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Había una vez... por Milkin_Black

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Notas del capitulo:

Hola a todos *u*/

¿Cómo están? Espero que muy bien.

Me hace muy feliz volver a saludarlos.

Acabo de darme cuenta que tardé mas de un mes en actualizar, pero se junto el trabajo con algunos examenes y viajes, y bueno, aunque el capítulo estaba casi completo, no había tenido la oportunidad de terminarlo.

En fin. Agradezco muchísimo su paciencia, su lectura y sus lindos comentarios.

Quiero dedicar este capítulo a PrincessIce, Dana, gracias por tu apoyo y por no dejar que olvidara la actualización. Con cariño para ti hermosa.

Y bien, sin mas los dejó con el capítulo esperando sea de su agrado...

 

 

En tanto los mayores deliberaban sobre qué hacer con el crohul, el pobre Mu esperaba sentado frente a sus lindos guardias, quienes movían sus cabecitas y las inclinaban a un lado y al otro, estudiando aquel deforme rostro.

Mu era bastante consciente su grotesca apariencia, por lo que el escrutinio curioso de los pequeños lo hacía removerse incómodo.

-Eres feísimo…-dijo de pronto Alberich con una mueca de desagrado, aguijoneando sin saberlo el  tierno corazón de Mu, quien bajo la cabeza avergonzado.

-Y tu cabeza es extraña…-secundo Fenrir escalando con descaro sobre sus hombros, para tantear curiosamente la nada uniforme cabeza, y juguetear con los mechones lilas de cabello.

Mu permaneció inmóvil, aparentemente indiferente, pero sus ojos evidenciaban que quería llorar, pues pese a todo era un chico sensible, y sabía mejor que nadie que era horrible.

-Basta ya…-dijo Shaka con autoridad cargando al travieso peliazul como un cachorro para alejarlo de Mu, pues aunque recién lo conocía, sentía una extraña afinidad con el crohul quien pese a su aspecto le parecía tan frágil e indefenso  –Deben ser gentiles con Mu, o pensará que son unos niños groseros.

-¡¡Pero onii-chan, él es muy feo!!- gritó Alberich con sus lindos ojos muy abiertos.

-¡¡Alberich tiene razón, da miedo, ¿qué tal si nos come?!!

A pesar de que para todos fue casi imperceptible, Shaka percibió con claridad la turbación de Mu, y la forma en que parecía encoger los hombros, como tratando en vano de esconderse. El rubio suspiró, arrodillándose frente a los pequeños, quienes de inmediato corrieron hacia él…

-El mundo está lleno de seres distintos, los hay pequeños y traviesos como ustedes –explicó haciéndoles cosquillas -…los hay enormes y fuertes como árboles, hay sirenas, ninfas, elfos, faunos, duendes, hechiceros, humanos, y una gran multitud más, todos conviviendo bajo el mismo cielo. Y todos sin excepción, tienen virtudes y talentos que los hacen especiales y únicos, además de sentimientos, y todos por igual merecen respeto…

-Pero su cara da mucho miedo,  ¿qué tal si él es malo y en verdad nos come?-cuestionó Hagen con una mirada temerosa.

-A veces la apariencia física es engañosa…-explicó Shaka acariciando su cabecita.

-Él tiene razón, por ejemplo este tipo…-intervino Surt señalado a Milo –Parece un chico normal, pero en realidad es un completo tonto.

-¡¡¿Cómo que tonto?!!- reclamó Milo empujándolo para quedar frente a los pequeños –No le hagan caso, lo que pasa es que esta celoso.

-¡¡¿Eh?!!...Ja, ¿celoso de ti?

-¡Exacto!, porque soy el más guapo, valiente y perfecto chico en todo el bosque…-dijo orgulloso el príncipe adoptando una postura de héroe para sorprender a los pequeñines que entusiasmados lo miraron con ilusión.

-¡Quita tu horrible cara que los vas a asustar!- replicó Surt haciéndolo a un lado –¿Verdad que yo soy más guapo?- cuestionó sonriente.

