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Amor Paralelo... por yue_kori

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Notas del capitulo:

Hola! Les dejo leer... 

Infancia…

Había conocido a Akashi cuando ambos tenían 4 años, sus padres habían tenido una comida de negocios y por petición de la madre de Akashi lo habían llevado, ya que tenía esperanzas en que su hijo pudiese socializar, aunque sea un poco. La primera vez que sus ojos encontraron aquella figura se había dado cuenta, él era diferente, no sabía cómo, aún, pero su instinto lo decía, así que haciendo caso de eso mismo se encendió tras la falda de su madre, un poco después como cualquier niño y animado por su madre se acerco al pelirrojo quien jugaba ajedrez pues este parecía muy solitario, congeniaron, quizás era debido a su personalidad tranquila y serena, nada infantil comparada a los demás niños de su edad. Después de aquel día y como se enteraría más tarde a petición de la madre del pelirrojo las citas de juego fueron aumentando, a ellas se les unió un niño más, Murasakibara Atsushi, hijo de una pareja de dueños de resorts, hoteles, spa’s y restaurantes de lujo, aquel niño, a pesar de tener la misma edad que ellos era alta, más alto que ellos dos, también era inteligente, sin embargo, así como era inteligente era perezoso, lo único que hacia sus ojos brillar y dejaba notar su gran capacidad de mental eran los postres y dulces en general. Su amistad era rara, no lo podía negar, después de todo, sus personalidades eran muy diferentes entre sí, si bien es verdad que todos ellos recibían clases privadas eh inclusive compartían a algunos profesores privados, no eran educados de la misma manera, ellos sabían que Akashi estaba en otro nivel, quizás era por eso que entre el más alto y él hicieron un pacto silencioso, deberían tratar a Akashi como cualquier otro niño, pues lo sabían, su comportamiento cuando se encontraba rodeado de adultos era la prueba.

Así paso un año, un año en el que las citas de juego iban disminuyendo, esto, debido a todas las clases que el padre de Akashi le imponía y también que ellos comenzaban a asistir a un colegio, no fue sino hasta que el pelirrojo cumplió 7 años que de nueva cuenta y por insistencia de su madre, Akashi fue inscrito en el mismo colegio que nosotros, era de conocimiento público que el único hijo de los Akashi era un prodigio, pero muchas creían que eran exageraciones creados por padres ciegos de amor, no sabían lo equivocados que estaban.

-Tomo un respiro de su relato para tomar café y mirar fijamente a Kuroko, de los labios del celeste no salió ni una palabra, pues estaba esperando a que él continuara. -

Debes entender que al ser una escuela privada para los hijos de las personas más influyentes en Japón las clases y el trato que se da son algo diferente al que estas acostumbrado. Las clases van enfocados al comportamiento y estimulan el rápido desarrollo de las mentes, idiomas, calculo, etc. Sin embargo, había una clase especial de solo 15 niños, aquellos los hijos de los más influyentes y poderosos del país, entre ellos estábamos Murasakibara, Akashi y yo. En ese momento éramos los hijos de las tres familias más importantes de Japón, a muchos les sorprendió que fuésemos amigos, a otros no tanto, al principio, como todos los niños se acercaron al chico nuevo con sentimientos sinceros y ojos llenos de curiosidad, otros con envidia por la atención recibida, pero eran sentimientos siseros, los profesores, eran otra cosa, estaban avisados que el pelirrojo tenía conocimientos superiores a los impartidos en sus clases, muchos, incluso habían sido sus profesores privados en algún momento por lo cual estaban al tanto de su capacidad mental, sobre todo en cuanto a calculo se trataba, y para ser sincero, eso intimidaba a muchos profesores, no solo por su gran desarrollo intelectual, si no también por el apellido que le acompañaba, pues estaban seguros que si algo malo llegaba a oídos de su padre sus carreras no tendrían futuro, así que algunos incitados por el miedo y otros por la conveniencia intentaron ganarse al pelirrojo con adulaciones tontas y un trato preferencial bastante obvio, lo malo era que no solo eran ellos, también eran los niños, quienes mal aconsejados por sus padres, trataban de ganarse la amistad de Akashi a base de halagos vacíos he intenciones nada sinceras, esto no paso desapercibido por él, después de todo y gracias al ambiente en el que fue criado sabia reconocer las malas intenciones de las personas, podía oler a los profesores más interesados por causar una buena impresión que por enseñar, en ese momento no lo entendía bien, pero ahora sé que eso le causaba un gran dolor aunque nunca lo expreso. El primer incidente ocurrió casi un mes después de su llegada, habíamos tenido clase de Educación Física y habíamos sido los últimos en regresar al salón después de ser detenidos por el profesor que impartía dicha materia los detuviera para poder hablar con Akashi sobre lo importante que sería que le mencionara a su padre sobre él, los tres llegamos al salón, pero no pudimos entrar, la puerta estaba entreabierta y antes de poder correrla para abrirla los escuchamos.

