Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Había una vez... por Milkin_Black

[Reviews - 79]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola hola

¿Cómo están? Espero de verdad que se encuentren muy bien.

Quiero comenzar disculpandome por tardar en actualizar, pero hubo algunos problemas técnicos, y algunas circunstancias en el trabajo que reducieron al mínimo el tiempo para escribir, por lo que pude terminar el capítulo hasta ahora (sorry si hay algunos errores de sintaxis, luego me daré el tiempo de corregirlo bien).

En fin, quiero agradecer de corazón a todas las personitas que han leído el fic, y especialmente a los que han dejado su comentario. De verdad, muchas muchas gracias.

Bien, como les dije la última vez este es un capítulo dedicado a Degel y Kardia quienes me parecen sin duda la pareja más hot y divertida. Estos acontecimientos son un flash back de los días anteriores a la transformación de Shaka, por lo que el lindo rubio aquí es aun un puqueñito.

En lo particular me divertí escribiéndolo, y solo espero que también ustedes puedan reirse un poco con esta serie de desvarios. Sin más, los dejo con el capítulo.

Era un día particularmente radiante, por lo que la bella ciudad de Antares resplandecía hermosamente con los suaves fulgores del sol. Las calles bordeadas por enormes ramos de rosas rojas eran atravesadas por los últimos habitantes, que apresurados hacían un último esfuerzo por llegar a la Plaza principal y poder así atestiguar la esperada ceremonia.

Al sonido de las campanas, los guardias se pusieron en posición, mientras un sinfín de palomas blancas presidía la llegada del blanco carruaje con el hermoso novio. Entonces la puerta del vehículo se abrió, dando paso al bello príncipe Rose, que adosado de finos ropajes claros avanzó alegremente hacia la imponente catedral, donde la nobleza, sus padres y su afortunado prometido lo esperaban ansiosos.

Mientras el príncipe Afrodita cruzaba el estrecho sendero hacia el altar en medio de suspiros y muestras exaltadas de admiración ante su belleza, Degel permanecía detrás junto con otros guardias, satisfecho de haber cumplido su misión y traer de vuelta a ambos jóvenes completamente a salvo.

Con su usual gallardía y elegante porte, permaneció firme y atento en cuanto inicio la ceremonia.

Al frente el padre comenzó a hablar sobre la sagrada institución del matrimonio, sobre las dos nobles casas, y…No pudo escuchar bien lo que seguía, no cuando de la nada los otros guardias comenzaron a acercársele para…¿olfatearlo? El pobre peliverde estaba completamente pasmado, sin comprender la actitud de sus camaradas quienes con la más grande desfachatez acercaban sus afiladas narices a su cara, a su cuello.

-¡Basta!- masculló el peliverde sintiendo de pronto a unas manos tratar de colarse furtivamente por debajo de su camisa.

Degel no sabía qué hacer, mientras todos los invitados parecían ajenos a su situación y mantenían la mirada fija en la pareja frente al altar.

Entonces una peculiar y bien conocida risa grave y sensual resonó a sus espaldas. Sus camaradas ya no estaban, pero un su lugar un par de manos con uñas  afiladas se ceñían entorno a su cintura…

-Hola amor…-susurró esa bien conocida voz justo sobre su oído –Ahora terminemos lo que dejamos pendiente…-y sin más mordió suavemente su cuello…

 

-¡¡¡¡¡Ahhhhhh!!!!!!- gritó el pobre Degel despertando abruptamente. Mientras jadeaba intentando regular la respiración, miró a su alrededor notando que aun era de noche.

A uno de los lados Afrodita aun dormía apaciblemente muy cerca del pequeño Shaka, frente a ellos estaba la fogata, y junto a la fogata…no había ni el más mínimo rastro de Kardia.

Dejando de lado lo ocurrido en sus sueños, de pronto le pareció más importante saber dónde se había metido ese desesperante rubio que durante todo el día se la había pasado entre el joven príncipe y el pequeño Shaka.

Imaginando que quizá alguna repentina amenaza había hecho al rubio mayor salir a inspeccionar, Degel se puso sigilosamente de pie, examinando con sus orbes violetas los arboles alrededor. Cuando estuvo seguro de que no había peligro, al menos ahí, tomó su espada para ir a vigilar alrededor.

Silencioso como un felino caminó entre los secos y negruzcos arboles, constatando que solo el viento nocturno y leves sonidos de animales llenaban el ambiente. Más tranquilo, se dejó envolver por aquel sereno ambiente y el ligero frío que se colaba entre sus cabellos. Cerró los ojos, envainando de nuevo su espada regalándose un momento de paz como hacía mucho no había tenido.

Quizá por el sueño, o por la fatiga de haber caminado tanto, pero sentía el cuerpo pesado y adormecido, por lo que se dejo balancear suavemente por la corriente. Entonces comenzó a sentir un ligero cosquilleo en su hombro, corriendo por la clavícula, hasta pasar a ser el tibio toque de un brazo y una mano que traviesamente jugaba con los bordes de su camisa.

De golpe abrió los ojos tratando de liberarse.

-¡Te atrapé!...-exclamó feliz Kardia moviendo su esponjada cola de un lado al otro, mientras el pobre peliverde luchaba inútilmente por quitárselo de encima.

-¡¿Qué crees que haces?!...¡¡Suéltame!!

-Nop…te lo dije, ahora mismo vamos a terminar lo que iniciamos en el lago…-dijo abrazándolo por la cintura, lo que hizo chocar sus cuerpos, dejando al guardia real sentir en su totalidad  cierta parte de la imponente anatomía de Kardia frotándose sensualmente contra su trasero.

Súbitamente lo embargó un gran miedo, por lo que sin pensarlo dio un fuerte codazo hacia atrás, que si bien no logró lastimar a aquel pervertido, al menos hizo que lo soltara.

-¡¡Tú!!- acusó Degel sacando su espada para imponer cierta distancia –Mientras dormía tú…

Kardia sonrió abiertamente –Así es…pero, ¿qué te puedo decir? Me encanta tu aroma- musitó capturando en su fuerte y grande mano la brillante espada del peliverde –Ahora lindura, ven, vamos a divertirnos mucho.