-Tu cabello es gracioso…-contestaron los gemelos con total honestidad.

-Es sexy…-replicó el pelirrojo ofendido.

-Te ves chistoso…-dijo Alberich sonriendo cínicamente.

Aunque los demás seguían bromeando y discutiendo sobre quién era el más guapo, dando un gran espectáculo a los pequeños que reían como locos cada vez que se empujaban, Shaka repentinamente se había puesto muy serio…

“Perfecto”…ese simple calificativo rondando en su mente le hacía imposible apartar la mirada del bello príncipe quien sonreía encantadoramente ante los rostros divertidos de los infantes. Shaka deslizó la mirada por todo su cuerpo, confirmando una vez más que aquel calificativo le aplicaba bastante bien a Milo…”Afrodita”…lo nombró presa de una enorme desazónal sentir cada vez más real la posibilidad de ser dejado de lado, después de todo el bello peliceleste había arriesgado su vida internándose en el bosque solo por encontrar a ese sonriente y amigable muchacho…”¿Es tan importante para él?”…se cuestionó triste a sabiendas de que la respuesta era un si.

-¿Estás bien?- preguntó preocupado Mu, con sus ojitos brillantes y el rostro completamente ruborizado.

El rubio lo miró confundido.

-Tus orejas…si las bajas así pareces muy triste…-explicó el pelimorado luchando contra el nerviosismo que le provocaba tan solo verlo a los ojos, a esos hermosos ojos azules.

Shaka por inercia levantó la mirada, percatándose de que en efecto, en algún momento había bajado las orejas al pensar en su gran amor. Sin embargo, fue precisamente su recuerdo el que lo hizo levantarse y recobrar su máscara de tranquilidad…

-Mu, ¿podemos hablar?- cuestionó con aquel tono suave que hizo estremecer al lindo crohul quien sentía que en algún momento el corazón le explotaría por la emoción.

 

 

Dejando a los demás de lado, se internaron por el bosque hasta que Shaka decidió que estaban a una distancia prudente.

-Mu…-dijo mirándolo con esa seriedad que solo podía derretir por completo Afrodita.

Mu lo observó expectante con sus hermosos ojitos brillando ilusionados.

-Algo muy malo está ocurriendo tanto en el bosque como en los reinos humanos, por lo que comprenderás que no podemos confiar en nadie…-dijo secamente sin apartar la mirada de su confundido rostro –Así que, necesito saber por qué querías atacarnos- cuestionó sin rodeos.

Al instante el tímido crohul se sobresaltó sin saber que decir…

-Yo…yo no…-murmuró sin saber cómo responder y mantener oculta la ubicación de Camus.

Percibiendo su turbación, Shaka instintivamente relajó sus facciones y ablandó el tono de su voz -Mu, pareces un buen chico, pero debes comprender que no puedo dejarte ir si existe la mínima posibilidad de que en algún momento nos ataques, ¿lo entiendes, verdad?

El crohul solo bajó la mirada. En algún otro momento no le habría importado morir y terminar así con su existencia llena de tristeza y soledad, pero justo ahora debía cuidar de Camus quien seguía muy débil en su escondite secreto. Además, siendo sincero, tampoco deseaba alejarse de Shaka, y de los ojos azules que hacían vibrar su corazón.

-Shaka…-pronunció levantando con decisión la mirada –Hay algo que debes saber…-indicó con la certeza de que podía confiar en él.

 

 

 

Luego de largas horas caminando, debieron detenerse para comer algo y descansar, momento que fue aprovechado por el príncipe Afrodita, quien cansado del molesto trato de Kardia que se empeñaba en tratarlo como a un niño para quedar bien con Degel, tomó el primer descuido del rubio como una oportunidad para escapar, o mejor dicho, tan solo adelantarse un poco e ir a revisar el perímetro en busca de alguna señal, algo que indicara si Shaka estaba cerca.

