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Había una vez... por Milkin_Black

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Notas del capitulo:

Hola hola *u* /

¿Cómo están?...De verdad espero que muy bien.

Me alegra mucho poder saludarlos. Había estado algo estresada con lo de un examen de idioma, por lo que hasta ahora pude actualizar.

Quiero comenzar agradeciendo a todas las lindas personas que le han dado una oportunidad al fic, gracias desde el fondo de mi corazón. También agradezco muchísimo a quienes han dejado sus divertidos y lindos comentarios, particularmente  quiero nombrar en esta ocasión a Athena Achm y a CAMIL, chicas, de verdad se han robado mi corazón, y no tengo palabras suficientes para darles las gracias por sus mensajes, así que aunque este es un capítulo algo extraño, se los dedico con mucho cariño.

En fin, los dejo con el capítulo esperando que sea de su agrado...

PD: Disculpen si hay algunas faltas de ortografía o sintaxis, prometo corregirlas en cuanto pueda.

Los ojos de aquella hermosa mujer de encrespada cabellera verde que parecía no ser mucho mayor que Kardia, pasaron de uno al otro de sus hijos, y cuando finalmente se fijaron en Shaka, una inmensa alegría inundó su  rostro…

-¡¡¡Shaka, mi bebé!!!- gritó feliz saltando sobre el rubio a quien abrazó efusivamente -¡¡Mi niño, lo lograste mi cielo!!...¡¡Ya eres todo un hombre, corazón!!- exclamó tomándolo de las manos para mirarlo por completo con mucho orgullo -¡Estoy tan feliz amor!...

Shaka quien no gustaba mucho de ser el centro de atención, solo sonrió ligeramente sonrojado mirando de reojo a Afrodita quien permanecía detrás de un árbol.

Al ver que su madre no le prestaba la debida atención, Kardia se cruzó de brazos celosos –Claro, hazle caso al bebito e ignora a tu hijo mayor –gruñó ofendido dispuesto a irse, pero al instante en que se giró, su madre saltó sobre el apresándolo brusca y juguetonamente del cuello.

-¡Oh, mi niño grande está celoso!...¡Eso es tan adorable Kardia!...-dijo divertida tirándolo al suelo para hacerle cosquillas -¿Quién es el niño grande de mami? ¿Quién lo es?- cuestionó como si hablara con un bebé haciendo que el imponente rubio se retorciera apenado en el suelo, sin poder controlar la risa.

Mientras esta extraña escena se desarrollaba, Degel aprovechó para acercarse cautelosamente al joven príncipe, pues aunque Kardia y Shaka habían resultado inofensivos, no podía asegurar que sucediera lo mismo con el resto de la manada de más de cincuenta creaturas, entre las que había mujeres, hombres e incluso algunos pequeños.

Estaban tan distraídos, Afrodita entretenido con la escena de Kardia, y Degel tratando de protegerlo, que no notaron que un gran hombre zorro se había acercado sigilosamente a ellos, al menos no hasta que sintieron como eran levantados de sus ropas.

-¡Mira Shaina-sama, tus pequeños han traído unos deliciosos bocadillos! –expresó con una enorme sonrisa el corpulento hombre, pasándose la lengua por sus afilados colmillos.

Al instante Degel se llevó las a la cintura en busca de su espada…”¡Maldición!”…se dijo a sí mismo al recordar que la había dejado en el árbol mientras se cambiaba.

Sin embargo su intervención tampoco fue necesaria, pues antes de lo imaginado Shaka y Kardia se habían lanzado contra el grandote para liberarlos.

-¿Estás bien?...-preguntó Shaka preocupado abrazando protectoramente a Afrodita quien había olvidado por completo el miedo, y se concentraba en la calidez de ese cuerpo semidesnudo que lo estrechaba con fuerza.

-Estoy bien –musitó el príncipe algo avergonzado con todas esas miradas encima.

Kardia y Degel eran otra historia…

-¡¡¡Bájame!!!-gritó Degel tratando inútilmente de liberarse de Kardia quien había terminado cargándolo como una princesa.

-¡¡¡Acabo de salvarte la vida!!!...¡¡Bien podrías ser más agradecido!!- respondió el rubio apresándolo contra su cuerpo.

-¡¡¡Yo no te dije que lo hicieras, puedo defenderme por mi mismo!!!...-dijo el peliverde retorciéndose para liberarse…-¡¡Quita tu mano de ahí!!- gritó avergonzado cuando sin querer la mano de Kardia rozó por un momento sus glúteos.

-¿¿Huh??...¡¡¡Yo no quería tocarte, es tu culpa por moverte tanto!!!

Tal pelea hizo estallar la risa de todos, haciendo sonreír tontamente al rubio, mientras el pobre guardia se moría de a pena.