- ¿No les parece que Akashi se cree mucho? -comenzó un niño de cabellos castaños mientras acomodaba sus cosas. -

-Tienes razón. -prosiguió uno de cabellos negros peinados con lo que parecía ser exceso de gel. –Solo por ser un Akashi, ni si quiera es tan inteligente como dicen. -menciono en tono despectivo.

-Mis padres me han dicho que tengo que hacerme su amiga a como dé lugar. -hablo con cierto deje de molestia infantil una niña de cabello rubio atado en un par de coletas. –

-Los míos también. -corearon la mayoría de los niños ahí presentas. –

- ¿No creen que da miedo? -intento susurrar otra de cabello corto castaño. -Su mirada… ¿no les parece rara?

-Si, a veces creo que nos mira de una manera que me molesta mucho, como si fuéramos poca cosa. -complemento un niño de cabello rubio. –

-Yo solamente le hablo porque mis pasas me lo dijeron, dijeron que si me hago su amigo y lo llevo a casa me darán lo que yo quiera. -grito ilusionado un niño de cabello castaño y ojos claros. -

-Que suerte tiene Midorima-kun y Murasakibara-kun, ellos la tienen fácil pues lo conocen desde hace tiempo. -No tienen que fingir como nosotros. -paro por un momento pensando. - ¿Y si primero nos hacemos amigos de ellos y después de Akashi? -salto feliz por su “gran idea”. –

- ¡Si! -fue la especie de un grupo colectivo. –

Ellos habían escuchado todo aquello, sabía que algunos no les caía bien Akashi, pero que llegaran hasta ese punto era ridículo, además de que quería usarme a mi y a Murasakibara, pero justo cuando estaba a punto de abrir la puerta la mano de Akashi me detuvo, negó con la cabeza y me dirigió una mirada molesta y llena de tristeza, fue entonces que lo note, sus ojos por un momento se habían tornado dorados, intento verlos de nueva cuenta pero el pelirrojo escondió su mirada tras su flequillo y para cuando logro que lo viera de nuevo a la cara su ojos habían regresado a ser escarlata, en un inicio pensé que se trataba de mi imaginación, que las lágrimas que había contenido por todo lo escuchado habían reflejado el sol de alguna manera y habían engañado a su vista, Murasakibara que había terminado su helado jalo de nuestros brazos llevándonos a un rincón tranquilo y alejado dela escuela, al parecer sabía que tanto Akashi como yo necesitábamos algo de espacio para reponernos asía que se quedó callado, después de un par de minutos volvieron, todos los que antes hablaban mal de nosotros nos dedicaron una sonrisa llena de hipocresía y el niño que había propuesta la “gran idea” se le acerco a él he intento entablar una conversación, yo simplemente lo ignore, voltee a  ver a Akashi quien hablaba con quienes antes habían hablado mal de él, con quienes solo lo usaban a conveniencia, como odiaba eso, pero me contuve, esa fue la primera vez que lo vi. La segunda vez quizás fue de las más sorprendentes, su primera experiencia real con Seijuro.

De entre todo el profesorado solo había uno que se atrevía a tratarlo de manera normal, como a cualquier otro estudiante cosa que hacía feliz a Akashi, confiaba en él como en ningún otro maestro, pero todo era una mentira, y eso fue un duro golpe para él, sobre todo la manera en que se enteró de todo.

Habíamos recogido los cuadernos de los estudiantes de la clase, y aunque no eran muchos el me acompaño a la sala de maestros, después de todo quería despedirse de su profesor favorito, pero antes de que pudiéramos entrar escuchamos como una maestra le comenzaba a reclamar.

