Resumen
Cuenta la leyenda que tres magos de diferentes casas dejaron un secreto, tan misterioso como prohibido. Una pregunta escrita en un pequeño papiro "¿Será posible embotellar la magia más poderosa que existe?" Será el detonante de una nueva aventura.
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Las mazmorras el lugar más oscuro de todo el castillo, con su luz verde fluorescente producto del musgo creciente por la humedad, el sonido del agua fluyendo bajo sus pies daba una sensación algo escalofriante.
— ¿Seguros que podemos estar aquí? — la joven de larga cabellera negra y un hermoso vestido de seda de dormir color rosa preguntaba mientras en su mano sostenía una vela cuya luz iluminaba el cuarto y a dos jóvenes de entre 13 y 14 años.
— ¿La Gryffindor tiene miedo? — uno de los dos acompañantes, el mayor de los tres de cabello castaño y vestido con la ropa de dormir suelta y bombacha de color blanca, de la chica le miró con una sonrisa ladina y burlona sacando así el ceño fruncido de la pequeña niña de 12 años.
— Cállate Melín, no es miedo, solo es precaución recuerda bien que tu profesor no es muy bondadoso a la hora de poner castigos — mencionó con claro enojo al acusarla de su, evidente, miedo.
— Mejor cállense los dos, recuerden que este conjuro se debe hacer a la medianoche.- el último integrante de entre ellos era un joven de cabello grisáceo y algo bajito para su edad, vestido con una suave pijama de lana.
— Rumpelstiltskin tú mismo dijiste que este nuevo hechizo se podía hacer a cualquier hora- la chica puso mano en su cintura pose que adquiere cuando intentaba darles un sermón.
— Oh vamos Morgana, como la maestra Ravenclaw dice que todo hechizo es mejor en luna llena y a media noche.
— A veces pienso que a tu maestra le falta un tornillo -el joven merlín camino un poco hacia el interior del cuarto vacío, había escuchado decir a su maestro que ese sería el salón de pociones una vez que todo el arreglo del castillo estuviera terminado.
— Claro, como no es el todopoderoso de Salazar piensa que está loca -la morena siguió los pasos de su "nemesis" como solía llamar al Slytherin.
— Ya basta, no venimos a ver quién de los maestros es mejor, tenemos un hechizo que hacer. - rápidamente cerró la habitación y encendió las velas del lugar, que previamente había traído.
— Bien, ¿cómo te ayudamos? -el cuestionamiento de merlin trajo la atención del pequeño Rumpelstiltskin quien se encontraba prendiendo la última vela del lugar.
— Está bien, está bien, les pasare el hechizo que inventé hace algunos días, quiero que lo practiquen, se supone que debe crear una pequeña burbuja y luego explotar ligeramente sacando una botellita de cristal.- explico rápidamente mientras les pasaba un pequeño pedazo de pergamino a cada uno.
— ¿Una botellita de cristal? - Morgana pregunto al momento de tomar el papel y leyendo las simples palabras que ahí se exponían.
— Dices que tiene que salir una botella-el castaño bufó en descontento se espera otra cosa y no esas tonterías, el joven enfrente de él, era conocido por experimentar con cualquier cosa que se le viniera a la cabeza, por eso eran amigos pues algunas de las cosas con las que había experimentado eran sumamente entretenidas.—En teoría sí, pero aún no lo eh probado por eso los traje, quiero que lo lanzan al aire- Merlín y Morgana se miraron el uno al otro, y solo asintieron mientras suspiraban, la idea no se les habia hecho divertida pero ya estaban ahí.
— Bien Rumpel, ¿cuáles son los movimientos de varita? - la pelinegra le sonrió logrando que el otro le brindara una gran sonrisa entusiasmada.
— Tomen las varitas a la altura del pecho como si estuvieran a media guardia.- los otros dos se volvieron a mirar.
— Primero las damas - fueron las palabras de Merlin que logró hacer fruncir el cejo de la chica por segunda vez en la noche, así que viendo que sería la primera en probar el encantamiento se puso frente a Rumpel, quien le daba la espalda a la puerta, y colocando la varita como el otro había indicado.