-Jajajaja, estos humanos son tan divertidos- exclamó feliz el grandote –Siempre caen con la broma de la comida jajaja, si tan solo hubieran visto sus caras.

 Entonces Shaina-sama su líder, avanzó sensualmente hacia su hijo menor…

-Shaka cariño, ¿me dejarías conocer a tu amiguito?- pidió con una enorme y enigmática sonrisa como la de su hermano.

El más joven torció la boca con indecisión sin saber qué hacer, pues aunque se trataba de su madre no estaba tan seguro de querer arriesgar a Afrodita. Pero antes de que pudiera hacer algo, el joven príncipe con gran valor  dio un par de pasos al frente hasta quedar a no más de medio metro de la bella y misteriosa mujer.

Ésta lo observó fijamente con sus grandes ojos verdes, delineando con las puntas de sus dedos el hermoso rostro del menor de los Rose. Al instante, en sus facciones brotó una sonrisa…-Gracias…-musitó abrazándolo con suavidad como si fuera un tesoro delicado, ante la mirada sorprendida de sus dos hijos –Gracias a ti mi Shaka, mi bebé, al fin se convirtió en un adulto, así que estoy feliz de darte la bienvenida a la familia.

-¡¿Qué?!...-gritó Kardia atónito ante la inesperada resolución de su madre quien no era precisamente fan de los humanos.

Al oírlo, Shaina-sama se giró hacia su hijo mayor sosteniendo la mano del ruborizado y pasmado Afrodita -¿Por qué tan sorprendido Kardia?...Desde que me enteré por las creaturas del bosque que gracias a un humano mi lindo bebé había matado su primera víctima,  supe de inmediato que ese niño sería como otro hijo para mi…¡Además míralo, está precioso!...Y si mi Shaka es feliz con él, yo también- explicó apretujando al joven príncipe como si fuera un osito de peluche.

Kardia entonces entrecerró los ojos peligrosamente y sin pronunciar palabra fue hacia Degel a quien abrazó por la cintura para prácticamente arrastrarlo hacia su madre, mientras el pobre trataba inútilmente de zafase.

-Este es MI precioso Degel, y yo soy feliz con él así que quiero que también le des la bienvenida a la familia –indicó Kardia, quien cansado de la molesta e inútil lucha del guardia real, apresó sus brazos con tan solo una de sus manos mientras la otra seguía en su cintura atrayéndolo posesivamente.

De inmediato la sonrisa de la mayor se borró por completo, y dejando a Afrodita junto a Shaka, avanzó a paso firme hacia Kardia, analizando seriamente a Degel de pies a cabeza.

-Es mono, pero no lo suficientemente bueno para ti…-dijo finalmente la mayor cruzándose de brazos.

-¿Perdón?- intervino Degel audiblemente ofendido –Para empezar, yo no tengo ninguna relación con el demente de su hijo, además para su información soy el guardia principal de la casa de Rose…

-Ajá, ¿y eso qué?-cuestionó despreocupadamente la bella mujer.

Eso hizo encender las mejillas de Degel que indignado contestó –Significa que soy lo suficientemente bueno para cualquiera.

La mayor lo miró fríamente –No, no lo eres…

-¡¡Mamá!! –gritó Kardia quien apenas si podía controlar a un furioso Degel.

Shaina-sama entonces suspiró cansada –Ustedes dos…¿en verdad son tan tontos como para no entenderlo?- expuso con autoridad –Kardia, eres mi hijo mayor, así que es tu responsabilidad dejar descendencia, y bueno, este chico es muy hermoso y lo que quieras pero…¡NO-ES-UNA-MUJER!- prácticamente gritó haciendo sobresaltar a ambos.

Cuando Kardia se repuso del shock inicial dibujo un puchero –A mí eso no me importa…a mí me gusta –dijo abrazándolo con fuerza.

-¡¡Kardia, suéltame!!...¡Tu madre tiene razón, así que déjame y ve a buscarte una novia!- ordenó Degel empujándolo con toda sus fuerzas.

-¡Entonces se mi novia!- gritó con las mejillas sonrojadas sin siquiera reparar en lo que había dicho.

Degel lo miró con sus ojos demasiado abiertos, totalmente incrédulo -¡¡Eres tonto!!...¡¡Aléjate de mi!!- gritó enfadado, sorprendido, avergonzado, sintiendo como nunca la necesidad de huir de esos fuertes brazos.

-¿Huh?...¡¿Cómo que tonto?!

-¡¡Kardia entiende de una vez, él no es una mujer, y yo quiero nietos!!- intervino su madre tratando de hacerlo entender.

Kardia estaba por continuar con la discusión, cuando una brillante idea llegó a su mente…-¿Y qué tal si pudiéramos dártelos?- cuestionó emocionado mirando fijamente a su madre, mientras Degel yacía petrificado.

