con los pequeños. Una nostálgica expresión se dibujó en su rostro, notando la felicidad de Naruto al pasar el tiempo con los pequeños, recordándole aquella época en la que ellos eran niños y la felicidad de su hermano radicaba en divertirse con sus hermanos y hacer bromas con sus amigos en el pueblo cuando vivían allá… Ahora todos eran adultos y tenían sus propias vidas, familias y empleos que los mantenían ocupados y con poco tiempo para poder pasar juntos como antes. Había ocasiones en las que Ino extrañaba esos momentos, pero también era consciente de que las cosas tendían a cambiar. Sin embargo, a pesar de la tristeza que pudiera embargarla en ocasiones, aquellas memorias, los maravillosos recuerdos que tenía con sus hermanos, siempre los llevaría con cariño en su mente y corazón.


 


Cuando Sasuke regresó con Naruto y los niños, su hermano Itachi se despidió, dejándoles para que pudieran disfrutar con sus hijos.


Entregándole la bebida que llevaba para el rubio, Sasuke notó las miradas entre él y su hermano y la carcajada que escapaba de los labios de Naruto.


– ¿De qué hablaban?


–Solo nos burlábamos de ti –respondió, siendo sincero–, y hablábamos un poco de los niños.


–No me sorprende –murmuró frunciendo ligeramente su ceño.


–¿Sabes que Itachi y Deidara quieren tener una niña?


–Sí –asintió con su cabeza–, supongo que están esperando el momento adecuado para hacerlo.


–Pero, creo que por ahora tienen suficiente con ser tíos…


Mizuki y Yusuke se pusieron a corretear y jugar alrededor mientras ellos hablaban, mientras Haruka se aferró a la mano libre de Sasuke, dándole leves tirones para reclamar su atención.


–Papi, tengo pis.


La bebida de su boca fue expulsada al instante y la tos no tardó en apoderarse de él, tornando su rostro y cuello de un gracioso tono rojizo. La atención de los más cercanos también se centró en ellos y su pequeño espectáculo.


–Trata de respirar profundamente –escuchó a Naruto decirle mientras palmeaba su espalda, ayudándole a calmarse.


–Sasuke, cariño ¿qué sucede, estás bien?


El menor agitó su mano, restándole importancia.


–Solo un pequeño reflejo por la impresión –respondió Naruto a su lado.


– ¿Y qué causó tal reacción en mi hermano? –cuestionó Itachi, tras llegar junto a su madre.


–Haru le pidió ir al baño –respondió Naruto. Sasuke detectó los tintes de diversión en su tono y estuvo a punto de refutar cuando la chillona vocecita del pequeño resonó a su alrededor.


– ¡Papi, baño!


–El deber llama –Naruto le indicó que se diera prisa y con su mano, señaló el camino que debía recorrer.


Con un resoplido y ya más calmado, Sasuke tomó la mano de Haruka y lo llevó al interior de la casa. Naruto se enfrentó entonces a las desconcertadas miradas de los Uchiha, quienes esperaban una clara explicación.


–Fue la primera vez que Haruka se dirigió a Sasuke como su padre –respondió el rubio con una gran sonrisa iluminando su rostro. Sonrisa que lentamente se fue apagando al darse cuenta de lo que eso implicaba–. ¡Lo llamó papá! –exclamó entonces–. Mi bebé lo llamó papá…


 


Sasuke esperó a que Haruka terminara sus necesidades y luego le ayudó a lavarse las manos. Mientras las secaba, sentado frente a él, en la cama de la habitación, ambos se miraron fijamente. Haru no decía nada, solo mantenía sus curiosos ojos puestos en él.


– ¿Quieres que yo sea tu papá también? –preguntó finalmente.


–Ya tengo papá.                                                                                                                       


Sasuke sonrió.


–Lo sé, Naruto es tu papá –asintió, dándole la razón–. Yo sería otro papá.


La confusión se plasmó en sus grandes y redondeados ojos, antes de agregar:


– ¿Cómo mamá?


–Mmm... –Sasuke meditó unos segundos, no sabiendo cómo sentirse y mucho menos cómo responder a esa pregunta. De hecho, no sabía si eso le molestaba o le hacía gracia, pero teniendo en cuenta que estaba hablando con un niño de tres años, no había mucho que pudiera discutir con él–. No puedo ser como tu mamá, Haruka –Sasuke tampoco lo deseaba, ni mucho menos...


-– ¿Otro papá? –inquirió el pequeño. Sasuke solo pudo asentir–. ¿No te vas a ir?


La pregunta le tomó por sopresa, extrañándole que dijera eso.


–Mami no ha regresado –respondió a su silenciosa interrogante. El pequeño y regordete rostro de Haruka se descompuso y un pronunciado puchero invadió sus labios–. Se fue y no ha regresado.