- ¿Cómo es posible que lo trates de manera tan normal? -pregunto la que era su maestra de japonés. –

-Es que yo si soy inteligente, no como ustedes. -se rio con superioridad.

- ¿A qué te refieres? -ese era el profesor de educación física al que tanto odiaban.

-La mejor manera de acercarse a un niño como Akashi es ganarse su confianza. -hablaba con una sonrisa en los labios. -Sí es verdad que es muy inteligente y que a veces puede resultar algo intimidante, pero sigue siendo un niño, un niño en busca de aprobación de un adulto, como maestros ellos depositan su confianza en nosotros, Akashi no es de los que les guste ser tratados diferentes, así que si lo trato como a cualquier alumno me verá con confianza, hare que confié cada vez más en mi hasta el punto en que me vuelva su amigo, así poder entrar al círculo de él sin que parezca que lo busco, el solo es quien me invitara a unirme a él.-

- ¿Así que te aprovecharas de la confianza que deposite en ti ese pobre niño? -pregunto con desaprobación una maestra. –

-Es su culpa por confiar en quien no debe, eso le enseñara una valiosa lección de vida, ¿no so acaso una magnifica persona?

En ese momento voltea a ver a Akashi quien abrió la puerta del salón, sus ojos color dorados, su porte había cambiado, su voz, era un poco más sarcástica y altanera, no era el Akashi que yo había conocido hasta ahora.

-Bravo, -se acercó lentamente al escritorio de dicho profesor quien se encontraba atónito. -Una gran lección debo reconocer. – sonrió con una sonrisa que hizo que un escalofrió recorriera la espalda se los presentes. –

-No… ¿Qué escuchaste Akashi-kun? -internamente rogaba por que no hubiese escuchado nada de aquella platica, sin embargo, debido al comentario que había soltado era poco probable. -

-La verdad. -borro su sonrisa para dirigirles a todos los presentes una fría mirada, sus ojos se habían tornado dorados. – Pero no se preocupe, a pesar de todo, le agradezco, no volveré a cometer un error tan absurdo como confiar en alguien. -se volteo para caminar a la salida. -Le diré a mi padre quemando saludos, -volteo a verlo por última vez antes y continuo. -pronto tendrá noticias de él. -y salió de aquella habitación. – Vamos Shintaro, necesitamos llegar a nuestra siguiente clase antes que el profesor.

-Yo me apresure a dejar los cuadernos y salí tras de él, había un par de cosas que me incomodaron en ese momento, no solo había sido el cambio de su color de ojos, más que nada sus palabras me habían dejado descolocado, su actitud fría y llena de superioridad y también el que me hubiese llamado por mi nombre de pila, era algo que él nunca había hecho, así que armándome de valor le tome del brazo y detuve su paso.

- ¿Le contaras a tu padre lo que hizo el profesor? -le mire algo preocupado, no es queme importara mucho e profesor, era más el hecho de que su padre quisiera sacarlo de la escuela lo que me preocupaba. –

-No. -volteo a ver su amigo para sonreírle tranquilamente. – Aún no, primero disfrutare el espectáculo, después decidiré qué hacer.

- ¿A qué espectáculo te refieres? -le solté el brazo que aun sostenía y se paró frente a él. –

- Pronto lo entenderás, Shintaro. – contesto para sonreír, su mente ya maquinaba su plan. –

Me asusto un poco esa actitud, sabía que algo era raro, así simplemente pregunte.

- ¿Quién eres?

A lo que él simplemente respondió.

- ¿De qué hablas Shintaro? Soy Seijuro. -y retomo su camino hacia el salón. -

Después de aquello aquel maestro se notaba ansioso y preocupado, ojeras comenzaron a formarse bajo sus ojos, cada que su mirada se encontraba con la de Akashi no podía evitar dar un respingo, poco después el maestro renuncio, al parecer no pudo soportar la zozobra de no saber lo que hará Akashi o el mismo padre de Akashi.