-Mmmm…bueno…¿qué tienes en mente?- cuestionó intrigada Shaina-sama.

-¿Qué?...¿están locos?...-musitó aterrado Degel sintiendo que su vida, castidad y salud mental corrían mucho peligro.

Kardia sonrió ampliamente –Sasha, ella seguro puede ayudarnos…

Su madre lo meditó un momento…-¿Hablas de usar magia?...¡¡No, no y no!!...¡¡No quiero un nieto de abracadabra, quiero uno real y legitimo!!

-Sasha puede ayudarnos, para ella nada es imposible.

-¡¡Que no y punto!!...¡¡Te casaras con una hembra y tendrás un hijo a la antigua!!

-¡¡No quiero!!...¡¡No lo haré, no puedes obligarme!!

-¡¡Claro que puedo, soy tu madre!!

Y mientras esos dos discutían llevando de un lado al otro a un pobre peliverde que lo único que quería era irse lo más lejos posible de ese par, un guapo joven castaño se acercó hacia Shaka.

-¡Shaka, amigo!- gritó emocionado abrazándolo -¡Qué bueno volver a verte!

El rubio que no gustaba del contacto físico (claro, salvo con Afrodita) lo alejó sin el menor tacto.

-Ashhh…como si fuera a contagiarte de algo –gruñó ofendido el castaño colocando sus manos en la cintura, una pose que le permitió lucir en todo su esplendor ese cuerpo masculino y bien trabajado que poseía.

-Aioria…-musitó Shaka a modo de saludo, logrando al instante borrar el gesto de enfado en el rostro de su amigo quien de nuevo lo abrazó.

-¡Shaka, de verdad me da mucho gusto verte y que hayas crecido!- exclamó muy emocionado.

-Aio-ria…deja-me…-ordenaba el rubio intentando quitárselo de encima.

-¡Es que estoy tan feliz, porque ahora que creciste ya no me obligaran a casarme contigo!...-explicó tratando de abrazarlo de nuevo, pero esta vez fue Afrodita quien intervino colocándose entre los dos…-Wow, pero que tenemos aquí…-dijo Aioria cambiando por completo su tono a un modo seductor –Hola lindo, tú debes ser el amigo de Shaka ¿verdad? –cuestionó tentado a acariciar un mechón de ese suave cabello celeste, pero el gesto serio del príncipe le advirtió que hacerlo sería peligroso.

-Aioria, él es Afrodita…mi…

-Su novio…-contestó sin inmutarse el menor de los Rose, altivo y orgulloso, marcando por instinto su territorio.

Ante esto no solo Shaka y Aioria, sino todos los presentes se volvieron a verlo con asombro, pues jamás habían escuchado a un humano, y menos a uno de sangre real decir ese tipo de cosas sobre uno de los suyos.

Entonces Aioria comenzó a aplaudir -¡Qué bien chicos, me siento feliz por ustedes!...Y ahora que están juntos al fin seré libre y podré salir a conocer el mundo, a buscar el amor, porque no te ofendas Shaka, pero de verdad me aterraba terminar casado contigo –exclamó aliviado, sintiendo como a pesar de todo en su futuro brillaba una luz de esperanza…

-¿Qué es lo que acabas de decir sobre mi Shaka, Aioria?- cuestionó con voz amenazante Shaina-sama apareciendo detrás del joven castaño.

Este solo se estremeció asustado…

Shaka viendo a su amigo en apuros optó por intervenir –Madre, ahora que lo pienso, ¿por qué está toda la manada aquí?- cuestionó tras reconocer a cada uno de los miembros de esa gran familia.

Al instante el ambiente se tornó demasiado serio…

-Los buscábamos porque debemos irnos, este sitio ya no es seguro…-dijo con el ceño fruncido y el tono grave, logrando que solo con eso todos comprendieran que algo realmente terrible estaba pasando.

-¿A qué te refieres?- cuestionó Kardia recobrando la compostura al notar el gesto sombrío de su progenitora.

-El Reino de Antares cayó…

-¿Antares qué…?- cuestionó pasmado el príncipe de Rose con sus celestes orbes brillando aterradas.

-El Reino cayó ante una magia oscura, y el Castillo Carmesí es ahora una piedra negra en el horizonte. Por eso debemos irnos de aquí, este bosque ya no es seguro…

-Debo regresar…-musitó Afrodita nerviosamente –Debo avisar a mis padres…ellos…ellos podrán ayudar…

-Afrodita tranquilízate…-pidió Shaka tomándolo por los hombros…

-No…debo ir…Degel puede buscar a Milo, mientras tanto yo…

-Es inútil…-intervino Shaina-sama –Hasta donde sabemos nadie sobrevivió, e incluso los Soberanos del reino vecino estaban en Antares cuando todo ocurrió, así que las tierras de Rose no tardaran en caer, y cuando eso pase este bosque se convertirá en una zona de guerra, así que debemos irnos cuanto antes.