-¡¡No digas tonterías!!- gritó Degel jalando con fuerza su espada, hiriendo sin querer a Kardia que solo lo miró resentido.

-¡¡Me lastimaste!!…-musitó haciendo un puchero mientras lamia lentamente su herida –No tienes que ser tan cruel.

Ver a ese soberbio hombre mirándolo de forma triste con las orejas caídas mientras atendía su herida, hizo sentir más a Degel, quien haciendo a un lado su espada se acercó.

-Yo lo siento…no quería lastimarte…-expresó un poco apenado esperando que la herida no fuera tan profunda.

Y bastó solo ese pequeño instante en que bajó la guardia para que en un rápido movimiento Kardia lo apresara contra un árbol.

-¿Q-qué haces?...¡Aléjate de mí!...-ordenó el peliverde con el rostro muy rojo luchando por controlar esas manos que recorrían sin pudor su cuerpo -¡¡Eres un mentiroso!!...¡¡Suéltame…no quiero que te me acerques!!-gritó maldiciéndose por ser tan tonto y no haber visto venir algo así.

En cualquier otro momento Kardia no habría tenido el mayor reparo en tirarlo al suelo y forzarlo con sus sensuales caricias a saciar sus más bajos instintos, pero por alguna razón que no comprendía, le desagradaba la idea de que Degel no lo deseara y pusiera ese rostro asustado y molesto cada vez que intentaba besarlo.

-¡¡Eres mío…es tu obligación complacerme!!-gritó Kardia enfadado cruzándose de brazos.

-¿Eh?...¡¡Estás demente, yo no le pertenezco a nadie, no soy un objeto!!-repuso Degel acomodando torpemente sus ropas.

-¡¡Pero yo te vencí, y aunque pude matarte no lo hice, así que ahora tu vida me pertenece!!...¡¡Es lo justo!!- dijo sentándose en el suelo muy enfurruñado como si fuera un niño pequeño.

Ese último comentario dejó sin palabras a Degel, quien  reconocía con vergüenza que había sido fácilmente derrotado por aquella creatura…Sin embargo, prefería morir antes que cumplir con sus pervertidos caprichos…

-Y…¿qué tal una revancha?...-propuso Degel rojo como un tomate…

Al instante Kardia se levantó mirándolo con inusitado interés –Mmmm…continua…-pidió sumamente intrigado por lo que propondría el otro.

-Bueno, podemos hacer  una competencia o algo así, y si gano tendrás que dejar de molestarme…no insinuaciones, ni acercamientos, y te quitaras la tonta idea de que te pertenezco, ¿de acuerdo?-señaló Degel rogando que el otro aceptará, para así poder resarcir su magullado orgullo.

Para su sorpresa, Kardia de inmediato sonrió –Esta bien, pero si yo gano…-dijo acercándose contorneando ese imponente y sexy cuerpo –Vas a aceptar de una vez por todas que eres mío, y deberás cumplir con todos, absolutamente TODOS mis oscuros deseos, así que será mejor que estés listo lindura…-dijo para luego caminar de regreso a donde estaban los demás…”Esto será muy divertido”…pensó relamiéndose los labios de tan solo imaginar que pronto tendría a ese terco guardia completamente a su disposición.

Degel permaneció de pie sudando frío, pues por alguna razón sentía como que hubiera caído en una trampa.

Cuando volvió con los otros, notó que Kardia estaba recostado de lado en forma provocativa, siguiendo cada uno de sus movimientos con esa mirada felina intensa y penetrante…”Qué descanses amor”…leyó en sus labios justo antes de que al fin se recostara para tratar de dormir.

 

Había pasado muy poco, prácticamente solo un parpadeo, cuando la mañana comenzó a aclarar por el este.

-Psss…psss…-llamó una queda voz mientras algo daba leves empujones al cuerpo del peliverde.

Degel balbuceo algo inentendible, y molesto por aquellos intentos de sacarlo de sus sueños, se giró, dando la espalda a lo que fuese que intentaba despertarlo.

“¿Ah, sí?”…pensó el sexy rubio con malicia dibujando una de sus sonrisas picaras, deslizando su mano por la espalda de Degel, por sus  caderas terminando por colocarla justo en…

El pobre guardia dio un salto aterrado cuando sintió aquella ruda caricia en sus glúteos. Tras reponerse del shock inicial, se giró en busca del culpable, y lo halló justo ahí de frente a él con una sonrisa radiante. La bofetada que le dio resonó por todo el espeso bosque haciendo eco entre los árboles.

-¡¡¿Por qué me golpeas?!!- gritó Kardia sobándose el rostro.

-¡¡¿Y todavía lo preguntas?!!...¡¡Eres un degenerado, un depravado,  un pervertido!!- gritó completamente rojo poniéndose de pie frente a los adormilados ojitos del príncipe Rose y el pequeño Shaka quienes se preguntaban que había hecho esta vez Kardia.

Tras una leve reverencia hacia su majestad, Degel partió hacia algún del bosque para intentar calmarse y sacar un poco de la frustración que le hacía sentir el terrible hermano mayor de Shaka. Sin embargo, como era de esperarse, un alegre Kardia salió tras él luego de pedir a los menores que descansaran un rato más mientras ellos iban por el desayuno.

No tardó mucho en dar con el tenso peliverde que hablando en una lengua totalmente desconocida para él, iba de un lado al otro moviendo las manos con visible enojo.

-Ey, cariño…-llamó despreocupado Kardia estirando sensualmente los músculos de sus brazos y espalda.

-¡¡¿Qué?!!...-gritó con nulo decoro el peliverde, sintiendo el rubor regresar a su rostro con tan solo recordar todo lo que aquel tipo le había hecho a su aun virginal cuerpo.

Kardia obviamente ignoró por completo su tono, y avanzando con su usual seguridad se colocó frente a él…-Sobre lo que hablamos hace poco, tengo la prueba perfecta para la revancha –dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

El guardia entonces se cruzó de brazos, arqueando las cejas de forma perspicaz, pues seguro aquel horrible rubio había planeado todo para hacer trampa y así ganar.