Sin el más mínimo temor, se aventuró por el oscuro sendero, saltando con agilidad las gruesas raíces que sobresalían deseosas por hacerlo tropezar. De pronto vio algo que llamó su atención, era una especie de hermosa mariposa con brillantes alas de colores. Absorto en su belleza sonrió, y se acercó para tocarla…

-Si lo haces morirás…-dijo con burla una extraña voz.

 Afrodita reaccionó al instante, girando hacia el desconocido con la daga en mano dispuesto a defenderse. No hubo necesidad. Recargado despreocupadamente en el tronco de uno de aquellos viejos arboles estaba un guapo jovencito de piel canela, cortos y rebeldes cabellos azules y una feroz y divertida mirada azul.

-Ja, tranquilo solecito, no voy a hacerte daño –exclamó con evidente mofa aquel extraño levantando ambas manos.

Afrodita entrecerró los ojos con desconfianza afianzando el agarre de su daga -¿Quién eres tú?

El extraño chico sonrió de lado, y con un andar lleno de seguridad se acercó hasta el peliceleste que seguía en alerta –Mi nombre es Death Mask –se presentó haciendo una elegante inclinación.

El príncipe lo observó detenidamente sin relajarse…

-Vamos solecito, si quisiera hacerte daño hubiera dejado que tocaras esa mariposa.

Afrodita lo meditó un segundo, solo para darse cuenta que el otro tenía razón, así que desganado guardó la daga, aunque mantuvo su gesto serio y suspicaz.

-Gracias por lo de la mariposa…-dijo dispuesto a no prestarle más atención, y concentrarse en seguir con su camino.

Death parpadeó varias veces viéndolo alejarse. Nunca nadie había podido resistírsele,  al menos no hasta ahora. Una enorme sonrisa surcó su rostro…”Esto será muy divertido”…-¡¡Solecito, ¿a dónde vas?!!

Al oírlo Afrodita paro en seco apretando los puños -¡¡Deja de llamarme así!!

-¡¡¿¿Eh??!!...¡¡Pero suena lindo…SO-LE-CI-TO!!

El príncipe entrecerró los ojos muy enojado, pero a sabiendas de que el otro solo quería molestarlo, decidió que lo mejor era simplemente irse e ignorarlo. Así pues, con el mayor dramatismo posible, se giro indignado.

-¿Solecito?...¡¡Ey…oye!!...¡¡Está bien, lo siento, no volveré a llamarte así pero espera!!- gritó corriendo para alcanzarlo.

Saberse ganador, hizo que Afrodita sonriera orgulloso y distraídamente diera un paso hacia el frente, sin notar que a sus pies había un enorme agujero.

-¡¡Cuidado!!- gritó el peliazul saltando desde su posición para lograr atraparlo por la cintura, evitando así la horrible caída.

Afrodita no reaccionó. Inmóvil como estatua, mantuvo su asustada mirada fija en el vacío que se extendía debajo de él.

Death por su parte, pudo quedarse como el héroe y simplemente jalarlo hasta un lugar seguro…en lugar de eso, aprovechó su posición para acariciarle descaradamente el vientre.

-¡¡¿Qué crees que haces?!!- gritó el menor de los Rose, saliendo de su aturdimiento para enfrentar con coraje a ese descarado chico.

-Mmm solecito, tienes un cuerpo muy lindo…y hueles delicioso –dijo con malicia Death aprovechando para pegarlo por completo a su cuerpo.

-¡¡Suéltame pervertido!!- ordenó Afrodita moviéndose bruscamente para soltarse, sin notar que en cada movimiento ambos lentamente se acercaban más y más al precipicio, hasta que lo inevitable ocurrió.

-¡¡¡¡Ahhhhhhh!!!!

 

 

 

 En el imponente Castillo Carmesí, un sexy gatito sufría. Tras padecer la vejación de ser bañado por el hechicero, quien no tuvo el menor reparo en limpiar con ahínco  sus partes más intimas, para luego vestirlo con un  ridículo, diminuto y ceñido atuendo de cuero que no dejaba casi nada a la imaginación, Aioria pensó que ya nada podía ser peor…Se equivocó.