–Oh, Haru está bien –murmuró Sasuke, atrayendo al niño entre sus brazos donde lo refugió y consoló, aunque las lágrimas no hubieran aparecido todavía.


En ese momento, Sasuke recordó el invierno en el que Mizuki y Yusuke llegaron a su vida y la inexplicable sensación de querer protegerlos y nunca dejar que fueran apartados de su vida, sin importar las consecuencias o cuanto podía cambiar todo su mundo. Una de las mas arriesgadas pero la mejor decisión de toda su vida. Lo volvería a hacer. Naruto lo había aceptado con dos preciosos niños y los quería como si fueran propios ¿por qué iba a ser diferente con Haruka? Su amor solo lo obtenía un selecto núcleo, y ese pequeño ser que se aferraba a él y deseaba su aceptación, estaba entre los primeros.


–Me gustará ser tu papá y te querré mucho. No me iré de tu lado nunca y Naruto tampoco. Incluso Yusuke y Mizuki serán tus hermanos y jugarán siempre. Tendrás más tíos y otros abuelos que también te querrán y te darán muchos chocolates sin que Naruto se de cuenta ¿te gusta la idea? Nunca nos iremos de tu lado Haruka. Te lo prometo.


Una promesa que él se encargaría de cumplir, todos y cada uno de los días de su vida, aunque él y Naruto se separaran.


 


Haku retrocedió dos pasos y dio media vuelta, topándose con Gaara que yacía apoyado en la pared frente a él. Tenía los brazos cruzados y miraba fijamente en su dirección.


– ¿Aún dudas de él? –cuestionó el pelirrojo sin apartar sus ojos mientras hablaba con tranquilidad–. Sé que te aterra la idea, pero creo que es sincero. Él no es como tu hermana, Haku, y no será una parada temporal en su vida. Lo querrá tanto como quiere a sus hijos y no dejará ni hará que sufra de nuevo... además, yo tampoco se lo permitiría y Naruto le daría una lección. Está bien tener miedo y querer protegerlo, pero Sasuke es un buen tipo y un gran padre. Todo va a estar bien.


–Lo sé –Haku suspiró, la tristeza se reflejó en su rostro–. No se olvidará de mí ¿cierto?


– ¿Es lo que más te preocupa? –Haku se encogió de hombros. Gaara entonces dejó su cómoda posición y se acercó al él, pasando un brazo por sus hombros, obligándole a que se alejaran del pasillo–. Haku, sabes que él nunca te dejará de lado. Nadie lo permitiría.


–Pero, ¿puede odiarme cuando sepa la verdad? Porque soy el hermano de la mujer que lo abandonó.


–Ah, no lo creo. Pero lo sabremos cuando llegue el momento. Hasta entonces, no te preocupes y disfruta de él; cuando sea un adolescente no querrá ni a sus padres cerca.


– ¿Esperas consolarme con eso?


Gaara se echó a reír.


–No, pero tu expresión fue muy graciosa.


–Idiota.


 


Naruto se sentó en el sofá cercano a la piscina, apartado de todos mientras Sasuke se encargaba de despedir a los invitados junto a su familia cuando dieron por finalizada la celebración. Agradeció que nadie le molestara mientras se perdía en sus pensamientos y los recientes acontecimientos que giraban en torno a su vida y su familia, que no eran malos, sino más bien… acelerados. En menos de cinco años había pasado de vivir y trabajar en un pequeño pueblo, a hacerlo en una gran ciudad junto a toda su familia; se topó con el que consideraba el amor de su vida y también había encontrado a su adorada hermana, para luego perderla tan rápido que había logrado un gran impacto en él y su solitaria vida como para obligarle a alejarse y dejar todo atrás hasta que lo creyó suficiente y regresó, trayendo consigo más que un corazón recompuesto. No era un hombre nuevo, pero al menos ya no sentía que su vida se marchitaba lentamente. Tenía razones que le mantenían en pie, recordándole que podía sonreír, reírse y ser tan dolorosamente feliz como lo fue en su niñez, aunque implicara que tuviera que aceptar el hecho de que su bebé viera a Sasuke como figura paterna… Ah, al menos contaba con que Mizuki y Yusuke lo vieran de ese modo también. Así todos ganaban. 


­–Ya está todo listo para que vayamos a casa –anunció Sasuke, interrumpiendo su línea de pensamientos, cuando se sentó a su lado, besando un lado de su cabeza–. ¿Está todo bien?


–Sí, eso creo –murmuró–. ¿No te molestó el hecho de que Haru se dirigiera a ti de esa forma? –cuestionó al instante. Había estado pensando en ello también y no había tenido la oportunidad de preguntarle a Sasuke cuál era su opinión.