Por fortuna, el sexy ojiazul era bastante inteligente, así que intuyendo el rumbo de los pensamientos del otro procedió a explicar…-Mira, lo primero que se me ocurrió fue una prueba de fuerza, pero como ya sabrás es obvio que soy mucho más fuerte que tú, por lo que no sería divertido vencerte, ni tampoco justo. Luego pensé en algo que probara nuestra destreza,  pero ups…de nuevo soy mejor que tú, mucho más veloz, más astuto, de ágil respuesta…-dijo con un fingido tono de pena por ser tan perfecto.

Degel solo rodó los ojos, dispuesto a evitar en lo posible pelear, no tan temprano, y no con él –Ajá, ¿y entonces?

-¡Entonces tuve la idea perfecta!...Es algo simple  y útil, además de que no nos quitará mucho tiempo, y servirá para demostrarte de una vez por todas quien es tu dueño –dijo feliz con las manos en la cintura.

Degel bajó el rostro y contó mentalmente hasta diez, controlándose para no ir en ese preciso momento y darle la lección de su vida, pues después de todo él era un guardia real, un honorable y respetado caballero que no caería ante sus sucios trucos y provocaciones.

-En fin, la cosa es que nuestra misión será fácil y sencilla, cada uno debe traer su parte para el desayuno, el que cumpla mejor con su misión será el ganador.

El peliverde permaneció en silencio meditando sobre sus palabras, pensando que lo dicho por Kardia era probablemente la forma más absurda de resolver el problema, pues algo tan simple como recolectar cosas para comer dejaba un amplio rubro de ambigüedades, es decir, ¿se contabilizaría por tamaño, por cantidad, por tipo?...Además, era bastante raro que el rubio quisiera resolver las cosas de esa forma tan trivial.

-Es tonto…-dijo al fin el peliverde cruzándose de brazos -¿Cómo se supone que sabremos quién ganó?

Justo ahí fue que apareció ese brillo peligroso en la mirada azul del rubio, al tiempo que ensanchaba su sonrisa –Sencillo amor, eso es porque lo que vamos a traer son cosas bastante especificas…En mi caso como obviamente no soy vegetariano, deberé esforzarme y buscar cierta fruta legendaria llamada “manzana” que  crece solo en lugares muy especiales, en árboles tan altos que es prácticamente imposible alcanzarlas. Según escuché, hay un rumor de que hay un árbol así cerca de aquí, así que vale la pena intentar encontrarlo…Y tú mi vida, tú tendrás que cazar un lindo y esponjoso conejo para mí. Tendremos solo un par de horas para volver, él que llegue primero gana, ¿qué opinas?

Degel lo pensó un momento tratando de descifrar la trampa en aquel plan, pero ya que le había tocado algo tan sencillo como cazar un inocente conejo, no creía tener el menor problema en ganar, y por otra parte nunca había escuchado nada sobre algo llamado “manzana”, pero seguramente el pequeño Shaka podría decirle al final si aquello era verdad o un ridículo invento de Kardia.

-Bien, acepto…-dijo con firmeza tentado a ofrecer su mano para sellar el trato, pero evaluando que tratándose de Kardia eso sería peligroso, optó por simplemente regresar al campamento por su arma para ir sin perder tiempo en búsqueda de su presa.

Kardia también volvió, dispuesto  a comenzar con su misión…-Nos vamos enano…-comentó cargando descuidadamente a su pequeño hermano, quien despertó asustado solo para notar con infinita vergüenza que era llevado a cuestas por el mayor, todo frente a la mirada sorprendida de Afrodita.

-¡¡Bájame!!...¡¡¿Qué crees que haces?!!...¡¡No soy un chiquillo!!- gritó el pobre Shaka totalmente enrojecido por ser visto de esa forma tan bochornosa por el lindo príncipe.

-No te molestes tanto hermanito, solo vas a ayudarme a ir por un par de frutas, nada más- repuso alegre echándose al menor al hombro, quien cada vez más apenado no dejaba de patalear y reclamar que lo bajara, lo que hizo reaccionar a Afrodita quien de inmediato corrió para defender al menor, pero Kardia se giró de improviso mirándolo fijamente –Tú niño bonito, será mejor que ayudes a Degel, no quiero que vaya a romperse una uña tratando de cazar a ese lindo y pequeño conejo –dijo con burla para luego retomar su camino.

 

Más tarde…

Misión de Kardia

-Kardia que estamos haciendo aquí- preguntó molesto el pequeño rubio cuando al fin su hermano se dignó a bajarlo, claro, luego de dejarlo en completo ridículo frente al lindo Afrodita.

Gracias a la gran velocidad del sensual rubio, se habían alejado varios kilómetros, según el mayor para buscar una cosa que le permitiría ganarle a Degel.

Kardia sonrió encarando a su hermano…-Shaka, tú y yo vamos a buscar unas “manzanas” para Degel- dijo a modo triunfal.

El menor solo lo miró incrédulo llevándose una mano a su lindo rostro…-Estás loco…mejor volvamos ya…-indicó dispuesto a regresar de inmediato junto a los otros.

Kardia quien ya había esperado algo como aquello se cruzó de brazos –Mmmm…ya sé que es algo muy difícil, pero pensé que te gustaría sorprender a Afrodita, ya sabes, imagina su cara cuando le des algo tan especial y único como esos ejemplares.

De inmediato Shaka se detuvo levantando atento sus orejas. De lo que hablaba su hermano era una tarea casi suicida, difícil y peligrosa, de la cual nadie había regresado  con vida…Pero si lo lograban, si acaso podían capturar una manzana, entonces…La simple ilusión de darle algo tan único al bello príncipe lo hizo sonrojarse completamente.

-Está bien…hagámoslo…-musitó avergonzado, esquivando con su apenada mirada de la de su hermano, quien sonrió victorioso –Y, ¿tienes algún plan?