-Vamos gatito, es hora de comer…-dijo Kanon feliz sujetándolo de la correa.

Aioria claro que quiso atacar, morderlo, golpearlo hasta hacerlo pagar por todas sus burlas, pero no podía, no mientras el hechizo siguiera sobre él limitando sus movimientos a obedecer. Como era de esperarse, Kanon sonrió triunfante…

-Para demostrarte que soy un amo piadoso te daré dos opciones…Puedo llevarte cargando hasta el comedor- ofreció abriendo los brazos para recibirlo.

-¡¡¡¡¡Ni lo sueñes!!!!!-interrumpió el menor furioso, deseoso de golpearlo.

Kanon amplió su malévola y pervertida sonrisa -…O,  puedes ir gateando detrás de mí como un perro faldero, ¿qué dices?- cuestionó con ese gesto retorcido que tanto odiaba el menor.

De sobra esta decir que Aioria jamás dejaría que lo cargara, por lo que tragándose su orgullo comenzó a gatear hacia el pasillo principal. Kanon sonrió satisfecho, hacía tanto que no se divertía así, le gustaba la forma en que el menor se resistía y luchaba, además de que aquella perspectiva de ese lindo y duro trasero que se movía rítmicamente conforme avanzaba, era una visión por demás erótica y excitante.

Pese a todo, Aioria agradecía como nunca ir delante, pues su situación actual sumada con la sensación de la mirada intensa de ese pervertido sobre su cuerpo, había logrado encender su rostro con un intenso y revelador tono carmín. Sin embargo, lo que más molesto lo tenía es que pese a todo, un extraño cosquilleo y una sofocante sensación de calor se adueñaba de él cada vez que el hechicero se acercaba. Tratando de no pensar en ello se apresuró lo más que pudo para llegar al comedor.

Finalmente se detuvo frente a una alta puerta de madera bellamente decorada.

-Muy bien gatito…-dijo Kanon despeinando sus cabellos –Ahora ven aquí y pórtate bien –indicó cargándolo de la cintura con uno de sus brazos mientras con el otro abría la puerta.

Aioria estaba por gritar, por reclamar que lo soltara, pero la revelación de aquel imponente salón lo dejó sin palabras. La casi total oscuridad, menguada apenas por la luz de las velas le daba a todo un aspecto lúgubre y aterrador, además de que al final de la mesa, había una presencia hasta ahora desconocida.

-Mi señor…-saludó Kanon haciendo una leve reverencia.

Aioria levantó con curiosidad la vista, para observar al silencioso hombre que en el otro extremo de la mesa comía cansinamente a través del pequeño hueco que dejaba su pesada y grotesca mascara de metal. Sin embargo no tuvo mucho más tiempo para contemplarla, pues de un momento a otro Kanon se movió, tomando asiento en el otro extremo de la mesa. Lo peor entonces llegó…Aioria estaba casi seguro de que durante la comida aquel nefasto hechicero buscaría la forma de humillarlo, sirviéndole en un tazón como si fuera un perro o algo parecido, pero nunca, ni en sus más horribles pesadillas imaginó algo como lo que pasó…

-Di “ahhh”- pidió Kanon llevando hacia su boca el primer bocado.

Aioria se hallaba completamente tenso. Su cuerpo semidesnudo se estremecía ante el contacto tibio de la mano del mayor sobre su cintura, quien había terminado por sentarlo sobre sus piernas.

Al ver que el menor no obedecía, Kanon deslizó la mano ligeramente hacia abajo.

-Ahhh…-se quejó Aioria rojo como nunca al sentir el apretón sobre su glúteo, momento que fue aprovechado por el otro para introducir la cuchara en su boca.

-Que gatito tan obediente –dijo Kanon con burla sin retirar la mano de aquella sensible zona –Abre la boquita…-ordenó acercando a sus trémulos labios la siguiente cucharada.

El joven castaño quiso negarse, esquivarlo, pero aquella erótica caricia lograba menguar sus fuerzas, por lo que derrotado al final abrió la boca, dejando salir un suave gemido.