–Más que molestarme, me tomó por sorpresa –respondió luego de un largo silencio. Naruto no sabía de su pequeña conversación con Haruka y la promesa que había hecho, quizá era la razón por la que el rubio cuestionaba sus pensamientos y sentimientos sobre el tema–. ¿Recuerdas la cena de compromiso de Sai y Gaara y lo que dijiste sobre Haru y cómo se sentía conmigo? Estuve pensado en ello luego de esa noche y simplemente concluí que sería lo que él quisiera, si eso le hacía feliz. Le dije que lo quería, que sería el padre que él   quería y siempre sería así. Prometí que no me alejaría, aunque tu y yo nos separáramos… lo cual espero no pase.


–Puedes apostarlo –murmuró Naruto, rozando su nariz con la de Sasuke, en un íntimo y cariñoso gesto.


–Quiero que Haruka sea tan feliz como Yusuke y Mizuki. Quiero que ría siempre y sepa lo que es tener una gran familia con hermanos con los que jugar y pelear…


– ¿Igual que tú y tus hermanos? –intervino el rubio, sonriendo con diversión.


–Así como tú con los tuyos –asintió, dándole un corto beso a esa sonrisa que tanto le encantaba–. El asunto es, que he estado pensando seriamente en ello y creo que es una gran opción y buena oportunidad, y ya que tenemos un solo corazón y una sola alma… –Naruto sintió que sus ojos repentinamente se cristalizaban y un nudo empezaba a formarse en su garganta a medida que escuchaba a Sasuke y como repetía aquellas palabras que hace tiempo le había escrito en una de sus cartas, emocionándole el hecho de que, además se estaba dejando ver tan íntimo y cariñoso como no era usual. Pequeñas dosis de felicidad que aumentaban el amor que sentía por él.


– ¿Qué es? –murmuró Naruto, insistiendo en que terminara de hablar.


Sasuke le regaló una de sus cálidas y poco frecuentes sonrisas, derritiendo su corazón. Un cortó beso fue plantado en su mejilla, antes de que Sasuke finalmente expusiera sus pensamientos.


–Dame la oportunidad de formar una familia contigo… oficialmente.


 


Si a Sasuke le preguntaran el momento en el que se enamoró completamente de Naruto, con total certeza respondería que fue ése; justo cuando sus hijos decidieron hacer un berrinche para que Naruto se quedara en casa, luego de que la fiesta finalizara y ellos partieran a casa de Sasuke, viéndose gustosamente obligado a llevarlos a la cama, incluyendo a Haruka, y contarles una historia hasta que cayeran dormidos, besando tiernamente sus pequeñas frentes y prometiendo que no se marcharía y desayunarían juntos a la mañana siguiente como la familia que todos ellos serían. También diría que fue una de las mejores noches de su vida y que recordaría por siempre, porque fue la primera vez que tuvo a Naruto para sí mismo; la noche en que ambos pudieron poner seguro a la puerta de su habitación e iniciar un delicado beso que poco a poco perdería aquella característica y aumentaría el ritmo, las sensaciones y el calor, que les obligaría a recorrer el cuerpo ajeno, desabrochar botones, quitar camisas y pantalones, y dar paso a la primera vez juntos, dejando atrás miedos e inseguridades. Explorando, acariciando y besando cada rincón desconocido.


Sasuke besó y marcó lo que le pertenecía mientras Naruto se quejaba y se reía al mismo tiempo, porque a veces su intensidad dolía, pero sus roces también le causaban cosquillas; una curiosa reacción que a Sasuke encantó y deseó volver a experimentar. Entonces el placer les recorrió a ambos de pies a cabeza, atacando gustosamente cada terminación nerviosa, mientras danzaban al unísono en aquel lecho que pasaba a ser cómplice del amor desbordado de dos amantes que daban rienda suelta a sus bajas pasiones y ocultos deseos. Se amaron sin contemplaciones, una y otra vez hasta el cansancio, y se besaron una y mil veces más, hasta quedar sin aliento. Finalmente, uno de los dos se dejó atrapar y llevar al reino de los sueños mientras el otro le contemplaba, siéndole inevitable acariciar su rostro y sonreír ante la pacífica expresión y ese atisbo de sonrisa con el que parecía haberse dormido. En su lista, Sasuke definitivamente pondría como una de sus actividades favoritas, contemplar el pacífico rostro de Naruto al dormir, acariciar la punta de su nariz con la suya y sonreír con cariño y agradecimiento, hasta caer dormido.

Notas finales:

Paso a paso, cayendo en el amor... Ah~ 

Esto fue todo por hoy, ¿qué esperaban ustedes?

Siganme en mi cuenta de Iinstagram! By_aliv (Alex Dom) Allí cuento cositas y dejo spoilers ^^

¡Hasta pronto!

xoxo Al~

 


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