De ahí en adelante hubo más incidentes, algunos más graves que otros, la presencia Seijuro era más frecuente y durante lapsos de tiempo más extensos, fue que sus padres lo notaron, inmediatamente lo llevaron con médicos quienes lo diagnosticaron con “Trastorno de identidad disociativa” a los 10 años, ante tal diagnostico la culpa embargo tanto a su madre como a su padre; su madre se sentía impotente, no lo había notado antes y no había podido ayudar a su hijo a enfrentar las dificultades que había experimentado, ni siquiera sabía que  tenía problemas; su padre sentía que había fallado como padre, pues al presionar tanto a su hijo para que se convirtiera en un digno heredero había olvidado lo verdaderamente importante, había hecho justo lo que juro nunca haría, no había visto a Akashi como su hijo, lo había visto como “El heredero” desde que demostró su gran inteligencia y por ello ahora pagaba las consecuencias su hijo. El doctor les recomendó que comenzaran las terapias de inmediato y que no expusieran a su hijo a ambientes donde pudiera sentirse amenazado, aconsejo dejarlo en esa escuela rodeado de sus amigos, compañeros y un ambiente familiar en el que ya se había desarrollado y se sentía cómodo, controlarían su trastorno con terapia ya que en realizad no había cura conocida.

Fue desde entonces que las exigencias de su padre disminuyeron y se involucró en la vida diaria de su hijo, los episodios en donde Seijuro se presentaba fueron disminuyendo y eran cada vez más aislados de esa manera todo se mantuvo bajo control, por lo menos fue así hasta que la desgracia ocurrió.

Justo para el cumpleaños 14 de Akashi debían realizar un viaje de negocios muy importante que no podían posponer, así que un par de días antes le dieron su regalo, un cachorro de pastor belga de 2 meses, le prometieron que a su regreso festejarían como era debido, pero aquello nunca ocurrió. El avión en donde viajaban sufrió una falla técnica y murieron, afortunadamente sus cuerpos pudieron ser recuperados, por lo que por lo menos hubo una especie de cierre, pero debido a aquella perdida Akashi se recluyo en su cuarto y recayó, fue en el funeral de sus padres que las cosas tomaron un nuevo nivel.

Aún no se leí el testamento de los Akashi, así que muchas personas que eran allegadas a la familia se sentían ansiosas, había muchos interesados en lo que se había plasmado en esas últimas voluntades, pues sabían que Akashi Osamu quería dejarle su empresa a su primogénito y único hijo, Akashi Seijuro, sin embargo este al ser menos de edad no podría tomar la posesión de la empresa, debía esperar hasta cumplir la mayoría de edad, eso dejaba 7 años para  que uno de ellos manejara dicha empresa, así como las cuentas de la familia, pues quien fuera nombrado tutor legal de Akashi y albacea sería quien tuviera el control del conglomerado durante todo ese tiempo, así que cuando Akashi llego al funeral todo el mundo se acercó a presentar sus condolencias, algunas eran sinceras, otras eran con una doble intención muy mal aparentada, aun así y a pesar de su corta edad él los pudo encarar y resistir pues su tío Reo Mibuchi hermano de su fallecida madre lo había estado apoyando durante todo ese tiempo, aunque era un apoyo mutuo pues él también había perdido a su querida hermana y la única familia que le quedaba era su adorado sobrino. Fue después del entierro, que “Él” hizo su aparición. Habían separado a un grupo de 5 personas de los demás, entre ellos se encontraban, el que había sido el mejor amigo de Akashi Osamu y mano derecha en sus negocios, así como Reo Mibuchi, a estas 5 personas se les había solicitado su presencia para la lectura del testamento, cuando la reunión finalizo el que había sido mano derecha del padre de Akashi salió enfurecido del cuarto en donde se había realizado dicha lectura, él era uno de aquellos que quería el poder del conglomerado, sinceramente le importaba muy poco el bienestar del pelirrojo, solo le importaba el dinero, así que cuando se enteró que la persona a la cual se le había otorgado el papel de tutor legal, albacea y presidente interino de A.C Enterprises hasta que Akashi cumpliera su mayoría de edad había sido Reo Mibuchi su ira estallo, espero a que Reo y Akashi se encontraran juntos para poder amenazarles, les dijo que de no entregarle el control del conglomerado, él divulgaría la afección sufría el menor y haría todo en sus manos par que este no pudiera heredar la empresa de su padre, aunque si él hubiese sido nombrado albacea y tutor legal de Akashi hubiese hecho lo mismo más tarde que temprano, pues nada más le interesaba el dinero y poder que obtendría de la tragedia que acababa de ocurrir. Esto no sorprendió a Reo en lo más mínimo, él ya se imaginaba que algo como aquello podría pasar, además de que antes de sus muertes, Osamu, les había comentado tanto a él como a Kumi que tenía sospechas de que su amigo y mano derecha había desviado recursos de la empresa su cuneta personal, había reunido las pruebas suficientes para hacer una acusación formal, pero antes de que pudiera presentar los cargos murió, tenía eso a su favor y lo iba a usar, sin embargo, no tuvo la oportunidad para actuar, pues Akashi se le adelanto, sus ojos habían cambiado, ahora reflejaban que era una persona diferente quien había tomado el control, camino con dirección a el furibundo hombre y hablo.