Kanon lo miró embelesado…-Eres tan sexy…-musitó muy cerca de su oído para luego morderlo suavemente en el hombro, haciéndolo gemir de nuevo.

El menor estaba por gritar, cuando el sonido de una silla arrastrándose los hizo detenerse.

-Me retiro…-musitó con tono parco aquel misterioso hombre de la máscara, caminando hacia la salida.

Aioria lo siguió con la mirada hasta que se perdió tras la puerta, algo en él le resultaba demasiado extraño y confuso…

-¿En qué piensas Gatito?-cuestionó Kanon atrayendo su atención.

Fue hasta entonces que el sexy joven se percató de que nuevamente estaba solo, indefenso, sobre el regazo del hechicero, quien sin perder el tiempo lo reacomodó sobre sus piernas para tener mayor acceso a su fuerte y acanelado pecho que sin más cubrió con una sustancia viscosa de dulce aroma.

-Ahhhh…-gritó Aioria al sentir la lengua cálida del otro sobre su piel -¡¡No!!...ahhh…no…-pedía entre gemidos tratando de alejarlo, haciendo reír al peliazul que encontró bastante divertido jugar con sus rozados pezones.

“Lo mataré…lo haré…”…juró el castaño en silencio, mientras apretaba los puños y mordía su labio en un intento por controlarse, por no caer ante todas las nuevas sensaciones que despertaba la lengua traviesa del hechicero.

 

 

 

Para Mu recorrer el bosque era algo normal, desde que tenía memoria había estado solo, y para sobrevivir tuvo que aprender a conocerlo, a moverse con rapidez a través de los laberintos de troncos y raíces, sin embargo con Shaka caminando a su lado, además del intenso rubor una repentina torpeza se había adueñado de su cuerpo, haciéndolo tropezar una y otra vez.

-Cuidado…-dijo Shaka jalándolo del brazo para evitar su caída.

El contacto de aquella mano sobre su piel tomó por sorpresa al tierno crohul que de inmediato bajo la cabeza apenado –Gracias…-musitó aun más rojo de lo normal sin saber si apartar su mano o no de la del rubio.

-No fue nada, solo debes tener más cuidado o podrías lastimarte –explicó Shaka con una suave sonrisa.

Al verlo Mu sintió como si su corazón explotara, por lo que apenado intentó dar otro paso para alejarse, pero volvió a tropezar.

-Mu, ¿te encuentras bien?- cuestionó el ojiazul preocupado tratando de ayudarlo a levantarse.

-Yo…yo…lo siento…-contestó muy bajito queriendo desaparecer por la vergüenza.

Aunque Mu no lo vio Shaka amplio un poco su sonrisa. De cierta forma cada expresión de aquel crohul le parecía muy tierna, y despertaba en él cierto instinto protector, por lo que sin más tomó con delicadeza su enorme mano –Ven…si caminamos así me encargaré de que no caigas, lo prometo.

Mu no cabía de la emoción. En lo profundo de su corazón sentía que había una conexión entre los dos, y por un momento ya no importaron sus diferencias físicas, sus razas ni el lugar de dónde venían, por un instante se permitió soñar, imaginar que podrían tener un futuro juntos.

-¿Listo?

-¡¡Sí!!-contestó Mu con sus ojitos brillando de la emoción, y rogando que aquella mano nunca lo soltara.

De esta forma avanzaron el largo trecho entre los árboles, conversando sobre cosas casuales que les hicieron descubrir que tenían mucho en común, por ejemplo, ambos eran veganos, les gustaban las cosas dulces, los atardeceres fríos, las noches sin luna.

Finalmente luego de poco más de una hora, vislumbraron frente a ellos un pequeño relieve cubierto por plantas.

-¡Es aquí!- exclamó Mu soltando a Shaka para adelantarse y levantar la gruesa capa de enredaderas, dejando a vista la oscura entrada a una cueva.