-¡No!...-gritó Afrodita muy asustado –No puede ser cierto…mis padres no…-musitó con la voz entrecortada por el llanto, y el corazón inundado de esas terribles noticias.

-Afrodita…-susurró Shaka tomándolo por los hombros.

-Voy a volver…ellos deben estar bien, debo encontrarlos…-dijo desesperado avanzando a trompicones hacia la entrada de aquel pasaje secreto.

-¡Su majestad!- lo llamó Degel siguiéndolo.

-Degel tú debes ir por Milo, debes asegurarte de que esté a salvo…Yo iré con mis padres y ellos…

-¡Es inútil!- gritó Shaina-sama haciéndolos estremecer, y atrayendo la mirada afligida del joven príncipe-Lo siento pequeño, pero no hay forma de regresar. Los caminos están bloqueados, y aunque pudieras salir del bosque no hallaras sino tu muerte más allá…

-¡Pero debo ver a mis padres, a mi hermano!...¡¡Debo ayudarlos!!

-¡¡¡No hay nada que puedas hacer, entiéndelo!!!...Lo que está allá es un poder tan grande y oscuro como nunca lo has imaginado, y ni tú ni nosotros podemos hacer nada contra él. Lo único que nos queda es irnos de aquí, y dejar las cosas en las manos de los hechiceros.

-Pero…

-Hazlo por ellos…por tus padres…-indicó la madre de Shaka limpiando sus lagrimas –Se que es duro, pero si ellos quedaron atrás no hay nada que puedas hacer para ayudarlos, salvo mantenerte vivo…Te lo digo como madre, ellos querrían que tu vivieras…

Al oírla Afrodita no pudo mas, y cayendo de rodillas comenzó a llorar desconsoladamente, con el corazón roto y la mente confundida, sin poder aceptar que aquello fuera real, y todo lo que conocía, todo lo que amaba se hubiera ido.

Shaka de inmediato lo estrechó entre sus brazos, pensando que haría lo que fuera por no verlo así de triste.

-¿Estás bien?-cuestionó Kardia a Degel quien permanecía rígido como una estatua al lado del pequeño príncipe.

-Yo…no lo sé…-contestó perturbado pasándose una mano por el rostro.

Kardia no dijo más, solo se mantuvo a su lado en silencio.

 

 

 

En Santuario…-

En la pequeña habitación de alquiler, un muy nervioso Hyoga iba de un lado al otro viendo de reojo el reloj. Surt estaba tardando demasiado, y la señorita Sasha pronto llegaría y si no lo encontraba cosas terribles podrían ocurrir.

Cual si la hubiera invocado, en ese preciso instante se abrió la puerta, dando paso a una pequeña viejecilla oculta casi por completo por una vieja y raída capa negra. Al instante en que el menor la vio, dio un saltito asustado.

Entonces la anciana tomó lentamente su capa, y con un grácil y rápido movimiento la hizo volar lejos de su cuerpo, el cual comenzó a cambiar entre pequeños ases de luz, hasta convertirse en una preciosa jovencita de  blanca piel, y un corto y brillante cabello morado.

-Uff…-suspiró cansada –Esto de venir encubierta es agotador…-dijo dejándose caer sobre el sillón de la estancia. Luego de un momento en silencio con sus ojos azules recorrió la habitación…-Hyoga…¿dónde está Surt?

Ante la pregunta el pequeño rubio se removió preocupado…

-Eh…yo…Surt…-tartamudeó Hyoga con su dulce voz, indeciso entre contar la verdad o decir una mentira.

Sin embargo la hechicera se adelantó, y suspirando se pasó la mano por la cara…-Ya me imagino, de seguro ese chiquillo está detrás del pobre Camus ¿verdad?

Al hallarse descubierto Hyoga abrió mucho sus ojitos y asintió levemente con la cabeza.

-Surt, Surt, Surt…-repitió molesta Sasha poniéndose de pie -¡Ese chiquillo!...¿en verdad no podía haber elegido otro momento para ponerse a coquetear?...¡Ah, pero ahora verá!...-exclamó dispuesta a ir por el pelirrojo, pero ni bien llegó a la puerta algo llamó su atención.

Con curiosidad se acercó a la cama, donde el pequeño escorpión rojo se movía nerviosamente dentro del frasco.

-¿Esto es…?-cuestionó sorprendida mirando por detrás del hechizo al inconfundible linaje de Antares.

De inmediato Hyoga corrió, y tomó el frasco entre sus manos -¡Es rojito…mi amigo!-dijo el menor abrazando el cristal contra su pecho.

Sasha se pasó las manos por el cabello visiblemente molesta -¿Lo trajo Surt, verdad?...¡Ese niño tonto!

