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PILOT por Naotsuki-chan

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Notas del capitulo:

Es un kakaita kukuku

Resumen 

La vida en matrimonio se puede estancar de un día a otro, la acción en la cama acabar con tan solo unas palabras, pero alguien estará dispuesto a poner manos a la obra para no dejarse caer en la monotonía, una serie de pasos que le dara a un doncel mas de un dolor de cabeza.

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Itachi Uchiha  un doncel moreno, de ojos y cabello negro el cual era largo y siempre lo sujetaba con una coleta baja , su piel era media clara, con expresiones finas y en su rostro adornaban una ojeras largas que lejos de parecer cansado, le daban un aire más juvenil y llamativo . Era profesor de kínder  y estaba felizmente casado con un profesor de universidad llamado Kakashi Hatake, que había dejado su puesto para poder trabajar con su padre, un importante hombre de negocios. Su esposo un peli plateado, alto de ojos color obscuros con una cicatriz a largada en su ojo izquierdo, la verdad bastante apuesto, era un profesor de literatura, pero tenía otros conocimientos, como la administración de empresas, curso que había tomado para su especialización en la universidad.  La vida de Itachi era esplendida  vivía en los suburbios con su esposo, tenía su hermosa casa decorada con el estilo barroco que le daba un aire hogareño, su vida era tranquila amaba  a los niños pero más que nada amaba a su esposo. 

Los días comenzaban igual, abrazado de su marido, el cálido lugar entre los brazos del peli plateado, solo con despertar así, una sonrisa se instalaba en su rostro.  Después de lograr quitarse los brazos bien formados de su esposo, bajaba  aun con su camisón puesto a realizar el desayuno, unos ricos huevos con jugo o café y pan tostado. Después de un rato se escuchaba como bajaban las escaleras, signo que el mayor del hogar bajaba a la cocina, un beso de buenos días y se ponían a desayunar. El desayuno silencioso que pasaba tranquilo con pequeñas conversaciones de lo que harían  ese día.

-        ¿Tendrán junta hoy?—el moreno siempre había hecho preguntas sencillas y siempre con una sonrisa.

-        Si amor—y el mayor siempre respondía con una sonrisa y mirándolo—pero que vamos a comer –a pesar de que siempre tenía un día agitado se escapaba a comer con él.

-        ¿Qué te parece estofado de carnes variadas?—y el moreno siempre cocinaba para su esposo.

-        ¡Perfecto!

Después de que el desayuno terminara, ambos se iban a terminar de arreglar entre mimos y caricias. Cada uno tomaba un camino diferente el mayor a la oficina y el menor a la escuela. Los días siempre eran pesados pero llevaderos, el menor cuidando de unos veinticuatro niños y el mayor sumido en papales, pero todo lo hacían con una sonrisa. La comida llegaba y la llamada de las dos con ella, se ponían de acuerdo para que el mayor recogiera al moreno, y se dirigían a su hogar, donde pasaban parte de la tarde platicando de su mañana y comían tranquilos hasta que el mayor tenía que regresar a la oficina, mientras el moreno se quedaba en casa, realizaba los quehaceres, veía la tele, leía un rato, y luego cocinaba la cena en espera de su marido. La llegada de este siempre era a la misma hora, a las nueve en punto, el moreno lo esperaba y lo recibía con una sonrisa  y un dulce beso.

-        Bienvenido cariño —un lindo sonrojo siempre cubría sus mejillas, pero la sonrisa era aún más hermosa.

-        Estoy en casa amor mío –y el peliblanco está más que encantado con esa cálida bienvenida.

 Siempre era así, el moreno esperaba al peli plateado mientras se bañaba él iba a calentar la cena. Cenaban en tranquilidad con una sutil platica de cómo les había ido en el resto del día que no se vieron.  Lavaban los trastos entre una conversación trivial, veían la televisión siempre entre besos y cálidos abrazos. Y así se llegaba la hora de dormir siempre antes de media noche, el moreno se ponía el mismo camisón, blanco que lo cubría por completo y un pantaloncito largo, mientras que el peli plateado solo se ponía su pantalón negro. Pero antes de que ambos se acostaran en la cama el peliblanco atraía al moreno hacia él y lo aprisionaba entre sus brazos.

-        Eres hermoso mi vida –le decía el peli blanco al moreno en el oído.

-        ¿Tú crees?—el moreno sonreía coqueto mientras enredaba sus brazos  en el cuello de su marido.

-        No lo creo, --le decía con una voz profunda y cargada de deseo—lo afirmo –y no dejando que el moreno dijera una palabra más tomó los labios del menor con los suyos, en un beso apasionado pero lleno de amor.