Shaka avanzó sin miedo por el oscuro interior, seguido de cerca por Mu quien nerviosamente se debatía entre volver a tomar su mano o no…

Tras caminar algunos metros en la oscuridad, una tenue luz les indicó que estaban por llegar.

Lo primero que Shaka vio, fue una extensa cama de hojas en el suelo, y sobre ellas a un joven pelirrojo, removiéndose adolorido, mientras era presa de un terrible sueño.

-¡¡Camus!!- gritó preocupado Mu corriendo hacia el joven hechicero, notando al instante que estaba perlado en sudor-¡¡Camus, Camus!!-llamó afligido tratando de despertarlo.

Shaka se acercó lentamente…-Debemos bajar la fiebre, necesitamos agua, creo que hay un río cerca, será mejor si lo sumergimos…

-¡¡No!!- interrumpió Mu –No podemos llevarlo fuera…-dijo genuinamente preocupado, mirando suplicante esa mirada azul que en silencio lo interrogaba. Sin saber qué contestar observó un momento al pelirrojo que se veía cada momento mas pálido, solo para luego regresar la vista a Shaka –Lo están buscando, hay hechiceros en el bosque que vienen a matarlo, así que no podemos llevarlo fuera, o podrían vernos, y entonces Camus…él…morirá…-respondió casi en un susurro lleno de tristeza, pues aunque no lo conocía muy bien, podía sentir que aquel chico pelirrojo era un ser bueno, un ser de luz.

Shaka permaneció en silencio. Lo que más deseaba en el mundo era ir con Afrodita, con su familia, pero ni aun con su aparente frialdad podía ser el tipo de persona que da la espalda a alguien indefenso y enfermo. A sabiendas de que no los dejaría, decidió enfocar de lleno su atención en buscar una forma de sacar de ahí al pelirrojo y llevarlo con los demás, pues en el bosque no quedaba ningún lugar seguro, y si lo que decía Mu era verdad, tarde o temprano los hechiceros hallarían la cueva.

Inmerso en sus pensamientos, regresó hasta la entrada de la cueva y cerró los ojos. Sus agudos sentidos podían percibir cosas como voces, pisadas, olores aun a varios kilómetros de distancia. Cuando estuvo seguro volvió junto a Mu, cargando un par de gruesas ramas.

-Debemos irnos…-dijo con completa seriedad acercándose hasta el pelirrojo para pensar en la mejor forma de moverlo.

-Pero Shaka…

-Estaremos bien si nos vamos ahora. En su estado, su rastro es muy débil, y aunque quienes lo buscan traigan consigo creaturas de rastreo, mi aroma cubrirá su presencia, así no podrán encontrarlo. Pero debemos partir ahora mismo, y alejarnos lo más que podamos.

Mu no pudo sino asentir. Esa forma tan segura y madura en que el rubio hablaba, agitaba cada vez más su corazón, lo admiraba, y confiaba plenamente en él, por lo que de inmediato puso manos a la obra, y lo ayudó a improvisar una suerte de camilla para poder trasladar a Camus.

En realidad ambos trabajaron muy bien juntos, y en menos de media hora tenían todo listo para partir.

-Bien, ahora debemos moverlo con cuidado…-indicó Shaka tomando cuidadosamente por los hombros al joven hechicero, y fue justo entonces que vio aquellas marcas en su espalda, gruesas y profundas grietas que aunque no parecían sangrar, mostraban la carne aun fresca y sensible y entonces lo supo, heridas como esa no tenían cura en el mundo natural, pues al ser creadas por seres de oscuridad conducían inevitablemente a la muerte…a menos que…-Sasha…-musitó Shaka, recordando las grandes hazañas que su hermano contaba sobre esa misteriosa hechicera.

Mu parpadeo un par de veces sin comprender.

-Sasha es la mejor hechicera del bosque, ella de seguro podrá ayudarlo.

Oír aquello abrió una luz de esperanza en el corazón de Mu, al parecer el destino al fin se ponía de su lado.

 

 

-¡¡¡Ayuda!!!...¡¡¡Degel!!!-gritó el pequeño príncipe una y otra vez.