Hyoga solo la seguía con sus ojitos temerosos, estremeciéndose de tan solo pensar en el castigo que posiblemente la fuerte hechicera les pondría.

Finalmente esta se detuvo, y con las manos en la cintura y una voz autoritaria ordenó –Llévalo enseguida con Camus, el pobre debe estar muy preocupado…Ahhh, y dile a Surt que vuelva ahora mismo…

Aunque Hyoga la escuchó con atención, su cuerpo no se movió ni un poco, y es que después de todo, no quería separarse de rojito.

-Hyoga…-llamó la mayor mirándolo fijamente.

-Es mi amigo…-musitó el pequeño mirando con tristeza al rojo escorpión.

Sasha se inclinó para estar a su altura –Hyoga, cariño, se que este bichito es lindo y que te llevas bien con él, pero Camus también es su amigo así que ¿te imaginas lo preocupado que debe estar por creer que está perdido?

Hyoga asintió.

-Por eso debes ir y devolvérselo, además Camus es un chico muy bueno y seguro te dejara volver a verlo, ¿no lo crees?

-Si…

-¡Excelente!...Ahora ve, y no olvides traer a ese pequeño truhan de Surt.

 

 

Camus y Surt habían pasado prácticamente todo el día buscando al pequeño escorpión sin lograr hallarlo.

El lindo gitano miró aterrado hacia el cielo que comenzaba a ponerse oscuro. Pronto todos en Santuario saldrían para disfrutar de otra de sus tradicionales fiestas, y cuando eso pasara, sería prácticamente imposible encontrar a Milo.

Surt quien nunca había visto a su amigo y secreto amor tan preocupado, empezó a sentirse culpable, por lo que trato de hallar el momento adecuado para escaparse e ir por el pequeño escorpión.

-¡¡¡Surt!!!- gritó corriendo desde lejos  Hyoga.

El aludido saltó asustado, haciéndole señas para que se fuera, pero el menor no comprendió.

-Eh, Camy, ahora vuelvo…-exclamó nervioso al tiempo que corría hacia su amiguito.

Al verlo ir hacia él, el pequeño sonrió, distrayéndose por un momento, por lo que no notó una piedra. Para cuando se dio cuenta ya estaba precipitándose hacia el suelo, mientras el frasco volaba por los aires.

El sonido del cristal rompiéndose atrajo de inmediato la atención de Camus.

-¡¡Hyoga!!- gritó Surt saltando para proteger al pequeño, quien a pesar de todo terminó con un feo raspón en la cara y otros en las rodillas.

El rojo escorpión luego de reponerse de la confusión del impacto, debió aprovechar la oportunidad para escapar y regresar junto a Camus, pero al mirar hacia atrás y ver el semblante triste del pequeño rubio que lloroso trataba de aguantar el dolor en sus rodillas, terminó acercándose para consolarlo.

-Snif…snif…Ro-Rojito…-musitó entre sollozos el pequeño intentando dibujar una sonrisa.

-¡Por Dios Hyoga, debes aprender a tener más cuidado!- regañó Surt observando las rojizas rodillas. Al notar que no era nada grave se acercó y soplando suavemente sobre la piel logró que prontamente la herida sanara y desapareciera.

-¿Estás bien Hyoga?- cuestionó Camus preocupado mirando los cristales en el suelo.

El pequeño solo asintió mientras Surt limpiaba los caminos de lágrimas que cruzaban sus mejillas.

Al ver que todo estaba bien, Camus suspiró aliviado,  dispuesto a regresar a su desesperada búsqueda de Milo, pero justo cuando iba a girar sobre sus pies algo llamó su atención en el suelo.

-¡¡¡Milo!!!- gritó con el corazón hinchado de emoción y felicidad al por fin hallarlo y constatar que estaba bien -¡¡Milo, Milo…estaba tan preocupado!!- explicó acurrucando al rojizo bicho sobre su pecho, frente a los ojos curiosos de Hyoga y los de celos de Surt, quien veía que su plan había fracasado por completo.

Pasada la emoción inicial, Camus recordó que le quedaba muy poco tiempo antes de que su maestro fuera a recogerlos, por lo que se despidió brevemente a sabiendas de que pronto volvería a verlos.

Desde el mismo lugar, Hyoga y Surt lo vieron alejarse rápidamente.

-Bien...volvamos –dijo Surt desanimado, pensando en que un simple bicho le había robado por completo la atención de su gran amor. Meditando en ello avanzó junto a Hyoga un par de cuadras, pero repentinamente se detuvo luego de tener una revelación.

-¿Qué pasa?- cuestionó Hyoga mirándolo confundido.

-Debo decírselo…-musitó el pelirrojo más para sí mismo –Debe saberlo…Camus debe saber sobre mis sentimientos, solo así lo entenderá…-dijo regresando en dirección a la posada del lindo gitano.