Kardia lo meditó –En realidad traerte era el plan…

-¡¡¿Eh?!!...¡¡¿Estás diciendo que no sabes cómo vamos a conseguirlas?!!

-Bueno de hecho, ni siquiera sé como son, pero como tú eres vegetariano supongo que sabes de esas cosas –dijo despreocupado cruzando los brazos detrás de su cabeza.

Shaka tuvo el repentino deseo de golpearlo, y regresar de inmediato con Afrodita, sin embargo ahora que tenía la ilusión de darle algo no le parecía correcto regresar con las manos vacías.

-Ok…Veamos…según recuerdo la abuela decía que esos raros frutos crecen en árboles muy muy altos que no tienen raíces…-explicó el menor con aire pensativo.

-¡¡Correcto!!...Y según lo que escuche alguna vez de Yuzuriha,  justo aquí yacen los arboles más grandes de todo el bosque –expuso feliz el rubio mayor abriendo alegremente los brazos.

Shaka miró alrededor notando que eran demasiados arboles como para revisarlos en tan poco tiempo–Creo que lo mejor será separarnos para buscar más rápido.

-Ok…-exclamó Kardia animado –Pero, ¿cómo sabré exactamente cuál es el árbol correcto?

-Pues…tiene un tronco delgado, demasiado para ser un árbol tan grande. No tiene raíces, y en la copa, entre sus hojas rosas verás unos curiosos frutos de un rojo carmesí –explicó seriamente el rubio esforzándose por traer de vuelta a su memoria cada palabra dicha por su abuela.

Después de la breve descripción ambos se separaron para dar inició a la búsqueda del bendito árbol.

Kardia a sabiendas de que no tenía mucho tiempo, exploró velozmente el extenso bosque dispuesto a ganar a como diera lugar. Iba tan sumido en sus pensamientos de triunfo, que no se fijó en una rama que sobresalía ligeramente del suelo, por lo que al pasar corriendo tropezó con ella, cayendo y dando un par de volteretas para al final chocar de cabeza contra un duro tronco sin que sus agudos reflejos pudieran evitarlo.

-¡Auch!...-exclamó adolorido sobándose la cabeza, cuando de pronto algo cayó golpeándolo fuertemente -¡¡¡Auhh!!!- gritó sintiendo como una tras otra, una especie de peculiares frutas rojas caían sobre él.

Luego de que aquella peculiar lluvia de frutos se detuvo, el pobre Kardia dirigió su resentida mirada hacia arriba. De inmediato sus ojos se abrieron con sorpresa reconociendo las hojas rosas, entre las cuales se asomaban aquellos frutos rojos como si fueran esferas justo en la cúspide de aquel enorme árbol. Asombrado por su buena suerte, se levantó rápido solo para corroborar que en efecto, aquel viejo árbol carecía de raíces, lo que iluminó su rostro con inusitada ilusión…

“Lo logré…¡¡Lo encontré!!”…-pensó feliz dando pequeños saltos entre las “manzanas” caídas…-¡¡Shaka, lo encontré!!- gritó alegremente llamando al menor.

El pequeño rubio que se encontraba a solo unos metros de inmediato llegó corriendo, asombrado de que el casi siempre despistado de su hermano hubiera dado con aquel árbol legendario.

-¡¡Shaka mira, este es el árbol que dijiste!!...¡¡Lo encontré…lo encontré!!- dijo feliz sin percatarse de que algo comenzaba a moverse a sus espaldas.

El gesto asombrado de Shaka se tornó en uno asustado cuando vio frente a sus ojos a un robusto árbol cobrar vida y avanzar pesadamente hacia donde su hermano seguía con su infantil danza de la victoria.

Kardia estaba tan feliz que no notó nada hasta que sintió como algo jalaba de la parte trasera de su pantalón,  levantándolo fácilmente por los aires.

-¡¡Kardia!!- gritó Shaka tratando de ayudarlo, pero antes de alcanzarlo, sintió a una gruesa raíz enredarse en su pierna, haciéndolo caer y arrastrándolo hacia atrás, donde otro grueso árbol lo esperaba con su semblante espectral.

-¡¡¡Ahhh!!!...¡¡¿Pero qué demonios es esto?!!!- gritó el rubio mayor mientras era zarandeado de un lado al otro sin poderse liberar -¡¡¡Bájame tonto pedazo de madera!!!- ordenó lanzando fieros rasguños al aire que apenas si lograron hacer leves cortes en la corteza de aquel terrorífico árbol.

-¡¡Ustedes han osado tomar el fruto prohibido!!- dijo de repente una escalofriante voz, capaz de helar la sangre de cualquiera -¡¡Y por eso deben morir!!

Al instante ambos arboles abrieron unos enormes huecos en su propio tronco, para dejar ver un abismo profundo del que salía un viento helado que les erizó la piel.

-¡¡¡Kardia!!!- gritó el pequeño Shaka mientras era arrastrado al interior del feroz árbol que lo había capturado -¡¡¡Hermano!!!- gritó por última vez viendo con terror como frente a sus ojos el oscuro tronco volvía a cerrarse.

Cuando el pequeño despertó, se hallaba en un desierto blanco y tranquilo. Con el rostro asustado se levantó, mirando en todas direcciones en busca de su hermano -¿Kardia?...- llamó notando como su voz parecía perderse en un eco eterno.

Entonces comenzó a escuchar un ruido muy bajo, que pronto se convirtió en susurros, como miles de voces entremezcladas discutiendo algo.

Shaka se tensó, sintiéndose pequeño y muy muy confundido.

Luego de un tiempo las voces al fin se callaron dando pauta a un pesado silencio.

-Ejem…-carraspeó con autoridad una voz grave y poderosa –Pequeño…¿sabes dónde estás?

Shaka levantó las orejitas tratando de buscar de donde provenía esa voz, pero a su alrededor solo se percibía una gran nada blanca.

-Contesta pequeño…¿sabes dónde estás y por qué has venido a dar aquí?- preguntó de nuevo la voz con total seriedad.