-Es inútil Solecito, nadie te va oír –dijo muy tranquilo Death Mask recargándose sobre la pared.

Escuchar su voz con ese odioso tono burlón, fue lo que terminó de encender el enojo de Afrodita, a quien no le molestaba tanto estar atrapado en un profundo agujero, lleno de lodo, sucio y raspado, como el hecho de que por culpa de aquel muchacho estaba perdiendo valioso tiempo que podía ocupar buscando a Shaka.

-¡¡Esto es tu culpa!!- gritó golpeteando el agua con coraje.

-Oye, ten cuidado- repuso Death moviéndose para evitar ser salpicado -¡¡Deberías estar agradecido, si no fuera por mi habrías muerto dos veces!!

-Ja, ¿agradecerte?...¡¡¡Por tu culpa estamos aquí, porque eres un pervertido  y te odio!!!-sentenció el pequeño Rose, girándose torpemente en el agua para darle la espalda decidido a no volverle a hablar.

Death entonces sonrió, ese chiquillo lindo era bastante entretenido –Vamos solecito…-dijo en un vano intento por llamar su atención, pero al ser completamente ignorado, decidió usar su truco secreto de atracción.

De pronto sus ojos se llenaron de un brillo seductor –Oye…-dijo jalándolo del brazo logrando que Afrodita volteara a verlo. No dijo mas, dejó que el hechizo de sus ojos actuara sobre las bellas orbes celestes que lo observaban fijamente.

Casi un minuto después Death sonrió y con lentitud se aproximó al peliceleste tentado a tomarlo de la cintura…

-Eres tan hermoso…

Contra todo pronóstico, Afrodita en vez de mirarlo con amor, le dio un fuerte pisotón, un golpe en el estómago y luego lo empujó con asombrosa fuerza -¡¡¡Te odio y no quiero que te vuelvas a acercar a mí!!!

Death estaba en shock, más que los golpes, lo que lo tenía pasmado era darse cuenta que ni su truco especial había sido suficiente para doblegarlo. Con el orgullo herido se levantó y de nuevo volvió a tratar de apresarlo, pero Afrodita fue rápido y logró apartarse a tiempo.

-¡¡¡Que me dejes en paz!!!

-¡¡Ven acá, tienes que mirarme de nuevo!!- dijo Death seguro de que si lo miraba un poco más el hechizo funcionaría.

-¡¡¿Estás loco?!!...¡¡¡Aléjate de mí!!

Pese a que se hallaban a una gran profundidad, los gritos parecieron atraer a alguien, pues de pronto cayó una larga y fina cuerda.

Al instante los dos se detuvieron a mirarse en completo silencio, para después ver la cuerda y finalmente enfocar sus ojos en la lejana abertura sobre ellos donde apenas si se podía reconocer una vaga figura en el borde.

Ninguno sabía si tomarla era buena idea o no, pero al menos para Afrodita aquella soga era la única oportunidad de salir cuanto antes de ahí y volver a buscar a Shaka.

-Ey, ¿qué haces?- preguntó Death al ver al otro sujetar con fuerza la cuerda para comenzar a escalar -¡Espera!

Afrodita lo ignoró, y con la imagen de su novio en mente, se obligó a sí mismo a olvidarse del peligro que corría para concentrarse en la importante tarea de subir, de dar un paso tras otro en esa empinada pendiente.

Cuando llegó a la superficie, el brilló del sol lo cegó, por lo que tuvo que parpadear un par de veces hasta que sus ojos se adaptaron. De inmediato el asombro se adueñó de su cara, al descubrirse rodeado por una docena de hombres altos, brillantes y hermosos.

-¿Te encuentras bien?- cuestionó un bello joven de cabello peliverde, quien con galantería y elegancia sin igual extendió su mano para ayudarlo a levantarse.

Afrodita permaneció boquiabierto, observando con curiosidad los delicados rasgos de esos perfectos rostros, el tenue brillo que brotaba de sus cuerpos, e incluso las orejas ligeramente puntiagudas.

-¿Eres humano, verdad?