-¿Surt?- musitó Hyoga siguiéndolo.

El aludido entonces se detuvo solo un momento –Hyoga, tienes que regresar…Yo debo hablar ahora mismo con Camus, pero no tardaré, lo prometo…-y sin más comenzó a correr entre la gente que empezaba a llenar las calles iluminadas por las antorchas.

 

 

Camus por su parte en cuanto llegó a la posada subió corriendo las escaleras, respondiendo con simpleza a los saludos o preguntas de los otros miembros de la caravana con quienes tropezó en el camino.

Ya en su habitación, puso el seguro y tras colocar a Milo sobre la cama comenzó a buscar frenéticamente un par de cosas, solo las más importantes para su viaje. Sin embargo, algo extraño llamó su atención, y es que Milo no dejaba de dar saltitos e ir de un lado al otro obviamente tratando de llamar su atención…

-Milo, ¿qué tienes?- cuestionó intrigado acercándose al activo escorpión que no dejaba de moverse, lo que terminó por preocuparlo -¿Te sientes mal? ¿te duele algo?- pero por más que preguntó no pudo hallar una lógica respuesta a ese anormal comportamiento.

Con cautela se  asomó por la ventana. El cielo se veía oscuro, y las calles iluminadas con antorchas ya estaban llenas de personas…”No lo transformes”…resonó en su mente la voz de su maestro Saga. Camus entonces volvió la vista a Milo que seguía saltando…”Quizá no será tan malo si lo transformo tan solo un par de minutos”…pensó presintiendo que faltaban al menos dos horas para su salida de Santuario.

Así pues, dispuesto a hablar con el príncipe lo más rápido posible, colocó sus manos sobre el pequeño bicho, quien pronto apareció convertido en ese bello peliazul de ojos turquesa.

-¡Camus!- gritó el heredero del reino Carmesí abrazando al joven gitano -¡Ella está aquí…Sasha la gran hechicera está en el pueblo, yo la vi!- explicó entusiasmado tomándolo por los hombros…-Aun recuerdo el camino hacia la habitación donde se hospeda, así que vamos, debemos hablar con ella- dijo al tiempo que corría a la salida tomando la mano de Camus.

No obstante el hechicero no se movió.

-¿Camus?...¿me escuchaste?...La gran hechicera de la que hablaste llegó, y si vamos ahora quizá pueda ayudarnos…¿Camus?

El pelirrojo solo desvió la mirada apenado…

-Camus, ¿qué ocurre?- cuestionó Milo preocupado, imaginando quizá que en esas horas separados algo le había pasado.

-Milo yo…te mentí…-confesó apretando los puños y tomando fuerza para sostenerle la mirada –Sasha es una gran hechicera, pero ella no te puede ayudar…Lo lamento.

Al oírlo el príncipe entrecerró los ojos confundido –No comprendo, tu dijiste que…¿Eso significa que ella no…?

-Así es Milo…ella no puede romper tu hechizo.

-¡¿Eh?!...¡¡Eso no puede ser!!... Si ella no puede ayudarme, entonces, ¿hay alguien que pueda hacerlo?...¡Debe haberlo!- gritó el peliazul histérico pues en un solo momento sus esperanzas habían quedado destrozadas, y ahora más que nunca su futuro era incierto.

Camus miró nerviosamente al suelo para luego suspirar derrotado –Tranquilo Milo…

-¡¡¿Cómo quieres que me tranquilice Camus?!!...¡¡Estoy atrapado…nunca podré volver a mi hogar!!...Voy a quedarme por siempre como un bicho- expresó completamente deprimido.

El gitano entonces se acercó, y lo abrazó suavemente –Milo…lo siento…-dijo presintiendo que quizá después de lo que diría el peliazul lo odiaría y probablemente no querría volver a verlo…

-Camus no…no digas eso…

Al oírlo el pelirrojo se separó ligeramente –Milo…hay algo que debes saber…

-¿Qué quieres decir?- cuestionó confundido.

-Te dije que Sasha podría ayudarte, pero en realidad…solo el hechicero que hizo el conjuro puede deshacerlo…yo…lo lamento…-expuso con total sinceridad, con  una honda pena y miedo, miedo de ser odiado por Milo a quien había tomado mucho cariño.

Ante esto el príncipe abrió sus ojos desconcertado –Eso quiere decir que tú…¿entonces tú siempre…?

-Milo, yo nunca quise mentirte pero no sabía cómo explicártelo…

-¡¡¡¿Explicar que Camus?!!!...-gritó el peliazul dolido empujándolo bruscamente -¡¡¡Yo te creí, pese a todo volví a confiar en ti!!!

-Milo, por favor, déjame explicarte…

-¡¡¡No me toques!!!- gritó el aludido haciéndose a un lado, mientras limpiaba las lagrimas de sus ojos –Yo…¡yo no quiero que te me acerques!- dijo al tiempo que avanzaba hacia la puerta.