-Eh…yo...-tartamudeo el menor tratando de formular una respuesta. Entonces recordó lo recién ocurrido, el hallazgo del árbol, el ataque de aquellos troncos mutantes, y se recordó a sí mismo siendo arrastrado hacia el interior de uno de ellos –Oh no…yo, ¿acaso estoy muerto? –cuestionó bajando sus lindas orejas.

-¡¡¡Awwwwww!!!...¡¡¡Qué lindo!!!- gritaron exaltadas diferentes voces en ese espacio atemporal.

-¡¡¡Silencio!!!- regañó la primera voz con tajante autoridad, haciendo que de inmediato todas las voces se acallaran –Así está mejor, ahora…No pequeño…aun no estás muerto.

-¿De verdad?- exclamó ilusionado Shaka quien sentía alivio pues no quería morir sin haber visto una última vez a Afrodita.

-Sí. Así es…al menos por el momento…

-Muajajajajaja…-resonó la risa malévola de las otras voces.

-¡¡¡¡Dije silencio!!!!...¡¡Por favor, ¿es que no pueden callarse?!!- gritó la voz principal molesta por la interrupción, haciendo de nuevo un profundo silencio –Bien…ahora pequeña creatura, como te decía, aun no estás muerto, pero continuar con vida depende de ti…

-¿Qué quiere decir?- cuestionó el lindo rubio ladeando adorablemente su cabeza, causando otro estallido de exclamaciones sobre lo lindo y tierno que era.

Dándose por vencida, la voz principal espero para continuar. Cuando al final cesaron los gritos, se aclaró la voz –Tú, insignificante y tonta creatura, has cometido el pecado de tocar el fruto legendario, y es un delito que se paga con la muerte –dijo solemne haciendo estremecer al menor –Durante siglos, hombres y bestias han perseguido este fruto por sus cualidades mágicas, usándolo para sus propios fines, dañando, matando, aniquilando todo a su paso…Por eso nosotros, los espíritus guardianes de la naturaleza,  tenemos el deber de proteger el último árbol que queda, por lo que no podemos consentir que quienes lo han hallado permanezcan con vida…Sin embargo, aun existe una forma de evitar morir asfixiado dentro del árbol guardián que te atrapó –indicó haciendo que el pequeño rubio abriera sus ojitos muy atento –Debes demostrar que tus motivos para tomar su fruto son puros…y si tu corazón es sincero y tu causa noble, entonces y solo entonces podrás volver a tu mundo.

A penas terminó de hablar aquella voz ancestral, frente a Shaka apareció una manzana negra como la noche, la cual tomó nerviosamente con sus blancas manitas.

-Este fruto –dijo la voz –Analizara lo que hay en tu corazón…si tras probarla resultas indignó, de inmediato morirás, pero si no, entonces serás liberado…Comienza cuando quieras.

Shaka miró aquella manzana, meditando sobre sus motivos para ir en busca de aquella fruta. Lo cierto es que nunca había imaginado que la leyenda fuera real, ni que tal fruto poseyera poderes mágicos, sin embargo, por más que lo intentaba, hallaba solo motivos egoístas para querer encontrarla, pues aunque no lo hizo buscando poder, ni grandeza, lo impulsaba el hecho de desear ver el rostro sonriente de Afrodita, un deseo egoísta. Teniendo eso en claro, se llevó la manzana a los labios, rogando con todo su ser, que aunque no tenía un motivo noble o abnegado, pudiera sobrevivir y poder regresar al lado del hermoso peliceleste. Entonces cerró los ojos y mordió la fruta.

 

Abrió sus lindos ojos incitado por un intenso haz de luz que se colaba traviesamente entre los espesos follajes.

-¡Por fin despiertas enano!- dijo Kardia sonriente jugando descuidadamente con una manzana.

Shaka se incorporó algo confundido notando que tenía una hermosa manzana roja en una de sus manos…”¿Lo logré?...¡Pude volver!”…pensó mirando sorprendido que se hallaba justo donde aquel par de arboles los habían atacado. Ese recuerdo hizo que por instinto se pusiera de pie, y mirara con recelo a los inmóviles y gruesos troncos a su alrededor.

-¿Te sientes bien?- cuestionó Kardia terminando de meter un par de manzanas en lo que parecía un arcaico saco hecho con hojas, tallos y ramas.

Shaka entonces reparó en su hermano, quien se veía anormalmente tranquilo y despreocupado …

-Kardia….tú…es decir…los árboles nos atacaron…y luego yo…con esa manzana negra…

Mientras el menor trataba de ordenar las ideas, Kardia se acercó con el gesto contraído –Enano, ¿de qué hablas?...Estas actuando muy extraño…como sea, es hora de irnos…¡¡Ya quiero ver la cara de Degel cuando me vea llegar con esto!!- gritó cargando el bulto enorme de frutos rojos.

Shaka permaneció atrás, pálido y más confundido que nunca, tratando de descifrar si todo lo que había visto era no más que un sueño. Volvió una vez más la vista hacia atrás, donde los imponentes arboles seguían fijos e inertes en el mismo lugar…”Quizá lo imaginé”…se dijo a sí mismo, obligándose a dejar esos pensamientos a un lado, para correr y alcanzar a su hermano. Después de todo ya era tarde, y pronto tendrían que reiniciar su viaje hacia Santuario.

 

 

Misión de Degel

Escondido detrás de un árbol, el joven guardia hizo un par de señas al lindo peliceleste que se encontraba perfectamente oculto por unos espesos arbustos de un singular color purpura.

Ambos con sus armas en las manos observaban con cautela al lindo conejito blanco que permanecía quietecito en un pequeño claro del bosque.

Acariciando la ansiada victoria, Degel dio un par más de mudas instrucciones a su príncipe, para luego comenzar a avanzar sigilosamente hacia el indefenso animal que desconociendo el cruel destino que le esperaba, continuaba tiernamente rascando sus largas orejitas.

“Lo tengo”…pensó Degel a casi un metro del bello animal, dispuesto a dar el golpe fatal. Haciendo uso de toda su velocidad, blandió con rapidez su brillante espada. 

Un agudo chillido rompió el pacifico silencio mientras una camino carmesí se abría pasó por el blanco pelaje del indefenso conejito.