— Bien, Haz un círculo casi completo partiendo del punto en donde está tu mano y guiándolo al mismo- la chica hizo un movimiento de mano, observando que este creaba un semi corazón- y luego repite las palabras.- Rumpelstiltskin se quitó antes de que el hechizo fuera lanzado.
— De acuerdo, aquí voy - tomo aire profundamente y mientras la luna marcaba la medianoche la chica pronunció- loving osoba
Justo cuando terminó de pronunciar las dos simples palabras un rayo de color rojo escarlata impactaba en la persona que había abierto la puerta para atrapar a los alumnos que se encontraban fuera de la cama. Un hombre de no más de 25 años alto con el cabello lacio atado en una coleta baja y usando su usual túnica de un color verde y plata, no había sido capaz de parar ese rayo que le dio directo al pecho, la luz producto del encantamiento se disipó mostrando al gran Salazar Slytherin con lo que parecía brillos rosas por toda su ropa y parte del rostro.
— Se puede saber ¿qué rayos fue eso? -el maestro estaba sumamente enfadado y se notaba por su aparente calma, puesto que su voz sonaba más fría que de costumbre.
— Nosotros...- Merlin no era capaz de pronunciar palabra alguna pues en este momento al ver el claro enfado de su mentor era mejor callar a decir algo y meter más la pata.
— Fue mi culpa Maestro Salazar, es un hechizo nuevo que estaba probando, ellos solo vinieron a acompañarme - Rumpel simplemente se posó delante del profesor con una sonrisa ladina, como pupilo Ravenclaw que era sabía que era mejor decir la verdad.
— Pues al parecer no causa ningún efecto- comento el afamado maestro de todos aquellos que se habían auto nombrado Slytherin por ser sus pupilos. — ahora vengan conmigo, ya que por lo que han notado no se salvarán de un merecido castigo.
Mientras el profesor se sacudía las pequeñas diamantinas que de su ropaje los alumnos le seguían por los pasillos hacia lo que conocían como el cuarto disciplinario, donde cada vez que un mentor tenía que hablar con un pupilo lo llevaba ahí donde las paredes no escucharan, esa habitación se encontraba al final de una gran escalera de caracol.
— Oye Rumpel — la chica aprovecho que el profesor se había adelantado un poco para hacerle una pequeña pregunta a su compañero.
— ¿Que paso Morgis? — el apodo dicho con un poco de burla hizo sonrojar a la chica.
— Hay algo que no me quedó claro — dijo haciendo caso omiso al apodo.
— ¿Y eso es? — Rumpel se había detenido un poco para que la otra lograra ponerse a su altura ya que este iba delante de ella.
— Si el hechizo conjura una botellita de cristal, ¿qué es lo que almacena en ella? por qué digo debe almacenar algo ¿no?, ¿si no que chiste tiene conjurar algo que tenemos a la mano? — le observo de reojo siendo cuidadosa en que el maestro delante de ellos no le escuchara pero que su compañero Merlin lo hiciera.
— Buena observación mi querida Morgana, eso es fácil de responder — el de cabello gris sonrió con gran diversión y anhelo— se supone que esa botellita puede contener la más grande magia que existe.
— ¿Y eso es? -Merlín que no había pronunciado palabra alguna se atrevió a cuestionar.
— El amor, mi querido Merlín, el amor es la magia más poderosa de todas.
— Pues no sirve — dijo burlón el castaño.
— Por ahora — dijo por último el menor de los tres para echar a correr puesto que el profesor ya se había detenido al pie de las escaleras.
Los dos restantes imitaron su acción ya no querían más problemas, pero lo que los jóvenes no sabían es que su hechizo había funcionado, aunque no de la manera en que ellos esperaban. En las oscuras mazmorras del castillo, una nube de diamantina rosada cubría una silueta pequeña, de una adorable niña vestida de seda color verde y cabello rubio platinado, mostrándose desorientada, la brillantina pronto se terminó, y con ella la chica desapareció.