-Dilo, adelante, no me preocupa. -clavo su mirada bicolor en aquel sujeto, el ojo derecho era color dorado, el izquierdo era color carmesí, ambos dejaban ver una mirada fría y calculadora que exigía que alguien pagara. -Nadie le creerá a alguien que se encuentre en la cárcel. -encogió sus hombros en señal de la poca importancia que le daba a aquel asunto. –

- ¿De…de qué hablas? -titubeo temeroso de la respuesta viendo aquellos ojos disparejos que le hicieron estremecer –

-Mi padre, mi madre y la mayor parte del consejo sabía de tus movimientos ilegales, la otra parte lo sospechaba y solamente esperaban la confirmación, tenemos todas las pruebas que demuestran tu culpabilidad. -camino con dirección a aquella persona con lentitud, su voz mientras hablaba era tranquila y sin rastro de sentimiento lo cual daba un aire tétrico al ambiente. -Así que hazlo, dile al mundo sobre nuestra condición y nadie te creerá, yo me encargare personalmente de que seas tomado por un loco que perdió la cordura por el rencor y el dolor de perderlo todo. -sonrió ante aquella idea. -Hazlo, dame el gusto.

Reo y todos los presentes miraban la escena con algo de temor. El de cabello largo solo una vez había tenido un encuentro con Seijuro, pero había sido breve, a pesar de eso sabía que quien estaba presente en ese momento era alguien diferente, había amenazado a un hombre sin titubear, es más parecía disfrutarlo, aquel pensamiento provoco que un escalofrío recorriera su espalda, más no dijo nada, no quería ser el nuevo blanco de aquella entidad.

-No… tú no… yo… -comenzó a titubear sin control, aquellos ojos lo veían con algo que le provocaba miedo, no dudaba de las palabras de esa persona, aquellos orbes relucían con algo parecido a la diversión, aquel brillo le decía que cumpliría cada una de sus amenazas. -

-retomó su posición a lado de su tío alejándose de aquel hombre que temblaba cual hoja que mecía el viento. -Si no tienes más asuntos con nosotros, retírate, sal del funeral de mis padres y no vuelvas a presentarte ante nosotros.

Aquel hombre salió corriendo despavorido tras aquello. - Las pocas personas que vimos aquel encuentro nunca lo olvidamos y quedaría como una advertencia de nunca amenazar al pelirrojo nunca. - Después de aquello tanto él como Reo se retiraron a hablar al que había sido el estudio de su padre, una vez dentro, Reo nos comentaría después, que aquella era la tercera personalidad de Akashi, esta le dijo como llamarle, Akashi Seijuro, una sincronía perfecta entre ambas partes de su ser. Un par de días después de ese incidente aquel hombre fue a dar a la cárcel, no se supo más de él.

Un mes después de la muerta de sus padres Reo decidió tomar las riendas de la compañía y para agilizar la transición se determinó que Akashi debía estudiar en el extranjero, de esa manera una vez que se graduara y aunque fuese menor de edad, podría tomar el control administrativo de la empresa. Seguía siendo Akashi Seijuro cuando decidió no retomar su tratamiento pese a los consejos de los médicos y de su propio tío, - yo no me opuse ni di mi opinión, después de todo, el había sufrido mucho y lo que menos necesitaba eran críticas, necesitaba apoyo, tanto de su familia como de sus amigos, es por eso que tanto Murasakibara como yo nos trasladamos con él al extranjero, sabíamos que cursaríamos escuelas diferentes, pues él al estar adelantado entraría a la universidad pronto, nosotros seguiríamos con nuestros estudios de manera normal, en ese tiempo fuimos su apoyo y fue cuando note algo peculiar en su trastorno que después consulte con un especialista.- 6 meses después de habernos mudado al extranjero Akashi volvió a la normalidad, no había rastro de la tercera personalidad, y al parecer él recordaba todo. -Nunca pregunte más pues temía que él se sintiera incomodo u ofendido. - En algunas ocasiones se podía apreciar el cambio que se daba entre las personalidades, Akashi, Seijuro, pero era solo en situaciones extremas que Akashi Seijuro se mostraba, aprendimos a apreciar las sutiles diferencias entre las personalidades, pues se enojaban si los nombrabas con el nombre incorrecto.