Degel suspiró, y cerró los ojos…”Lo siento tanto”…pensó, dedicando una rápida oración por el alma de aquel pequeño animal que les serviría de alimento.

Afrodita quien no era fan de matar ni consumir animales, se acercó lentamente –Lo lograste…-felicitó al guardia real con una leve sonrisa, comprendiendo que las costumbres alimenticias de los demás debían ser respetadas.

Degel estaba por argumentar algo, cuando sintió a su espada temblar en su puño…

-No es posible…-musitó alarmado, notando que al parecer el pequeño animal seguía vivo.

-¡¡Por Dios Degel, sigue vivo!!- gritó el príncipe incapaz de mirar al moribundo animalito que se removía entre agónicos chillidos.

El peliverde se sentía terrible de haber fallado, y hacer sufrir innecesariamente a esa creatura, por lo que sin pensarlo, sacó de aquel pequeño cuerpo su espada con la intención de asestar el golpe final.

Sin embargo, en cuanto el metal dejó el cálido cuerpo del conejo, este comenzó a sacudirse entre bruscas convulsiones.

-¡¡Degel!!

-¡Lo sé su majestad!

No, no lo sabía, y ninguno de los dos esperaba lo que ocurrió a continuación, pues ante sus aterrados ojos, a aquel pequeño ser comenzaron a salirle enormes bultos, uno tras otro, como toscas burbujas de carne. Los agudos chillidos, ahora eran aterradores gruñidos de aquel enorme animal que no dejaba de crecer.

-¿Qué es esto?- musitó el peliverde alarmado notando como de cada extremidad de aquella bestia comenzaban a salir filosas garras, y en su boca relucían feroces y temibles una serie de alargados y puntiagudos dientes.

Cuando aquella cosa alcanzó los dos metros, su transformación terminó.

Ambos jóvenes se estremecieron cuando los feroces ojos rojos de aquel conejo de pesadilla se fijaron en ellos.

Un fuerte rugido resonó por el ambiente, al tiempo que la gran bestia se abalanzó sobre los dos. Por fortuna, aunque aquella cosa era rápida, no era tan poderosa, por lo que luego de esquivarla, lograron propinarle profundas heridas en su gruesa piel. El problema fue, que  cada viscoso charco de lo que parecía ser la sangre de la creatura  cobró de pronto vida, y luciendo  filosos dientes se lanzó también al ataque de los asustados y sorprendidos humanos.

-¡Degel, cuidado!...-gritó el joven príncipe mientras él mismo trataba de esquivar los rápidos ataques de aquellas amorfas masas asesinas.

-¡¡Su majestad!!...-gritó el peliverde, atacando con su espada a todo lo que se moviera, maldiciendo mentalmente a Kardia, y jurando que le haría pagar si algo le pasaba al príncipe de Rose.

Sin poderlo evitar continuaron esquivando, golpeando y cortando esa infinidad de creaturas con filosas dentaduras, hasta que Degel muy preocupado por el bienestar de su soberano, y cansado de aquella absurda pelea, decidió dejarse de juegos y tratar de dar el golpe fatal. Después de todo, las funciones corporales de cualquier organismo dependen de la cabeza, por lo que imaginó que cortándola no solo el enorme monstruo moriría, sino también todos sus extraños restos amorfos y peligrosos.

Con un ataque veloz, y mucho más rápido de lo normal, corrió entre aquellas creaturas cortándolas en pedazos.

-¡Su majestad, ¿se encuentra bien?!- cuestionó una vez que “eliminó” al montón de monstruos que perseguían al peliceleste, quien fiera y valientemente se había mantenido en la pelea.

-Estoy bien Degel- respondió el menor agitado, viendo de reojo como aquellas cosas partidas en el suelo comenzaban a moverse, reconstruyéndose y preparándose para volver a atacar –Pero, ¿qué es lo que haremos?

-Príncipe tengo un plan, pero necesito que se aleje lo más posible, porque si falló y las cosas salen mal, no quiero que esté en riesgo, así que por favor…

-¡¡No!!- interrumpió Afrodita con el gesto decidido, sosteniendo con fuerza su corta arma –No te dejaré…voy a ayudarte sin importar lo que suceda…

-Pero su majestad.

Entonces el lindo peliceleste tomó sus manos –Además estoy con el mejor soldado del reino,  por lo que sin duda voy a estar bien si permanezco a tu lado.

Tales palabras llenaron de confianza al peliverde, quien dispuesto a no defraudarlo, empuñó de nuevo su espada. Tras dar un profundo respiró comenzó a correr, cortando a los viscosos seres que casi terminaban de regenerarse.

-¡¡¡¡¡¡Ahhhhh!!!!!- gritó con la mente fija en el monstruo mayor.

-¡¡Lo lograras!!- lo animó el menor, encargándose de aniquilar a las horribles masas con dientes que aun se movían.

Frente a sus ojos asombrados, Degel saltó, elevándose con un ángel justiciero con la brillante espada en alto.

La enorme bestia trato de atacar, pero antes de que pudiera moverse, el filoso metal de Degel bajo letal sobre su cuello, rebanando de un tajo la horrible cabeza en medio de un gruñido ensordecedor.

Lo siguiente que se oyó fue la enorme cabeza golpeando el suelo.

-¡¡Degel, Degel!!...¡¡¿Te encuentras bien?!!- gritó el príncipe corriendo hacia él -¡¡Degel, tenías razón!!...¡¡¡Mira!!!- dijo feliz el menor viendo como las masas viscosas comenzaban a derretirse, reduciéndose a lo que parecía la simple sangre de aquel monstruo.

Entonces Degel se giró con el rostro iluminado. Su corazón latía al máximo, y su cuerpo vibraba de emoción –Funcionó…-musitó asombrado de que su plan hubiera resultado acertado.

-¡¡Si Degel, lo hiciste!!