-¡Milo espera!...-pidió Camus sujetándolo con fuerza del brazo, pues pese a la culpa, aun si Milo lo odiaba, haría lo que fuera para mantenerlo a salvo.

-¡¡Suéltame!!...¡Ya no me importa lo que digas, no voy a volver a escuchar tus mentiras!- respondió el príncipe tratando de soltarse, pero ni bien lograba liberarse por unos cuantos segundos, Camus hallaba la forma de volver a atraparlo.

Surt quien había llegado a la posada con la completa convicción de declarar su amor a Camus, se sorprendió al escuchar lo que parecía ser una pelea, y al reconocer una de las voces como la de su amado, de inmediato se apresuró a subir el par de escalones restantes.

-¡¡Camus!!- gritó el recién llegado saltando sobre el peliazul.

-¡¡Surt, no!!- intervino el lindo gitano sorprendido por la repentina aparición de su amigo -¡Surt, déjalo!

Surt iba a decir algo mas, pero entre el forcejeo con aquel extraño peliazul descubrió algo que le helo la sangre…-No puede ser…-musitó soltando a Milo –É-Él es…de Antares…-tartamudeo tratando de comprender lo que ocurría por lo que enfoco su mirada confundida en los ojos carmesí de su amigo –Camus, ¿qué hace el príncipe de Antares aquí?

Ese instante de confusión fue aprovechado por Milo, quien sin más trato de salir corriendo, pero nuevamente fue interceptado por Camus.

-¡¡Fuera de mi camino!!

-Lo siento Milo pero no voy a permitir que te vayas –musitó con gravedad, sintiendo que con cada nueva palabra se iba alejando mas del corazón del joven príncipe.

Al oírlo Milo apretó los puños enojado –Hazte a un lado o…no me haré responsable –amenazó decidido a salir de ahí como fuera, y al ver que el otro no se movía, se lanzó contra todas sus fuerzas contra el bello gitano.

-¡¡No!!- gritó Surt saltando para tratar de salvar a Camus.

Al final los tres terminaron rodando por el suelo en una confusión de brazos y piernas.

-¡¡Milo, cálmate por favor!!...¡¡Déjame explicarte!!

-¡¡Cállate, no quiero oírte, eres solo un mentiroso!!...¡¡Y tú, déjame de una vez que esto no es asunto tuyo!!

Entre los bruscos movimientos del príncipe por soltarse y de los otros para mantenerlo apresado, Camus recibió un fuerte golpe en la cara que terminó por lastimar su labio.

-¡¡Camus!!- gritó Surt preocupado -¿Estás bien?

Camus solo afirmó cabizbajo limpiándose con el dorso de la mano el hilo de sangre.

Entonces Surt se giró molesto como nunca antes, encarando de frente a ese torpe chico que miraba el rostro de Camus fijamente con sus turquesas.

-¡¡Tú!!...-gritó el pelicorto sujetándolo por la camisa -¡¡¿Cómo te atreves a tocarlo?!!- gritó estrellándolo contra la pared -¡¡Conozco a Camus muy bien, y sé que él jamás haría algo para lastimar a nadie, así más te vale que no vuelvas a tocarlo!!

Milo rió con sarcasmo –Camus no es más que un mentiroso, y créeme, lo último que quiero es volver a verlo en mi vida. Así que suéltame de una vez para que pueda irme de…

No pudo terminar ya que el duro puño de Surt se estrelló en su cara…

-¡¡No te atrevas a llamarlo así!!...¡¡Si estás vivo es porque él te ha protegido, así que deberías estar agradecido!!

-¿Agradecido?...¡¡Fui prácticamente secuestrado por tu amiguito, así que no le debo nada!!

-¡¡Eres un imbécil!!- arremetió Surt aumentando la fuerza de su agarre -¿Acaso tienes la mínima idea de lo que está pasando?

-Surt, no…-pidió Camus asustado, pero fue ignorado por el pelicorto.

-¿Tienes la mínima idea de lo que sería de ti si Camus no hubiera intervenido?...¡¡Estarías muerto, muerto como todos en Antares!!

Entonces se hizo un gran silencio, mientras Milo miraba incrédulo a ese chico desconocido, para luego posar sus orbes en el rostro cabizbajo del gitano.

-Camus…¿q-qué es lo que ocurre?

Camus se acercó con un semblante muy triste –Milo, Surt tiene razón…Antares, tu reino…ya no existe…

Esas simples palabras se clavaron como una filosa daga en el cuerpo del peliazul, quien de un momento a otro se sintió muy débil, débil y triste, confundido, mientras unas repentinas  lágrimas comenzaron a  brotar de sus ojos.