Afrodita asintió aun maravillado.

-Mi nombre es Shion. Mi caravana y yo íbamos pasando cuando escuchamos tus gritos, ¿te encuentras bien? ¿qué hace alguien como tú en un sitio cómo este?

El príncipe estaba por responder cuando el sonido de un fuerte aleteo los hizo girarse extrañados hacia el enorme agujero, del que con majestuosidad apareció Death impulsado por un par de imponentes alas negras.

-¡¡Cuidado!!- gritó Shion a los demás, desenfundado su espada, y colocando al humano detrás  de sí mismo para mantenerlo a salvo.

-¡Solecito te dije…que…me…-no alcanzó a terminar, pues al verse de frente contra  doce brillantes espadas las palabras se olvidaron, y adoptando una postura defensiva y un gesto sombrío aterrizó –Eso que tienen ahí es mío, regrésenmelo y nadie saldrá herido.

Al oírlo Shion se volvió sorprendido hacia el peliceleste, encontrándose con la hermosa carita del menor contraída en un adorable puchero.

-¿Lo conoces?- preguntó el peliverde sin dejar de apuntar a Death con la espada.

Afrodita miró al peliazul con el ceño fruncido, para luego voltear el rostro con desdén.

-Por su culpa caí en ese agujero.

-¡¡¡¿Ehhh?!!!...¡¡Yo te salvé y tú te pusiste a atacarme como loco, por eso caímos!!

Escucharlos discutir de esa manera, hizo a los otros bajar la guardia e incluso sonreír.

-¡¡¡El caso es que es tu culpa!!!...¡Además ni siquiera te conozco, tú simplemente te apareciste mientras yo buscaba el sendero hacia Santuario!

-¿A Santuario?- intervinó el peliverde sin comprender por qué aquel humano quería dirigirse a ese lugar, cuando todas las creaturas del bosque hacían lo posible por alejarse –No es posible que llegues hasta allá, los hechiceros han cercado esa zona, lo único que puedes hacer es salir cuanto antes del bosque, éste lugar ya no es seguro.

Afrodita no se sorprendió al escucharlo, había enfrentado él mismo los grandes peligros del bosque, así que ahora ya casi nada lo asustaba, además de que –Tengo que ir, debo encontrar a Shaka…

-¿Shaka?- cuestionaron al unísono Death y Shion.

Entonces las mejillas del joven Rose adoptaron un adorable rubor –Shaka es mi novio, y está perdido en algún lugar cerca de Santuario, así que no puedo irme hasta que lo encuentre.

Shion permaneció en silencio sin saber que decir, pues al oírlo inevitablemente había llegado a su mente el recuerdo de su pequeño hermano Mu, quien hacía muchos años se había perdido en el bosque.

Death también calló, pero a diferencia de Shion, no lo hizo por razones sentimentales. En su mente ahora todo cobraba sentido, pues la razón por la que el hechizo no había funcionado era porque Afrodita estaba enamorado...”Su novio”…pensó con molestia  al imaginar que una creatura cualquiera fuera la dueña del corazón de ese difícil y hermoso chico. Sin embargo, Death no era del tipo que se rendía fácilmente, y optó por tomar aquello como un reto aun más interesante…”Ya verás Solecito, vas a ceder sin importar lo que tenga que hacer para lograrlo”.

Notas finales:

Y ese fue.

Ojalá haya sido de su agrado.

Creo que quedaron varias cosas pendientes, así que habrá segunda parte del capítulo.

Como verán, no solo el lindo Afrodita tendrá competencia, sino el propio Shaka tiene ahora un duro rival.

Lo mencionaré mas adelante pero creo que quedó mas o menos claro que Mu viene de una familia de elfos (del tipo de El Señor de los Anillos).

También Shion quien acaba de entrar en escena será un rival en el amor, la cuestión es, ¿se enamorara de Degel o de Kardia?

En fin, les envío mi total gratitud, muchos besos y abrazos.

De nuevo, gracias por todo.

Los quiero

Bye Bye


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