Las manos no se quedaron quietas, las del mayor pasaba por todo el cuerpo curvilíneo que poseía el moreno hasta dejarlas en su redondo trasero, las del moreno recorrían la espalda y hombros  del mayor y debes en cuando se enredaban en sus blancos cabellos. Sus caricias seguían por todo el cuerpo del contrario hasta que ya no podían más, ambos comenzaron a llevarlas más haya. El mayor levantaba poco a poco el camisón del menor, para introducir sus manos en el pantaloncillo y acariciar los glúteos  pellizcándolos en el proceso, en cambio el menor solo tenía que bajar lentamente sus manos por el torso desnudo de su marido para poder llegar al pantalón y bajarlo lentamente, ya que sabía que el mayor no usaba ropa interior al dormir.  Los gemidos que eran provocados morían en sus bocas ya que en todo el tiempo no habían dejado de besarse. El mayor al sentirse completamente desnudo comenzaba a comportarse un poco más ansioso, levantaba a su moreno y lo conducía a la cama, sus labios se separaban y sus ojos se encontraban y así sin palabras, el mayor comenzaba a  besar y lamer el cuello blanco de su morena perdición, escuchando los eróticos suspiros del menor. El peli plateado retiro el camisón lenta y pausadamente mientras  besaba, lamia, y mordía cada pedacito de piel  que era expuesta al retirar dicha prenda, no esperando más retiro el camisón por completo al igual que su pantaloncillo dejándolo solo con la ropa interior. El mayor retomo sus caricias aun con más pasión y comenzaba  desde la boca  para ir descendiendo por el cuello al pecho, donde se encontraba con los pequeños y rosados pezones del menor, los admiraba un rato para luego tomar uno en su boca  y jugar un poco con su lengua, estimulándolo y poniéndolo  duro.

-        ¡Ahh! Kaka…shi—los suspiros del moreno pasaban a ser tiernos y audibles gemidos que incitaban a su pareja a continuar.

-        Tranquilo amor… --cada palabra que pronunciaba estaba cargada de deseo, pasión y amor.

Sus actos continuaban con el otro pezón realizando la misma estimulación que el anterior. Una vez que ambos botoncitos se encontraban rojos y duros el mayor continuaba con su camino de besos, mordidas y lamidas hasta llegar al ombligo donde comenzó a lamer en círculos para luego penetrarlo con su lengua, seguía repitiendo la misma acción una y otra vez, mientras el cuerpo debajo del suyo se estremecía con cada caricia, sus gemidos de placer inundaban la habitación,  y los espasmos que su cuerpo producía le mandaba descargas eléctricas a su  miembro, indicándole que si su marido no terminaba pronto de jugar acabaría pronto.

-        ¡¡Ka…ka…shi aahh por favor!! – la desesperación en la voz del moreno, hacia sonreír al peliblanco.

-        Como desees amor—le decía al oído para mostrarle tres de sus dedos, que el menor lamia y ensalivaba gustoso, mientras la mano libre del mayor abría las  piernas torneadas de su adorado doncel y comenzaba a acariciar su virilidad con lentitud creando una dulce tortura. — ¿Estás listo?—siempre la misma pregunta con esa voz sensual y siempre recibía la misma respuesta, un quedo “si” cargado de desesperación y excitación.

Después de que recibía su respuesta , retiraba los dedos de la boca del moreno y los dirigía a  la pequeña entrada de este, comenzaba con un dedo, acariciaba el pequeño orificio por afuera para comenzar a penetrándolo, causando así una oleada de dolor y placer en el moreno, movía el digito con en círculos y una vez que veía que su marido se acostumbraba ingresaba el segundo, el cual movía simulaba una tijeras que se abrían y cerraban, para este entonces el moreno se retorcía y se aferraba a las sabanas mientras gemía fuertemente. Pronto el tercer dedo se hacía presente y ensanchaban más esa entradita.

-        ¡¡Yaaaah!! ¡¡¡Por favor!!!—gritaba el moreno con sus ojos fuertemente cerrados—¡¡¡ponlo dentro joder!!!

El peliblanco solo soltaba una pequeña risa y se incorporaba para casar los labios que ya estaban los bastantes rojos, lo miraba a los ojos y besaba sus ojos  para luego posicionarse entre las piernas morenas, volvía su vista al moreno que le asentía y tomaba la mano, y así el mayor lo penetraba de una sola estocada.

-        ¡¡Ahhhhhh!!—el dolor combinado con el placer era algo que volvían loco no solo al moreno sino también al peli plateado.

-        Grrr—los gemidos y gruñidos de ambos, se entre mezclaban.

Se esperaban unos minutos para que el menor se acostumbrara pero pronto el mayor sentía como el moreno movía sus caderas, llevándolo al cielo al sentir su miembro en ese orificio ser presionado deliciosamente, y sin esperar más comenzó con un lento vaivén. Después de un rato con eso lento movimiento veía a su moreno y en su miraba exigía la velocidad y así la velocidad se hacía frenética, las embestidas profundas y las posiciones se intercambiaban, primero frente a frente para luego posicionar al moreno en cuatro. El moreno era libre de gemir y así lo hacía, las penetraciones le llegaban justo a ese punto que lo llevaba al cielo y luego de vuelta. Ambos se movían al compás del otro y sabían que pronto terminarían. Cambiaron una vez más a la  posición inicial se miraron  y se fundieron en un beso mientras las ultimas embestidas se hacían y ambos llegaban al clímax, el moreno entre sus vientres y el peli blanco dentro del moreno. Poco a poco recuperaban el aliento y mientras los espasmos del orgasmo desaparecían el mayor salía con cuidado de su marido, le besaba la frente, le sonreía y lo abrazaba.

-        Te amo—decían al unisonó.

Y así en los brazos del otro dormían, para comenzar la mañana de un nuevo día con la misma rutina.

Notas finales:

Espero les guste


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