-Funcionó…¡¡Funcionó!!- gritó feliz de haber ganado en la aventura más excitante de su vida (al menos hasta ahora), además de que estaba el hecho de que de una vez por todas lograría deshacerse de ese molesto rubio…-¡Si su majestad, lo hicimos!- exclamó muy animado –Ahora…¿cómo lo llevaremos con los otros?- cuestionó más para sí mismo, analizando el descomunal tamaño del animal.

 

 

El sol estaba por llegar a la cúspide del cielo, cuando Kardia y Shaka vislumbraron al frente los restos de la fogata hecha la noche anterior.

“Gané lindura…por fin serás mío”…pensó Kardia acelerando el paso, seguro de que el peliverde en ese preciso momento debía seguir luchando con alguno de los horribles conejos del bosque. Por ello, dejaría su pequeño botín junto a Shaka y luego como todo buen héroe iría a su rescate…O al menos eso planeaba.

-No puede ser…-musitó incrédulo cuando frente a sus ojos apareció un radiante Degel, quien orgulloso se encontraba a lado de lo que parecían los restos de algún animal.

Al verlos llegar, Afrodita de inmediato corrió hacia el pequeño Shaka abrazándolo con fuerza, lo que, como usualmente pasaba, causó un gran sonrojo en el menor. Degel por su parte avanzó sensual y retadoramente hacia el imponente rubio quien permanecía pasmado.

-Bien Kardia, parece que gané- expresó mostrando una amplia y tranquila sonrisa.

BUM…latió el corazón de Kardia, quien no solo luchaba con la cruel idea de haber sido vencido en su propio juego…No, sino que ahora también debía lidiar con ese extraño calor que hizo arder su pecho en cuanto vio sonreír al peliverde.

BUM-BUM…

Aunque Degel seguía hablando, Kardia ya no lo escuchaba, no cuando su corazón bombeaba tan fuerte que llenaba por completo sus sentidos. Entonces sin poderlo controlar, un tierno sonrojo comenzó a cubrir sus acaneladas mejillas.

-¿Estás bien- cuestionó el guardia bastante divertido, notando que aquel pervertido acosador de repente parecía un chico tímido y avergonzado, aunque supuso que se debía solo a que había sido derrotado…-Vamos Kardia, seguro hiciste tu mejor esfuerzo, pero bueno, ¿qué te digo? Soy un guardia de primera clase…

Kardia cerró los puños con fuerza y frunció los labios, tratando de lidiar con aquel calor que ahora hacia vibrar su cuerpo entero. Fue entonces que mientras desplazaba nerviosamente su azulada mirada por cualquier cosa que no fuera Degel, notó algo que le devolvió su buen humor.

Olvidándose repentinamente del intenso calor, o esos molestos latidos en su pecho, sonrió con suficiencia –Degel, Degel, Degel…amor, eres muy tierno al pensar que me venciste –dijo con recobrada seguridad sacando una de aquellas legendarias manzanas –Esto amor,  es con exactitud lo que me tocó a mí traer…

Degel lo escuchó con el ceño fruncido, sin comprender qué quería decir –Ajá…y yo traje lo que pediste…-indicó señalando los enormes pedazos de carne sobre el suelo.

-Nop…te equivocas mi cielo…-dijo colocando la mano sobre su hombro –Lo que dije que debías traer era un conejo…uno entero, y tú mi vida, tú no trajiste más que un par de pedazos de una cosa asquerosa y extraña –dijo con fingida repulsión, mirando los trozos de carne.

-¡¿Qué?!...No puedes hablar en serio…¡¡Eso es exactamente lo que pediste!!...¡¡¡Ese es tu estúpido conejo mutante que adrede me mandaste a atrapar!!!- gritó furioso el peliverde tentado a golpearlo con todas sus fuerzas.

Kardia lo miró fingiendo inocencia –Me lástima que pienses así de mi, ¿de verdad crees que mandaría a una cosita tan linda y deliciosa como tú en busca de algo tan peligroso y horrible como eso?- explicó tratando de tocar su rostro, pero Degel de inmediato lo empujó.

-¡¡No me toques!!...tú…¡¡¡No eres más que un mal perdedor!!!...¡¡Acepta que gané, y déjame en paz de una vez!!

-¡¡¿Cómo puedes decir que ganaste?!!...Cualquiera sabe que eso no es un conejo, así que yo soy el ganador indiscutible y tu dueño…Ahora, ven acá…

-¡¡Te odio!!...¡¡¡No me toques!!!

Y así continuaron discutiendo un largo largo tiempo, para después retomar su camino a Santuario en medio de un ambiente tenso, ya que Degel estaba tan enojado que ni siquiera quiso recibir la manzana de paz ofrecida por Kardia.

Luego de un largo día la noche llegó, y mientras los menores estaban juntos conversando entre leves susurros mirando las estrellas, un enfurruñado Degel permanecía recargado en un árbol montando guardia, pues con el coraje que tenía le resultaría imposible dormir.

A una distancia prudente Kardia lo miraba discretamente…”Ya se le pasará”…pensó sonriendo levemente mientras observaba la brillante y hermosa manzana que había elegido especialmente para Degel. Imaginarlo comiéndola hizo de nuevo a su corazón saltar, mientras recuerdos de ese día volvían frescos a su mente…

Flash back

Luego de ser prácticamente tragado por un árbol, Kardia despertó en un lugar extraño totalmente blanco donde unas peculiares voces hablaron de cosas como tomar un fruto prohibido, una pena de muerte y más blablabla.

La voz principal, cansada de ser ignorada por aquel despreocupado rubio habló con mayor fuerza y seriedad -¡¡¡¿Escuchaste lo que te dije?!!!

Kardia solo rodó los ojos aburrido –Ajá, si…algo de un corazón bueno, y que alguien va a morir…por cierto ¿saben cómo salir de aquí?

Cuestionó haciendo reír a los demás espíritus, pero no al espíritu mayor, quien cansado de esa insolente creatura que no entendía de razones, lanzó repentinamente la manzana negra justo hacia su boca.

Kardia estaba tan  distraído bostezando, que no notó a la oscura fruta viajando a gran velocidad hacia él, no hasta que lo golpeó con fuerza en la dentadura, haciéndolo cerrar la boca por instinto, cortando así un trozo de manzana que por inercia se tragó.