-Una vez se graduó y se encontró más estabilizado fue que regresamos, mientras Akashi comenzó a administrar la empresa de sus padres junto con su tío Reo Mibuchi nosotros nos graduamos y comenzamos a desarrollarnos en nuestros respectivos campos. -levanto la taza ya vacía y la volvió a dejar en su plato. – Murasakibara se mudó a Kioto y abrió su tienda con sus propios recursos y una pequeña inversión de Akashi, poco después conoció a su novio y comenzaron a vivir juntos, yo por otro lado encontré mi especialidad en neurología.

-Ya veo. -estaba sorprendido, sinceramente no esperaba esa historia tan triste, él quizás por su profesión entendía lo vulnerable que son los infantes a tan corta edad y lo que hizo aquel sujeto que se hacía llamar maestro era tan deplorable, se sentía triste, enojado y frustrado, comenzó a llorar. –

-lo miro sorprendido, había estado bien hasta hacia un momento, ¿por qué demonios había empezado a llorar de la nada? - ¿Qué…  qué te pasa? -tomo el pañuelo que llevaba y se lo ofreció.

-negó levemente con la cabeza mientras limpiaba sus lágrimas con la servilleta que tenía en sus manos. -No, no es nada, es solo que… -sollozo levemente. -No sabía que las personas pudieran ser tan crueles. -aquello no era cierto, él lo sabía, sabía lo crueles que se podían tomar las personas de un momento a otro, lo había aprendido a la mala. – Perdón,,. se que estoy dando un espectáculo.

-volteo a ver a su alrededor de manera discreta, afortunadamente nadie les prestaba atención, después de todo el lugar se encontraba casi vacío. -No es problema. -sonrió por un momento, pues nunca había visto a nadie llorar por el dolor ajeno. –

Kuroko lloro por unos minutos más, no fue hasta que se calmó por completo que pudo retomar su cara de póker.

-Gracias, por contarme todo esto. -agradeció sinceramente. –

-No hay de qué. -y no lo había, después de todo al que debía de agradecer es a Akashi. - ¿Qué harás ahora que sabes su historia? -pregunto con genuina curiosidad. –

-Hablare con él, entiendo la razón del porque no me dijo la verdad en un inicio, pero al llegar a conocerme. -suspiro algo dolido. -necesito escuchar sus razones, solo así podré tomar una decisión. –

-Solo te tengo una pregunta más. – retomo su lugar y acomodo sus lentes. –

-Adelante, puede preguntar. -contesto seguro de poder responde a cualquiera de sus dudas-.

- ¿Cómo los reconoces? – había escuchado las historias de su amigo sobre como Kuroko lo reconocía sin siquiera verlo a los ojos. -

- ¿Eh? -ladeo la cabeza algo confundido. –¿A qué te refieres?

- ¿Cómo logras distinguir las personalidades de Akashi? -puntualizo. –

-medito por un momento su respuesta y finalmente contesto -En realidad no lo sé, solo sé que son diferentes y que los puedo distinguir, tú también puedes, ¿cierto?

-Ahora puedo hacerlo con más facilidad, pero antes nos trajo algunos problemas. -frunció el ceño un poco. –

Kuroko agradeció nuevamente la información y se despidió, Midorima también había quedado extrañamente satisfecho con ese encuentro, se iba más tranquilo.

Al llegar a su casa el celeste tomo un respiro y tomo su celular con un solo objetivo, envió un mensaje texto y un correo, con el mismo mensaje.

“Necesitamos a hablar.”

 

Notas finales:

Espero les haya gustado.


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