-Milo yo…-musitó Camus tratando de acercarse, pero entones se escuchó un fuerte estallido seguido de cientos de gritos.

 

 

 

Un pequeño grupo de faunos, elfos  y algunos magos se había alejado del bullicio general para tomar un poco de aire en las afueras de la ciudad. Con los sentidos embotados por varias botellas de vino, canturreaban alegremente una tradicional canción del lugar.

Entonces una sombra pasó corriendo frente a ellos.

-¿Eh?...¿Vieron eso?- balbuceo con su voz de borracho uno de ellos -¿lo vieron?

-Yo…yo solo veo tu fea cara…-bromeó otro haciendo reír al resto, sin embargo las risa les duró poco, pues pronto uno de ellos fue jalado por lo que parecía una enorme sombra que sin mayor problema lo destrozó frente a sus ojos.

Con la garganta cerrada con el miedo, vieron con desconcierto caer cada una de las partes mutiladas del que fuera su amigo, pero cuando al fin reaccionaron e intentaron correr otra sombra los atacó por el costado atravesándolos como una filosa cuchilla por la mitad.

Fortalecidas por el miedo, las terribles sombras avanzaron hacia el centro de la ciudad, guiadas por las voces de la multitud que alegremente  festejaba otro día sin siquiera imaginar el peligro que se cernía sobre ella.

 

 

Al oír los gritos, Camus y Surt se asomaron por la ventana bastante alarmados pues nunca en su vida habían escuchado de explosiones o disturbios en Santuario.

Ese simple momento de distracción bastó para que Milo lentamente caminara hacia la puerta, y antes de que los otros se dieran cuenta, ya estaba corriendo por la escalera con la única idea de escapar.

-¡Milo!- gritó el gitano tratando de alcanzarlo -¡Milo, espera!

Para cuando Camus salió de la posada ya la enloquecida multitud corría despavorida en todas direcciones…

-¡¡Milo…Milo!!- gritó alterado buscándolo con la mirada. Entonces un escalofrío hizo estremecer su cuerpo al percibir con claridad una terrible energía oscura que parecía hacerse más y más fuerte. Fue ahí que la desesperación lo embargó, y metiéndose entre la gente comenzó a buscar angustiado al joven príncipe…-¡¡¡¡Milo!!!!

Milo por su parte no comprendía lo que ocurría, ni porque todos lucían tan aterrados, lo único que sabía es que esa era su única oportunidad para escapar, para volver a su hogar…para…”Antares ya no existe”…resonó en su mente haciéndolo distraerse y caer.

 

 

 

Bastó una gota de sangre del príncipe Milo para que las dos sombras se detuvieran al instante, soltando sin más a sus moribunda victimas para concentrarse en su objetivo principal. Tras un  gritó terrible,  ambas se lanzaron hacia el joven peliazul que ignorante de lo que pasaba trataba de ponerse de pie, lo que era difícil por la serie de empujones propinados por la enloquecida multitud.

Para Camus todo pasó en cámara lenta, mientras el sudor bajaba por su espalda, y sentía a su corazón bombear con fuerza dentro de su pecho…Lo había prometido, había jurado a su maestro no hacerlo, pero al ver a Milo en peligro no tuvo que pensarlo más…-Lo siento maestro…-musitó extendiendo los brazos mientras pequeñas lucecitas blancas salían de sus manos…-Draco caligo…¡¡Espergefactus!!

Al instante el ensordecedor sonido de un trueno cimbró la tierra, y todos, tanto sombras, como hechiceros y creaturas, frenaron en seco, viendo con horror como bajo el oscuro cielo, una de las casas que servía de posada quedaba despedazada ante el paso de una densa niebla que parecía extenderse cada vez más…Entonces un feroz rugido resonó por el ambiente, y entre la espesa bruma apareció un imponente, majestuoso y terrible dragón negro con ojos  carmesí.

Camus sintió una punzada en el pecho…el primer sello estaba roto…

 

Notas finales:

Y ese fue...

En verdad espero que haya sido de su agrado.

Veamos... al parecer a Kardia y Shaka les fue bastante bien en esa improvisada reunión familiar, aunque bueno, las circunstancias no son las mejores pero juntos seguro que podrán salir adelante.

Lo que en verdad me preocupa es la situación de Camus y Milo, pronto veremos si ante el repentino ataque a Santuario ellos vuelven a unirse o se separan definitivamente.

En lo particular Surt me cae bastante bien, así que lo veremos bastante, al igual que al preciosisimo Hyoga.

Como lo habrán notado habrá un Revelación Parte III en la que al final decidí incluir algo sobre la historia de como Saga y Camus se conocieron, espero publicarlo mañana,

En fin...De nuevo mil gracias por su tiempo y lectura.

Les envío un enorme abrazo y mis mejores deseos.

Cuídense mucho.

Los quiero

Bye Bye 


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