-Iughhh…¡¡¡¿Qué rayos es eso?!!!...¡¡¡Sabe horrible!!!- gritó asqueado tratando de limpiarse la lengua con las manos.

-¡¡¡Ni se te ocurra escupir aquí!!!- regañó la poderosa voz del espíritu mayor.

-¡¡Pero sabe horrible!!...Creo que voy a vomitar…

-¡¡¡Oh, no, no lo harás!!!- y de la nada los labios de Kardia se pegaron entre sí, fundiéndose hasta hacer desaparecer su boca.

-¡¡Anmm!!...¡¡Uhm nmmm ghmmm!!- gritó Kardia amenazante tratando de hacerse oir.

-¿Qué dices?...No, no te escucho, habla más fuerte… jajaja –se burló la voz principal, feliz de ver al otro humillado. Pero luego recordó su importante posición, y su tarea en ese lugar, por lo que volvió a adoptar su solemne seriedad…-Ejem…bien, ahora que ya no podrás decir ni una tontería más comenzaremos a analizar tu corazón, aunque creo que está de más porque es bastante obvio que no eres una buena persona, pero bueno…dejemos al fruto mágico hablar.

Entonces frente a los ojos del sexy rubio apareció una especie de suave y mullida nube dentro de la cual comenzaron a surgir borrones que lentamente iban tomando forma…

-Ohhh…vaya, vaya…¿qué tenemos aquí?- dijo muy intrigada la voz, mientras en la nube de pensamientos de Kardia se veían una tras otra, diversas imágenes de Degel, de sus ojos, de su lindo rostro, de lo tierno que se veía dormido.

Kardia al notarlo se puso muy muy rojo y con rabia se llevó las manos al rostro tratando de liberar sus labios y poder hablar.

-¡Quien lo hubiera imaginado!- exclamó la voz del espíritu principal, mientras las imágenes del bello peliverde seguían apareciendo.

-¡¡¡¡¡Umnnnn hmnnn umnnnbnn!!!- gritó Kardia molesto y totalmente sonrojado.

-¿Eh?...¿Qué dices?...Espera, espera, déjame adivinar, ese es el chico que te gusta ¿verdad?...Aunque supongo que si arriesgaste tu vida solo para darle algo tan maravilloso como estos frutos mágicos eso significa que….¡¡¡¡Oh, por Dios!!!...¡¡¡Has sido rechazado!!!- gritó con burla la voz, riéndose a carcajadas del avergonzado rubio que miraba iracundo hacia todos lados mientras daba manotazos en el aire –Jajajaja, creo que ahora te entiendo mejor, mira que debe ser difícil que no te hagan caso, pobre creaturita tonta…

Ante tales palabras Kardia cerró los puños con fuerza, haciendo un infantil berrinche  que incluyó tirarse al suelo y patalear ya que no podía gritar.

El espíritu mayor estaba tan divertido que de pronto le nació el deseo de escuchar lo que aquel extraño ser tenía para decir, así que sin más los labios de Kardia volvieron a aparecer…

-¡¡¡¡¡Ahhhhhh!!!!!- gritó el rubio callándose casi al instante que se escuchó -¡¡Puedo hablar!!...¡¡¡¡Puedo hablar!!!!- gritó feliz poniéndose de pie.

-Ahora si, ¿por qué no nos cuentas que te dijo ese lindo chico cuando te declaraste?...¡¡Ya sé, ya sé!!...Te dijo que solo le gustas como amigo jajajajajaja…-se mofó la voz del gran espíritu de la naturaleza.

-¡¡¡Cállate!!!...¡¡¡¡Deja de decir tonterías!!!!

-¿Eh?...No son tonterías, tú mismo lo viste, tu corazón y mente están llenos de imágenes de él.

-¡¡¡No es cierto!!!...Yo solo…yo…

-Te gusta…

-¡¡¡Claro que no!!!

-Vamos acéptalo, te gusta mucho ¿verdad?

-¡¡¡¡No, no y no!!!...¡¡¡Solo me importa porque  me pertenece, es mío!!!

-Uuyyy, que posesivo…Eso solo significa una cosa…¡¡¡Te gusta!!!

-¡¡¡Que no!!!

Fin flash back

Kardia suspiró frunciendo el ceño, luego de eso lo siguiente que recordaba era haber despertado de nuevo bajo aquel árbol junto a las manzanas. Con las mejillas algo sonrojadas y la boca fruncida, volteó ligeramente hacia Degel, quien a la distancia lo miró de forma fría y penetrante solo para después girarse molesto.

“Tonto guardia de quinta”…pensó Kardia volteándose también molesto por la actitud de Degel. Sin embargo ese segundo en el que su mirada se cruzó, bastó para acelerar  su cálido corazón. Embargado por todas esas nuevas y molestas sensaciones, se removió inquieto…”Por supuesto que no lo quiero…no me gusta…esto es solo…solo es simple deseo”…se dijo a si mismo cerrando con fuerza los ojos para obligarse a dormir, mientras sostenía fuertemente aquel rojo fruto junto a su pecho.

                     

 

Notas finales:

Y ese fue...

Lo sé, es un gran conjunto de locuras.

Bien, quería incluir el tema de las manzanas, pero mientras escribia pensé en hacerlas algo poco común, pero no tiene nada que ver con cosas religiosas ni nada por estilo, solo digamos que Kardia tiene gustos exquisitos.

En un inicio pensé en hacer esté capítulo algo subido de tono, pero como algunos quizá sabrán, amo al Kardia romántico y enamorado, así que la sensualidad desbordante vendrá después.

Ahh, una cosa más. Cuando Shaka despertó luego de ser atacado por aquel árbol, Kardia solo fingió demencia, pues como pudieron leerlo al final, recordaba perfectamente todo lo ocurrido en su "prueba de pureza".

En fin, espero de verdad que el capítulo haya sido de su agrado.

Sin más me despido agradeciendo su lectura y paciencia.

Les envío un fuerte abrazó.

Cuídense mucho

Bye Bye


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).